Capioví, el pueblo que combina el espíritu navideño con el arte de reciclar- RED/ACCIÓN

Capioví, el pueblo que combina el espíritu navideño con el arte de reciclar

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION
Capioví, el pueblo que combina el espíritu navideño con el arte de reciclar

Foto: Alberto Pighin

Apenas 6000 habitantes y un espíritu inquebrantable de colaboración. Esos son los dos ingredientes básicos de la receta de una Navidad como la que se vivió una vez más en la localidad misionera de Capioví.

La particularidad es la decoración de la ciudad hecha exclusivamente con material reciclado. Botellas de plástico, cajas de cartón, bolsas y chapitas fueron las grandes “vedettes” de las Fiestas. La tradición que comenzó en 2009 ya reutiliza más de 100.000 botellas cada año para la decoración navideña. Y otras ciudades del país ya los están imitando.

La idea inicial de la propuesta surgió de la mano de Alberto “Beto” Pighin y su mujer Mirta Fischer, que hicieron un viaje a Brasil 10 años atrás y advirtieron que el pueblo de Gramado -ubicado a 80 Km. de Porto Alegro- celebraba la Navidad utilizando material reciclable. “Vimos eso y quisimos traer esa idea acá”, contó Pighin a RED/ACCIÓN. Y remarca: “Pensamos en algo que quede, que supere lo religioso y que sea significativo”.

Por entonces, la esposa de Pighin daba clases de catequesis en la localidad. Y puso en marcha esta propuesta en las aulas, de la mano de la artesana Úrsula Kleiner. Esa tradición luego salió del ámbito religioso y creció hasta transformarse en una costumbre local. Para la decoración, los vecinos de Capioví recolectan botellas plásticas que luego son moldeadas con fuego y pintadas.

Foto: Alberto Pighin

De esta manera, no solo llenan de “espíritu navideño” a la localidad, además contribuyen a frenar la contaminación del río homónimo a la ciudad, que antes recibía miles de botellas anualmente, que hoy son reutilizadas.

Para recolectar los materiales para la decoración, los habitantes de Capioví colocan cestos y bolsas en distintos espacios como fiestas municipales y escolares. Por cada bolsa de residuos juntan entre 20 y 30 botellas. “Cuando comenzamos con esto, también algunos pueblos vecinos nos ofrecían elementos para colaborar”, recuerda Pighin.

Uno de los problemas que encontraban quienes arrancaron con esta propuesta en 2009 era la dificultad para hallar un espacio que les permitiera guardar durante todo el año las botellas hasta la llegada de la Navidad siguiente. Entonces, la solidaridad hizo lo suyo.

“Al principio, los habitantes prestaban sus patios para moldear y cocer los materiales y las botellas se almacenaban en la torre de la iglesia del pueblo o en los garajes de los mismos vecinos”, relata Pighin. Pero con el paso del tiempo, se construyó un espacio con este fin específico. Hasta allí serán llevadas en pocos días las estructuras que adornaron al pueblo estas fiestas.

Premio al vecino que cuida su jardín

Pero la “Navidad reciclada” no es la única iniciativa medioambiental que identifica a Capioví. Habitualmente, municipalidad pone en marcha diferentes propuestas para cuidar el planeta tales como la plantación de árboles, la recolección de botellas y una muy particular: los concursos anuales de parquización. Estos certámenes premian a los vecinos que tengan el jardín de su casa mejor cuidado y en buen estado con una exención impositiva. “El primer premio consiste en un ahorro total de las tasas municipales del año y el segundo, en un 50% de descuento en el pago de estas retenciones”, resumió Pighin.

A partir de esta serie de iniciativas, los habitantes de la localidad comenzaron a modificar su visión sobre la ecología en general, y el cuidado de los espacios públicos de su ciudad, en particular. “En un principio, los vecinos desconfiaban de la ‘Navidad reciclable’, pensaban que la gente iba a romper todo y que la decoración no iba a durar nada”, rememoró Pighin.

Pero, finalmente, “todos cuidaron de esta propuesta y, si alguna vez hubo algún daño, inmediatamente los mismos vecinos lo arreglaron ya que la Navidad de Capioví se convirtió en propiedad comunitaria”.

Foto: Alberto Pighin

A su vez, los primeros niños que colaboraban con la actividad, y en ese momento tenían 10 años, hoy superan los 20 y colaboran con la difusión del evento, del que también participan.

Inspirar a otros

La propuesta que nació una década atrás una pequeña localidad misionera tuvo tal éxito que, con el paso del tiempo, sus creadores comenzaron a notar que el interés por la ‘Navidad eco-friendly´ trascendía las fronteras de la provincia que le dio origen. “En la localidad santafesina de Franck nos preguntaron cómo lo habíamos hecho y ellos también lo implementaron, pero con su propio estilo”, explicó Pighin.

En estas fechas, los vecinos de Capioví se muestran orgullosos de este logro que llevó años construir. Y que en la última Nochebuena hizo brillar a toda la localidad bajo un espíritu de amor y cuidado que trasciende a sus habitantes que desde su lugar trabajan para mejorar el planeta.