Claudio Escribano: "No me preocupa el periodismo militante, pero sí el que es hecho a costa nuestra"- RED/ACCIÓN

Claudio Escribano: "No me preocupa el periodismo militante, pero sí el que es hecho a costa nuestra"

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El periodista histórico del diario La Nación condena el manejo que se hace de los medios oficiales, porque "no son del Gobierno, sino del Estado". Y señala que hoy no hay una grieta, "sino un abismo de proporciones gigantescas".

Claudio Escribano: "No me preocupa el periodismo militante, pero sí el que es hecho a costa nuestra"

¿Para qué sirve el periodismo?
—Todo cambia permanentemente, pero hay algo inmutable: el día siempre tendrá 24 horas. El periodismo sirve para organizar la información suficiente, necesaria, para responder a nuestros intereses y a nuestra sensibilidad. Nuestros intereses: qué pasó ayer en la bolsa, qué puede pasar hoy, qué puede ocurrir mañana con la inflación. Y nuestra sensibilidad: qué va a ocurrir en las Naciones Unidas en relación a una cuestión delicada para la soberanía argentina, cómo salieron ayer Boca y River, o la evolución de esta endemoniada enfermedad que afecta a tantos. De modo que el periodismo sirve para organizar un flujo de información que de otra manera sería incontrolable. Ahora, nadie está obligado a seguir a un determinado medio informativo. Seguimos al que nos resulta confiable, y eso surge de un proceso: de la constatación a lo largo del tiempo de que la palabra de alguien es digna de confianza.

¿Y el rol de “perro guardián” de la democracia o de la vida republicana?
—Nunca me planteé ser “perro guardián” de nadie. Lo que creo es que la república, tal como la concibo, es imposible sin al menos dos patas: la de la división de poderes, que supone un poder judicial independiente, y la de una prensa libre para expresarse. Digo libre y no independiente porque a mí no me preocupa el periodismo militante. El Partido Comunista tuvo en su momento La Hora, que era su órgano oficial. O La Vanguardia, que era del Partido Socialista. Lo que sí condeno es el periodismo militante hecho a costa de todos nosotros: el que se hace a través de Canal 7, de los instrumentos que no son del gobierno, sino del Estado, para difundir noticias de interés general y sobre todo la actividad del Estado que nos interesa conocer.

¿Qué mirada tiene sobre la grieta?
—No hay grieta. Lo que hay es un abismo de proporciones gigantescas: estamos discutiendo la independencia del poder judicial, la actividad principal del Gobierno es armar una coraza de protección para los que están procesados por delitos de corrupción contra el Estado, tenemos diferencias sustanciales respecto de la seguridad física de los ciudadanos, en la provincia de Buenos Aires tenemos un gobernador que ha dicho alguna vez que no cree en la seguridad jurídica. Eso no es grieta, es un abismo fenomenal. Ahora bien, tuvimos otros abismos. Sigo creyendo que el de 1955 fue aún más profundo que éste: siempre doy el ejemplo de los fusilamientos de la noche del 9 de junio de 1956 y días siguientes. Ningún dirigente político levantó la voz en ese momento reclamando que se detuvieran, aunque lo hicieron después. La Vanguardia tuvo dos expresiones en esos días: “La letra con sangre entra” y “se acabó la leche de clemencia”. Hoy nadie diría eso, por eso digo que aquel abismo fue más profundo.

Para acceder a la entrevista completa a José Claudio Escribano, podés hacer click acá.


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