Cómo lidiar con malos jefes- RED/ACCIÓN

Cómo lidiar con malos jefes

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Muchas personas renuncian a su trabajo por la relación que tienen con su jefe. Pero tener un mal jefe no siempre significa que debas renunciar. Acá algunos tips sobre cómo solucionar la situación.

Cómo lidiar con malos jefes

Alrededor de la mitad de los trabajadores estadounidenses han dejado un trabajo para alejarse de un terrible jefe. ¡La mitad! Y solo el 21 por ciento de los trabajadores piensa que su desempeño "se maneja de una manera que los motiva a hacer un trabajo excepcional", según Gallup.

Pero tener un mal jefe no siempre significa que debas renunciar. (A menos que sí signifique eso... más detalles más adelante.) Hay muchas razones por las que podemos tener una mala relación con nuestro gerente, pero a menudo se trata de una mala comunicación, según Mary Abbajay, autora de un libro sobre el tema.

"Tenés que pensar en cómo te gusta comunicarte", dice, y luego "entender cómo le gusta comunicarse a tu jefe y evalúa la brecha entre los dos y pensá en qué podés hacer de manera diferente".

Los jefes vienen en muchos gustos diferentes, dice Abbajay, nombrando algunos: es posible que tengas un jefe fantasma (un gerente que rara vez se comunica con vos); una gaviota (los jefes que, ella dice, "meten la bomba en un proyecto" y dejan un lío, "o se sumergen en él y te lo quitan"); o un simple incompetente. Y, por supuesto, la mayoría de los jefes son una combinación de los diferentes estilos.

Lo que hay que tener en cuenta, sin embargo, es que a menudo la relación que tenemos con nuestro jefe se basa en nuestra percepción de su comportamiento y no necesariamente en la realidad de cómo está actuando. Esto se denomina error de atribución fundamental, un sesgo cognitivo que nos lleva a atribuir un comportamiento que no nos gusta a los personajes de otras personas, en lugar de a circunstancias o factores externos.

Abbajay tiene un sencillo guión que podés seguir para resolverlo. Pedíle ir a tomar un café a tu jefe y hacéle estas tres preguntas:

  1. ¿Cuáles son tus preferencias en cuanto a cómo te gusta comunicarte?
  2. ¿Cuáles son tus prioridades?
  3. ¿Cuáles son las pequeñas cosas que te molestan?

Sin embargo: "Si el pozo está envenenado, el pozo está envenenado", dice Abbajay. Los signos que tenés que vigilar incluyen pasar más tiempo pensando en cómo tratar con su jefe que trabajar realmente, temiendo ir a trabajar todos los días y sentirse agotado o enfermo.

"Si intentaste todo lo que pudieras imaginar", agrega, "te debes a vos mismo irte".

© 2019 The New York Times