El perfeccionismo es el mayor enemigo de la creatividad. Tu propio impulso es perfecto de una manera: eres perfectamente tú. Si no suena como Michael Chabon o Elmore Leonard, gracias a Dios. Usted no es ellos, fuera del hecho de que ellos también han demostrado el coraje de saltar a la creación de obras que nunca deleitarían a nadie si se detuvieran por falta de perfección.
DEJE DE LADO LA GOMA DE BORRAR. Si aspiras a ser un creador, este escenario puede sonar familiar: se te ocurre una idea, te das permiso para escribir, comienzas a sentirte audaz de que esto va a cambiar la forma en que todo el mundo mira la literatura, escribes dos páginas... y comienzas a reescribir. Antes de darte cuenta, tienes más de 80 años con nada más que arrugas y marcas de borrador para mostrar.
Para resaltar esto, relataré mi propia historia de conversión sobre el perfeccionismo. Hace quince años, nunca pensé que escribiría un libro, sonaba absurdo, todas esas palabras, todas unidas en un solo lugar, pero en 2004, comencé a escribir una historia que no podía dejar de lado. No le mostré a nadie y no me detuve. En algún lugar alrededor de 80,000 palabras, aproximadamente tres cuartos terminado el libro, mostré el comienzo a una colega de The New York Times que se sumó como autora. Ella profesó amarlo y se lo mostró a su agente, quien, a su vez, profesó amarlo. Buenas noticias, ¿verdad? No. No pude escribir otra palabra más.
Durante dos semanas, una experiencia que había sido pura alegría se llenó de presión. Afortunadamente, fue un estado temporal. Unas semanas más tarde, el mundo externo de expectativa y perfección desapareció y felizmente terminé un libro que se convertiría en mi primer thriller, "Hooked".
DESPUÉS DE CREAR, BUSCA UNA OPINIÓN. No temas la retroalimentación. Rara vez es personal. Significa que alguien está tomando en serio a tu musa, y tú los estás inspirando a reaccionar. Pero todo esto se dice con una gran advertencia: busque la opinión de alguien que hable su idioma. Serán más capaces de verte a ti y a tu creación por lo que puede ser.
© 2019 The New York Times
