Comunicar con hechos para reconstruir la confianza- RED/ACCIÓN

Comunicar con hechos para reconstruir la confianza

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Con pocas vacunas disponibles, la Argentina va camino a la saturación del sistema de salud. El gobierno no puede darse el lujo de no ser creíble.

Comunicar con hechos para reconstruir la confianza

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A falta de vacunas, algunos gobiernos se tientan con medidas que restringen las libertades individuales. O insisten con un mensaje sin variaciones: usá barbijo, mantené la distancia social, no concurras a reuniones con mucha gente, lavate las manos. El resultado es imperfecto. Al natural hartazgo social se suma la dificultad para seguir las indicaciones de quien no predica con el ejemplo.

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Reconstruir la confianza. Fray Ejemplo es el mejor predicador, dice el refrán castizo. To walk the talk, prefieren los anglosajones. Lo sabe cualquiera que procure persuadir a otros: desde que el mundo es mundo, nada más convincente que el ejemplo, ni más estéril que la inconsistencia entre dichos y hechos. Por eso Alejandro Magno, precursor del storydoing, marchaba delante de sus ejércitos.

A fines de noviembre, varios miles de mortales se aglomeraron para despedir al ya inmortal Diego Maradona en la Casa Rosada. El mismo gobierno que gastaba millones en mensajes de “quedate en casa” era el organizador de la juntada. Un mes más tarde, el presidente agasajaba a Evo Morales con una comida de funcionarios amontonados y sin barbijos en La Quiaca. Y el propio Evo compartía la foto en Twitter, agradecido por el ágape del que Gustavo Béliz saldría contagiado. Tiros en los pies.

Deslices más o menos similares se repiten con frecuencia en la Argentina y otras latitudes. Torpezas que dañan la credibilidad de los gobiernos y, sobre todo, conspiran contra la eficacia de sus mensajes cuando lo que está en juego es la salud. Tampoco ayuda que el presidente ahora esté con covid. En cualquier caso, siempre se está a tiempo de corregir:

  • Definir un protocolo. Lo más obvio: cómo, dónde y con cuántas personas se hacen las reuniones con funcionarios. A qué distancia se ubican y cuándo se sacan el barbijo, si es imprescindible que lo hagan. Con un criterio: nunca hacer algo contrario a lo que recomiendan los epidemiólogos. Nunca.
  • Revisar la puesta en escena. Un responsable de comunicación que se asegura de que se cumpla el protocolo: recuerda criterios, subsana olvidos, marca las pautas, define desde dónde se toman las fotos y los videos. Como sucede en cualquier compañía privada en la que se cuida a su CEO. Enforcement.
  • Rectificar. La implementación del protocolo puede fallar. Y falla. Cuando sucede, el camino es neutralizar la disonancia cognitiva haciendo explícito el error: nos equivocamos, no debimos hacerlo de esta manera, fuimos imprudentes. No mire lo que hacemos sino lo que decimos. Naturalizar el error es legitimarlo. Reconocerlo es ya empezar a darle solución.

La curva de contagios muestra un dibujo alarmante. Con pocas vacunas disponibles, a menos que ocurra algo verdaderamente inesperado, la Argentina va camino a la saturación del sistema de salud. El gobierno no puede darse el lujo de no ser creíble: es cuestión de vida o muerte. Literal.

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Tres preguntas a Sabrina Ajmechet. Directora Académica del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL). Doctora en Historia, es experta en pensamiento político argentino y columnista en CNN. Publica periódicamente sus columnas en los diarios Clarín y La Nación.

  • Parafraseando a Vargas Llosa, ¿cuándo se jodió la Argentina?
    Es una pregunta que nos hacemos mucho porque nos entendemos en una crisis permanente, casi estructural, e imaginamos un pasado que fue mejor y un momento en el que ese pasado desapareció. Yo creo que en realidad la Argentina se está jodiendo ahora, en este preciso momento. Tomamos malas decisiones en el pasado –podemos mencionar momentos típicos: 1930, 1955, 1976, etc.– pero lo que está cambiando ahora es que hay una visión compartida entre muchos argentinos y es que en 10, 20 o 30 años vamos a estar peor, y esto es nuevo. En el pasado, por crítica que fuera la situación, se pensaba que el país de nuestros hijos sería mejor que el nuestro. Hoy pensamos cómo hacer para que el país le permita a mis hijos tener una vida normal.
  • Lo bueno es que si el mal momento es este, estamos a tiempo de un volantazo. ¿Cuáles podrían ser las claves para darlo?
    Me encanta la visión del vaso medio lleno. Lo primero, sin dudas, es la educación. Pero en serio. Todos decimos muy convencidos que nos importa mucho la educación, pero vemos que se degrada o que pudimos pasar todo un año sin clases presenciales y eso no despertó demasiadas alarmas. Los que valoramos más la educación somos los que más acceso tuvimos a ella. Por qué la valorarían quienes no la recibieron, ni ellos ni sus padres ni sus abuelos. Es el momento para plantearnos qué educación necesitamos para impactar de verdad en la vida social. Lo otro es crear una sociedad más hospitalaria. La que tenemos es violenta, no nos gusta, pero la alimentamos con nuestras ideas y acciones. Todos nos consideramos un poco víctimas. No importa de qué lado de la grieta estemos, todos creemos que el poder está en el otro. Tenemos que replantearnos hasta dónde dejamos que la política influya en nuestras opiniones sobre los otros.
  • Hablaste de la grieta. ¿Cuál es su genealogía?
    Voy a usar un cliché y decir: “es más complejo”. Hoy estamos inmersos en una grieta y pensamos que siempre existió (unitarios y federales, rosistas y anti rosistas, etc.), pero creo que no es algo natural. Siempre hubo diferentes miradas, pero las ideas políticas no permeaban en todas las esferas de las vidas de la gente. La grieta hace que una identidad política permee en nuestra forma de ser y defina comportamientos en los que la política no debería estar, al menos desde una mirada liberal. Yo propongo enfocarnos en los momentos en los que no hubo grieta. Por ejemplo, y aún con miradas políticas distintas, los gobiernos de Alfonsín y de Menem, en los que vivimos experiencias de convivencia con diversidad de opiniones.

Para acceder a la entrevista completa a Sabrina Ajmechet, podés hacer click acá.

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Media trainings. La entrevista de Oprah Winfrey al príncipe Harry de Inglaterra y a Meghan Markle fue un éxito televisivo que dejó lecciones para voceros y consultores.

Este artículo de Tom Gable publicado por la PRSA enumera algunos pasos esenciales para preparar una entrevista televisiva: determinar qué se quiere lograr, investigar al entrevistador y al medio, investigar posibles temas que podrían tratarse, preparar un briefing book con datos clave, practicar respuestas a las peores preguntas posibles, ensayar delante de una cámara y finalmente… relajarse y celebrar la publicación final.

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Academia. Intentar convertir planes de negocios en resultados puede resultar frustrante. Los expertos en management saben desde hace tiempo que sólo puede hacerse con el compromiso de los colaboradores.

Este artículo clásico de Timoty Galpin muestra que la diferencia entre una estrategia exitosa y una fracasada está en el entendimiento que tienen los colaboradores del negocio y la motivación que sienten para ejecutarla. La clave: consistencia entre hechos y palabras, to walk the talk.

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Premios Dircoms. En los próximos números presentaremos los casos ganadores de los Premios Dircoms 2021 que se entregaron el pasado 25 de abril en “La Noche de las Comunicaciones”, junto al Consejo Profesional de Relaciones Públicas.

En la categoría Comunicación Externa, el premio fue para la campaña de #SeamosUno, una iniciativa del sector privado, con la participación del gobierno, entidades religiosas y del tercer sector que se unieron con el objetivo de llegar con alimentos y productos de higiene a un millón de hogares vulnerables en el contexto de la pandemia de covid-19. Con una estrategia comunicacional 360, lograron más de 2.000 repercusiones en medios y 900 en redes sociales, con un alcance de audiencia de más de 400 millones y 178 millones de audiencia, respectivamente. Excelente trabajo.

Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]

¡Hasta el miércoles que viene!

Juan

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