Trigo Transgénico: ¿un riesgo para la salud o una oportunidad productiva?

El calentamiento global arrincona al café: cada vez menos tierras son aptas para su cultivo

En el mundo se consumen 500.000 millones de tazas de café al año y la industria da empleo a millones de productores. Pero a medida que el cambio climático avanza, las zonas que naturalmente eran propicias para el cultivo de café se están reduciendo. ¿Qué medidas se están tomando para sostener la producción?

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El café, esa bebida que tantos de nosotros disfrutamos y necesitamos a la mañana para arrancar el día. Pero, ¿sabías que por el cambio climático su producción está en peligro?

En el mundo se consumen 500.000 millones de tazas de café al año. Esta industria da empleo a millones de productores en los países que se encuentran dentro del llamado cinturón del café, que incluye a regiones de América Latina, África y Asia.

El impacto del cambio climático

Pero a medida que el cambio climático avanza, las zonas que naturalmente eran propicias para el cultivo de café se están reduciendo.

Hay más de cien especies de café en la naturaleza, pero las dos que más consumimos, las que se cultivan en granjas, son dos: robusta, que se usa para café de máquina y café instantáneo, y arábica, que es la variedad más consumida para hacer café de especialidad.

Ambas especies necesitan características específicas para poder crecer, pero la arábica es particularmente sensible. Para crecer, la planta necesita estar en un ambiente de 18 y 21 grados, recibir cierta cantidad de lluvia y estar en altura, por lo general entre los mil y 2 mil metros sobre el nivel del mar. Por estos factores, uno de los lugares ideales para la producción de café es Colombia.

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Pero ahí mismo ya se empezó a sentir el cambio climático: desde 1980 a hoy, la temperatura promedio en la región aumentó 1,2 grados centígrados, lo que obliga a que los cultivos tengan que desplazarse mayor altura, ya que los que quedan abajo reducen notablemente su calidad.

Ante este escenario, la posibilidad de aplicar ingeniería genética para volver a los cultivos más resistentes es muy tentadora. Pero la industria cafetera todavía no lo ve como una solución.

"La industria del café históricamente siempre fue bastante reticente a la ingeniería genética y a meter mucho la mano humana en los cultivos y en las producciones", dice Nicolás Artusi, periodista especialista en café. "Pero hay otros países con economías más desarrolladas que en vistas de lo que puede llegar a pasar con el café están iniciando sus propios cultivos de café, un poco desafiando a la naturaleza. Sur de China, por ejemplo, Australia, Nueva Zelanda".

Un estudio calcula que para 2050 los cultivos se habrán reducido a la mitad, y que el 60% de las variedades salvajes de café se habrán extinguido. Esto implicaría un golpe fuerte para una industria que genera 363 mil millones de dólares a nivel mundial.

Y en Colombia, entre los años 2009 y 2012 tuvieron algunas de sus peores producciones en mucho tiempo.

A estos problemas se le suman las escasas regulaciones que hay para el precio de venta de granos de café, cuyo mínimo se mueve muchas veces por debajo de lo que necesitan los productores para no ir a pérdida.

¿Qué puede hacerse para prevenir esto?

A nivel agrícola, se están plantando cierto tipo de árboles que ayudan a dar sombra para que el suelo no se recaliente; también, se planta el café a mayor altura para compensar por la suba de temperatura. Pero todas estas innovaciones requieren dinero que muchos productores no tienen. 

Por eso, es indispensable la ayuda a los caficultores. Para que puedan tener mejores herramientas para combatir esta situación.

"Digamos que las grandes empresas multinacionales de café están muy comprometidas con esto", dice Artusi. "En primer lugar, cuidando a los caficultores. Hay muchas que están invirtiendo en educación, que están abriendo universidades del café, que están alentando a que los caficultores se conviertan en ingenieros agrónomos, que conozcan mucho más el suelo, los métodos de producción, las cosechas".

Pero si no se toman medidas urgentes ante el cambio climático, quizás el café se convierta en una bebida de lujo a la que muy pocos podrán acceder.

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