En otras palabras, comentado por Iván Schuliaquer- RED/ACCIÓN

En otras palabras, comentado por Iván Schuliaquer

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Un especialista invitado comenta un libro de no ficción y elige los seis párrafos de ese libro que más le hayan llamado la atención

En otras palabras, comentado por Iván Schuliaquer

En otras palabras. 35 periodistas jóvenes (entre la grieta y la precarización)
Carlos Ulanovsky
Punto de encuentro

Uno (mi comentario)

Carlos Ulanovsky pasa la posta. Un protagonista del periodismo del último medio siglo hizo un libro que es un legado. Sin embargo, en lugar de sentenciar en primera persona qué pasa con el oficio al que dedicó su vida, fue y entrevistó a 35 periodistas jóvenes sobre su trabajo. Se trata de una generación socializada entre la precarización, la grieta y los medios digitales; lejos de los tiempos del consenso anti-menemista, cuando los periodistas gozaban de un prestigio social que se fue apagando.

El autor tiene una sospecha central: el periodismo atraviesa una etapa de baja creatividad. Ulanovsky, una autoridad, un experto en historia de los medios, va y escucha a los jóvenes. Sin grabador, como en las viejas épocas. Es un homenaje al tipo de periodismo en el que cree, ese que prefiere reportear antes que editorializar. Un periodismo de la modestia, no del estrellato, que está más ocupado en mediar que en ser protagonista. Así, genera diálogos y cuenta historias.

Más allá de la diversidad de los entrevistados, la ausencia de los periodistas que se hicieron conocidos a partir de la producción constante de denuncias en programas de televisión de los grandes medios privados es notoria. Y eso parece una declaración de principios: aunque el oficio quede eclipsado varias veces por ciertas estrellas, Ulanovsky propone que la batalla por definir qué es el periodismo en la Argentina no está terminada. Que el futuro no está definido y que en los jóvenes hay recambio.

Dos (la selección)

(De la entrevista con Fernanda Nicolini) Yo estudié periodismo cuando en la escuela TEA aún había máquinas de escribir y la mejor inversión era hacerte amiga de los que manejaban el archivo. Probablemente, toda una definición de la última generación analógica. ¿Eso es mejor? No sé. ¿Tengo nostalgia de aquel tiempo? Claro que no: amo Google y el mail y el mensaje directo de Facebook o Twitter que te permite llegar a quien sea cuando sea. Pero reconozco que esa incomodidad analógica nos formateó como periodistas. Me gusta creer que somos de los que todavía preferimos entrevistar a alguien en persona que por mail, porque sabemos que a veces es mucho más importante lo que vemos que lo que el entrevistado nos dice o quiere que escuchemos (…). También creo que soy de la última generación que se formó con editores -maestros-. Principalmente porque ellos todavía estaban en las redacciones, porque las redacciones existían y tenías la posibilidad de sentarte al lado de tu editor o editora y ver cómo corregía, destrozaba, elogiaba, cambiaba, potenciaba o lo que fuera de tu nota. Hoy por hoy, con el auge del freelancismo y las redacciones atomizadas, se hace cada vez más difícil la transmisión del oficio”.

Tres

(De la entrevista con Nacho Levy, de la Garganta Poderosa) Nuestro pensamiento es que lo que viene será siempre un poco mejor. Cuando nos planteamos el primer número en Zavaleta, mi casa, colgamos varios cuadros en la redacción con fotografías de (el poeta Roberto) Santoro, de (Rodolfo) Walsh, de (el escritor Eduardo) Galeano, de (el padre Carlos) Mujica, de (el atleta desaparecido) Miguel Sánchez, pero no pudimos colgar ninguno con la imagen de un periodista. En barrios que tienen cincuenta, sesenta o setenta años de lucha y de virtudes escondidas, no pudimos encontrar a ningún personaje para distinguir. Desde los medios se impuso la costumbre de llamar a nuestra gente los “sin voz”. Y la verdad es que nunca fueron barrios sin voz, pero sí fueron barrios sin cámaras, sin micrófonos, sin recursos, sin revistas y, especialmente, sin presencia del Estado. La buena noticia es que ahora ese medio existe.

Cuatro

(De la entrevista con Javier Sinay)

-¿Qué pensás que hoy le pide la gente al periodismo y a los periodistas?

-Acaso lo de siempre, ¿no? Que no haga operaciones, que investigue a los poderes y que cuente la verdad. Pero también, y eso se nota mucho en Internet, la gente demanda recreos. Muchas veces sorprende de qué clase son las notas más leídas en los online. El público busca historias de vida para identificarse o para oponerse, quiere leer cosas que los gratifiquen e incluso que les den miedo.

Cinco

(De la entrevista con Maru Ludueña) Veo poca pluralidad en los medios y de voces y también poca diversidad en el tamaño de la estructura de los medios. Me siento parte de una generación donde nadie ha estado demasiado tiempo en el mismo trabajo, y ojo que por la edad estoy lejos de hacerme la millenial. En lo personal, me veo “autoprecarizada”; un poco lo que dice el filósofo coreano Byung-Chul Han, esto de que uno se explota a sí mismo y cree que se está realizando. La cobertura que se hizo del caso de Santiago Maldonado ilustra mis preocupaciones actuales. (…) Los medios hegemónicos publicaron todo tipo de noticias falsas. Hablaron incluso de “enfrentamiento” cuando los hechos, los testigos y papeles dan cuenta de un operativo de represión ilegal y violento de Gendarmería. La diferencia entre un error y una equivocación son las disculpas y las rectificaciones. El que no se disculpa, opera.

Seis

(De la entrevista con Noelia Barral Grigera) La mía es también una generación que comenzó a trabajar en medios grandes en paralelo con el debate sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la discusión entre el gobierno y Clarín. Me parece que la generación anterior a la nuestra tuvo un lugar más natural, más simple. Pienso en la camada de Página/12 en donde, de (Jorge) Lanata para abajo, todos corrían a cualquier gobierno por izquierda. Nosotros encontramos que ese posicionamiento no era tan sencillo, ya que todo se había puesto en discusión.

Siete

(De la entrevista con Sonia Budassi)

-Así como está, ¿para qué creés que sirve el periodismo hoy en la Argentina?

-Debería servir, aun cuando su poder sea relativo, para que fuéramos mejores ciudadanos. A lo mejor suene pretencioso, pero a veces veo o leo notas hechas para mancillar la noción de comunidad. El periodismo actual afecta o influye en esa clase de agenda que no te dice cómo pensar sino de qué hablar cuando estás viajando en ascensor. Muchas personas se ponen en contacto con los medios para confirmar cosas y no para acelerar posibilidades de transformación. Y frente a la crisis de sentido de otras instituciones importantes, el periodismo te ofrece un marco general acerca de temas cruciales como qué es la corrupción y qué es transparencia; qué es pobreza y qué es opulencia; qué es éxito y qué es fracaso.


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