En prisión las probabilidades de morir asesinado se multiplican por cinco respecto a quienes viven en libertad- RED/ACCIÓN

En prisión las probabilidades de morir asesinado se multiplican por cinco respecto a quienes viven en libertad

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En prisión las probabilidades de morir asesinado se multiplican por cinco respecto a quienes viven en libertad

Lo quemaron con agua hirviendo, agonizó seis días y murió el sábado pasado. Darío Gastón Badaracco, el principal acusado de un femicidio, fue asesinado por dos compañeros de celda del penal de Sierra Chica, en Olavarría. ¿Qué controles fallaron como para que en esa celda pudiesen calentar tanta agua como para quemarle el 60% del cuerpo? Aún no fue aclarado, pero ese homicidio no es una situación extraordinaria: pese a las condiciones de encierro y vigilancia, en las cárceles bonaerenses ocurren proporcionalmente cinco veces más asesinatos y cuatro veces más suicidios que entre quienes viven en libertad y sin una vigilancia tan cercana.    

Cuántos homicidios hay en las cárceles bonaerenses. El último dato fue difundido por la Comisión Provincial por la Memoria y registra 12 crímenes en 2017. Como en aquel año había 37.500 presos, se puede hablar de 32 asesinatos cada 100 mil personas.

Para ese año, la tasa de homicidios en toda la provincia fue de 5,8 cada 100 mil habitantes, según el Observatorio de Seguridad Ciudadana. Es decir que alguien que está preso tiene cinco veces más probabilidades de ser asesinado que quien está en libertad.

“Para el informe de 2018, que presentaremos pronto, ya confirmamos 15 homicidios”, adelantó Roberto Cipriano, secretario de la Comisión Provincial por la Memoria.

Más allá de la contundente diferencia con “el afuera”, los homicidios en las cárceles muestran un retroceso respecto de la tasa que había en 2016, que fue ocho veces superior a la registrada en toda la provincia.

Qué ocurre en las cárceles federales. Se comprobaron 2 homicidios, de acuerdo a datos de la Procuración Penitenciaria de la Nación correspondientes a 2017. Como ese año había 11.861 presos en los penales federales, la tasa cada 100 mil personas escala a 17, tres veces más que la tasa de homicidios promedio de todo el país para ese año.

Por qué ocurren los asesinatos. La superpoblación y la delegación del “gobierno” de los pabellones en los propios detenidos generan situaciones de violencia extrema y son dos de las principales causas.

  • La sobrepoblación en el sistema carcelario de la provincia de Buenos Aires ya era del 24% en 2017 y, aunque no hay cifras oficiales aún, habría escalado al 40% en 2018, con más de 42 mil presos alojados. Eso explica en parte por qué en la celda donde quemaron a Darío Gastón Badaracco había tres personas en un espacio habitualmente para uno o dos presos.
  • La relación de presos por cada agente penitenciario es muy alta y muchos pabellones se “autogobiernan”. Eso quiere decir que son los propios presos los que establecen, muchas veces impuesta de manera violenta, las normas de convivencia. En este punto caben varias preguntas respecto al reciente asesinato: ¿Quién permitió que hubiese un calentador dentro de la celda? ¿Cuándo se realizó la última requisa para garantizar que en las celdas no hubiese ningún objeto peligroso?

¿Los homicidios se esclarecen? “Con suerte, la mayoría de los asesinatos termina con la identificación de los responsables de ejecutar el hecho, pero no se suele investigar la responsabilidad del Servicio Penitenciario Bonaerense, ya sea por su acción u por omisión”, asegura Cripriano.

Condenas ejemplares. Este año hubo dos excepciones a lo que venía siendo una regla: que ningún penitenciario fuera responsabilizado por los homicidios. El 6 de marzo pasado, un tribunal condenó a jefes penitenciarios por encubrimiento agravado por las torturas y el homicidio de Patricio Barros Cisneros en el penal de San Martín. Fue un fallo histórico porque por primera vez se condenó el encubrimiento por parte de penitenciarios.

También en marzo, un tribunal condenó a 14 funcionarios del Servicio Penitenciario Federal por haber torturado hasta la muerte al detenido Argentino Pelozo Iturri y por haber encubierto ese crimen ocurrido el 8 de abril de 2008 en una cárcel de Neuquén.

La duda que generan los suicidios. La cantidad de suicidios dentro de las cárceles bonaerenses también es escalofriante. El último dato relevado por la Comisión Provincial por la Memoria es de 12 suicidios en 2017. De acuerdo a la población en la que se dieron, serían 32 cada 100 mil detenidos.

Mientras que los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación, de 2016, señalan que la tasa de suicidios cada 100 mil habitantes en la provincia de Buenos Aires es de 7,4.

Es decir, los suicidios en situación de encierro son cuatro veces más recurrentes. El problema que generan estas muertes, señalan desde la Comisión Provincial por la Memoria es que ocurren en un contexto en el que resulta difícil determinar si fue una decisión personal o fue inducido.

Quién era Darío Gastón Badaracco. Tenía 31 años y era el principal acusado del crimen de Araceli Fulles. Estaba detenido hacía poco menos de dos años. En la causa hay otros ocho imputados que esperan el juicio en libertad.

La periodista Natalia Iocco revela en una nota publicada en Clarín que "según la investigación, a Araceli la llevaron desde la plaza de Pasaje 101 y Buenos Aires, en José León Suárez, hasta el corralón en el cual trabajaba Badaracco, a unas cinco cuadras".

Y agrega que ahí habrían "abusaron de ella y la estrangularon hasta matarla. Después cargaron su cuerpo en el baúl de un auto y la llevaron hasta lo de Badaracco, donde intentaron ocultarlo con una construcción en el piso".

Cuál es la versión del Servicio Penitenciario Bonaerense. El 8 de abril cerca las 17 horas, dos compañeros de celda atacaron a Badaracco. "Los guardias escucharon gritos y al observar por el pasa platos (ranura de la puerta de la celda por la que les pasan comida) observan la agresión. Ingresan de inmediato y pararon el ataque", relataron a RED/ACCIÓN fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense.

El interno atacado tenía golpes y quemaduras con agua caliente en varias partes del cuerpo. Fue derivado "enseguida" a un hospital de Olavarría. Sobre los agresores, la misma fuente detalló: "Hay dos internos identificados como los autores del homicidio. Uno declaró:´Son problemas de presos y lo teníamos que arreglar de esta manera'. Uno de los agresores estaba por lesiones leves y violación de domicilio y el otro por homicidio".

La duda que surge es por qué convergieron en una misma celda un acusado de un femicidio y abuso, en el caso de Baradacco, con presos por otros delitos. Se sabe que en las cárceles, los detenidos por casos de abusos y femicidios suelen estar alojados en celdas que reúnen personas acusadas o condenadas por el mismo delito. De lo contrario, muchos presos suelen ser violentos con las personas acusadas por ese tipo de hechos.