Entender la pobreza crónica en la Argentina: quiénes la sufren y por qué es tan difícil sacarlos de esa situación- RED/ACCIÓN

Entender la pobreza crónica en la Argentina: quiénes la sufren y por qué es tan difícil sacarlos de esa situación

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Desde 1983, la pobreza nunca bajó del 25% del total de la población. Un informe de CIPPEC define las características socioeconómicas de esas personas y ofrece recomendaciones de políticas públicas para revertir su situación.

Entender la pobreza crónica en la Argentina: quiénes la sufren y por qué es tan difícil sacarlos de esa situación

Foto: Eitan Abramovich / AFP

Desde el retorno a la democracia, uno de los objetivos de la Argentina ha sido erradicar la pobreza. Los esfuerzos han sido un rotundo fracaso. El actual Gobierno terminará su mandato con cerca de 14 millones de pobres, un tercio de la población. En los últimos 30 años, la pobreza por ingresos tuvo sus subas y bajas, pero nunca pudo perforar el piso de 25%.

El fracaso es aún más dramático al contrastarlo con las experiencias del resto del mundo y la región. Mientras que la pobreza por ingresos en la Argentina es similar a la de hace 25 años, en el mundo en desarrollo se ha reducido en un 25% y en América Latina la caída ronda el 45%.

Un nuevo estudio liderado por CIPPEC, el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo analizó y caracterizó por primera vez la realidad histórica de los pobres en la Argentina. El foco estuvo puesto en las personas en situación de pobreza crónica, es decir, aquellas que pertenecen a hogares con menos probabilidad de salir de esa situación, incluso en períodos favorables para la economía. El trabajo, en el que participaron múltiples actores de diferentes tintes políticos, no solo hizo un diagnóstico, sino que también propone una serie de políticas públicas para sacar a esos pobres crónicos de sus situación de vulnerabilidad.

Quiénes son los pobres crónicos

El estudio, titulado “El desafío de la pobreza en Argentina”, define a los pobres crónicos como aquellas personas que pertenecen a hogares con menos probabilidad de salir de la pobreza, incluso en momentos en que la economía está creciendo.

Actualmente son el 10% de la población en hogares con mayor grado de vulnerabilidad, alrededor de 2,7 millones de personas. La gran mayoría vive en el conurbano bonaerense y en Noreste y el Noroeste del país.

Una de los principales hallazgos del estudio es que el 47% de los argentinos en situación de pobreza crónica tiene menos de 15 años. Es decir, existe una grave situación de infantilización de la pobreza, en la cual 1 de cada 2 pobres crónicos en el país son niños o adolescentes.

Este valor contrasta con el grupo de los no vulnerables, donde menos del 2% son niños. En el otro extremo de la escalera etaria, solo el 0,5% de los pobres crónicos supera los 65 años de edad. El 88,4% de los pobres crónicos tienen menos de 40 años. 

Los autores del informe estiman que conocer las necesidades básicas de los hogares donde la pobreza parece estar institucionalizada es imprescindible para diseñar e implementar políticas públicas efectivas para sacarlos de esa esa situación.

Otras características de esta población son que:

  • El 69,3% tiene menos de nueve años de escolaridad.
  • Menos de un tercio tiene acceso a cloacas.
  • El 43,4% de los hogares en pobreza crónica los encabeza una mujer.
  • La mayoría tiene trabajos, pero son precarios y no tienen aportes a la seguridad social ni a cobertura de salud.
  • En los hombres adultos el nivel de participación laboral es comparable al resto de la población, pero la subocupación y el desempleo son más frecuentes.

Un piso que se sostiene aún con el crecimiento económico

Aunque el informe identifica una estrecha correlación entre el Producto Bruto Interno (PBI) y la pobreza, los autores concluyen que con el crecimiento económico no alcanza para perforar el piso de pobreza crónica.

La razón es la persistente desigualdad de la estructura productiva del país, en la cual un sector de trabajadores informales representa casi la mitad de los trabajadores ocupados. Por ende, un crecimiento del PBI no se traduce en una reducción de la pobreza porque el crecimiento redunda en el sector formal de la economía.

Según el estudio, con un crecimiento del PBI per cápita de 1%, la pobreza caería a 27% en cinco años (con respecto a 2018); a 24,5% en diez años y a 20% en 20 años. Con una tasa de crecimiento sostenido del 3% anual —algo inédito en la historia argentina—, la pobreza se reduciría a 25,8% en 5 años, a 16% en 10 años y a 9% en dos décadas. Recién con una tasa de crecimiento económico muy alta (5% anual), la pobreza podría caer a cerca de 20% en 2023 y a 10% en 2028. 

Es decir, solo en un escenario de crecimiento sostenido a tasas muy altas durante dos décadas, la pobreza de ingresos quedaría reducida a un grupo poblacional pequeño.

La necesidad de una política de Estado a largo plazo

Los autores que lideraron el estudio alertan que una estrategia general de reducción de la pobreza debe incluir políticas macroeconómicas que favorezcan el crecimiento con estabilidad pero también políticas laborales, de protección social, educativas, habitacionales y de hábitat, entre otras. 

“Una estrategia de erradicación de la pobreza podría articularse alrededor de tres ejes clave: el de garantía de ingresos a través del mercado de trabajo y la protección social; el de inversión en el desarrollo humano y el hábitat; y un eje transversal de institucionalidad y de financiamiento para coordinar y asegurar las líneas estratégicas principales. Esto demanda articular las medidas tomadas por la Nación, las provincias y los municipios”, enfatiza Gala Díaz Langou, directora del programa de Protección Social de CIPPEC.

La clave para erradicar la pobreza está, entonces, no solo en retomar y mantener en el tiempo una senda estable de crecimiento económico, sino también acompañar este proceso con un conjunto de iniciativas multidimensionales que ataquen las múltiples carencias asociadas con la pobreza. 

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