Jésica Salvini: “En el autódromo tengo una sensación hermosa: ahí es donde tengo que estar”- RED/ACCIÓN

Jésica Salvini: “En el autódromo tengo una sensación hermosa: ahí es donde tengo que estar”

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Es la única mujer que trabaja en ingeniería de pista en la categoría automovilística Turismo Nacional. A los 32 años, dice: “La idea de estar abriéndole el camino a otras mujeres me encanta".

Jésica Salvini: “En el autódromo tengo una sensación hermosa: ahí es donde tengo que estar”

Jésica Salvini ya no pide pista. Ahora la abre para otras mujeres que, como ella, quieren dedicarse a la ingeniería de pistas en carreras de automovilismo. Un auto de competición es mucho más que un piloto experimentado y valiente que maneja a altas velocidades: detrás hay 30 personas. Desde 2014, Salvini es parte de Martos Competición, un equipo de la categoría Turismo Nacional y la única mujer ingeniera de pistas del país.

Los domingos de su infancia arrancaban con el run run de los autos de carrera en el televisor. Todos los Salvini, cuenta Jésica, fueron siempre muy fierreros y ella no iba a ser la excepción. Su padre fue quien la llevó, de chica, al autódromo. Él falleció y no pudo ver a su hija trabajar en las pistas, pero sí alcanzó a conocer su elección académica. “Estaba muy orgulloso, él siempre me puso ficha y supo que iba a llegar”, rememora. “Yo tengo la sensación de que me acompaña en el recorrido”. Si bien reconoce la influencia de su padre en su pasión por el automovilismo, no cree que la elección del camino haya sido en honor a él sino más bien en honor a ella misma.

Cuando decidió que quería trabajar en el área automovilística, fue consciente de que quizás no iba a ser fácil: sabía que se trata de un ámbito donde la regla son los hombres. Sin embargo, no lo fue tanto. Su primer contacto con la profesión fue con una mujer, Cecilia Smoglie, que era la directora de la carrera de Ingeniería Mecánica del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Ella misma recibió a Salvini cuando se acercó a buscar información del plan de estudios. “Más tarde la tuve como profesora: es una genia total. Me impulsó muchísimo, me acuerdo que me dijo que tenía que estudiar ingeniería mecánica, que las mujeres teníamos que entrar a estas áreas”, recuerda. Se inscribió en el ITBA, donde una de las orientaciones de la carrera de Ingeniería Mecánica es justamente la automotriz. Empezar a trabajar no le resultó complicado: un buen promedio, interés y actitud fue suficiente para llamar la atención de las personas correctas. “Tuve la suerte de que dos de mis profesores eran jefes de equipo y, cuando vieron mi interés por el tema, que me metía en los proyectos estudiantiles e iba a los talleres, me propusieron empezar a trabajar con ellos”, dice.

"Mi primera carrera como ingeniera de pista la recuerdo mucho”, dice, “porque llegué al autódromo y tuve una sensación hermosa de saber con toda convicción que ahí es donde tenía que estar. A pesar de que recién empezaba y tenía (y tengo) mucho que aprender, no se me borraba la sonrisa de la cara. Era estar cumpliendo un sueño”.

Ahora es un poco más frecuente cruzarse con mujeres por los pasillos de las facultades de ingeniería, pero cuando Jésica cursaba no lo era tanto; en su camada, de aproximadamente 60 personas, sólo cinco eran mujeres. “Fui ayudante de cátedra en algunas materias y vi cómo fue evolucionando el ingreso de mujeres a las ingenierías. Cada vez, por suerte, hay más chicas que se animan y las empresas están más abiertas a recibirlas; yo lo veo en muchas fábricas automotrices”, dice.  

Ser la única ingeniera de pistas la volvió una chica popular en el ambiente, y una referente para otras mujeres que están estudiando y que pretenden desempeñarse también en esa área.  “La idea de estar abriéndole el camino a otras mujeres me encanta. Que una chica me considere como un ejemplo es un orgullo enorme y si puedo ayudar a que cada vez más mujeres se animen a esto, lo haré”, apunta.

Foto: twitter Jesica Salvini

Para desenvolverse en este mundo, ella aprendió a afinar su carácter y a no achicarse a la hora de demostrar que la ingeniería de pistas es lo que verdaderamente le gusta y que para poder dar una opinión o un consejo pasó varios parciales, finales, tesinas y trabajos finales. “No se trata de parecerse a ellos, uno puede ser muy mujer. Pero creo que tenemos que confiar más en nuestro saber y demostrarlo para que respeten nuestra opinión; no hay que tirarse abajo. A veces puede pasar que te callas porque crees que no te van a escuchar y hay que hacer todo lo contrario, hacer valer las opiniones, que finalmente para eso uno se formó”, aconseja.  

Sin embargo, esta apertura del mercado es un proceso y como tal no siempre es armónico. Una vez a Salvini la rechazaron. Llegó recomendada y sin siquiera conocerla o querer enterarse de sus antecedentes, le contestaron que no lo tome a personal pero que preferían no tener mujeres en el equipo. “No tenía que ver con descreer en mis capacidades. Creo que fue porque se trata de un ámbito donde se relacionan como un grupo de amigos, por lo que iban a tener que estar controlándose en lo que decían o hacían para no quedar mal delante de una mujer y quizás eso les resultaba incómodo”, dice.

Quedó afuera, pero el sector es chico; todos se conocen con todos y el destino los volvió a cruzar. Salvini era parte de otros equipos, ellos fueron conociendo su trabajo y ahora sí la quisieron contratar. “Acepté porque me gustó que se hayan disculpado y que reconocieran que había sido un prejuicio. Se generó una muy buena relación”, comenta.

Su trabajo empieza tres o cuatro días antes del domingo de competición. Mientras el piloto entrena en pista, ella evalúa, ajusta y mejora el auto. Los sábados asiste a la carrera de clasificación donde se define qué piloto va a quedar adelante en la línea de largada y, por supuesto, no se pierde la carrera del domingo. “Esta rutina exige mucha camaradería. Por lo general viajamos los miércoles o jueves y hasta el domingo se convive.  Acá no hay un horario donde terminas de trabajar y te fuiste a tu casa, acá las relaciones tienen que funcionar porque en esos días todos extrañan a su familias”, dice.

Con reservas y sin querer entrar en detalles, Salvini argumenta en base a su propio estado de ánimo ya que es una de las que extraña a su novio cuando sale de viaje laboral. En este sentido, reconoce que formar una familia puede ser un poco difícil, pero no imposible. “Depende mucho de la personalidad de cada una y del acompañamiento de la pareja. Conocí muchos varones que dejaron las carreras porque no querían más estar lejos de sus familias. Eventualmente, también se puede trabajar desde el taller o en desarrollo  y no ir a las carreras”, describe.

Sin embargo, asegura que el sacrificio de estar lejos de los seres queridos tiene su recompensa cuando los logros se hacen visibles. En 2016 levantó la copa y entendió que valía la pena. “Es una sensación que no se compara con nada”, concluye.

Nombre: Jésica Natalia Salvini
Edad: 32
Profesión: Ingeniera Mecánica
Sector en el que se destaca: Competición automovilística
Lugar de nacimiento: Buenos Aires
Lugar en el que desarrolla su actividad: Argentina

1-¿Cuál es tu motor interior? ¿Qué te inspira a hacer lo que haces?
Mis ganas de crecer, de aprender, de superarme día a día. Me inspira ponerme metas y trabajar para lograrlas. 

2 -¿Qué te hace feliz?
Reír con la gente que quiero, dedicarme a lo que me gusta, ayudar a los demás, alcanzar mis metas personales. Uno de mis momentos más felices fue cuando empecé a trabajar en el automovilismo, fue cumplir un sueño. 

3 -¿Qué no te deja dormir?
No puedo dormir cuando no encuentro la solución a un problema que me da vueltas en la cabeza durante el día. En esos casos trato de hacer ejercicios de relajación que me ayuden a calmar la mente y tratar de ponerla en blanco. 

4- ¿Qué te gustaría cambiar del mundo?
Me gustaría que la gente entendiera que no por pensar distinto somos enemigos. Que está bueno pensar distinto y escuchar a los demás. Sería muy aburrido que todos pensáramos de la misma forma. Creo que falta un poco de comprensión, de ponerse en el lugar del otro, de no juzgar. Y es algo que depende de un pequeño cambio en cada uno. 

5- Cuando eras chica, ¿qué querías ser de grande?
Siempre me gustaron los autos y las carreras, pero cuando era muy chica quería ser astronauta. Me gusta mucho la astronomía, leía mucho y me imaginaba yendo a la NASA a ser parte de esas misiones que llevaron al hombre a la Luna. Esas personas que creyeron en lo que hasta ese momento resultaba imposible y trabajaron hasta lograrlo me inspiran. Son admirables.