La ternura argentina: el abrazo de una comunidad a quienes van a vacunarse- RED/ACCIÓN

La ternura argentina: el abrazo de una comunidad a quienes van a vacunarse

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Sonrisas y abrazos que también inmunizan; y 4 preguntas a Malena Famá, de Fundación Multipolar.

La ternura argentina: el abrazo de una comunidad a quienes van a vacunarse

¡Hola! La experiencia de ir a alguno de los centros de vacunación está llena de sonrisas y de abrazos que, aunque no puedan darse, se sienten.

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Intervención: Centa.

Acompañar a un familiar a vacunarse es una experiencia nueva, propia de estos tiempos complejos: no sabemos qué nos espera. Son lugares que no existían hace menos de un año y uno se prepara a la sorpresa que pudiera surgir.

Cuando vas llegando con tu familiar, posiblemente una persona mayor, ya en la vereda aparece la policía del lugar y dice: “Buen día. ¿Van a vacunarse?”. Con una sonrisa espléndida, con una generosidad que trasluce. Contestamos que sí. “Es por acá, vayan por la vereda hasta la puerta 2”. Caminás, aparece alguien con otro uniforme, seguramente alguien de voluntariado, y otra sonrisa. Y pregunta: “¿Vienen a vacunarse?”. Explicás y de nuevo una sonrisa enorme, y la pregunta sobre el horario de tu turno. Te proponen ir con alguien del equipo.

Se acerca la tercera persona en este camino a la vacuna. Y otra vez la ternura, la sonrisa enorme. “Pasen por acá, acompáñenme”. Alguien te lleva y llegás, con esta compañía personalizada, con este abrazo que no se puede dar pero se siente. Te conducen a una cabina, donde te hacen preguntas. La cuarta persona y otra sonrisa más, otro golpe de ternura. “Buen día, ¿cómo están? Qué bueno que vinieron a vacunarse”.

A esta altura es difícil no emocionarse. En menos de 100 metros cuatro sonrisas distintas que nunca te habían visto y ahora tengan esta presencia, este encanto y alegría por tu llegada a vacunarte, la emoción sigue. Aparecen así, una quinta o sexta persona, la que te va a vacunar. Y pregunta, con voz que conmueve: “¿Cómo te sentís? ¿Cómo fue tu día hoy? ¿Cómo te despertaste?”.

Ya pasaron unos 15 o 20 minutos desde la llegada. En el momento central de la vacunación este acompañante piensa, siente: ¡qué maravillosa es la Argentina, Dios mío! ¡Qué capacidad de dar! ¿Dónde estaban estas personas antes de la pandemia, con esta delicadeza para el trato humano?

Sigue el baño de amor sobre quien se vacuna o vacunó. “¿Duele? Capaz te da fiebre. Ahora quédate sentada un rato”. Al salir, la sonrisa número 8 dice: “Por aquí, por favor, sigan por este sector”. Y 3 o 4 sonrisas más saludan al pasar. Llegás a otra cabina en la que termina el trámite. Ya vamos por la panzada de ternura, abrazo, generosidad número 12 o 14. Te proponen sentarte unos minutos y ahí aparece un megáfono, como no podía ser de otra manera, explotado de cariño: “Gracias por estar acá, hay que esperar al menos cinco minutos por la reacción alérgica”. Y volvés a pensar: “Dios, ¿dónde estaban todos estos/as? ¿Dónde estaba la Argentina que sabemos que tiene la capacidad de dar, amar, abrazar, a desconocidos que vienen a vacunarse?

Es una experiencia tan distinta. Es muy conmovedor encontrar, alrededor de la vacunación, a estas personas, una presencia de la ternura argentina.

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Esta reflexión personal quizás tiene su eco en muchas otras de personas que fueron a vacnarse o a acompañar a alguien a recibir la vacuna.

¿Viviste esta experiencia? ¿Cómo fue? ¿Qué detalles de la ternura argentina percibiste?

Contanos por mail o por WhatsApp. Multipliquemos aquello que nos oxigena.

Y, si tenés dudas sobre las vacunas para el coronavirus, acordate que preparamos esta guía que busca aclarar la información sobre el tema.

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Intervención: Denise Belluzzo.

Hablando de esta explosión de ternura, de generosidad, acá va una historia que encontramos en redes sociales. Una historia, sobre todo, muy tierna.

Es la de Emi, un joven de 18 años que desde hace más de un año trabaja como voluntario en un centro de salud de Esperanza, en la provincia de Santa Fe. En el sector COVID.

“Haciendo de todo. Y cuando digo de todo, es de todo. Atender el teléfono, recepcionar, camillar pacientes. Lo que se necesite”, cuenta una médica en el posteo.

Y sigue con una experiencia tremenda: “Hoy al mediodía tuvimos la primera cesárea de una mamá covid positiva. Por cuestiones de salud el papá no pudo acompañarla. Pero esta mamá no estuvo sola. Y acá aparece "el Emi" otra vez en esta historia. Este pibe, con tan sólo 18 años y sin ningún tipo de obligación, un sábado a la noche, está ahí”. Coincidimos 100% con su conclusión: “Definitivamente, cuando hay vocación de servicio, esta brota por los poros”.

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Hablando de tantas maneras de ayudar que encontramos los argentinos, una recomendación: mañana desde RED/ACCIÓN, nuestra campaña del mes busca multiplicar oportunidades.

Oportunidades para que quienes hoy no pueden estudiar, lo hagan. O que quienes no consiguen trabajo (porque son mayores o muy jóvenes o con alguna discapacidad) tengan su chance. También oportunidades en microcrédito o para invertir en forma constructiva. Las oportunidades para cocrear un mundo mejor están ahí.

Por eso, desde este martes 1 de junio, date una vuelta por nuestra campaña del mes.

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Foto: Fundación Multipolar.

Cuatro preguntas a Malena Famá, presidenta de Fundación Multipolar [Por David Flier]. Fundación Multipolar trabaja generando oportunidades para ayudar a personas en situación de calle.

—¿Cómo impactó la pandemia en el trabajo que hacen con las personas en situación de calle?
—Necesitamos responder una pregunta más con anterioridad: “¿Cómo impactó la pandemia en la vida de las personas en situación de calle?”. Empezaba a hacer frío y, de un día para el otro, no había gente en las calles; las duchas y baños donde se higienizaban estaban cerradas; los comercios que podían brindar alimento estaban cerrados. Estamos hablando de personas que, al comenzar la pandemia, estaban solxs en la calle, sin agua y jabón, sin abrigo, sin techo, con escaso alimento (y no nutritivo). Personas que, en muchos casos, han sufrido violencia, abusos y/o sufren de adicciones. En marzo de 2020 la propuesta de Gobierno fue “quedate en casa”. Nos abrigamos y salimos a buscar a los que no tenían casa. Con la apertura de los paradores de emergencia fuimos convocados por el Gobierno de la Ciudad para brindar asistencia. Fue intenso, muchas personas estaban durmiendo (y viviendo) bajo techo por primera vez en mucho tiempo. Vimos personas aprendiendo a leer, terminando el colegio, dejando las drogas… Hasta el día de hoy, nuestro equipo está firme en algunos de los paradores que continúan abiertos. Nuestro trabajo en paradores es —fundamentalmente— estar ahí, conocer a las personas, sus problemáticas y pensar distintas formas de ayudarlxs: donaciones, trámites legales o asistenciales, contención emocional, apoyo escolar, talleres varios, etc.

—¿Cómo se adaptaron? (imagino que la reinserción laboral suena casi a utopía para estas personas en este contexto)
—Y sí, puede ser. Sin embargo, en los últimos 14 meses colaboramos en el proceso de 15 personas que vivían en situación de extrema vulnerabilidad social y tenemos nuevos casos de personas que efectivamente lograron mantener un empleo. Lo que realmente necesitamos para poder adaptarnos al 100% es un espacio más grande, donde las personas que lo necesitan puedan acercarse y solicitar ropa, bañarse, tener sesiones de terapia y de contención de adicciones; un lugar donde podamos brindar nuestros talleres de empleo, de autonomía, de cocina y más, cumpliendo con las restricciones epidemiológicas y dando oportunidades reales a largo plazo para personas en extrema vulnerabilidad social.

—¿Qué complicaciones sufre una persona que está en la base de la pirámide y que ni siquiera percibimos?
—Nosotros siempre decimos que nuestra población no está en “la base de la pirámide”, sino que “ni siquiera llega a la pirámide”. Supongamos que una persona en situación de calle consigue una entrevista de trabajo. Para empezar, no tiene donde bañarse, ni ropa para cambiarse, ni dónde dejar sus pertenencias. Ahora supongamos que logra resolver esos conflictos. La entrevista es a las 10am. La noche anterior no duerme porque, como no tiene despertador, tiene miedo de quedarse dormido. Termina la entrevista y le dicen: “Gracias por venir, te llamamos por sí o por no”.... ¿adónde lo van a llamar?

—¿Cómo puede hoy la sociedad, en el contexto de crisis, ayudar a quienes están en la base de la pirámide y contribuir a la equidad?
—Lo primero que puede hacer una persona con ganas de ayudar a quienes están en situación de calle es no mirar hacia otro lado, no ignorarlxs. En segundo lugar, pueden colaborar con Fundación Multipolar con una donación única o mensual, del monto que quieran/puedan o entrar a nuestra tienda y comprar productos hechos por beneficiarios de Multipolar en nuestros talleres. Las empresas también pueden pedirnos productos para los regalos de sus equipos. Aceptamos donaciones de muchas empresas y profesionales que ofrecen distintas cosas: un auto, una camioneta, horas de trabajo, abrigo, libros, celulares y mucho, mucho más. Por último, todas las personas que crean que la calle no es un lugar para vivir, pueden seguirnos en redes sociales o contactarnos. ¡Cada unx desde su lado puede sumar voluntades!

En RED/ACCIÓN ya contamos dos historias sobre el trabajo de la fundación:

Reinventamos la home de redaccion.com.ar ¿ya la conocés?  El nuevo sitio busca ofrecer una experiencia más interactiva y simple a la hora de informarse y, al mismo tiempo, facilitar el compromiso ciudadano. Al final, vas a encontrar un espacio para decirnos qué te pareció (y ayudarnos a seguir mejorándola).

  • Vimos que la comunidad de lectores de RED/ACCIÓN comparte una característica: son ciudadanos comprometidos, activos en la búsqueda de una sociedad más tolerante e inclusiva. Una de las preguntas clave que busca responder esta nueva experiencia es ¿cómo puede RED/ACCIÓN ayudarlos en esa tarea?

Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un abrazo.

Juan.