Macaneos, comentado por Laura Galarza- RED/ACCIÓN

Macaneos, comentado por Laura Galarza

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Un especialista invitado comenta un libro de no ficción y elige los seis párrafos de ese libro que más le hayan llamado la atención.

Macaneos, comentado por Laura Galarza

Macaneos
Sara Gallardo
Ediciones Winograd

Uno (mi comentario)

“Pero seamos sinceros: ¿no es un alivio que alguien se olvide alguna vez de las reflexiones sesudas? ¿No es la cosa que más se puede agradecer?”, dice Sara Gallardo en una de sus columnas de Confirmado (semanario de noticias de los 60). Sarcástica, aguda y de una lucidez impactante es esta Sara. Para quienes hemos disfrutado de su ficción en tono seco y climas opresores (mis preferidas Enero y Pantalones Azules) descubrir a Sara Gallardo periodista, no sólo sorprende sino que ilumina. “Mientras la Argentina se hunde, sus pedazos flotan por los mares del mundo”. “¿Nos merecemos que una medialuna esté costando dieciséis pesos?” “Subo al taxi y está Guerrero Marthineitz”. Además de darnos cuenta de que estamos como entonces, leer todas estas columnas compiladas es como charlar con una vecina lúcida y desfachatada. Sólo que la anécdota o la noticia, terminan convirtiéndose en una verdad reveladora sobre nosotros y el mundo. Sobre lo que fuimos y seremos. Y esa verdad siempre es política. Porque como dice Sara, tenemos una mala opinión de la alegría pero lo cierto es que el chiste tiene relación con el inconsciente. Y el inconsciente con la verdad. Así que déjense macanear.

Dos (la selección)

¿Palabras duras? Palabras de amor. El que ama, sufre, siempre, porque la tierra, o la casa, o la familia, o la novia o su perro siempre son imperfectos, un poco tarados como pertenecientes a la raza de este mundo. El patriota ama, y por lo tanto sufre. El nacionalista… Bueno, él es como la gorda con la hija premiada en el conservatorio: «Mi nena es una Marta Argerich: diga que hay trenzas en todas partes: si no, ya estaría tocando en Nueva York». Si, gorda, andá a cantarle a Gardel. 

Tres

SG: En mi caso escribir -y escribir mucho, aunque sea de manera imperfecta- significa un esfuerzo por desenrollar una especie de madeja interna. Llegar a ser, mediante el trabajo, uno mismo. Es decir, trascenderse a sí mismo para llegar a ser quien uno es y no sabe. 

Cuatro

Así dice el cartel. Cartel sagaz, quién lo habrá hecho. Uno lo lee y se va admirando de su doble sentido, de exhortación a que vivamos lo nuestro y de aplauso a lo nuestro, Cosa’e mandinga diría uno, si viviera realmente lo nuestro. Pero, agringaos como modo fugaz: ¿Feria internacional de las Artes y el Folklore? ¿Domas, pialadas, tropillas? Me gusta eso. Vaya si me gusta y si iría… si no fuera por las puebladas y las apreturas y los pisotones para no ver nada, y además quién en el mundo sabe dónde queda la avenida Juan B. Justo, con perdón de sus hijos, que son mis amigos. 

Cinco

Buenos Aires es un buen lugar para caminar. Nunca faltan tropiezos, un señor gordito y trémulo que dice: «Señorita, no se enoje por favor, me permite que la acompañe, perdón, la invito con una copa, mis intenciones son serias». O el machete amarillo y tonto de sonrisa tensa: «¿Vive por acá? ¿Es señora o señorita? ¿Le molesta que la acompañe?». «No me molesta, me aburre.» «¿Y por qué? Diga, ¿vive cerca?» «Oíme querido, ¿querés dejarme en paz?» Etcétera. 

Seis

El periodismo: engañapichangas. (Engañapichangas ¿palabra masculina o femenina? ¿Y qué es pichanga?) Afortunadamente existe, el tal periodismo, y pensamos los periodistas, con alivio y sobresalto. Y, con alarma, otro pensamiento revolotea de vez en cuando: «¿Para qué existe?». Nadie sabe muy bien qué contestar.

Siete

Hasta no hace mucho tiempo los ricos, esos eternos privilegiados, se refocilaban en sus parques y jardines, hacían deportes porque se les daba la gana, y olvidaban así los esfuerzos semanales por acrecentar sus bienes. Cosas de minoría en extinción. Hoy, con los progresos tan conocidos, los placeres del rico, llámese empresario o ejecutivo, unen como quien dice lo útil a lo agradable. Allí van, recorriendo lentamente las colinas verdes del campo de golf, satisfechos porque… se  han conectado con gente útil, golfista como ellos por interés. Allí se sonríe, allí cierran negocios, ¡lo útil y lo placentero tan ligados! Tan útil y tan placentero como las comidas de negocios, donde la calidad del vino importa solo en cuanto simboliza la buena intención y largueza del invitante.


En SIETE PÁRRAFOS, grandes lectores eligen un libro de no ficción, seleccionan seis párrafos, y escriben un breve comentario que encabeza la selección. Todos los martes podés recibir la newsletter, editada por Flor Ure, con los libros de la semana y novedades del mundo editorial.

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