OXÍGENO | La Esperanza Está Siempre En La Manera De Mirar- RED/ACCIÓN

OXÍGENO | La Esperanza Está Siempre En La Manera De Mirar

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION
OXÍGENO | La Esperanza Está Siempre En La Manera De Mirar

¡Hola amigos! Bienvenidos a la última edición de Oxígeno del 2018. Despedimos el año celebrando que nos encontramos y que ya hace siete envíos estamos abriendo diálogos. Esta semana recordamos el inmenso valor de quienes atraviesan una enfermedad, pensamos en el compromiso que tenemos con desarrollar viviendas dignas y en la importancia de nombrar un Defensor del niño. 

1. Cada 18 personas (adultas) que vemos pasar por nuestra vida, una es un paciente curado de cáncer

Vimos un tuit de una persona que con tremenda alegría contaba que le habían dado el alta de una leucemia, después de cinco años y medio, y luego vimos miles de retuits de personas que festejaban su recuperación. Una enfermedad que nos inquieta mucho, pero también es importante tener en cuenta lo que ha progresado la medicina, de modo que el cáncer ya no genera el impacto en la salud que generaba hace dos décadas y hace tres generaciones. Ese mensaje en las redes nos da, a todos, mucha fuerza y mucha esperanza.

Aunque no nos demos cuenta, las estadísticas nos favorecen, y siguen mejorando con el paso del tiempo. En la Argentina, cada 18 personas (adultas) que vemos pasar por nuestra vida, una es un paciente curado de cáncer. 100 mil pacientes son diagnosticados cada año, y bastante más que la mitad están curados, cinco o diez años después. En diez años entonces tenemos 500 mil personas que ya terminaron su tratamiento y viven su vida con toda naturalidad. En 20 años, 1 millón. (¡Imaginarnos 15 estadios de fútbol repletos de aquellos que dieron esa batalla y la superaron!) 

Pasar por un tratamiento médico es una experiencia compleja. Muchas veces, difícil. Admiramos profundamente a quienes saben mirar en su interior para encontrar el sentido y el coraje que requieren esos momentos y aplaudimos vivamente a tantas familias, tantos amigos y tantos afectos que se reúnen alrededor de quienes pasan y han pasado por estas experiencias.

2. La imagen del pesebre renueva nuestro compromiso con desarrollar viviendas dignas

En esta época del año siempre miramos los adornos, las guirnaldas, la escenografía de fiesta que se instala en las casas y las calles. También recordamos la imagen del pesebre, esa casilla en la que un padre y una madre encontraron refugio para tener a su hijo. ¿Por qué debiera quedar ese relato simplemente como parte de la tradición? ¿Por qué no podemos ver en esta historia algo más profundo y, sobre todo, actual?

Que la imagen del pesebre renueve nuestro compromiso con desarrollar viviendas dignas para las personas más postergadas. Y que la dolorosa historia de tres inmigrantes de una Familia de Nazaret nos recuerde la necesidad de abrir los brazos a miles de refugiados abandonados a su suerte en todo el mundo. Ya celebramos la navidad el 25 de diciembre y el día de la Sagrada Familia el 30 de diciembre. Hoy nos queda festejar juntos la llegada del año nuevo. Que sea con los brazos abiertos a nuestros seres queridos, pero sobre todo a ese otro desconocido que puede estar necesitándonos.

3. Es urgente que se designe un Defensor del Niño

La semana pasada leímos en una nota que un chiquito “habría sido abusado” durante un secuestro del que fue víctima. ¡No están seguros y ya presuponen que fue abusado! Junto a la noticia también, publicaron la imagen de la denuncia (¡¿quién filtra esa información que es privada?!) Y figuraba, además, el nombre, apellido y la edad del menor. ¿Y los derechos del niño?, ¿los derechos de las personas?, ¿los derechos humanos? Tremenda es la responsabilidad de quienes comunican y difunden. ¿No tiene derecho ese chico a que se proteja su identidad? ¿Nadie pensó en él antes de publicar su nombre? La Comisión del Congreso dijo que en el 2018 iba a nombrar un Defensor del Niño. ¡Cuánto lo necesitamos! #DefensorDelNiñoYa (Conocé más sobre este tema)

4. Una de las imágenes de mi instagram que más gustó esta semana

Cuando un cartel en la vía pública es tan grande y contundente, qué se puede agregar. Imaginen ir por la ruta a la Costa Atlántica y cruzar permanentemente carteles como ese. ¡Uno llegaría a su destino de vacaciones decidido a cambiar el mundo! Ojalá todo lo que viéramos en la calle nos inspirara así.

5. Una nueva idea de solidaridad

En estos tiempos está surgiendo una nueva concepción de la cultura de la solidaridad. Su esencia no consiste solamente en sumar voluntarios para hacer “algo solidario”, sino que este renovado viento de cambio aparece con una vocación mucho más profunda. En este nuevo estadío de la solidaridad se intenta hacer un llamado a personas y a ciudadanos para transformar la realidad de la sociedad en la que viven. Una sociedad que ve ahora otras necesidades (propias y de los otros) y toma la decisión de juntarse y comprometerse. Individuos, personas, ciudadanos que quieren convertirse activamente en una verdadera Comunidad.

6. Cerremos el año con un poema (empecemos el año con un poema)

Un texto de la poeta estadounidense Elizabeth Bishop. Probablemente su poema más conocido. Es, además de hermoso, una fabulosa lección contra el apego. Cuán importante es encontrarnos entre nosotros y cuán importante, también, saber perder, saber soltar, saber dejar espacio para lo nuevo. ¡Ojalá les guste!

No es difícil dominar el arte de perder:
tantas cosas parecen llenas del propósito de ser perdidas,
que su pérdida no es ningún desastre.

Perder alguna cosa cada día. Aceptar aturdirse por la pérdida
de las llaves de la puerta, de la hora malgastada.
No es difícil dominar el arte de perder.

Después practicar perder más lejos y más rápido:
los lugares, y los nombres, y dónde pretendías
viajar. Nada de todo esto te traerá desastre alguno.

He perdido el reloj de mi madre. Y, ¡mira!, voy por la última
—quizás por la penúltima— de tres casas amadas.
No es difícil dominar el arte de perder.

He perdido dos ciudades, las dos preciosas. Y, más vastos,
poseí algunos reinos, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue ningún desastre.

Incluso habiéndote perdido a ti (tu voz bromeando, un gesto
que amo) no habré mentido. Por supuesto,
no es difícil dominar el arte de perder, por más que a veces
pueda parecernos (¡escríbelo!) un desastre.

7. Feliz año nuevo y recordemos: pirotecnia cero

Es lo que todos nosotros sentimos y pensamos cuando nos detenemos un segundo a pensar en el otro. Recuerden que muchas personas, las que tienen autismo por ejemplo, se ven muy afectadas por el sonido de los fuegos artificiales. Festejemos pensando en el otro, ¡y el motivo de festejo va a ser doble!

Los saludo, amigos. Cuando nos volvamos a encontrar, ya estaremos en 2019. Que se cumplan nuestros deseos y, más aún, que haya cada vez más y más. Que sea un año lleno de esperanza, abrazos y encuentros.

Como siempre, ¡recuerden que todo comentario, opinión o pregunta es bienvenida!