
La sensibilidad de un niño que abrió (otra vez) las puertas de la solidaridad
Una madre, preocupada por su hijo, recibe ayuda de la comunidad. Tres preguntas sobre trasplantados pediátricos.
Una mirada constructiva que busca cambiar la realidad. Todos los lunes, por Juan Carr.
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Una madre, preocupada por su hijo, recibe ayuda de la comunidad. Tres preguntas sobre trasplantados pediátricos.
Hoy quiero hablarte de unos de los gestos más notables que vi en mi vida. El de alguien que, en un momento duro, decidió pensar en sus prójimos.
En los últimos días tuvimos, como comunidad, una gran victoria: la de Omar, un joven de 12 años cuya vida se salvó gracias a un trasplante hepático urgente.
Son un matrimonio de médicos que, incluso en la pandemia, dio todo por el prójimo.
Seguramente, cada vez que buscás informarte durante estos meses de pandemia, encontrás muchos números negativos. Hoy vamos a hablar una cifra que invita a la esperanza y a valorar aquello que logramos entre todos.
¿Qué pasaría si buscáramos árboles y troncos quemados en tantos incendios de cada bosque de nuestro país y los instaláramos, para visibilizarlos y para que generen conciencia sobre el cuidado y la prevención, en nuestros espacios verdes?
Con el impacto inesperado, la ciudad empezó a organizarse: personal de salud, comerciantes, docentes… todos se pusieron a ver, en cada situación de cada familia.
Penosamente no se trata de números ni de estadísticas: son personas.
Arriesgaron su vida por los demás y salvaron a cientos, a miles. De lo que quedará algún día, cuando todo termine, este es un capítulo aparte.
Una mujer se presentó para el test sabiendo que hay riesgos serios. Sus razones me dejaron sin palabras.
Cómo hicieron tres amigos, junto con muchos otros, para cocinar una porción más y alimentar a cientos.
En esta Argentina que a veces nos enoja y nos hace sentir que no hay soluciones definitivas, ellos y ellas fueron a entregarse por los otros. Y había muchas más personas que se inscribieron para hacer el ensayo.
Hay una generación joven que está siendo impactada pero está saliendo. Es la que tiene una responsabilidad impensada: la vida empezaba para ella y todo se oscureció, pero esos jóvenes ahora desafían al virus con enormes actos de servicio.
Un joven que, para dar plasma, quiere averiguar si estuvo contagiado de coronavirus; la maravillosa ausencia de donantes de sangre, que se quedan en casa pero están ansiosos por volver; y la alegría que produce el encuentro de un niño perdido. Pequeños capítulos del tiempo presente.
El donante de plasma se recupera de su tragedia y dice: quiero dar plasma para otro que esté padeciendo lo que me tocó sufrir a mí.
Dos estadios de fútbol repletos, de los más grandes de la Argentina: eso son cien mil personas. Esa es la imagen de tantas personas que pasaron por una situación tan compleja y que se curaron.
En medio de la complicación de una pandemia, surge un gesto que tiene varias aristas y que es emocionante. Al mismo tiempo, se suman la ministra de Desarrollo Social y Desarrollo Humano, María Migliore, y los ciudadanos y las ciudadanas desde la Red Solidaria.
La nueva Ley de Fibrosis Quística posiblemente permita que todos los que la necesitan tengan acceso a la medicación. Es la tercera de una serie de leyes que surgen entre ciudadanos, y legisladores.
Nos impacta, nos hiere, nos lastimó. Las heridas cicatrizan muy lentamente y nos llevan a reflexionar que, además de las 85 familias que perdieron a un ser querido, hay más de 300 heridos que llevan sus marcas, su dolor para siempre.
Los voluntarios de la Red Solidaria estamos acá para dar lo mejor de nosotros; sabemos que no alcanza la mayoría de las veces, pero seguimos adelante.