Por qué la Feria de Guadalajara es más importante que la de Buenos Aires (y por qué no lo es)- RED/ACCIÓN

Por qué la Feria de Guadalajara es más importante que la de Buenos Aires (y por qué no lo es)

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Por qué la Feria de Guadalajara es más importante que la de Buenos Aires (y por qué no lo es)

Ayer lunes terminó la Feria del Libro de Guadalajara. Podrían resumirse sus éxitos a través de números. Las cifras son, parece, el tamaño de todas las cosas. Pero la Fil -así la llaman- es más que la cantidad de gente que la visita o cuántos libros se venden.

Es cierto que es la Feria del libro más importante de habla hispana. Pensando en la industria editorial, el ranking mundial sería Frankfurt, Guadalajara, Buenos Aires, por la cantidad de acuerdos que se cierran y la llegada de agentes literarios del mundo, entre otros factores. Sin embargo, para el público la feria argentina sigue siendo la más relevante.

Aunque no lo digan todo, hagamos un pantallazo de los número de Guadalajara. La feria dura apenas 8 días. En tiempo es casi un tercio de la de Buenos Aires, que dura tres semanas (los editores suelen quejarse del larguísimo aliento que se necesita en esos 21 días de trabajo intenso).

En cantidad de público, por la Fil suelen pasar cerca de 800 mil personas. Por la de Buenos Aires, poco más de un millón. En la feria de México hay presencia de dos mil editoriales (entre ellas, además de las mejicanas, las hay de al menos 47 países). Además, asisten más de 20 mil profesionales del libro y casi 350 agentes literarios.

Estos números sí representan dónde está puesto el foco de la Fil: en la industria. De sábado a miércoles la feria abre al público recién a las 17 horas. Antes de eso lo único que suceden son actividades entre profesionales del libro: agentes literarios conociendo escritores o catálogos editoriales; distribuidores reunidos con libreros; editoriales conociendo autores, editores de todo el mundo intercambiando tarjetas, ideas de co-edición, traducciones… Es decir, la venta de libros al público no es lo central. La gestión de posibles negocios, sí.

Foto: Ulises Ruiz / AFP

Ahí se explica un poco por qué todos los grandes y medianos editores de latinoamérica quieren estar. Un contrato con un agente europeo puede redundar en una traducción en Alemania o distribución en España, por ejemplo.

De nuestro país, por caso, este año viajaron Nora Galia de Letras del Sur, Leonora Djament de Eterna Cadencia, Guido Indij de Interzona y Factotum, Marcos Almada en representación de La Coop, y Constanza Brunet por Marea… Entre otros.

Fue una buena feria para la comitiva argentina: el espacio institucional de nuestro país (que no incluía libros de ninguna de las editoriales antes mencionadas), ganó el premio al Mejor Stand en la categoría Platino, correspondiente a los stands de más de 217 m2. Además, Claudia Piñeiro presentó su libro y participó de la entrega del premio Sor Juana Inés de la Cruz. También viajaron Luisa Valenzuela, Andrés Neuman, Fernando Bogado, Diego Erlan y Verónica Boix. Se cerraron acuerdos de edición, traducción y distribución. Los resultados por supuesto se verán en el tiempo, pero la intención en cada feria es que los textos escritores argentinos empiecen a circular por el mundo.

El centro del mundo

Nicole Witt es una de las agentes literarias más importantes del mundo. A ella se le debe en gran medida la entrada de autores argentinos al mercado europeo. Es alemana pero viaja a todas las ferias importantes. Consultada por Red/Acción, dice: "Creo que un elemento importante para la atracción de una feria, desde el punto de vista de los profesionales, son las actividades como solía ser la Semana de Editores, que infelizmente este año no tuvo lugar en Buenos Aires por primera vez en mucho tiempo, mientras que en Guadalajara el Fellowship Program sigue funcionando muy bien y en Bogotá se está profesionalizando. Espero que esto no marque ninguna tendencia para la Argentina".

Y agrega: "La sensación en el Centro de Derechos de Guadalajara es que fácilmente te encuentras con representantes importantes del mundo del libro en lengua española de muchos países y a nivel internacional, entre otros motivos porque los fellows, que representan editoriales muy interesantes tienen mesas allá. También hay actividades como el Reconocimiento al Mérito Editorial o premios como el Sor Juana Inés de la Cruz que son muy buenos puentes entre América Latina y Europa. Pienso que la cercanía de Guadalajara al mercado estadounidense y al mercado editorial de aquel país en lengua española también hayan favorecido que Guadalajara se haya posicionado en primer lugar entre las gandes ferias del libro en lengua española. El peso poblacional de México también debe jugar un papel, otros mercados editoriales como el argentino, el español y el colombiano son mucho menores".

La ubicación geográfica de México es en efecto una de sus grandes ventajas, mucho más accesible para casi todo el mundo que Buenos Aires. Esos son los primero motivos que salen a la luz cuando uno trata de entender por qué Guadalajara es tan importante para el mundo del libro.

¿Eso significa que Buenos Aires no? Para nada. La lógica en este aspecto no es excluyente, ya además suceden en lugares opuestos del calendario.

En la Feria argentina por otro lado las jornadas profesionales vienen creciendo cada año. En la próxima edición habrá cuatro días dedicados a los negocios. Suelen pasar por las distintas actividades cerca de 12 mil profesionales del libro.

Sobre la feria de Buenos Aires, dice Witt: "Para nuestra agencia también es muy importante y hasta imprescindible, es el momento cuando veo a todos los editores argentinos y a nuestros autores argentinos, que son muchos. Conozco a la mayoría de los editores y me gusta visitarlos en sus sedes y en sus stands".

Una de las opciones más atractivas que ofrece la feria de Buenos Aires para los libreros es la ayuda en logística. Cada librero que llega a la Feria tiene derecho a 200 kilos de libros para envíos sin cargo. Los extranjeros, 50 kilos. De este modo, en el 2018 se despacharon 23 mil kilos de libros a toda la Argentina (1600 cajas), mientras que al exterior fueron cerca de 7 mil kilos. La idea de que la Feria es puramente de público es un equívoco con el que cargan injustamente. Pero que en la Fil se respira un aire diferente, no hay dudas. Será el tequila o la lejanía de nuestro tango interior, pero el centro mismo del mercado editorial parece bullir de los rincones de la Expo. No la literatura, que es otra cosa.

Foto: Ulises Ruiz / AFP

Primera hipótesis general: en Guadalajara brilla el libro, en Buenos Aires la literatura. Tal vez sea impreciso decirlo así, pero hay algo cierto en esa diferenciación. Hoy todo el sector nacional necesita que se rehabilite antes antes al libro que a la literatura. Ya habrá tiempo para vanguardias, por lo pronto compren libros, parecieran decir la editoriales y librerías.

Hipótesis número dos: tal vez la potencia de la cantidad de público y la programación infinita de los salones de La Rural se coman el resto de actividades. Nadie repara en cuántos derechos se vendieron cuando la atención está puesta en la cantidad de gente en la cola para escuchar a Paul Auster. (O peor, cuando están leyendo en los diarios sobre el escándalo de turno en la apertura). Digo, la prensa argentina está acostumbrada a poner el acento en la espectacularidad de la feria antes que en su trastienda.

De todas formas, desde ambas Ferias se descree de la idea de competencia. Se trabaja en conjunto para generar una especie de agenda o corredor editorial latinoamericano. En ese calendario la cosa comienza con la FILBO de Bogotá, Colombia, a mediados de abril; luego sigue la de Buenos Aires hasta mayo, y en noviembre cierra la de Guadalajara. En ese recorrido, Buenos Aires sigue siendo el evento cultural más importante de la región para el público, mientras que Guadalajara lo es para las editoriales.

Si bien es más probable encontrar los escritores internacionales en la de México (este año las estrellas fueron el portugués Antonio Lobo Antunes, la uruguaya Ida Vitale y el turco Orhan Pamuk), la actividad cultural que ofrece la Feria de Buenos Aires no se compara. Basta ver la capacidad de la sala mayor de la Fil (la sala Juan Rulfo, para 500 personas), y la de Buenos Aires (la Jorge Luis Borges, para más de mil).

Las jornadas de negocios en la Feria de Buenos Aires existen hace 35 años, mientras que la feria en sí llegará en el 2019 a su edición número 45. La de Guadalajara que acaba de terminar fue apenas la edición 32. Es decir, es 12 años más joven que la argentina (quién sabe, tal vez sea en la juventud donde radique su vigor).

Foto: Ulises Ruiz / AFP

Obviamente nada se entiende sin su contexto. Mientras la economía argentina está en contracción, la de México tiene mucha más estabilidad. A comienzos del 2018, el peso mexicano respecto del dólar estaba igual que el peso argentino. A fin de año, el mexicano mantuvo su valor y el argentino pasó a valer la mitad. Nada más simplista y efectivo como explicar nuestro destino con el factor dólar por delante.

Esto repercute en el precio de los libros, en el costo de edición, en la cantidad de títulos que se publican y cantidad de ejemplares que se imprimen. Por supuesto, México no es una panacea: este año más de la mitad de los mexicanos no abrieron un libro. Dentro del público que sí lee, se calcula que solo leen 3.8 libros por año (de los cuales al menos el 30% es de autoayuda). Los datos surgen de las últimas cifras del Módulo sobre Lectura del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México).

En la Argentina -dentro del universo lector- el número de libros al año solía ser de 6, pero en el 2017 el informe del Sinca (una especie de Indec de la cultura), muestra que ese número bajó a 4. Más estremecedor es el dato de lectura per capita: el promedio anual de toda la población pasó de 3 hasta el 2013 a 1.5 en el 2017.

Además, claro, están los números del sector editorial, que indican que la industria cayó en el último año un 40%, además de otros golpes. Según un informe presentado por la Cámara Argentina del Libro y basado en el registro de ISBN, en el 2017 se publicaron 11 millones de ejemplares menos que en el 2016. Todavía no salió el informe de este año, pero todos en el sector anticipan que se mantendrá la tendencia en baja.

¿Cómo hacer en ese contexto para seguir teniendo la feria del libro más importante de la región? A lo Argentino: diciéndolo. Que lo demás es pura literatura.