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Trump quiere migrantes calificados

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propuso un sistema de puntos para que la concesión de la residencia permanente en su país se base más en el "mérito" profesional y menos en los lazos familiares de los inmigrantes. Consideró que el sistema actual "discrimina a los genios”. Foto: Mandel Ngan / AFP / Télam

POR QUÉ ES IMPORTANTE: hoy Estados Unidos concede 1,1 millones de permisos de residencia al año, de los cuales el 66% son permisos de reunificación familiar.

Equilibrá la Cancha

Las mujeres también juegan.

Jugadoras, entrenadoras, referís, directoras técnicas. Juegan en la A y en la B. Se disputan la Copa Libertadores, la Supercopa, la Copa América, el Mundial, y los Juegos Olímpicos. Vienen de todas partes del país y son convocadas para jugar en otras partes del mundo, desde Brasil hasta China.

Pero poco se sabe de ellas. En Wikipedia, solo se pueden encontrar 33 perfiles de jugadoras argentinas de fútbol, mientras que de jugadores hombres hay 5.343.

Este proyecto en colaboración entre RED/ACCIÓN, Economía Femini(s)ta y Wikimedia Argentina buscará visibilizar a las mujeres del fútbol argentino. Para ello, estaremos recolectando información biográfica de jugadoras, entrenadoras, referís, y otras mujeres profesionales del fútbol argentino.

Al final de este proceso de recolección, realizaremos una jornada de edición para cargar estas biografías a Wikipedia y así, de a poco, equilibrar la cancha. El evento tendrá lugar el 24 de noviembre y te podes inscribir acá.

Este proyecto es parte del Mundial de la Igualdad, una iniciativa que busca que los medios, organizaciones, clubes deportivos y marcas interesadas en el fútbol difundan, desarrollen y promuevan contenidos con una agenda social y de género más responsable.

Te invitamos a enviarnos los datos biográficos de las mujeres del fútbol que conozcas a través del siguiente formulario: 

Proponé una jugadora

Opinión | 7 de mayo de 2019

Necesitamos una economía más humana

Después de 40 años de fundamentalismo de mercado, Estados Unidos y una parte importante de Europa están fracasando a la gran mayoría de sus ciudadanos. Solo un nuevo contrato social, que garantice a los ciudadanos la atención médica, la educación, la seguridad de jubilación, la vivienda asequible y el trabajo decente, a cambio de una remuneración digna, puede salvar al capitalismo y la democracia liberal.

Hace tres años, la elección del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el referéndum Brexit del Reino Unido confirmaron lo que los que hemos estudiado durante mucho tiempo las estadísticas de ingresos ya sabíamos: en la mayoría de los países avanzados, la economía de mercado ha estado fallando en grandes sectores de la sociedad.

En ninguna parte es esto más cierto que en los Estados Unidos. Considerado durante mucho tiempo como un niño del cartel por la promesa del individualismo de libre mercado, hoy en día, Estados Unidos tiene una mayor desigualdad y menos movilidad social ascendente que la mayoría de los otros países desarrollados.

Después de haber aumentado durante un siglo, la esperanza de vida promedio en los Estados Unidos ahora está disminuyendo. Y para aquellos que se encuentran en el 90% inferior de la distribución del ingreso, los salarios reales (ajustados por la inflación) se han estancado: el ingreso de un trabajador de sexo masculino típico hoy en día es alrededor de hace 40 años.

Mientras tanto, muchos países europeos han tratado de emular a Estados Unidos, y los que tuvieron éxito, especialmente el Reino Unido, ahora están sufriendo consecuencias políticas y sociales similares. Es posible que Estados Unidos haya sido el primer país en crear una sociedad de clase media, pero Europa nunca se quedó atrás. Después de la Segunda Guerra Mundial, en muchos aspectos superó a los EE. UU. En la creación de oportunidades para sus ciudadanos. A través de una variedad de políticas, los países europeos crearon el estado de bienestar moderno para brindar protección social y realizar inversiones importantes en áreas donde el mercado por sí solo podría gastar menos.

El modelo social europeo, como se conoció, sirvió a estos países durante décadas. Los gobiernos europeos pudieron controlar la desigualdad y mantener la estabilidad económica frente a la globalización, el cambio tecnológico y otras fuerzas disruptivas. Cuando estalló la crisis financiera de 2008 y la subsiguiente crisis del euro, los países europeos con los estados de bienestar más fuertes, particularmente los países escandinavos, obtuvieron los mejores resultados. Contrariamente a lo que a muchos en el sector financiero les gustaría pensar, el problema no era una participación demasiado estatal en la economía, sino demasiado poco. Ambas crisis fueron el resultado directo de un sector financiero poco regulado.

Despues de la caída

Ahora, la clase media está siendo vaciada a ambos lados del Atlántico. Revertir este malestar requiere que averigüemos lo que salió mal y trazar un nuevo rumbo, adoptando el capitalismo progresista que, al tiempo que reconoce las virtudes del mercado, también reconoce sus limitaciones y garantiza que la economía funcione en beneficio de todos.

No podemos simplemente regresar a la edad de oro del capitalismo occidental en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando un estilo de vida de clase media parecía estar al alcance de la mayoría de los ciudadanos. Tampoco deberíamos quererlo necesariamente. Después de todo, el "sueño americano" durante este período estaba mayormente reservado para una minoría privilegiada: los hombres blancos.

Podemos agradecer al ex presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, y al ex primer ministro británico, Margaret Thatcher, por nuestro estado actual de cosas. Las reformas neoliberales de la década de 1980 se basaron en la idea de que los mercados sin restricciones traerían prosperidad compartida a través de un proceso de goteo místico.

Se nos dijo que la reducción de las tasas impositivas sobre los ricos, la financiarización y la globalización daría lugar a mejores niveles de vida para todos. En cambio, la tasa de crecimiento de los EE. UU. Cayó a cerca de dos tercios de su nivel en la era de la posguerra, un período de estrictas regulaciones financieras y una tasa impositiva marginal superior al 70%, y una mayor participación de la riqueza y los ingresos de este el crecimiento limitado se canalizó al 1% superior. En lugar de la prosperidad prometida, obtuvimos desindustrialización, polarización y una clase media en disminución. A menos que cambiemos la secuencia de comandos, estos patrones continuarán o empeorarán.

Afortunadamente, existe una alternativa al fundamentalismo del mercado. A través de un equilibrio pragmático de poder entre el gobierno, los mercados y la sociedad civil, podemos avanzar hacia un sistema más libre, más justo y más productivo. El capitalismo progresivo significa forjar un nuevo contrato social entre los votantes y los funcionarios electos, los trabajadores y las corporaciones, ricos y pobres. Para que un nivel de vida de clase media sea una meta realista, una vez más para la mayoría de los estadounidenses y europeos, los mercados deben servir a la sociedad, y no al revés.

Invasión de los ladrones de riqueza

A diferencia del neoliberalismo, el capitalismo progresivo se basa en una comprensión adecuada de cómo se crea el valor hoy. La verdadera y sostenible riqueza de las naciones no proviene de los países explotadores, los recursos naturales y las personas, sino del ingenio humano y la cooperación, a menudo facilitada por los gobiernos y las instituciones de la sociedad civil. Desde la segunda mitad del siglo dieciocho, la innovación que mejora la productividad ha sido el verdadero motor del dinamismo y los niveles de vida más altos.

El rápido progreso económico inaugurado por la Revolución Industrial, después de siglos de estancamiento, descansa sobre dos pilares. La primera es la ciencia, a través de la cual podemos aprehender el mundo que nos rodea. La segunda es la organización social, que nos permite ser más productivos trabajando juntos de lo que podríamos ser solos. Con el tiempo, instituciones como el imperio de la ley, las democracias con sistemas de control y equilibrio y las normas y estándares universales han fortalecido ambos pilares.

En una breve reflexión, debería ser obvio que estas son las fuentes de la prosperidad material. Y, sin embargo, la creación de riqueza a menudo se confunde con la extracción de riqueza. Los individuos y las corporaciones pueden enriquecerse al depender del poder del mercado, la discriminación de precios y otras formas de explotación. Pero eso no significa que hayan hecho ninguna contribución a la riqueza de la sociedad. Por el contrario, tal comportamiento a menudo deja a todos los demás en una situación peor. Los economistas se refieren a estos ladrones de riqueza, que buscan obtener una mayor proporción de la torta económica de la que crean, como buscadores de renta. El término se originó en las rentas de la tierra: quienes las recibieron no lo hicieron como resultado de sus propios esfuerzos, sino simplemente como consecuencia de la propiedad, a menudo heredada.

Este comportamiento dañino prevalece especialmente en la economía de los EE. UU., Donde cada vez más sectores están dominados por unas pocas empresas. Estas mega corporaciones han usado su poder de mercado para enriquecerse a costa de todos los demás. Al cobrar precios más altos, han reducido efectivamente los estándares de vida de los consumidores. Con la ayuda de las nuevas tecnologías, pueden, y lo hacen, involucrarse en una discriminación masiva, de manera que los precios no son establecidos por el mercado (encontrando el precio único que iguala la demanda y la oferta), sino por determinaciones algorítmicas del máximo que un cliente desea. pagar.

Al mismo tiempo, las corporaciones estadounidenses han utilizado la amenaza de la deslocalización para reducir los salarios nacionales. Y cuando eso no ha sido suficiente, han presionado a los políticos para que debiliten aún más el poder de negociación de los trabajadores. Estos esfuerzos han demostrado ser efectivos: la proporción de trabajadores que pertenecen a sindicatos ha caído en la mayoría de las economías avanzadas, pero especialmente en los EE. UU., Y la proporción del ingreso que se destina a los trabajadores ha disminuido precipitadamente.

No hay excusas

Si bien los avances en tecnología y el crecimiento de los mercados emergentes ciertamente han jugado algún papel en el declive de la clase media, son de importancia secundaria para la política económica. Sabemos esto porque los mismos factores han tenido diferentes efectos en todos los países. El aumento de China y el cambio tecnológico se han sentido en todas partes, pero EE. UU. Tiene una desigualdad significativamente mayor y menos movilidad social que muchos otros países, como Noruega.

Del mismo modo, donde la desregulación financiera ha ido más lejos, también lo han hecho los abusos del sector financiero, como la manipulación del mercado, los préstamos abusivos y las tarifas excesivas de las tarjetas de crédito.

O considere la obsesión de Trump con los acuerdos comerciales. En la medida en que los legisladores han maltratado a los trabajadores estadounidenses, no se debe a que los negociadores comerciales de los países en desarrollo sean más astutos que los negociadores estadounidenses. De hecho, los Estados Unidos suelen obtener casi todo lo que piden. El problema es que lo que pide refleja los intereses de las corporaciones estadounidenses, no de los ciudadanos comunes.

Y por más mal que estén las cosas ahora, están a punto de empeorar. Considerar la desigualdad de ingresos de Estados Unidos. La inteligencia artificial y la robotización ya están siendo consideradas como los motores del crecimiento futuro. Pero bajo el marco normativo y normativo vigente, muchas personas perderán sus empleos, con poca ayuda del gobierno para encontrar nuevos. Los vehículos autónomos por sí solos privarán a millones de sus medios de vida.

Al mismo tiempo, nuestros gigantes tecnológicos están haciendo lo que pueden para privar al gobierno de la capacidad de respuesta, y no solo haciendo campaña para reducir los impuestos: están demostrando el mismo genio en evitar impuestos y explotar a los consumidores que previamente mostraron en el desarrollo de los recortes. innovaciones Además, han mostrado poca o ninguna consideración por la privacidad de las personas. Sus modelos de negocio y comportamiento están efectivamente exentos de la supervisión.

Aún así, hay esperanza en el hecho de que nuestra disfunción económica es el resultado de nuestras propias políticas. Algunos países que enfrentan estas mismas fuerzas globales han adoptado políticas que han llevado a economías dinámicas en las que los ciudadanos comunes han prosperado. A través de reformas progresistas capitalistas, podemos comenzar a restaurar el dinamismo económico y garantizar la igualdad y la oportunidad para todos. La principal prioridad debería ser frenar la explotación y fomentar la creación de riqueza, y esto puede hacerse mejor, o solo, por personas que trabajan juntas, especialmente a través del gobierno.

El Estado indispensable.

Independientemente de la forma que tome el arrebato de riqueza, desde el abuso del poder de mercado y las asimetrías de la información hasta el aprovechamiento de la degradación ambiental, existen políticas y regulaciones específicas que podrían prevenir los peores resultados y generar beneficios económicos y sociales de gran alcance. Hacer que mueran menos personas debido a la contaminación del aire, las sobredosis de drogas y las "muertes por desesperación" significará tener más personas que contribuyan de manera productiva a la sociedad.

La regulación ha tenido un mal nombre desde que Reagan y Thatcher la convirtieron en sinónimo de "papeleo". Pero la regulación a menudo mejora la eficiencia. Cualquier persona que viva en una ciudad sabe que sin semáforos, una simple "regulación" que rige el flujo de automóviles a través de una intersección, viviríamos en un embotellamiento perpetuo. Sin estándares de calidad del aire, el smog en Los Ángeles y Londres sería peor que el aire en Beijing y Delhi. El sector privado nunca se encargaría de frenar la contaminación. Solo pregúntale a Volkswagen.

Trump y los lobbistas que ha designado para desmantelar al gobierno de los Estados Unidos están haciendo todo lo posible para eliminar las regulaciones que protegen el medio ambiente, la salud pública e incluso la economía. Durante más de cuatro décadas después de la Gran Depresión, un marco regulatorio sólido impidió las crisis financieras, hasta que se vio, en la década de 1980, como una innovación "sofocante". Con la primera ola de desregulación llegó la crisis de ahorros y préstamos, seguida por una mayor desregulación y la burbuja punto-com en la década de 1990, y luego la crisis financiera mundial en 2008. En ese momento, los países de todo el mundo intentaron volver a escribir las reglas para Prevenir una recurrencia. Pero ahora la administración de Trump está haciendo lo que puede para revertir ese progreso.

Así también, las regulaciones antimonopolio implementadas para garantizar que los mercados funcionen como se supone que deben hacerlo - competitivamente - se han retirado. Al frenar la búsqueda de rentas, las prácticas anticompetitivas y otros abusos, mejoraríamos la eficiencia, aumentaríamos la producción y estimularíamos más inversiones. Mejor aún, liberaríamos recursos para actividades que realmente mejoran el bienestar.

Si menos de nuestros mejores estudiantes ingresaran a la banca, tal vez más irían a la investigación. Los desafíos en ambos son grandes, pero uno se enfoca en aprovechar a los demás, el otro en agregar a lo que sabemos y a lo que podemos hacer. Y, dado que la carga de la explotación tiende a pesar más en quienes se encuentran en la base de la pirámide económica, reduciríamos la desigualdad y fortaleceríamos el tejido de la sociedad estadounidense.

Como lo implica el término, el capitalismo progresivo reconoce tanto el poder como las limitaciones de los mercados. Es simplemente un hecho que, dejándolo a su alcance, el sector privado siempre producirá demasiado de algunas cosas, como la contaminación, y muy poco de otras, como la investigación básica, que es la base de la innovación y el dinamismo económico.

El gobierno tiene un papel central que desempeñar no solo para impedir que el sector privado haga lo que no debe, sino para alentarlo a que haga lo que debe. Y a través de la acción colectiva, a través del gobierno, podemos hacer cosas que no podemos hacer solos y que el mercado por sí solo no hará. La defensa es el ejemplo obvio, pero las innovaciones a gran escala, como la creación de Internet y el Proyecto Genoma Humano, son ejemplos de gastos públicos que han transformado nuestras vidas.

El sector privado tampoco proporcionará muchos de los servicios universales que constituyen la base de una sociedad decente. La razón por la que el gobierno de los EE. UU. Creó el Seguro Social, Medicare, Medicaid y el seguro de desempleo e invalidez es que los empresarios y las empresas no brindan estos servicios esenciales, o lo hicieron con costos y restricciones inaceptables (como la denegación del seguro de salud a las personas con pre- condiciones existentes). Y en muchas de estas áreas, el gobierno ha demostrado ser más eficiente que el sector privado. Los costos administrativos de la Seguridad Social son una fracción de los de los planes privados de jubilación, y la Seguridad Social cubre una gama más amplia de riesgos, como los relacionados con la inflación.

Nuestra única opción

El tipo de regulaciones y reformas de sentido común que he descrito son necesarias para restablecer el crecimiento y poner una vida de clase media al alcance de la mayoría de los estadounidenses y europeos. Pero no son suficientes. Lo que necesitamos es un nuevo contrato social del siglo veintiuno para asegurar que a todos los ciudadanos se les garantice el acceso a la atención médica, educación, seguridad en la jubilación, vivienda asequible y un trabajo decente con un salario digno.

Muchos países ya han demostrado que se pueden lograr elementos discretos de este contrato social. Después de todo, los Estados Unidos están solos entre los países desarrollados al no reconocer la atención médica como un derecho humano básico. Irónicamente, mientras EE. UU. Gasta más en atención de salud, tanto per cápita como en porcentaje del PIB, que cualquier otro país desarrollado, su sistema predominantemente privado produce peores resultados. La esperanza de vida en los Estados Unidos es apenas superior a la de Costa Rica, un país de ingresos medios con una quinta parte del PIB per cápita de América.

Los Estados Unidos pagan un alto precio por estas fallas, cuyos costos probablemente continuarán creciendo con el tiempo. La tasa de participación en la fuerza laboral para los hombres en edad de primera edad se encuentra en mínimos históricos, y la tasa para las mujeres también ha comenzado a disminuir. Muchos de los que han abandonado el mercado laboral padecen problemas de salud crónicos y toman medicamentos recetados para el dolor, lo que contribuye a la crisis de opioides que viene a definir a la América de Trump. Con un 21% de los niños estadounidenses que crecen en la pobreza, la falta de inversión constante en la educación pública, sin duda, pesará sobre la productividad futura.

Desde una perspectiva capitalista progresista, la clave para entregar un nuevo contrato social es a través de una opción pública para servicios que son esenciales para el bienestar. Las opciones públicas amplían la elección del consumidor y estimulan la competencia. La competencia, a su vez, llevará a precios más bajos y más innovación. Muchos esperaban que la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare) de 2010 incluyera una opción pública para el seguro de salud. Pero, en el evento, los cabilderos de la industria lograron que se eliminara de la cuenta final. Eso fue un error.

Más allá de la atención médica, los EE. UU. También necesitan una opción pública para las cuentas de jubilación, las hipotecas y los préstamos estudiantiles. En el caso de la jubilación, esto podría significar que las personas que desean un mayor ingreso durante la jubilación tendrán la opción de contribuir más a la Seguridad Social durante sus años en la fuerza laboral, con aumentos proporcionales en los beneficios de jubilación. Esto no solo sería más eficiente que pagar en un plan complementario privado; También protegería a los ciudadanos de las empresas explotadoras de gestión de la riqueza.

De hecho, muchas de estas empresas han cabildeado en contra de tener que cumplir con cualquier obligación fiduciaria, argumentando efectivamente que si no pueden proteger a sus clientes, entonces no pueden ganar suficiente dinero para justificar su existencia. Los conflictos de intereses, desde esta perspectiva, son solo parte de la brusquedad del capitalismo del siglo veintiuno: ¿por qué incluso obligar a las empresas a revelarlos?

Además, debido a que los bancos estadounidenses ahora afirman que no pueden asumir el riesgo de suscribir hipotecas, aproximadamente el 90% de todos los préstamos hipotecarios están respaldados por el gobierno federal. Pero si los contribuyentes ya han asumido casi todo el riesgo mientras el sector privado sigue cosechando todos los beneficios, no hay razón para no tener una opción pública.

El gobierno podría comenzar a ofrecer una hipoteca convencional del 20% a 30 años a cualquiera que haya pagado impuestos durante cinco años, a una tasa un poco superior a la tasa a la que se le presta dinero. Y, a diferencia de las hipotecas privadas, que fueron diseñadas virtualmente para garantizar que millones de personas perdieran sus hogares en la crisis financiera, se podría diseñar una opción pública para permitir que los trabajadores permanezcan en sus hogares cuando enfrentan una situación de penuria temporal.

De vuelta a la moralidad

La mayoría de estas propuestas son obvias; sin embargo, las reformas económicas que necesitamos enfrentarán serios desafíos políticos debido a la influencia de los intereses creados. Ese es el problema con la grave desigualdad económica: inevitablemente da lugar y refuerza la desigualdad política y social.

Cuando surgió el movimiento progresista original durante la era dorada de finales del siglo XIX, su objetivo principal era arrebatar la gobernabilidad democrática a los grandes capitalistas monopolistas y sus compinches políticos. Lo mismo ocurre con el capitalismo progresista de hoy. Requiere que revirtamos el esfuerzo sistemático del Partido Republicano para privar de derechos a grandes segmentos del electorado a través de la supresión de votantes, el gerrymandering y otras técnicas antidemocráticas. También requiere que reduzcamos la influencia del dinero en la política y restauremos los controles y balances adecuados.

La presidencia de Trump nos ha recordado que tales controles son indispensables para el correcto funcionamiento de la democracia. Pero también ha expuesto los límites de las instituciones existentes (como el Colegio Electoral, a través del cual se elige al presidente, y el Senado, donde un estado pequeño como Wyoming, con menos de 600,000 personas, tiene el mismo voto que California, con casi 40 millones), subrayando la necesidad de una reforma política estructural.

En juego tanto en América como en Europa está nuestra prosperidad compartida y el futuro de la democracia representativa. La explosión del descontento público en Occidente en los últimos años refleja una creciente sensación de impotencia económica y política por parte de los ciudadanos, que ven sus posibilidades de que una vida de clase media se evapore ante sus ojos. El capitalismo progresivo busca frenar el poder excesivo del dinero concentrado en nuestra economía y nuestra política.

Pero hay mucho más en juego: nuestra sociedad civil y nuestro sentido de identidad, tanto individuales como colectivos. Nuestra economía moldea lo que somos, y durante los últimos 40 años, una economía construida en torno a un núcleo de materialismo amoral (si no inmoral) y de búsqueda de ganancias ha creado una generación que abarca esos valores.

No tiene que ser así. Podemos tener una economía más compasiva y solidaria, basada en cooperativas y otras alternativas a la empresa con fines de lucro. Podemos diseñar mejores sistemas de gobierno corporativo, donde más que solo importan las ganancias a corto plazo. Podemos y debemos esperar un mejor comportamiento de nuestras empresas que maximizan los beneficios, y una regulación adecuada eliminará algunas de las tentaciones de portarse mal.

Hemos realizado un experimento de 40 años con el neoliberalismo. La evidencia está en, y por cualquier medida, ha fallado. Y por la medida más importante, el bienestar de los ciudadanos comunes, ha fracasado estrepitosamente. Necesitamos salvar al capitalismo de sí mismo. Una agenda de reforma capitalista progresiva es nuestra mejor oportunidad.

Joseph E. Stiglitz es Premio Nobel de Economía 2001.

© Project Syndicate 1995–2021.

Harvard Business Review | 10 de mayo de 2019

Las cinco preguntas que hay que hacer al comenzar un nuevo trabajo

Las acciones que realice durante sus primeros meses en un nuevo trabajo tienen un gran impacto en su éxito o fracaso. Construya desde el inicio un impulso positivo y lo ayudará durante su trayectoria. Cometa algunos errores tempranos y podría enfrentar una batalla cuesta arriba durante el resto de su tiempo en el puesto.

El mayor desafío que enfrentan los líderes en las primeras etapas es mantenerse enfocados en las cosas correctas. Por ello es útil tener una serie de preguntas como guía. He aquí las cinco más importantes a plantear:

¿Cómo crearé valor?
¿Por qué lo colocaron en este rol? ¿Qué esperan las partes interesadas que usted logre? ¿En cuánto tiempo? ¿Cómo se evaluará su éxito? Recuerde que probablemente tendrá que responder a muchos interlocutores, no solo su jefe, y que ellos podrían tener ideas distintas de lo que constituye un “éxito.”

¿Qué se espera de mi?
A menos que lo hayan contratado para cambiar la cultura de su nueva organización, deberá esforzarse por entender y adaptarse a sus normas. Ser percibido como que “no pertenece aquí” puede llevar al aislamiento.

¿Qué apoyo es indispensable?
Su éxito probablemente dependa de personas sobre las que no tiene una autoridad directa. Por este motivo, necesita construir alianzas. Aprenda a navegar el panorama político de su nueva organización. ¿Quién tiene poder e influencia? ¿Qué apoyo es crucial y por qué? Necesitará entender lo que los demás están tratando de lograr y cómo puede ayudarlos. La reciprocidad es la base más fuerte sobre la cual construir aliados.

¿Cómo obtendré las primeras victorias?
Los líderes en transición energizan a las personas obteniendo mejoras rápidas y tangibles en la organización, que pueden crear un sentido de impulso. Bien hechas, construyen su credibilidad, aceleran su aprendizaje y le ganan el derecho a realizar cambios más profundos en la organización. Identifique las mejores formas de tener un impacto positivo y organícese para hacerlo con la mayor eficiencia posible.

¿Qué habilidades necesito para destacarme?
Cuanto más pronto entienda qué nuevas capacidades necesita desarrollar, mejor. El no captar este punto disminuye su potencial para avanzar en la carrera.

Hágase estas cinco preguntas al iniciar un nuevo rol, y sígalas planteando constantemente. Dedique media hora al final de cada semana para reflexionar sobre si las respuestas siguen siendo claras o han cambiado de algún modo. Hacerlo le permitirá mantenerse en el camino correcto durante su transición y más allá.

Michael D. Watkins es profesor en IMD, cofundador de Genesis Advisers y autor de "Master Your Next Move".

©HBR, distribuido por The New York Times Licensing Group

Harvard Business Review | 14 de mayo de 2019

Cómo hablar con un compañero de trabajo que está pasando por un momento difícil

Todos tenemos días malos en el trabajo. Ya sea, porque uno se encuentra frustrado porque no alcanzó su objetivo de ventas, enojado porque su colega recibió el ascenso que esperaba recibir usted o triste porque los despidos afectaron a su área. Las emociones negativas ocupan un lugar en el trabajo, nos guste o no.

Cuando uno se siente mal, triste o enojado, pero lo supera en poco tiempo, no hay que preocuparse. Es diferente cuando su colega tiene un extenso periodo de dificultades y usted piensa, “¿no debería haberlo superado ya?”.

Aunque usted pueda entender que el reponerse de un conflicto toma tiempo, podría impacientarse. ¿Por qué? Porque la decepción o angustia de su colega podría estar afectando la cantidad o calidad de su trabajo, lo que a su vez afecta el de usted. Además, la investigación muestra que las emociones son "contagiosas” — y entre más tiempo se sienta mal su colega, será más probable que esos sentimientos se repliquen en usted.

Por otro lado, su repertorio de estrategias de apoyo podría agotarse, y quizá sienta que se ha quedado sin formas de sentirse útil, empático o siquiera interesado. Por mucho que quiera que su colega se reponga, no puede acelerar el proceso, del mismo modo en que él no puede hacerlo. Como dicen, la única forma de salir es atravesando el problema. Así que darle a su compañero el tiempo para atravesar su experiencia emocional de hecho lo acercará a darle cierre.

¿Cómo puede usted contribuir? Una clave está en mantenerse en contacto con las emociones negativas y otras experiencias difíciles, sin juzgar. He aquí unos ejemplos de cómo sería:

  • En lugar de decir “estás haciendo demasiado escándalo al respecto,” pruebe diciendo: “Parece que esto te está afectando de forma significativa. Dime más acerca de lo que está pasando.” En lugar de juzgar la profundidad o amplitud de la reacción de su colega (lo que el probablemente resentiría y no apreciaría), usted simplemente debería reconocer el impacto que la situación tiene para él y ofrecer un espacio para expresarse.
  • En lugar de decir “deja de preocuparte tanto,” pruebe diciendo: “Te ves muy preocupado. ¿qué es lo que más te inquieta?” En lugar de decirle a su colega cómo sentirse (lo que raramente funciona), invite a explorar qué es lo que impulsa esa emoción.
  • En lugar de decir “necesitas superarlo,” pruebe diciendo: “Parece que sigues pensando al respecto. ¿Qué necesitas para avanzar?” En lugar de ordenarle que deje de estar tan incómodo (quizá porque él lo está incomodando a usted), escuche su preocupación, ayudelo a considerar distintas soluciones.

Mientras las emociones negativas se manifiesten en el trabajo, usted estará mejor si tiene estrategias para ayudar a sus colegas a afrontarlas. ¿Quién sabe? Un día incluso usted podría necesitar alguna de esas tácticas.

Deborah Grayson Riegel es una directora en el Boda Group.

©HBR, distribuido por The New York Times Licensing Group


Opinión | 16 de mayo de 2019

La ilusión de crecimiento económico de Donald Trump

Para muchos comentaristas, la instantánea de una tasa de crecimiento del 3,2% durante el primer trimestre de 2019, combinada con una caída del índice de desempleo al 3,6% en abril, implica la reivindicación de las políticas económicas del presidente Donald Trump y, según algunos, aumenta sus chances de reelección.

Pero esta interpretación no tiene en cuenta lo que estos indicadores no miden. Y lo que no miden es lo que realmente importa a la opinión pública.

En su defensa de la rebaja impositiva de 2017, a la que le atribuye un 1,1% más de crecimiento anual del PBI en 2018‑2019, el economista de Harvard Robert J. Barro escribe: “Doy por sentado que un crecimiento económico más rápido es mejor que un crecimiento económico más lento” porque “millones de personas se benefician de tasas de crecimiento más altas, que suelen estar acompañadas por mayores salarios y menor desempleo, lo que ayuda especialmente a los menos favorecidos”.

Pero siempre es mejor no dar nada “por sentado”. Ya que es un firme creyente en la racionalidad de la gente, Barro debería considerar lo que la gente dice en realidad. Según la última encuesta de Gallup, el 40% de los estadounidenses aprueba la rebaja impositiva de 2017, contra un 49% que la desaprueba; una valoración neta negativa confirmada por varias otras encuestas recientes.

La opinión pública ve más allá de una mejora temporal del gasto y se preocupa por el aumento de la desigualdad de ingresos y riqueza y por el creciente déficit fiscal. Siguiendo a Barro (a través de Ricardo), lo más probable es que prevean futuras subas de impuestos.

El rechazo continuado a la rebaja impositiva no es la única señal de descontento popular; hay otras incluso más notorias. El país está dividido a partes iguales en su valoración de la situación económica general; una mitad la describe como “excelente” o “buena” y la otra mitad como “regular” o “mala”. Un 49% de los estadounidenses cree que la situación económica está mejorando, mientras que el 50% considera que está empeorando o se mantiene igual. En términos generales, sólo el 31% está satisfecho con el rumbo del país, y el 67% está insatisfecho.

Los indicadores macroeconómicos no expresan todos los aspectos de la calidad de vida. Por ejemplo, pese a la expansión de la economía estadounidense en años recientes, el país padece una crisis de salud pública en aumento. Estados Unidos tuvo dos años consecutivos de reducción de la expectativa de vida, en 2016 y 2017; fue la caída consecutiva más larga desde la Primera Guerra Mundial y la posterior epidemia de gripe. Pero la caída actual obedece a la desesperación, no a la enfermedad. Los índices de suicidio y las sobredosis de opioides están en alza.

Otra epidemia alarmante que no aparece en el PBI o en los índices de desempleo es el enorme aumento de la ansiedad de los estadounidenses. Gallup lo expresó de este modo: “Pese al éxito de la economía, el año pasado más estadounidenses estuvieron estresados, enojados y preocupados que durante la mayor parte de la década pasada. Cuando se les pregunta cómo se sintieron ayer, en 2018 la mayoría de los estadounidenses (55%) dijo haber experimentado estrés durante gran parte del día, casi la mitad (45%) dijo haber sentido gran preocupación, y más de uno de cada cinco (22%) dijo haber sentido mucho enojo”.

En 2018, la tríada estrés‑preocupación‑enojo llegó a un triple máximo decenal en Estados Unidos, que durante ese año fue el séptimo país más estresado del mundo, menos que Grecia, Filipinas e Irán, pero más que Uganda, Turquía y Venezuela.

Estas medidas de estrés se condicen con otro hallazgo notable: la felicidad declarada de los estadounidenses también disminuyó en 2018. Ante la pregunta de Gallup de cómo calificarían su vida en una escala de cero (pésima) a diez (óptima), la respuesta promedio de los estadounidenses en 2018 fue 6,9, contra 7,0 en 2017 y 7,3 en el período 2006‑2008. A pesar del aumento del PIB per cápita, la satisfacción declarada con la vida disminuyó durante la década pasada. En 2018, Estados Unidos quedó en 20.º lugar en el Informe Mundial de Felicidad, y en la mitad inferior de los países de la OCDE (en 2016‑2018 estaba en el 19.º lugar).

Incluso en sí mismos, los datos referidos al PBI y al nivel de empleo son menos impresionantes de lo que dan a entender los titulares. Por ejemplo, el crecimiento del PBI durante el primer trimestre muestra un aumento de inventarios, que puede ser presagio de una desaceleración del crecimiento de la producción en los próximos trimestres. Y en cualquier caso, sólo es una estimación preliminar. Asimismo, aunque una baja del desempleo es indudablemente alentadora, parte de la caída informada en abril refleja una reducción de la fuerza laboral.

Sobre todo, la tasa de empleo sigue muy por debajo de su máximo anterior. El índice de empleo de la población civil en abril de 2019 estuvo en el 60,6% de la población en edad de trabajar, cayendo desde el máximo anual del 64,4% en 2000. El bajo nivel actual de la tasa de desempleo en Estados Unidos se debe en buena medida a que muchos estadounidenses mal remunerados salieron de la fuerza laboral.

Una mayoría de los estadounidenses no están felices con el rumbo de su país ni son tan ingenuos como para pensar que la rebaja impositiva de 2017 es una solución a sus males.

A diferencia de muchos macroeconomistas, la gente sabe que la vida es mucho más que un aumento a corto plazo del crecimiento o una caída temporal de la tasa de desempleo. Estos indicadores son en el mejor caso una foto borrosa que no tiene en cuenta el futuro, ni el reparto desigual de los resultados, ni el alto y creciente nivel de ansiedad de los estadounidenses que conviven con una atención médica demasiado cara, deudas estudiantiles inmensas y falta de protección laboral. Tampoco tienen en cuenta la reducción de la expectativa de vida y la carga creciente de abuso de sustancias, suicidios y depresión.

Es hora de que los economistas, los analistas y los políticos adopten una mirada holística de la vida en estos tiempos y se tomen en serio los cambios estructurales a largo plazo necesarios para resolver las diversas crisis que aquejan a Estados Unidos y muchos otros países: de salud, de desesperación, de desigualdad y de estrés. Los ciudadanos estadounidenses, en particular, deben reflexionar sobre el hecho de que en muchos otros países la gente se siente más feliz y menos preocupada, y vive más años.

En general, los gobiernos de esos países no están rebajando impuestos a los ricos y recortando servicios al resto. Atienden al bien común, en vez de beneficiar a los ricos y señalar estadísticas económicas ilusorias que ocultan más de lo que muestran.

Jeffrey D. Sachs es profesor de Desarrollo Sostenible, profesor de Gestión y Política Sanitaria y director del Centro de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Columbia. También es director de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

© Project Syndicate 1995–2021.

Harvard Business Review | 23 de mayo de 2019

Cómo ayudar a su equipo a bajar el cansancio cuando usted mismo está agotado

Como gerente, usted quiere hacer lo correcto por sus empleados y apoyarlos en los periodos de trabajo intenso, de forma que no se agoten. Sin embargo, esto puede ser un desafío cuando usted mismo se siente excesivamente estresado. ¿Qué acciones debería tomar para reducir su nivel de estrés y mejorar el bienestar de los miembros de su equipo? He aquí siete pasos:

Priorice su propia salud. Antes de que pueda ayudar a los miembros de su equipo a manejar el estrés, necesita manejar el propio. Un buen punto de inicio es cuidar su salud física y mental. Coma alimentos saludables; ejercite regularmente; duerma lo suficiente cada noche; pruebe meditando. Comparta con el equipo sus técnicas de manejo de la tensión.

Atienda el problema en grupo. Convierta al control del estrés en una meta del equipo. Esto es útil para el equipo y lo mantendrá comprometido con el cuidado de los integrantes. Sin embargo, no obligue a nadie a estas actividades.

Muestre compasión. No sea tan estricto con usted o su equipo. Muchas organizaciones generan estrés con carga de trabajo intensa o proyectos abrumadores. Dígale a su equipo, “Estamos en esto juntos, y sé que podemos cumplir.”

Ponga un buen ejemplo. Haga del descanso una prioridad. Muéstrele al equipo que usted no siempre opera a máxima potencia en la oficina y defina límites. No le envíe a medianoche un correo electrónico a alguien de su equipo. En lugar de ello, use Boomerang o un programa similar, que le permita agendar correos electrónicos.

Enfóquese en el por qué. Un síntoma (y causa) común del agotamiento laboral es la “desconexión entre los valores de la persona” y el trabajo a realizar, señala Susan David, autora de "Emotional Agility" y cofundadora del Institute of Coaching. “Usted se siente estresado y cansado, y sin embargo continúa trabajando, trabajando y trabajando,” sin recordar qué es lo que lo atrajo a su carrera y organización en primer lugar. Como líder, dice David, necesita “desarrollar un sentido compartido del por qué”.

Defienda a su equipo. Si usted y su equipo están sufriendo una pesada carga de trabajo, podría ser tiempo de pedirle a su jefe un aplazamiento –atrasar una fecha de entrega, o reducir una tarea. Comunique las consecuencias del agotamiento y generé atención en su jefe sobre la importancia de prestar atención a este punto.

Sea fuente de optimismo. Cuando el trabajo sea frenético y agitado, haga un esfuerzo conjunto para promover la positividad. Asegúrese de reconocer y agradecerle a las personas por sus esfuerzos. Cultive un sentido de comunidad y apoyo social. Cuando su equipo alcance un objetivo, o cuando pase un momento decisivo, celebren. Reconozca los logros –de usted y del equipo. 

Rebecca Knight es una periodista independiente en Boston y académica en Wesleyan University.

©HBR, distribuido por The New York Times Licensing Group

Sie7e Párrafos | 24 de mayo de 2019

Sinceramente, comentado por Ivan Schuliaquer

Sinceramente
Cristina Fernández de Kirchner
Sudamericana

Uno (mi comentario)

Sinceramente es el mayor éxito editorial de los últimos tiempos. A la vez, es el libro que marcó el regreso de la figura articuladora –en apoyos y oposiciones- de la política argentina de la última década.

De tono coloquial, múltiples temas se combinan bajo la premisa de su autora de que “todo tiene que ver con todo”. Para Cristina la política es aún una disputa por definir las formas en que se organiza lo social y la batalla que propone es argumental. A lo largo de sus 600 páginas, el libro mezcla distintos registros: el histórico, el analítico, el informativo, el pedagógico y el biográfico. Todos confluyen en el testimonio político. Como si fuera una posta a dejarle a los que vienen. No a Alberto Fernández, sino a las próximas generaciones.

Sinceramente trae una voz fiel al registro conocido de la ex presidenta. El tono de una líder no mediada ni editada por consultores que elige tocar algunos temas inconvenientes, aún a riesgo de exponer peleas y renovar adversarios. Es la asunción del lazo representativo que sostiene con un sector numeroso de la sociedad que, aunque se reconoce como parte, tiene un proyecto para todo el país. Néstor Kirchner aparece como su irremplazable socio político. Algunos medios de comunicación, los servicios de inteligencia y los sectores del poder judicial como sus principales adversarios. Las élites económicas aparecen bajo una pregunta: ¿por qué si ganaron tanta plata durante el kirchnerismo se le oponen tan fervientemente? Lo mismo le cuestiona, con menos ahínco, a los sectores medios que tuvieron un buen pasar durante su gobierno y prefieren al macrismo.

El libro es un balance y una descripción de por qué hizo lo que hizo, o de por qué pasó lo que pasó, pero también un detalle de las que considera sus políticas centrales. A la vez, es una defensa fuerte de sus gobiernos y del movimiento político que lidera, al que inscribe en una narrativa histórica: la del peronismo o, yendo más atrás, la de las fuerzas nacional-populares argentinas. Las pocas apariciones públicas de los últimos años, más la combinación entre la falta de voceros de Cristina y los numerosos temas sobre los que no había dado su versión, hace también que este sea un libro para la historia. Otro terreno clave de la disputa política.

Dos (la selección)

Mi padre, Eduardo Fernández, era un radical balbinista que decía que Raúl Alfonsín era “zurdo” –siempre detesté esa expresión- y Néstor, la verdad… no le gustaba nada. No sólo por peronista, sino porque nunca comprendió nuestro vínculo. (…) En cambio mi madre, Ofelia Wilhelm, siempre entendió mi relación con Néstor. Una vez, cuando le preguntaron en un programa de televisión por qué una chica como yo, en ese momento considerada muy atractiva, tenía un novio como Néstor, que no era buen mozo, ella contestó: “Porque encontró con quien hablar”. ¡Tomá mate con chocolate! Y tenía razón, porque hablábamos todo el tiempo y de todo, salvo de fútbol. Pero además… ¿Quién en aquellos años se ponía de novio porque alguien era lindo o feo? Nadie. Mi madre entendió (…) y calculo que mi mamá se dio cuenta de eso antes que yo, porque si tengo que decir qué es lo que más extraño de Néstor aún hoy es no tener una persona con quien hablar y discutir a fondo. Sé que puede sonar mal, o tal vez injusto, pero es la verdad: lo que podía sentir y tener de esas conversaciones con él, nunca más lo volví a encontrar con nadie. Además de haber sido mi pareja y el padre de mis hijos, Néstor fue mi mejor amigo.

Tres

Una crítica recurrente de ciertos sectores de la izquierda en la Argentina hacia nosotros es que durante nuestros gobiernos bancamos a todos los dirigentes sindicales que están desde hace siglos en los gremios y que apoyaron privatizaciones y entregas durante el menemismo. Cuando los escucho, pienso qué hubiera pasado si además de luchar contra todos aquellos sectores de poder con los que nos enfrentamos –con las patronales rurales, Clarín y con los fondos buitre- sumábamos la discusión con el sector sindical. Néstor siempre tuvo mucha cautela respecto a repetir viejos errores. Temía arrastrar la rémora de los setenta: la Juventud Peronista contra “la burocracia sindical”. Fue por ese motivo que Kirchner siempre les dijo a los militantes de La Cámpora que no se metieran con los sindicatos, que no criticaran al estilo como lo hacía la izquierda peronista en los años 70, peleándose con ellos y estigmatizándolos como burócratas. No por miedo, sino para preservarlos, para no repetir la historia. También, en nosotros mismos, pesaron muchas cosas de esa etapa; errores, fracasos, frustraciones. A la política se llega sin beneficio de inventario, ni es una película que empieza cuando uno llega, ni tampoco termina cuando uno se va. La llegada de Néstor a la presidencia nos encontró en un momento histórico determinado, con los dirigentes sindicales que había. El caso de Hugo Moyano fue diferente; más allá de lo que podía o no gustarle a la izquierda, Moyano no era un dirigente comprometido con la vieja guardia sindical, que estuvo con Menem y las privatizaciones.

Cuatro

Estoy segura que si no me vistiera como me visto, si no me peinara como me peino, si no me pintara como me pinto –como una puerta desde los quince años-, no me hubieran odiado tanto. Sí, ya sé, la pregunta es: ¿y si sabés todo eso, por qué no le hacés caso a la recomendación? Simple, porque no sería yo. No pienso disfrazarme de lo que no soy ni nunca fui. Para eso están otros y otras. Nunca concebí la política como una carrera. Recuerdo que yo no quería ser candidata en 2007. Con Néstor conversábamos siempre sobre la posibilidad de que yo lo sucediera a él en la presidencia. Inicialmente me resistía. Pero aún hoy sigo sin estar segura de que haya sido lo correcto, aunque también qué hubiera pasado si lo hubiéramos perdido a él siendo presidente: una catástrofe. (…) El día que Néstor y Alberto me propusieron como candidata para octubre de 2007 lo primero que les dije fue: “Ustedes están locos”. (…) Mi candidatura se confirmó el 1 de julio de 2007. El primero que la anunció en un acto fue el gobernador de Chaco, Roy Abelardo Nikisch. Aún no era oficial, ni habíamos discutido con nuestros aliados de la Concertación, ni siquiera con el radical mendocino Julio Cobos. Néstor lo había elegido para que integrara la fórmula como vicepresidente. Yo no estaba completamente de acuerdo, pero él me explicaba que con un candidato a vicepresidente peronista hubiera habido fuertes discusiones internas. Creía, además, que la mejor manera de que nadie quisiera destituirme era que el vice fuera radical, porque los peronistas iban a preferir que estuviera yo a tener que bancarse a un radical como presidente. Sí, así como se lee. Tanto Néstor como Alberto decían que la única manera de preservarme era que no hubiera otro peronista en la fórmula.

Cinco

¿Vos no sos peronista? ¿Sos antiperonista?, pero ¿y tus vacaciones?, ¿tus aguinaldos?, ¿tus derechos al sindicato, a la obra social, a que no te echen sin indemnización? Todo eso, ¿quién te lo dio? Porque la mayoría de esos derechos no existen en ninguna parte de América Latina, sólo se encuentran en la Argentina y, esencialmente, se deben al fenómeno peronista. Los medios de comunicación hegemónicos y su expresión política, el macrismo, lo llaman “La ficción populista”. Es lo que enunciaron literalmente Javier González Fraga, presidente del Banco Nación, y Gabriela Michetti, vicepresidenta de Mauricio Macri, hace un tiempo: “Televisor plasma, celular, viajes al exterior, aire acondicionado: ¿de verdad creyeron que podían tener todo eso?”. Es como si nadie se diera cuenta que es parte de ese sujeto al que quieren desapropiar. Todos ven al Estado en el otro; ven al Estado en el piquetero o en el que tiene un plan, pero creen que ellos están fuera de peligro y ahora se dan cuenta que no eran tan ajenos y tan distintos, se dan cuenta que estaban muy adentro del Estado también, por ejemplo, que eran subsidiados en sus boletas de agua, de luz, en la compra de combustible, en la educación, en sus salarios.

Seis

De todos los empresarios que conocí y de todos los empresarios con los que hablé –no solamente empresarios nacionales-, desde el mexicano Carlos Slim, dueño de Telmex y el séptimo hombre más rico del mundo, pasando por Christophe de Margerie, presidente de la petrolera francesa Total (…), Magnetto me pareció el más político de todos. Él no hablaba de negocios, hablaba de política. Durante una sesión parlamentaria, el senador Miguel Ángel Pichetto criticó al politólogo ecuatoriano Jaime Durán Barba, el consultor de imagen del gobierno de Mauricio Macri. Dijo que era “el tipo que estigmatiza la política”, entre otras cosas. Pero el problema en la Argentina no es Durán Barba. Si Clarín decidiera una campaña en contra del ecuatoriano… en una semana lo deportarían y lo expulsarían de la Argentina… ¡Por favor! El genio constructor del poder de Macri, de las corporaciones, es Magnetto, no Durán Barba.

Siete

Creyeron que tanto acoso terminaría abatiéndome. Hicieron y siguen haciendo todo lo posible para destruirme, literalmente. Es claro que no me conocían. Han consumado todos sus atropellos y me han insultado y agraviado tanto como han podido. He visto cómo los principales diarios del país maltrataron mi nombre en letras de molde. Los he oído difamarme en las radios articulando versiones tan tremebundas como falsas. Los he visto editar historias tratando de propalar en las pantallas falacias que induzcan el odio sobre mí. Hicieron del “rumor” y la mentira su fortaleza. (…) Engañaron, y así confundieron, a una parte de la sociedad ametrallándola con versiones tan descomunales como falsas. Y hoy, que la Argentina, después de estas maniobras mediáticas, está en completo retroceso político, económico, social y cultural, espero que al leer estas páginas los argentinos y argentinas podamos pensar y discutir nuestros verdaderos problemas desde otro lugar. Para eso sé que hay que elegir un modo distinto, construir una lógica diferente, fuera del odio, lejos de las operaciones de todo tipo, sin mentiras y sin agravios. Estoy absolutamente convencida de que ese es el único camino para volver a tener sueños, una vida mejor y un país que nos cobije y nos proteja a todos y a todas.


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Vida Cotidiana | 29 de mayo de 2019

Ilustración: Rose Wong/The New York Times

Una manera engañosamente simple de encontrar más felicidad en el trabajo

¿Te gusta lo que haces? Ahora, no me refiero a eso en el sentido amplio de preguntarte si estás en la carrera correcta. Me refiero al día a día, si pensaras en cada tarea que implica tu trabajo, ¿podrías nombrar las partes que te dan una alegría genuina? ¿Y las tareas que odias?

Es una pregunta extraña. No solemos tomarnos un minuto para preguntar si los componentes pequeños e individuales de nuestro trabajo realmente nos hacen felices.

Pero tal vez deberíamos. Hasta un tercio de los trabajadores de los Estados Unidos dicen que no se sienten comprometidos en el trabajo. Las razones varían ampliamente, y la relación de todos con el trabajo es única. Pero hay pequeñas formas de mejorar cualquier trabajo, y esas mejoras incrementales pueden sumar grandes aumentos en la satisfacción laboral.

Un estudio de la Clínica Mayo encontró que los médicos que pasan el 20 por ciento de su tiempo haciendo "el trabajo que encuentran más significativo tienen un riesgo dramáticamente menor de agotamiento". Pero esto es lo fascinante: cualquier cosa más allá de ese 20 por ciento tiene un impacto marginal, como " pasar el 50 por ciento de su tiempo en el área más significativa se asocia con tasas de agotamiento similares al 20 por ciento ".

En otras palabras: no necesitas cambiar todo lo relacionado con tu trabajo para obtener beneficios sustanciales. Algunos cambios aquí y allá pueden ser todo lo que necesitas.

"Cuando miras a las personas que están prosperando en sus trabajos, te das cuenta de que no los encontraron, los crearon", dice Ashley Goodall, vicepresidente senior de liderazgo e inteligencia de equipos de Cisco y coautora del libro "Nueve mentiras sobre el trabajo".

"En cada discurso en la universidad, se nos dice que si encontramos un trabajo que amamos, nunca trabajaremos un día en nuestras vidas. Pero el verbo es incorrecto ", dice, y agrega que las personas exitosas que aman su trabajo toman "el trabajo que estaba allí al principio y luego, con el tiempo, transforman los contenidos de ese trabajo ".

Obviamente, transformar un trabajo no es fácil. Pero hay que comenzar en algún lugar, y hay un truco maravillosamente simple pero sorprendentemente revelador que puede ayudar.

Durante una semana completa, lleva contigo un bloc de notas en todo momento. Dibuja una línea en el centro de una página y etiqueta una columna "Amo" y la otra columna "Odio". Siempre que realice una tarea, no importa cuán pequeña sea, tenga en cuenta cómo se siente. ¿Estás emocionado por eso? ¿Lo esperas? ¿El tiempo vuela cuando lo estás haciendo? ¿O lo postergaste, temiendo cada momento y sintiéndote agotado para cuando terminaste?

Parece tonto, lo sé. Pero este ejercicio puede darte pistas y matices ocultos sobre el trabajo.

"Es una forma bellamente simple de inventariar tus reacciones emocionales ante la realidad de tu día o semana en el trabajo", dice Buckingham. “Entendé qué es lo que te ilumina. Entendé hacia qué corres. Comprende dónde sos más enérgico, más creativo, más vivo y, luego, ofrécete como voluntario cada vez más".

Esto es, por supuesto, sólo un punto de partida. Al instante, no serás más feliz en el trabajo una vez que tengas una lista de cosas que no te gustan de tu trabajo. Pero este ejercicio te brinda un mapa de ruta sobre cómo enfocar tu tiempo y energía en las cosas que te entusiasman. En lugar de tratar de mejorar en cosas que odias hacer y saber que no sos bueno en eso, replantea el problema e intenta hacer más cosas que te energicen y en las que puedas sobresalir. Nadie puede decirte cuáles son esas cosas, y descubrirlas puede ser transformador.

"Si no sabes cómo sos cuando estás enamorado de tu trabajo, nadie puede hacer eso por vos", dice Buckingham. "Esto siempre ha estado en tus manos, y no puede estar en las de nadie más".

© 2019 The New York Times

Sociedad | 1 de junio de 2019

RED/ACCIÓN ganó el premio a la Innovación Periodística Digital que entregan FOPEA y Google

El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y Google reconocieron a RED/ACCIÓN con el premio Innovación Periodística Digital 2019. Lo decidieron durante el 8° Congreso de Periodismo Digital que desde el viernes se realiza en Córdoba y donde participan cientos de periodistas y editores del país.

El jurado –compuesto por un equipo de Google, FOPEA y la jurado invitada Marilín Gonzalo, coordinadora del área digital de Newtral (España)–fundamentó el premio al reconocer que RED/ACCIÓN “es un medio con una propuesta periodística innovadora que tiende a involucrar a la audiencia en su misión informativa” y que “muchas de sus notas tienen un claro mensaje y call to action para que su audiencia sea parte del desarrollo de este contenido”.

Chani Guyot, CEO y director de RED/ACCIÓN, agradeció el premio y lo consideró un estímulo para redoblar el compromiso periodístico. Además destacó el trabajo de FOPEA para mejorar la calidad del periodismo en la Argentina.

“Fundamos RED/ACCION hace un año con la idea y la ilusión de desarrollar un periodismo más cercano, más relevante y que sepa escuchar a sus audiencias. Hemos recorrido un camino de enorme aprendizaje con algunos logros, pero también sabemos que falta mucho. La buena noticia es que no estamos solos: muchos de los que participan en el Congreso de Periodismo Digital en Córdoba son conscientes de los desafíos que enfrentamos como país y como sociedad, y de la necesidad de un mejor periodismo. Un periodismo que ayude a los ciudadanos a ser, justamente, mejores ciudadanos. En eso estamos”, dijo Guyot en un mensaje que grabó para el Congreso apenas conoció la noticia.

A lo largo de la argumentación, el jurado de FOPEA coincidió en que los contenidos propuestos por RED/ACCIÓN “son originales y fuera de la agenda de los medios tradicionales”, y que “tienen un claro enfoque humano en su cobertura y en la búsqueda de soluciones”.


FOPEA destacó que los contenidos de RED/ACCIÓN "son originales y fuera de la agenda de los medios tradicionales” y “tienen un claro enfoque humano en su cobertura y en la búsqueda de soluciones”

El jurado destacó también que RED/ACCIÓN “propone un modelo de sustentabilidad por membresía, algo fuera de lo común en el ecosistema de medios de la Argentina” y que “no es sólo una propuesta económica, sino una acción de fidelización y búsqueda de participación de su audiencia”.

FOPEA también otorgó dos menciones especiales. La primera a Uno.ar por ser “un medio innovador en el formato de sus contenidos y coberturas para jóvenes” y porque sus informes en video para Instagram “se destacan por ser parte de una activación de fidelización con su comunidad”.

También recibió una mención la TV Pública por sus informes China en una mano y Somos Argentina.  El jurado señaló que “se destaca que en un canal público, tradicional, se realicen informes en formatos diferentes a lo establecido” y elogió “la búsqueda de experimentar y explorar un nuevo lenguaje televisivo y digital moderno pensado en las audiencias más jóvenes”.

La de 2019 es la tercera edición del premio a la Innovación Periodística Digital de FOPEA y Google, que en su primera edición premió a La Nación DATA por la investigación “Las 40 mil escuchas de Nisman”. Mientras que el año pasado, destacó el proyecto multimedia Cautivas, trata sexual en la Argentina de Agencia Télam.

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Opinión | 4 de junio de 2019

Los nuevos caminos de la reproducción asistida en América Latina

En los últimos meses recorrí Argentina, Colombia y México en busca de historias (y testimonios de especialistas y referentes) que mostraran el mundo de los nuevos modelos de familias, de la reproducción asistida, sus dilemas y controversias.

El mundo de la maternidad y la paternidad con esfuerzo es algo que incomoda en América Latina. Para quienes están involucrados en este camino, tener un hijo –solos, en pareja hetero u homosexual, como persona transgénero– no sólo resulta un deseo urgente propulsado en general por el amor, si no que puede llevarnos a lugares inesperados. Requiere exponer el cuerpo a la medicina reproductiva, sostener la autoestima, las dudas existenciales, mantener el alma en pie y defenderse de los estigmas.

El recorrido se plasmó en el documental Bebé On Demand, que puede verse en la plataforma digital de National Geographic Latinoamérica, y formó parte de un proceso que empezó en 2015 cuando publiqué el libro El deseo más grande del mundo. Testimonios de mujeres que quieren ser madres. Fue, un enorme aprendizaje.

Vi crecer la semilla de un tema que me envolvió por completo y fue formando parte de mi vida a partir de las distintas maneras de contarlo. Lo mismo me había pasado a partir de la búsqueda de mi segundo hijo. En El deseo más grande del mundo cuento mi historia luego de un diagnóstico de menopausia precoz a los 33, y también, las de otras nueve mujeres que recorren caminos distintos con finales inciertos y que forman familias diversas. En Bebé on demand son diez testimonios y muestran la punta del iceberg de la inserción de las nuevas tecnologías en la reproducción.

Como Joaquín, que llegó de forma natural, cuando iba camino recibir la donación de un óvulo, el mundo que se abrió en el recorrido del libro al documental también fue inesperado.

Por un lado significó sostener frente a interlocutores, en ocasiones desconfiados, que el tema valía la pena ser retratado y que afectaba directamente la vida y la sensibilidad de muchísimas personas que disponían de poca información, un cúmulo de prejuicios, soledad y enormes padeceres. Con el equipo buscamos que los casos reflejaran la mayor diversidad de problemáticas en torno a la fertilización asistida.

Este proceso me llevó también, a partir de las opiniones plurales recogidas, a reflexionar aún más sobre el factor humano en el desarrollo tecnológico, en este caso en materia de reproducción. Su impacto en las vidas de miles de personas en pos de lograr algo tan ancestral y biológico como el deseo de tener un hijo. ¿Todo lo que es posible hacer, hay que hacerlo? ¿Quién toma esa decisión? ¿Si quien gesta se siente hombre, es padre o madre? ¿Hay una sobre indicación de tratamientos de fertilidad? ¿Es que no se intenta lo suficiente solucionar la causa? ¿La subrogación, cuando hay dinero de por medio, es explotación de la mujer o libertad sobre el uso del cuerpo puesto en función de una causa altruista?

Durante los meses de trabajo descubrí que no importa la edad: a la gran mayoría de las personas el tema les toca una fibra íntima. Ya sea porque se ponen a pensar si quieren o no ser padres, porque conocen a alguien que está atravesando un camino de dificultades o armando un modelo de familia distinto, porque hace años lo vivieron o conocieron a alguien a quien le costó tener hijos.

Aprendí también que el acceso a los tratamientos es muy limitado en el resto del continente. A partir de la Ley nacional de cobertura de Reproducción Asistida, Argentina lleva amplia ventaja, aunque en un reciente estudio sus índices de calidad –es decir, relación entre cantidad de tratamientos y embarazos logrados– son peores que otros países de latinoamérica. En Colombia, por ejemplo, de población similar, se hacen 4300 ciclos al año (tratamientos de alta complejidad). En Argentina son 23.000. En México, unos 15 mil, en una población casi tres veces mayor.

Descubrí que el estigma y la violencia que se cierne sobre quienes quieren romper los paradigmas o son infértiles, está siempre presente. Lo vi en el caso de Juan, un hombre transexual que gesta a su hijo de 10 semanas pues su pareja mujer está estudiando, y no querían dejar pasar más el tiempo. Él nos pidió no mostrar su cara por miedo a las agresiones que sufren las personas trans en algunos lugares de México. Y lo vi también en otra de las entrevistadas, cuando se negó a que contáramos que su hijo había nacido por ovodonación, pues no quería “partirle el corazón” a su madre con algo que para ella, de alguna forma, era vergonzante.

En este trabajo valió más que nunca la empatía que se generó con los entrevistados al haber estado yo misma en su lugar, o en un lugar similar. Todos los que alguna vez calzamos esos zapatos nos hemos sentido solos, nos hemos considerado menos mujeres o menos hombres por no poder concebir, hemos pensado en la mirada de los otros y, sobre todo, en cómo sería el futuro de nuestro hijo o hija concebido de manera no convencional.

Hay una hermandad en esta comunidad que no te suelta nunca. Y eso lo vi, también, en la emoción de una niña que había sido adoptada, mientras me contaba que había vuelto al hogar de donde había “salido”, esta vez como voluntaria, para ayudar a otros contando su experiencia. Un loop que me hizo ver mi propia vida y mi propio proceso, transformado en las ganas de tener la varita mágica para hacer que ese Bebé on demand, ese Deseo más grande del mundo, llegue lo más pronto posible para todos ellos.

Vida Cotidiana | 12 de junio de 2019

Cómo tener un viaje al trabajo más agradable

Con smartphones, audífonos, tabletas y autos más inteligentes, tu viaje al trabajo puede ser más productivo que nunca. Atrás quedaron los días en que el trabajador de oficina adormilado iba y venía a su trabajo en una burbuja de silencio. (Aunque también existe, si lo querés).

"Los viajes diarios ya no son tiempo de inactividad, son tiempo de productividad", dice Mitchell Moss, director del Centro Rudin para la Política y Gestión del Transporte en la Universidad de Nueva York. profi sportfogadás stratégia

Moss argumenta que la mayor capacidad para trabajar o entretenerse en el viaje a la oficina puede ser parte de la razón por la que los tiempos de viaje continúan aumentando. "Los desplazamientos son más tolerables en términos de distancia y tiempo", dice, citando mejores audífonos, redes Wi-Fi expandidas, autos más cómodos y el crecimiento del podcasting. “Ya nadie lee el diario físico en el subte; todos están escuchando podcasts ".

¿Necesitás tiempo de inactividad? sportfogadás tippmix Podés tenerlo fácilmente en tu camino al trabajo. gaminator szint bónusz

¿Necesitás tiempo para escuchar un audiolibro o podcast, o ver un programa? También podés hacer eso.

¿Necesitás más tiempo para trabajar? A menudo, también podés hacerlo.

Y si ninguna de esas ideas te funciona, intentá esto: considerá tu viaje como un tiempo social.

SÉ AMABLE

Los viajes al trabajo son generalmente tiempo solitario. Para algunos, el viaje al trabajo ofrece un tiempo de inactividad muy necesario antes de un día ocupado. Pero para otros, los viajes pueden ser aislantes.

En un estudio de 2014 sobre 200 viajeros de tren publicado en el Journal of Experimental Psychology, los investigadores encontraron que la mayoría creía que tendrían un viaje más agradable si pudieran sentarse en solos. Luego, esos trabajadores se dividieron en tres grupos: un grupo viajó en soledad, los del segundo grupo recibieron instrucciones de conectarse con un compañero y los pasajeros del tercer grupo debían hacer lo que normalmente harían en su camino al trabajo. Al final, los pasajeros que se conectaron con otro pasajero, ya sea que hayan recibido instrucciones o no, informaron sobre las experiencias de viaje más positivas.

Así que tomáte un momento para comunicarte con otra persona en tu viaje hacia o desde el trabajo: conversá con el vendedor de diarios en el subte, comentá sobre el clima con la persona que siempre ves en la parada del colectivo o preguntále a la señora que está sentada a tu lado en el tren donde consiguió esa hermosa bufanda (pero no seas creepy). Lo más probable es que les brinde a ambos un pequeño buen momento.

© 2019 The New York Times

Salud y bienestar | 13 de junio de 2019

Ilustración: Pablo Domrose

La muerte de una fiscal en Uruguay provoca un debate sobre el exceso de trabajo

La fiscal uruguaya Susana Rivadavia, adjunta de la fiscalía de Delitos Sexuales, Violencia Doméstica y Violencia basada en Género, estaba en su despacho, en Montevideo, cuando el último 9 de mayo, al mediodía, se desvaneció irremediablemente. Murió rodeada de sus expedientes y de sus denuncias.

Esa fiscalía de tres funcionarias tenía (y tiene) unas 1.600 causas, de las que a ella le tocaban alrededor de 500. Era una tarea titánica, repleta de plazos y de trámites administrativos, y Rivadavia, como muchos otros fiscales uruguayos, estaba muy estresada. La titular de la fiscalía, Alba Corral, contó a la prensa uruguaya que estaban hablando sobre esta situación y, antes de caer, Rivadavia le dijo: “Nos tenemos que cuidar nosotros mismos, porque el sistema no nos cuida”.

El día de la muerte de la fiscal, sus colegas salieron a la calle.

En Japón la muerte por sobrecarga de trabajo es tan frecuente que existe una palabra para mencionarla: “karoshi”. Es sinónimo de corbatas, maletines, derrames cerebrales y ataques cardíacos, y el Ministerio de Sanidad la reconoció como un problema de salud pública en 1987, mucho antes de que nos acostumbremos a decir “workaholic” o “burnout”.  

Pocos días después de la muerte de la fiscal uruguaya, en una triste coincidencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó al burnout en su Clasificación Internacional de Enfermedades: la define como un “síndrome derivado del estrés crónico en el lugar de trabajo, que no fue gestionado con éxito”. Ya en 2005 la Organización hablaba de una epidemia de estrés laboral y ahora caracteriza al burnout como agotamiento mental, emocional y físico.

La muerte de la fiscal Rivadavia impactó a sus colegas, que ya habían alzado la voz por la sobrecarga laboral en noviembre de 2017, cuando entró en vigencia un nuevo Código de Proceso Penal y el sistema dejó de ser escrito para ser oral. Desde entonces, el Poder Judicial uruguayo se encuentra dividido: los críticos de este nuevo Código dicen que no se puede hacer tantos procesos orales como antes sin aumentar el número de funcionarios, pero los que lo defienden explican que la modernización del sistema judicial era necesaria y que ahora hay más condenas efectivas.

El diario El País señala las condiciones de trabajo del Poder Judicial.

Con el nuevo Código, además, se crearon fiscalías especializadas (como la de delitos sexuales en la que trabajaba Rivadavia) y se organizaron turnos que duran una semana, en las que se trabaja 24 horas cada día, incluso para las fiscalías especializadas. Según el diario El País, ésta fue una de las causas del shock de estrés de Rivadavia.

“El gremio está haciendo un informe respecto a cómo aumentaron las certificaciones médicas y cómo muchos fiscales que no tenían edad para jubilarse se fueron, huyendo del sistema y del volumen de trabajo”, dice la fiscal Cecilia Sosa, adjunta de una fiscalía de flagrancia (es decir, no especializada). “Continuamente, Susana Rivadavia quería hacer llegar al gremio y a las jerarquías de la fiscalía sus preocupaciones, porque no se daba abasto con la tarea, por más horas de trabajo que le pusiera: ella tenía temas sensibles, con declaraciones de bastantes horas, y tenía que estar yendo a las audiencias”. Al momento de ser redactada esta nota, el estado de WhatsApp de la fiscal Alba Corral, titular de la fiscalía de Delitos Sexuales y la jefa de Susana Rivadavia, era “Licencia MEDICA”. (Corral no respondió al contacto de RED/ACCIÓN).

La semana pasada, los fiscales uruguayos organizaron la primera huelga de 24 horas en la historia: lo decidieron en una asamblea, por 144 votos contra 4. Luego, el presidente Tabaré Vázquez recibió a la titular de la Asociación de Magistrados Fiscales del Uruguay y le prometió que en diez días (que aún no se cumplen) volvería a convocarla para encontrar una solución al problema de la sobrecarga laboral.

“La sensación que tienen los fiscales”, dice Gustavo Zubía, quien renunció a su cargo de fiscal –luego de casi 40 años de servicio– a causa de su rechazo al nuevo Código, “es que están trabajando en una especie de noria, como un cobayo, dando vueltas alrededor de los mismos hechos, sin posibilidades reales de esclarecimiento porque cuando hay tanta sobrecarga, con bandejas con más de mil expedientes, las denuncias se tratan con cinco meses de demora y toda la prueba se hace humo”.

Zubía, que fue jefe de Susana Rivadavia en una fiscalía en Maldonado hace ocho años, dice que “desde adentro de las fiscalías es imposible hacer algo por cambiar todo esto” y ahora trabaja desde la política para reformar el Código, al que define como “una legislación absurda”.

El cambio más significativo del nuevo Código, según un comunicado oficial de la Presidencia a fines de octubre de 2017, es la adopción del procedimiento penal acusatorio, oral y público, en audiencias que son registradas y están a cargo de un juez. Esto significa, también, que los fiscales pasan a ser el motor de la investigación delictiva y Susana Rivadavia, como los demás fiscales, trabajaba en la instrucción de un caso y en el juicio.

También en 2017, el presidente de la Suprema Corte de Justicia uruguaya, Jorge Chediak, llegó a pedir perdón por anticipado por los problemas que iba a ocasionar la puesta en marcha del nuevo Código. Y el fiscal de Corte, Jorge Díaz, reconoció a El País que en la aplicación del nuevo sistema “se van a cometer errores que se irán corrigiendo, errores que obviamente se van a cometer de buena fe, porque un sistema no cambia de un día para el otro y somos seres humanos los que lo vamos a aplicar”. Los altos funcionarios no tenían en mente la muerte de una fiscal, pero de algún modo sabían que el futuro iba a ser complicado.

“Cuando arrancó el nuevo Código, nunca pensamos que se iba a trabajar en la forma en la que se está trabajando”, dice la fiscal Sosa. “Pensamos que, como reforma grande que era, iban a entrar muchísimos nuevos fiscales. Pero no: se siguió trabajando con la misma cantidad de fiscales y el trabajo cambió de forma impresionante”.

Ahora los fiscales no sólo hacen tareas jurídicas, sino también administrativas: llaman por teléfono a los testigos, toman interrogatorios, corren a las audiencias, avisan a la policía que lleve a los detenidos y gestionan datos en un sistema informático engorroso y lleno de formularios. “Hay que citar a los testigos e indagarlos en boxes que ya quedaron chicos en la fiscalía, por eso hoy se está indagando en las escaleras del edificio”, dice Zubia. “El sistema es una máquina de picar carne: carne de fiscales”

En la Argentina el tema no está en discusión, pero quizás debería: el exceso de trabajo es aún más grande que el de Uruguay. En una fiscalía de delitos de género de la Ciudad de Buenos Aires, donde trabajan un fiscal y cuatro empleados, hay 1.200 causas. En una fiscalía penal del primer cordón del conurbano bonaerense esa cifra puede crecer cinco veces. Sólo la semana pasada, los dos fiscales del turno penal del partido de San Martín recibieron mil casos nuevos. Y puede multiplicarse diez veces en un fuero de altísima conflictividad como el laboral.

¿Querés denunciar una situación de exceso laboral?

En Uruguay hay 341 fiscales, incluyendo adjuntos y auxiliares, pero según la Asociación de Magistrados Fiscales hace falta el doble. Oficialmente se ha pedido la creación de 194 nuevos cargos, pero todavía no hay novedades.

Las estadísticas son frías. En cambio, de Susana Rivadavia –una mujer de 54 años, divorciada y madre de una hija de 10 años, que había ingresado y ascendido por concurso, de quien sus compañeros dicen que era emotiva, afectiva y dedicada, que hablaba con prudencia y en voz baja pero que decía lo que había que decir, que se destacaba por su sagacidad en los análisis y que vivía con un sentido de la justicia muy pronunciado– ahora sólo queda su tragedia.

Conocé las estrategias de la Organización Mundial de la Salud para revertir el estrés laboral

Ambiente | 20 de junio de 2019

Foto: Aves Argentinas

Un método ganadero que beneficia a los consumidores, el ambiente y al ganado

Una escena de un futuro posible. En Beijing, una joven apunta su smartphone hacia un código QR pegado en el envase de un trozo de carne hecho en Argentina. Se trata de una carne especial, distinta a todas las que había visto alguna vez.

Expertos sostienen que la ganadería de silvopastura, la cual combina silvicultura, forraje y ganadería, tiene una gama de beneficios además del bienestar animal, como suelos más sanos y menos emisiones de gases de efecto invernadero. Sus dos variedades incluyen plantar árboles o criar ganado en bosques nativos

“Se trata de un sistema muy bueno en lo ambiental, económico y social”, afirmó Pedro Botta, ingeniero agrónomo del ministerio de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires, donde la silvopastura está ganando terrero en pequeñas islas cerca de las aguas marrones del Paraná de las Palmas.

En los últimos años, los sistemas silvopastoriles cobraron auge en diferentes regiones de la Argentina, tanto en bosques nativos como con bosques cultivados.

En bosque nativo este tipo de ganadería tiene su mayor desarrollo en la región chaqueña y en la región patagónica, con una extensión total estimada de siete millones de hectáreas. En bosques implantados se calculan unas 150 mil hectáreas, principalmente en Corrientes, Buenos Aires, Misiones y Neuquén.

Bienestar animal

En la Estación Experimental Delta del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) se lleva a cabo un proyecto silvopastoril que combina la producción forestal, la ganadería bovina y la apicultura, en un mismo sistema que sus desarrolladores caracterizan como “virtuoso”.

Sauces y álamos, alrededor de 80 vacas de raza angus y la actividad de apicultura conviven en un mismo espacio productivo, cuyos técnicos además apoyan a otros productores de la zona para que sigan el ejemplo e implementen las mismas prácticas.

En esa estación del INTA, el ingeniero Edgardo Casaubón indicó que el gran diferencial de este sistema es “el concepto de bienestar animal”, algo con lo que coincide el veterinario Juan Ravalli, del Ministerio de Agroindustria: “Los animales están en estado de tranquilidad, no tienen problemas de insolación porque tienen a los árboles”.

Al mismo tiempo, Botta sostuvo al respecto: “En los sistemas silvopastoriles la vaca tiene cara de tranquilidad, de satisfacción. A campo abierto o en feedlot, el ganado sufre con el calor y si hay un cambio de temperatura mueren animales”.

Menos pesticidas y mejores suelos y pasturas

Otra de las diferencias con otros sistemas ganaderos es la poca utilización de agroquímicos para mantener la calidad de las pasturas, que constituyen el forraje del que se alimentan las vacas.

En Argentina se utilizan hoy más de 300 millones de litros de agroquímicos por año, una suba exponencial comparado con los sólo 34 millones que se utilizaban en 1990. La expansión de la silvopastura podría ayudar a reducir dicha cantidad.

“El uso de químicos es mínimo o nulo, comparado con otros sistemas ganaderos”, sostiene Casaubón y ejemplifica: “Una de las principales plagas en la zona del Delta es una oruga. Como tengo los árboles, pueden anidar aves insectívoras que se comen la oruga y no necesito utilizar químicos”.

Botta señala que la sombra que generan los árboles en los sistemas silvopastoriles cambia la composición del pastizal y permite que prosperen especies forrajeras de mejor calidad.

Al mismo tiempo, se logra evitar la erosión del suelo gracias a los árboles, de acuerdo con Patricia Cornaglia, directora del Grupo de Estudio y Trabajo de Ecología y Manejo de Sistemas Silvopastoriles de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA).

“Los árboles evitan la erosión de los suelos y plantados a la distancia correcta permiten el crecimiento de pastos naturales y de un sotobosque que sirve de refugio para la fauna”, sostuvo.

La silvopastura combina ganadería, pasturas y bosques. Foto: CIAT.

El rol del cambio climático

La ganadería es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, debido al metano y oxido nitroso emitido por el ganado. En el caso de Argentina, la actividad genera alrededor del 25 por ciento de las emisiones nacionales.

Los sistemas silvopastoriles son menos perjudiciales para la atmósfera ya que los árboles absorben parte de las emisiones del ganado, de acuerdo con Cornaglia. Es por ello que a través de su expansión en Argentina podría reducir su nivel de emisiones, en línea con sus compromisos climáticos.

La reducción de emisiones del sistema silvopastoril podría inclusive permitir producir una carne conocida como carbono neutral.

Los productores calculan las emisiones anuales de metano y óxido nitroso del ganado y calculan su equivalente en dióxido de carbono (CO2). Cada gramo de óxido nitroso equivale a 300 gramos de CO2, mientras que cada gramo de metano equivale a 250 gramos de C02

“En Brasil estiman que pueden compensar cinco vacas con cada hectárea de eucalipto plantada”, sostuvo Botta. “Con 100 hectáreas pueden compensar 500 vacas”

Un producto de este tipo tendría buenas perspectivas en mercados internacionales como China, donde muchos de sus consumidores están preocupados por el impacto ambiental de los alimentos

“El ganado engordado a pasto se valora porque no tiene hormonas, ni ningún producto que lo engorde de manera artificial o con granos, que son transgénicos. Si además hay aspectos relacionados con el bienestar animal y se certifica como carne carbono neutral, eso se valora aún más”, subraya Cornaglia.

Exportaciones chinas

Argentina exportó durante 2018 un total de 550.503 toneladas de carne vacuna, de las cuales 207.000 toneladas tuvieron como destino a China. El segundo destino fue Rusia, que compró 42.380 toneladas. Ambos países sumados representan dos tercios de las exportaciones.

La exportación a China se explica en parte porque en los últimos 9 años el país quintuplicó su consumo de carne vacuna, motorizado por un aumento de la clase media, cambios en la dieta y campañas de marketing de Argentina para llevar a nuevos mercados.

Existe una real oportunidad de Argentina de exportar carne carbono neutral con certificación de cría silvopastoril, sostuvo Ernesto Fernández Taboada, director ejecutivo de la Cámara Argentino China, quien resaltó el potencial del sector para los próximos años.

“En la medida en que Argentina pueda difundir que una parte de su producción tiene esa certificación, puede interesarle a un sector de los consumidores chinos que quiere consumir productos sanos. Lo vemos con buenos ojos”, agregó.

Críticas ambientales

A pesar de sus beneficios, organizaciones ambientales argentinas cuestionan algunos aspectos del desarrollo de los sistemas silvopastoriles.

“Cuando uno ve un sistema silvopastoril es fácil enamorarse, todo es divino. Pero si yo antes tenía pastizales naturales con mucha biodiversidad y hoy tengo silvopastoril con sólo tres especies es un desastre”, afirmó Pablo Preliasco, responsable de ganadería sustentable de la Fundación Vida Silvestre Argentina.

Desde Vida Silvestre promueven un sistema silvopastoril denominado Manejo de Bosques con Ganadería Integrada, que, según detalla Preliasco, “aprovecha el bosque nativo, conserva la biodiversidad, mantiene los servicios ecosistémicos y a la vez produce carne y más dinero”.

En cambio, Greenpeace cuestiona los sistemas silvopastoriles, incluso en el caso del Manejo de Bosques con Ganadería Integrada.

“Se prioriza el desarrollo agroproductivo más que el ambiental y a una escala demasiado grande que no garantiza el mantenimiento y regeneración de los bosques nativos”, expresa Noemí Cruz, coordinadora de la campaña de bosques de esa organización ambientalista.

Nota originalmente publicada en Diálogo Chino

Las vacas extinguen el pastizal pampeano, pero 86 productores prueban una manera de evitarlo

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Harvard Business Review | 20 de junio de 2019

Tres claves para manejar momentos desafiantes de la carrera

Cuando los ejecutivos llegan a los puntos de inflexión en sus carreras, es común que se sientan incómodos. Para adaptarse al cambio necesitan dejar de invertir tanta energía en construir las mejores respuestas y comenzar a plantear mejores preguntas: ¿En qué debería enfocarme? ¿Qué significa brindar liderazgo a mi organización? ¿Debería aplicar estrategias viejas a nuevas iniciativas? Suele suceder en estos momentos que las condiciones en las que trabajamos o las expectativas puestas en nosotros son alteradas de forma tan fundamental que, si no nos adaptamos, fracasaremos.

Si usted es un ejecutivo que enfrenta un punto de inflexión en su carrera, busque un instructor que pueda ayudarlo a hacer tres cosas: 

Poner preguntas sobre la mesa que impulsen decisiones cotidianas: Como primer paso, el instructor ejecutivo Tony Robbins les pregunta a sus clientes, “¿Qué está realmente mal respecto a tu vida?” Hace esto para demostrar que las preguntas tienen la habilidad de controlar la mentalidad. Después, les pregunta “¿De qué estás agradecido?” o “¿Qué te emociona?” Entonces su enfoque cambia hacia algo más positivo. La lección, como él la sintetiza, es que la pregunta que usted habitualmente se plantea es a la que genera más respuestas. Si necesita hacer un cambio mental, hacer una pregunta diferente funciona más rápido que cualquier otra cosa.

Reencuadrar sus preguntas para darle espacio a nuevas soluciones: Otro instructor que conozco les pregunta directamente a sus clientes: ¿Piensas que el ángulo desde el que estás atacando actualmente este problema te está acercando a una solución? ¿Alguien más encuadraría el tema en forma diferente? ¿Cuál es la película completa de lo que tu equipo necesita lograr?

Construir la capacidad de comenzar a plantear mejores preguntas por si mismo. Los grandes instructores no solo les dan un giro a las vidas de sus clientes con mejores preguntas; convierten a sus clientes en mejores interrogadores. Este servicio es crucial, particularmente porque los ejecutivos suelen ascender de puesto sin haber desarrollado sólidamente su capacidad de cuestionar. Lo que obtenga de sus sesiones de instrucción debería ser más duradero que una táctica para superar los desafíos actuales. También debería obtener nuevas habilidades que lo ayuden a superar futuros desafíos.

Cuando llegue a un punto de inflexión en su carrera, tome el tiempo para pensar más a fondo acerca de lo que necesita lograr para tener éxito y cómo lo hará. Necesitará construir mejores respuestas, y estas llegarán con mayor facilidad si está inspirado por mejores preguntas.

Hal Gregersen es director ejecutivo del MIT Leadership Center y autor de “Questions Are the Answer: A Breakthrough Approach to Your Most Vexing Problems at Work and in Life.”

©HBR, distribuido por The New York Times Licensing Group

Vida Cotidiana | 26 de junio de 2019

En ambientes más cálidos, las mujeres obtienen mejores resultados

Es una verdad reconocida universalmente, o al menos muy discutida en las redes sociales, que una mujer que trabaja en una oficina necesita un suéter.

El aire acondicionado de las oficinas a menudo se ajusta a una temperatura que las mujeres encuentran fría; el debate resultante ha sido llamado "la batalla del termostato". Un estudio incluso sugirió que debido a que las mujeres tienen tasas metabólicas más lentas, la fórmula utilizada para establecer las temperaturas en los lugares de trabajo, que se desarrolló hace décadas basándose en la comodidad de los hombres, puede sobrestimar la producción de calor corporal de las mujeres en un 35 por ciento.

Sin embargo, una pregunta que no se ha preguntado mucho es si la temperatura afecta la productividad de hombres y mujeres de manera diferente. En un estudio publicado el miércoles en la revista PLOS One, los investigadores informaron que a temperaturas más frías, los hombres obtuvieron calificaciones más altas que las mujeres en las pruebas verbales y matemáticas. Pero a medida que la habitación se hacía más cálida, los puntajes de las mujeres aumentaban significativamente. Los hallazgos requieren confirmación adicional bajo una variedad de condiciones. Pero se suman a un replanteamiento científico de los espacios donde trabajamos y estudiamos, que a veces se han diseñado teniendo en cuenta un conjunto limitado de requisitos físicos.

Los investigadores pidieron a más de 500 estudiantes universitarios que tomen exámenes durante una hora en salas con temperaturas entre 16 y 32 grados. Los estudiantes realizaron la mayor cantidad posible de problemas matemáticos simples (sin la ayuda de una calculadora) y reorganizaron un conjunto de letras en tantas palabras como pudieron, dentro de un límite de tiempo. También se les pidió que resolvieran una serie de problemas lógicos difíciles.

La temperatura no tuvo efecto en las puntuaciones cuando se consideraron como un grupo. Pero cuando los investigadores dividieron los datos entre hombres y mujeres, surgió un patrón claro. Las puntuaciones en los problemas lógicos no variaron a medida que cambiaban las temperaturas, pero sí lo hicieron las calificaciones de los exámenes matemáticos y verbales.

"Si las temperaturas son frías, los hombres son mucho mejores que las mujeres", dice Agne Kajackaite, investigadora de economía del comportamiento en WZB Berlin Social Science Center en Alemania, y autora del estudio. "Así que hay una brecha de género".

Añadió: "Pero cuando aumenta la temperatura, la brecha de género desaparece" en la prueba de matemáticas, y las mujeres superan a los hombres en la prueba verbal.

"Cuando la temperatura estaba por debajo de los 21 grados, las mujeres resolvieron, en promedio, 8.31 consignas de matemáticas correctamente", dice Kajackaite. "Y cuando la temperatura estaba por encima de los 26.6 grados, las mujeres resolvieron 10.56 consignas".

"Es decir, el rendimiento femenino aumentó en un 27 por ciento", agrega.

¿Significan los hallazgos que hay una temperatura ideal a la que las habilidades masculinas y femeninas son más o menos iguales? Esa sería una conclusión demasiado grande para un estudio que expuso a las personas a estas temperaturas por solo una hora, dice Kajackaite.

"No tienes mucho tiempo para que te moleste de verdad", dice.

Estamos en nuestros lugares de trabajo o aulas por períodos más prolongados que eso, y los resultados pueden ser diferentes en el transcurso de varias horas o un día completo, una pregunta para futuros estudios.

Los investigadores notaron un detalle interesante en los resultados de matemáticas. A medida que aumentaba la temperatura, los puntajes de las mujeres aumentaban, no solo porque su porcentaje mejoraba, sino porque aumentaban la cantidad de problemas que resolvían. ¿Por qué podría ser eso?

"Las mujeres se sienten mejor cuando hace más calor, por lo que pueden ejercer más esfuerzo", especula Kajackaite. “En un buen día, intentarás más. En un mal día, intentarás menos ".

© 2019 The New York Times

Sie7e Párrafos | 28 de junio de 2019

¡Qué jugadora!, comentado por Brian Majlin

¡Qué jugadora!
Ayelén Pujol
Ariel

Uno (mi comentario)

Aún hoy, en pleno 2019 y de auge feminista -auge no por novedoso sino por lo masivo-, cualquier pibita que quiera jugar al fútbol recibirá la negativa de los hombres o bien algún mote discriminatorio. Será la varonera, la marimacho, la torta, lo que sea. Ese disparador, en parte, es el que llevó a Ayelén Pujol, periodista de años, a indagar en la historia del fútbol femenino. Y lo hace con las herramientas, nunca mejor aplicadas, del periodismo: la curiosidad, la entrevista y las ganas de mostrar algo que está pero que queda sepultado bajo la naturalización de ciertos rasgos sociales. Es, claro, el momento donde el periodismo se cruza con la sociología, pero ese es otro tema. 

Apenas de comienzo y de movida, Ayelén va a dejar claro que busca la historia de las mujeres futbolistas para que el fútbol deje de ser patrimonio del hombre. “Ese último reducto del machismo”, dirá ella. El libro, además, fue la antesala de que viajara a Francia a cubrir el Mundial Femenino que se está disputando -y en el que, señaló- se producirá un quiebre para siempre en la historia de la Selección Nacional de fútbol femenino. Es probable. Están arrebatándole la profesionalización a la AFA, la visibilización a los medios de comunicación y los potreros al patriarcado. Bienvenido sea. Por todas las mujeres que quieran jugar al fútbol y porque el fútbol es verdaderamente hermoso como para que la mitad de la humanidad tenga que privarse de jugarlo. 

Qué jugadora es, en suma, la posibilidad de explorar aquello que está, que es concreto y sí pasó: 100 años de historia refrendan la existencia del fútbol femenino más allá de su invisibilización y estigmatización. Que incluye la propia historia de Ayelén -ella misma futbolista frustrada primero y futbolista asumida después- y entrevistas con referentes que hacen a la unidad entre fútbol femenino y lucha feminista hoy. El libro es una reparación, pero no para la Historia o Las Pioneras -esas que arrancaron con la pelotita mucho antes de la profesionalización actual-, sino para que todas las mujeres de hoy puedan jugar. Y no solo para la mujer: para toda identidad que no se apegue a la de hombre.

Dos (la selección)

Quiero bucear en el túnel del tiempo y emprender un viaje arqueológico que me permita encontrar las piezas originarias, los restos de un pasado que parece enterrado. ¿Se puede destruir el pasado? ¿Se puede borrar la historia? ¿Quiénes fueron las primeras? ¿Habrán hecho “pan y queso” antes de arrancar a jugar?

Tres

El fútbol femenino en Argentina siempre fue el desván que nunca se ordena: un lugar en el que hay objetos que tienen valor, pero que quedan sistemáticamente relegados. La historia de las mujeres y el fútbol no tiene un inicio claro en Argentina, pero sí un punto que marca un antes y un después: 1991, el año en que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) creó un campeonato. Hay archivos que demuestran que en la década de 1920, treinta años antes de la foto de Beba González, en la cancha de Boca hubo un partido: otro hallazgo que también se me aparece en forma de imagen en la Biblioteca del Congreso de la Nación.

Cuatro

Betty es de contextura mediana: usa el pelo corto rubio, tiene anteojos, labios finitos y una voz aguda y suave. Mientras compartimos un tostado en una pizzería de Villa Crespo, habla como si tuviera vergüenza y cada tanto se acomoda los anteojos. Encorvada sobre su café con leche y vistiendo la remera de Las Pioneras, cuenta que, en su época, los empresarios conseguían que las mujeres jugaran en estadios, algo que resulta llamativo porque, pese a que el fútbol femenino está organizado por la AFA desde 1991, recién en la actualidad se les está abriendo esa posibilidad a futbolistas que, durante años, ocuparon un lugar marginal, las canchas auxiliares de los clubes, mientras que las principales se reservaban solo para los varones de la Primera A. Betty aprovechaba los fines de semana libres que tenía en la fábrica de guantes industriales de Bernal en la que trabajaba para ir a las giras. Jugó partidos en Junín y en otras localidades del Gran Buenos Aires, y en provincias como Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Córdoba. Junto con las otras chicas que formaban parte de los equipos que armaba Juan Doce, recorrió infinidad de estadios del país. Doce se encargaba de hacer los contactos, llevaba a veintidós futbolistas, reservaba los hoteles donde dormirían y repartía la recaudación: la mitad para él y el resto para las chicas. Pese a esta desigualdad, para Betty el trato funcionaba. Poco a poco, además, dejó de ser necesario que viajaran tantas, porque en los lugares en los que se organizaban los partidos se fueron armando equipos de mujeres. Ellas habían plantado la semilla

Cinco

Dejé de jugar a los 14 o 15 años porque temía que me consideraran lesbiana. A pesar de la felicidad que me deparaba jugar bien, en la adolescencia el fútbol me resultó problemático. Me hacía mal que me dijeran “machona”. Era una agresión que me angustiaba. Dejé la práctica y ni siquiera me permitía patear en el patio de mi casa. Estudié Periodismo Deportivo para canalizar lo que —hoy lo tengo claro— es mi pasión, mi vocación. Trabajé de eso durante once años en las redacciones de Clarín, ESPN, Infobae y el diario Perfil. 

Volví a jugar al fútbol de adulta. Incluso, con la excusa de una crónica, hice una prueba en Platense, un equipo de Primera División del fútbol femenino de la AFA, y quedé: me gané la oportunidad de ser parte del plantel, aunque después decidí que era mejor ser futbolista amateur. Aparte, no me gustaba que me hicieran jugar de lateral izquierda. Creía que estaba para más. A esa altura, además, mi vagancia era más fuerte. No iba a tolerar la exigencia de los entrenamientos y me di cuenta de que disfrutaría más si jugaba solo para divertirme. Aunque, para ser sincera, en esa época también me pesaban muchos prejuicios

Creo que jugué —y juego— al fútbol para llamar la atención de mi padre, en un intento por armar un Edipo que, desde el inicio, fue dificultoso. Me parecía que si jugaba al fútbol —del mismo modo que en el jardín jugaba a los bloques con los varones y me vestía con la ropa que me pasaba mi primo—, quizás me parecería más a ese varón que papá había querido.

Seis

No sé si mucha gente lo sabe, pero el promedio de vida de las personas trans es de aproximadamente 36 años. Es poco tiempo de vida, ¿no? 36 años. Yo, por ejemplo, tengo 40. Para las trans, desarrollar nuestra vida de manera común se nos hace difícil. El lugar, el momento del día en el que se nos permite vivir en esta sociedad es la noche: tenemos que ocultarnos porque de día el hostigamiento y el maltrato son muy crueles. La prostitución pareciera ser el único camino que tenemos permitido recorrer, como si solo ahí pudiéramos disfrutar de lo que somos. Quiero contar esto primero porque me parece que sirve de puntapié inicial para comprender otras cuestiones. Yo me crie en el barrio Castañares, un lugar en la zona norte de Salta capital. Un barrio que, cuando yo era chica, quedaba lejos del centro. Era humilde, con casas bajas, pero hoy resulta más cómodo: está cerca de algunas universidades y es parte de una ciudad que está creciendo. Me llamo Victoria Liendro, trabajo como directora del área de Diversidad de la Subsecretaría de Políticas de Género del gobierno de la provincia de Salta y además juego al fútbol. 

Siete

El volcán entró en erupción. Las jugadoras comenzaron a alzar sus voces porque quieren que el deporte deje de considerarse una actividad amateur. Los viáticos, que oscilan entre los 300 y los 5.500 pesos, no alcanzan para dedicarse a eso que aman y, a diferencia de los hombres, las mujeres que juegan al fútbol en nuestro país deben trabajar de otra cosa para poder subsistir y, además, muchas estudian. Todas tienen que acomodar sus tiempos para poder cumplir con los entrenamientos en los clubes, que en general son tres veces por semana, y asistir a los partidos, que se juegan los fines de semana.


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Vida Cotidiana | 4 de julio de 2019

¿Hay una desventaja de comer sin gluten si no tenés problemas de salud?

Pregunta: ¿Hay alguna desventaja de seguir una dieta sin gluten o sin cereales para alguien que no es muy sensible al gluten? ¿Hay algún beneficio?

Respuesta: Una dieta sin gluten o sin cereales puede presentar riesgos y no se recomienda para alguien que no sea muy sensible al gluten. Es poco probable que una dieta de este tipo proporcione algún beneficio.

"No hay ninguna razón para que alguien que se siente bien comience una dieta sin gluten para promover el bienestar", dice el Dr. Benjamin Lebwohl, director de investigación clínica del Centro de Enfermedades Celíacas de la Universidad de Columbia. "No es una dieta que promueva el bienestar intrínsecamente".

Uno de los principales problemas de evitar cereales que contienen gluten como el trigo, el centeno o la cebada, así como otros cereales, es que puede reducir la calidad general de la dieta de alguien.

"El problema más común con el que se encuentran las personas al comenzar una dieta sin gluten es que la ingesta de fibra a menudo cae en picada", dice el Dr. Lebwohl.

La fibra es importante para la salud digestiva en general, por lo que una ingesta inadecuada puede provocar estreñimiento y otros problemas intestinales; también puede hacer que uno no se sienta lleno, lo que puede llevar a un exceso de calorías y un posible aumento de peso. Si bien los cereales no son la única fuente de fibra disponible, son una buena fuente, y la mayoría de los estadounidenses fracasan por mucho en obtener la ingesta recomendada de aproximadamente 20 a 40 gramos por día, según el sexo y la edad.

Si seguir una dieta sin gluten significa evitar los cereales integrales, eso puede ser especialmente problemático, ya que los cereales integrales están asociados con numerosos beneficios para la salud, especialmente para la salud del corazón. Como parte de una dieta saludable, el alto consumo de cereales integrales se ha asociado con un menor riesgo de enfermedad cardíaca, algunos tipos de cáncer, diabetes tipo 2, obesidad y muerte por numerosas causas, incluidas infecciones y enfermedades respiratorias.

"Los alimentos sustitutos sin gluten tienden a tener más grasa, más azúcar y más sal que las contrapartes que contienen gluten, en general", agrega el Dr. Lebwohl. El gluten proporciona elasticidad en la masa y ayuda a espesar varios alimentos procesados, por lo que también se puede encontrar en productos como barritas energéticas y embutidos. Para compensar la pérdida de textura, el Dr. Lebwohl dice que "los sustitutos sin gluten a menudo son menos saludables".

Comenzar una dieta libre de gluten también puede "interferir con la capacidad de detectar la enfermedad celíaca", dice el Dr. Lebwohl, porque las dos principales anomalías detectadas por las herramientas de prueba primarias para la enfermedad celíaca son un análisis de sangre que detecta ciertos anticuerpos. Una biopsia, que busca daño intestinal, puede normalizarse después de unas pocas semanas de eliminar el gluten.

"Uno de los escenarios frustrantes tanto para el médico como para el paciente es cuando un paciente tiene una serie de síntomas, comienza una dieta sin gluten, se siente mucho mejor, tal vez 90 por ciento mejor, pero aún no sabemos si es celíaca o no", dice. "Si alguien está experimentando síntomas que podrían estar relacionados con la enfermedad celíaca, esa persona debe hacerse la prueba primero, antes de comenzar una dieta sin gluten".

Si bien se ha escrito mucho en libros y fuentes online sobre los supuestos beneficios de evitar el gluten, como la pérdida de peso, el bienestar cognitivo y el bienestar general, estas afirmaciones no están respaldadas por pruebas. Aunque algunos pacientes con síndrome del intestino irritable pueden ver que los síntomas mejoran después de eliminar los alimentos que contienen gluten, las investigaciones sugieren que es probable que sea el resultado de algo más que el gluten.

Solo alrededor del 1 por ciento de los estadounidenses tienen una verdadera enfermedad celíaca, un grave trastorno autoinmune, y deben seguir una dieta estricta sin gluten. Otro 6 por ciento más o menos tiene sensibilidad al gluten no celíaca, una condición más leve relacionada con problemas digestivos y otros síntomas que no dan como resultado una prueba positiva para la enfermedad celíaca. Observar si los síntomas mejoran después de un ensayo de eliminación del gluten es el principal método de diagnóstico.

Para todos los demás, no se aconseja seguir una dieta sin gluten. Aún así, un informe de 2013 del Grupo NPD, una firma de investigación de mercado, encontró que uno de cada tres estadounidenses intentaba evitar el gluten.

"Los posibles efectos adversos para la salud del gluten en personas sensibles a él han repercutido en el ciberespacio, creando la impresión de que el gluten es una toxina fidedigna, perjudicial para todos", escribe el Dr. David L. Katz, director de Yale-Griffin Prevention Research Centro en su próximo libro, "La verdad sobre los alimentos". "Esto es falso; el gluten no es "malo" para quienes lo toleran, como tampoco lo son los maníes "malos" para las personas sin alergia al maní ".

"Evitar los cereales integrales porque ha escuchado que el gluten es malo es como evitar los frutos enteros porque ha escuchado que la fructosa es mala", dice el Dr. Katz en una entrevista. Una dieta sin gluten suele asociarse con la inclusión de lo que él llama "alimentos chatarra ultraprocesados ​​y sin gluten" y la exclusión de cereales integrales altamente nutritivos. "Evitarlo sistemáticamente produce un daño neto tanto para la dieta como para la salud".

© 2019 The New York Times

Actualidad | 5 de julio de 2019

Foto: Maxi De Rito | Ilustración: Pablo Domrose

Hora a hora: cómo River abrigó a la gente en situación de calle y calentó el corazón de los argentinos

Miércoles 20 hs | 8°C

Núñez está oscuro. Estacionamos sobre la calle Udaondo. No hay nadie alrededor y con Maxi bromeamos con que tal vez era todo una mentira y no había nadie en River. Tenemos una primicia, le digo. Se ríe. Vemos un señor que se acerca caminando, tiene una bolsa de residuos grande en la mano. 

-¿Saben si es por acá donde reciben donaciones? -nos pregunta. 

Le respondemos que debe ser por la otra puerta y lo acompañamos caminando, a ver si es verdad después de todo. Llegamos a la esquina, doblamos a la izquierda en Figueroa Alcorta y a los pocos metros vemos movimiento a mitad de cuadra. Un portón gigantesco está abierto de par en par y hay una cola de vecinos con bolsas y frazadas en los brazos. Un grupo de voluntarios recibe las donaciones. Al fondo, en ese mismo salón, la mesa está servida con al menos 40 personas sentados a ella. Comen un guiso que preparó el buffet de River y sopa y empanadas que donó un voluntario al que llaman “el Bicho”.

Joaquín

Durante toda la noche, los vecinos llevaron abrigos y frazadas a River.

Miércoles 21 hs | 8°C

Una montaña de donaciones comienza a formarse en una de las esquinas de lo que Joaco llamó “salón”, que en verdad es el lugar por donde entra al Monumental el micro visitante los días de partido. Los vecinos siguen acercando abrigos. Pregunto cómo se enteraron de la iniciativa. Las respuestas varían entre la radio, la tele y una cadena de WhatsApp. A mí también me había llegado un mensaje a las dos de la tarde: “River abre las puertas a las 18 hs para gente en situación de calle, y para que puedan dormir ahí. Dicen que hoy va a ser la noche más fría. Si pueden circulen”, decía. Y mirá si circuló.

Busco a Joaco para arrancar la cobertura en Instagram. “9 de la noche. Estamos en el estadio Monumental, donde hoy la Red Solidaria junto con el club organizó un evento para recaudar abrigo para gente en situación de calle, y también mucha de esa gente va a poder dormir en el club. Es una de las noches más frías del año, hoy, mañana y pasado. Es muy importante poder est…”, sale el primer video, cortado al final por los 15 segundos que permite Instagram en sus historias. Pero no importa, se entiende, decimos. Publicamos.

Saco fotos de la mesa ya completa y grabo a la gente organizando las donaciones. Mostremos eso primero -le digo a Joaco- y vamos con los datos, andá preparando eso. Agarra el celular, estira el brazo, lo prende, se acomoda apenas el pelo y arranca. Se traba. Me pide que le sostenga mi celular en forma de teleprompter con la información en pantalla. Son cuatro números nomás, pienso. Hacelo vos entonces, me diría. Decido callar. “Según datos oficiales hay 1146 personas viviendo en situación de calle. 5% más que el año pasado y 35% más que en el 2016. Esto en registros oficiales porque los extraoficiales (distintas ONGs) hablan de más de 3000 personas”. Le sale. Publicamos.

Las personas que fueron a buscar refugio cenaron sopa y empanadas en el buffet de River.

Del otro lado del salón, en el anillo interno del estadio, Juan Carr junta a los voluntarios en una especie de ronda. Por sus 81 años de historia, los pasillos del Monumental seguramente estén acostumbrados a las arengas, pero no a las de este tipo. Ésta es diferente. Ésta se propone que los visitantes se retiren felices, que no haya un ganador, que el único vencido sea el frío. Hoy, por primera vez, se juega un partido contra el frío en el estadio de River. Esto ya es un éxito, repite Juan. Terminan de dividirse las tareas y la ronda se dispersa.

Maxi

Juan Carr y otros voluntarios se reparten tareas en un pasillo del Monumental.

Miércoles 22 hs | 8°C

Una de las propuestas, además de brindar alimento, abrigo y un lugar para dormir, es abrir el Museo de River para que las personas en situación de calle que nunca pudieron ir (suele ser una actividad paga), puedan conocerlo. Mientras recorría el lugar conocí a Brian. Tiene 25 años y es fanático de River. Vive en Grand Bourg, cerca de José C. Paz, pero no me explica si en una casa o en la calle. Se lo intento preguntar varias veces, pero siempre responde “en Grand Bourg”. Dice que escuchó la noticia y vino. “Nunca vi ninguna copa ni pude entrar a esta parte, es un sueño, si puedo entrar al museo no me lo olvido más”, dice. 

Se hacen las diez y media de la noche y se arma la primera visita. Acompañamos a Brian, que da saltitos de emoción, como los chicos que no saben de qué manera expresar la alegría si no es saltando. Entramos al Museo: lo primero que vemos es una locomotora en homenaje a aquel equipo mítico al que llamaron “La Máquina”. Brian escucha al guía y abre la boca. Es bajito, medirá un metro sesenta. Tiene un camperón negro de River con la mochila colgada por dentro. Usa gorrita, pero cuando entra al museo se la saca y tiene el pelo pegado a la cabeza, como si hubiera pasado días sin sacarse esa gorra.

Entonces la ve: al fondo, la Copa Libertadores. A su lado, la Recopa. Ya no salta, se para al lado de las copas y observa. Levanta la mano, como quien quiere tocar el pie del David o recorrer con la punta del dedo el trazo de la Gioconda. Nadie lo para: posa su mano en la Copa Libertadores y se queda en silencio unos minutos.

Joaquín

Brian cumplió el sueño de recorrer el museo y ver las copas que ganó River.

Miércoles 23 hs | 7°C

Las donaciones siguen llegando, ahora en menor frecuencia. Llegó mucha ropa pero necesitamos más frazadas, repiten los voluntarios. La cena está terminando y algunas personas se acercan a esa pila de bolsas que se había formado. Un vallado los separa. Piden zapatillas, camperas, jeans. Primero tenemos que clasificar todo, les responden. A los que no tienen abrigo se les da uno, a los que ya tienen se les pide paciencia. Se suma más gente. “¡Vamos a repartir todo esto el viernes a las 19hs en Plaza de Mayo!”, grita un voluntario desde arriba de la montaña. La decisión estaba tomada. Si se suma más gente contra la valla esto termina mal, dicen.

Dentro del anillo del estadio se organiza el espacio donde la gente pasará la noche. River prestó el gimnasio de karate y tiene colchonetas. Lo dividen con sillas en tres partes: familias, parejas y hombres solos. Personal del estadio trae caloventores. Ahora faltan zapatillas para enchufarlos, pero tranquilos que llegarán. Todo se resuelve de alguna manera esta noche en River.

Entra la primera familia y se acomoda en unas colchonetas. Alejandra, su hija Ayelén (embarazada), Brisa (3 años) y Sergio (5 años). Quedaron en la calle hace 20 días. Según explica Alejandra, cobraban un subsidio que le fue retirado y ya no pudo pagar el alquiler. Ayelén abre una bolsa grande y saca un cubrecamas. Lo empieza a colocar con la ayuda de Alejandra, pero Brisa y Sergio hacen que la tarea de segundos lleve minutos. Vengan, les digo. Pueden saltar acá, y les señalo una colchoneta que era más ancha que el resto. Sergio hace un salto que duplica su altura y cae de cola. Se ríe. Brisa se le tira encima. Yo sé hacer esto, dice Sergio mientras da una vuelta carnero. Chocamos los 5 y desvío la mirada, pero Sergio se queda quieto apuntándome con el puño. Uh perdón, y le choco. Alejandra me explica que así son siempre, que tienen muchas pilas y que, por suerte, se toman todo esto como un juego. Los miro, lo afirmo y en cierta forma agradezco que sea así. Les pregunto si les puedo sacar una foto juntos. Esperá que me peino así salgo linda, dice Alejandra riéndose. Ayelén junta a los saltarines. Sergio se tapa un poco y Brisa asoma tímidamente detrás. ¡Whisky!

Maxi

Sergio, Ayelén, Brisa y Alejandra durmieron en uno de los gimnasios.

Jueves 00 hs | 6°C

Maxi se me acerca como si fuera a decirme un secreto. “Nos quedamos toda la noche, ¿no?”, me pregunta, como si diera por sentado que ese es el plan. Podemos, le digo, y rearmo mi día siguiente en la cabeza. Maxi se alegra. Se lo ve conmovido, por la situación, por estar ahí, por esa mezcla rara de privilegio y karma que es a veces el periodismo.

Mientras, en el salón, el hombre del piano conmueve a todos. Se llama Carlos, es de San Juan, y toca como los dioses. Cuando se haga de día, son muchos los medios que lo van a buscar para hacer una entrevista con él y pedirle que toque el piano. Según nos cuenta, viene de una familia adinerada de San Juan pero se peleó con su mujer y quedó en la calle. Prefiere no hablar tanto. En cambio, se sienta al piano y toca.

Joaquín

Jueves 01 hs | 6°C

Gastón vive en la calle hace 8 años. Su madre y su hermana viven en una casa en Quilmes, pero él no quiere ir ahí porque no les gusta “ser una carga”. Dice que llegó a la calle por malas decisiones, por estar preso, por drogas, por no encontrar trabajo… Hoy duerme en una casilla que le prestan en una obra. No tiene luz ni gas, pero conoce los trucos de la calle como nadie y se las arregla: sabe dónde ofrecen desayunos gratis, dónde almuerzos, dónde meriendas, dónde cenas… Tiene más de cuarenta años y quiere hablar. Le pregunto si podemos hacer con él una entrevista en vivo para Instagram. Le digo: “Es para una red social que se llama Instagram”. “Ya sé lo que es Instagram, papá”, me responde. Accede feliz, dice que le gusta dar entrevistas. Lo anunciamos en las redes y a los pocos minutos Gastón está sentado en el anillo del Monumental respondiendo preguntas de la gente. Es una entrevista sin red, todo puede suceder. Y todo sucede: después de veinte minutos, quienes los escuchamos estamos mucho más cerca que antes.

Joaquín

Gastón vive en la calle hace 8 años y contestó preguntas que la le hacía desde el Instagram de RED/ACCIÓN.

Jueves 02 hs | 5°C

Más de cien personas descansan al resguardo en el Monumental. Habilitaron el vestuario visitante para las familias porque el gimnasio se llenó de hombres solos. Es por una cuestión de comodidad y seguridad, explican.

El guiso que comió la gente en River se acabó. Le preguntamos a Juan Carr si quiere ir con nosotros a comer algo, aprovechando que ya todos están acostados. Le avisa a su esposa y salimos. Subimos al auto, maneja Juan. Decidimos ir a McDonald’s, está a pocas cuadras y abre las 24hs. Llegando a la avenida, Juan grita: “¡Pero la puta madre!”. Con Joaco nos miramos, ¿qué pasó? “Miren para atrás y díganme si en ese carro hay un chiquito”, dice. Miro para atrás y veo al chico que lleva un carro de cartones. No había un chiquito, había dos. Joaco dice de frenar y se baja para avisarles que vayan a River. Juan baja la ventanilla y le grita: “¡No, mejor invitálos a McDonald's!”. Y ahí fuimos y comimos con un muchacho de 26 años (que no nos dijo el nombre o no lo recuerdo) y los chiquitos, Matías y Jonás, sus sobrinos. 

Hablamos de cómo viven debajo de un puente a dos cuadras de la estación Rivadavia, de los precios de los carros para juntar cartones (entre mil y cuatro mil pesos), de que él es adoptado pero la mejor familia es la que uno elige, de que estuvo preso a los 17 y se arrepiente y no quiere volver nunca jamás, de que los chicos van al colegio mañana, y de los peligros de la calle. Nos despedimos y los dejamos terminar de comer tranquilos. Al salir, nos frena el de seguridad. “Esto es tremendo, nosotros nos quejamos de que nos cuesta llegar a fin de mes pero miralos a ellos”, reflexiona en una especie de autocrítica. 

Maxi

Jueves 03 hs | 4°C

Jueves 04 hs | 4°C

Todos duermen. Alguien golpea la puerta principal y un guardia de River abre. Entra una familia más. Dos hombres, una mujer, una nena de 8 años y una beba de un mes. La beba de un mes tiene un mes. La beba de un mes estuvo hasta las tres de la mañana recorriendo la noche de Buenos Aires a la intemperie. La beba de un mes ahora mama a resguardo mientras los voluntarios les dan algo para comer y tomar al resto de la familia. Se sientan a descansar un poco. Salimos con Juan y Maxi a sentir la temperatura, que a esa hora ronda los 4 grados. Estamos un rato en la calle y volvemos a entrar. A Juan se le pone la cara llena de cascaritas y la nariz roja como si Jim Carrey le hubiera tirado una bola de nieve en la jeta, como en la escena esa de Tonto y Retonto.

Joaquín

Algunas personas durmieron en el salón de acceso al estadio.

Jueves 05 hs | 3°C

Entramos a una oficina (Hockey sobre césped, reza el cartel) y nos tiramos en el piso sobre una mantas que quedaron disponibles. Estamos rodeados de copas ganadas por el hockey. Cerramos los ojos una hora, acaso menos, acaso un poco más. 

Joaquín

Jueves 06 hs | 3°C

De a poco empiezan a levantarse todos. Los voluntarios sirven el desayuno. Hay mate cocido, té y demás infusiones. También hay leche chocolatada y para comer ofrecen facturas, tortas y galletitas. Llegan los móviles de televisión, se acomodan entre las personas y arrancan a transmitir. Cómo pasaron la noche, de dónde son y hace cuánto están en la calle, repiten los periodistas.

Maxi

Según datos oficiales hay 1146 personas viviendo en situación de calle. Los registros de distintas ONGs hablan de más de 3000.

Jueves 07 hs | 3°C

La familia de Alejandra se prepara para irse. Ella, su hija Ayelén, Brisa y Sergio. Ayelén dice que se van a ir a pasar el día a lo de una hermana, que está contenta porque durmió bien. Le pregunto a Brisa si volvería a dormir al Monumental si pudiera. Sonríe con una inocencia hermosa y dice que sí, que sí, que sí.

Joaquín

Jueves 08hs | 4°C

Nos vamos al mismo tiempo que muchos de los que durmieron acá. Familias con hijos y cochecitos llenos de frazadas se van quién sabe hacia dónde. Ni ellos lo saben. Pero se van contentos, felices de haber pasado una noche tranquila y abrigada.

La convocatoria fue un éxito y quizás eso sea lo más doloroso. Como dijo Juan, “es un éxito que supone una derrota enorme”. Hoy en River, al menos, el frío perdió su partido.

Maxi

A las 8 de la mañana, las familias dejaron y River y volvieron a la calle.