SUSTENTABLES | Reconectar a los chicos con la naturaleza- RED/ACCIÓN

SUSTENTABLES | Reconectar a los chicos con la naturaleza

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION
SUSTENTABLES | Reconectar a los chicos con la naturaleza

Intervención: Pablo Domrose

Pequeños inocentes. Incansables aventureros. Eternos buscadores de conocimiento. Tres características que, estoy segura, describen a cualquier niño o niña en tu vida -sea hijo, sobrino, nieto o incluso al recuerdo del niño que fuimos durante nuestra infancia-. Tres aspectos que he podido reconocer en mi sobrino durante esta última semana en Nueva York. Amante de los dinosaurios, fanático de los superhéroes y constructor (bueno, a veces destructor), con apenas cuatro años ve el mundo con otros ojos. Él es la inspiración para esta SUSTENTABLES.

1. La tarea pendiente de nuestro tiempo: reconectar a los chicos con la naturaleza

Jugar en el parque. Dar una vuelta en bicicleta. Imaginar toda una aventura allí en contacto con el verde, el viento, el exterior. Mi niñez y, seguramente, recuerdos de la tuya. El crecimiento de las grandes urbes, el aumento de la inseguridad y los avances tecnológicos cambiaron las escenas de las nuevas infancias. Desplazaron a los niños del exterior al interior de los hogares, del húmedo pasto a la cálida alfombra, del abrazo con amigos a la interacción virtual con desconocidos. ¿Es esto un mero análisis o implica consecuencias que nos deben importar con urgencia?

Según el escritor norteamericano Richard Louv, asistimos a una era con un “síndrome del déficit de naturaleza”. ¿De qué se trata? Es una enfermedad social en los niños producto de crecer lejos de lo natural que genera depresión, obesidad, fatiga, estrés y déficit de atención. ¿Su remedio? Vitamina N: ¡naturaleza! Hace unos días, un estudio de la Universidad de Hong Kong, reveló que a mayor contacto con lo natural, menor la angustia, la hiperactividad y las dificultades de comportamiento en los niños. El reporte identifica cuatro formas en la que desarrollan su relación con la naturaleza: se dan cuenta de ella, la disfrutan, le tienen empatía, se sienten responsables de su cuidado. En definitiva: cuanto más tiempo pasan los niños en la naturaleza, más felices son y más la cuidarán luego.

Mi primer acercamiento al tema fue gracias al documental “The Project Wild Thing” donde el inglés David Bond se preocupa por la infancia de sus hijos y emprende una aventura tan loca como real: “vender naturaleza” a los chicos para que se reconecten con ella. Cuando conversé con él, su mensaje fue claro: “Deben aprender que el tiempo en la naturaleza es el mejor tiempo que pueden dedicar a sus vidas. Es libre, no tiene costo y es realmente positivo para tu salud física, mental y emocional”. Pueden ver el tráiler del filme aquí.

¿Por qué decidí reflexionar sobre el tema en esta edición? Más allá de la propia motivación personal en suelo newyorkino, el próximo 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha que desde 1975 busca concientizar sobre un vínculo más armonioso entre el ser humano y el ambiente que lo rodea. Y como la educación se construye en la escuela durante el período de clases, pero también a diario en el hogar, hoy los tips buscan acompañar este camino de (re)conexión con lo natural.

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2. De Argentina a Davos: el cambio climático importa (o debería)

Seguramente viste las imágenes de vacas flotando en campos inundados o las decenas de titulares sobre las pérdidas económicas que las inundaciones implicaron para el campo. Pero poco se habla de algunas de las causas de esa triste realidad y, en consecuencia, poco se gestiona luego al respecto. En principio hay dos consideraciones para iniciar la reflexión. Por un lado, lo evidente: el cambio climático está entre nosotros e intensifica eventos naturales.

En Argentina, con precipitaciones cada vez más intensas y frecuentes, o períodos de prolongada sequía. Por otro lado, un tema que incomoda a muchos: la deforestación, la agricultura intensiva y la mala gestión del uso del suelo incide luego en la capacidad para permear toda esa gran cantidad de agua que cae. De nuevo: reflexionar sobre las causas para actuar y minimizar las negativas consecutivas lo máximo posible. 

Y si de economías y cambio climático se trata, no puedo dejar de hablar del Foro Económico Mundial que inició ayer en Davos. Según su Informe de Riesgos Globales, cuatro de los cinco riesgos globales más impactantes de 2019 están relacionados con el clima: eventos meteorológicos extremos, fracaso de la mitigación y adaptación al cambio climático, crisis del agua y catástrofes naturales graves.

Si les interesa el evento, sigan el hashtag #WEF19 en redes y esta nota de Iván Weissman en RED/ACCIÓN con los temas más destacados. Las siguientes cifras, que reveló el propio foro, me dan el pie al próximo tema: las mujeres representan más del 50% de la fuerza laboral a nivel global, pero menos del 25% tienen altos cargos de liderazgo. 

3. Mujeres, movilización y lucha: cuando la Madre Tierra nos une a todos

El sábado pasado participé de la tercera edición de la Women’s March, la marcha de las mujeres que se celebra cada año en Estados Unidos desde la asunción de Donald Trump como presidente.
Las causas a defender eran muchas y no conocían de barreras geográficas, aplicaban también a nuestras luchas en Argentina: mayor liderazgo femenino en la política, igualdad de oportunidades laborales, respeto a los derechos de las minorías.

La congresista más joven en la historia estadounidense, Alexandria Ocasio-Cortez, dijo presente en la movilización en Nueva York con palabras que convocan a la reflexión sobre la unificación de las luchas y la participación de las mujeres también en la defensa del cuidado del ambiente: “La justicia no es un concepto que se lee en los libros. La justicia es sobre el agua que bebemos. La justicia es sobre el aire que respiramos. La justicia es sobre si podemos quedarnos con nuestros hijos. Madres, padres y todos los que tengan hijos”.

4. El error de las Spice Girls que nos recuerda que cada prenda vale

En noviembre pasado, la banda de pop británica Spice Girls lanzó una edición especial de remeras para recaudar fondos para una campaña de justicia de género de la organización Comic Relief. Lo que parecía una iniciativa positiva pronto se transformó en una triste realidad.

El diario The Guardian reveló esta semana que las remeras habían sido confeccionadas por mujeres en un taller en Bangladesh bajo condiciones no dignas de trabajo, incluyendo un pago por debajo del mínimo y horas excesivas de labor. Más allá de las disculpas y/o falta de responsabilidad de las celebridades, el hecho nos recuerda la importancia de preguntarnos ¿Quién hizo nuestra ropa?

Cuando camino aquí las calles con ofertas que se vuelven tentativas a todo espectador, me surge el interrogante: ¿a qué costo se elaboró una prenda que llega a tan bajo valor? ¿En qué condiciones alguien confeccionó esa prenda? ¿Hay explotación infantil detrás?

Por eso, si necesito comprarme algo, opto por tiendas con políticas de responsabilidad social y/o de ropa usada. Este es un tema sobre el cual volveré en las próximas ediciones, así que te invito a ir siguiendo Fashion Revolution Argentina para continuar con la conversación.

5.  Refugiados climáticos: una conversación que debemos iniciar

Cuando anticipaba este viaje y preparaba mi valija, mi mente estaba concentrada en otro tipo de movilizaciones: aquellas que deben emprender las personas por motivos ambientales. Un tifón que deja un pueblo totalmente inhabitable, una sequía que obliga a productores a buscar su subsistencia económica en otro lugar, eventos naturales que se intensifican por el cambio climático y que inciden en cómo educar a los propios hijos. Estas son algunas de las historias que conocí mientras investigaba las migraciones producto del cambio climático.

Pero allí donde hay un problema evidente se esconde otro aún más grave: no se habla de esto, no se lo considera en los debates globales, no se lo incluye ni siquiera en una definición concreta. Por eso este artículo en RED/ACCIÓN, para iniciar la conversación sobre una realidad de nuestro tiempo: los refugiados climáticos. ¡Que empiece el debate! 

6. Atención! “Zona libre de carne”

Mensaje con el que me encontré en el restaurante Le Botaniste (“El Botánico”) aquí en Nueva York. Su concepto es tan básico como revelador: deja que la comida sea la medicina. Todo el lugar parece una farmacia en la que alimentación y salud se fusionan, y en donde ningún plato tiene ingrediente derivado de animales.

Según Naciones Unidas Medioambiente, la industria de cerdos y aves producen el 10% de los gases de efecto invernadero, el 30% de la tierra se utiliza para el pastoreo del ganado, el 80% de las tierras agrícolas se utilizan para la alimentación de ese ganado y los bosques están siendo eliminados para ese fin.
Ello explica que, más allá del motivador de cariño hacia otros seres, reducir el consumo de carnes implica un impacto positivo en el ambiente y en nuestra salud.

De hecho, un reciente estudio de TravelSupermarket que evalúa las ciudades más saludables para vivir considera como factores la oferta de restaurantes vegetarianos y tiendas de alimentos saludables en las urbes. En líneas generales, Buenos Aires salió en el puesto número 10 (mejor que Nueva York en el 17). ¿Ya tenés tu favorito “libre de carne” en tu ciudad?

7. Ser sustentables: y educar a los niños para que también lo sean

La experiencia en la temática me dice que es mucho más fácil incorporarle un nuevo hábito a un niño que hacerle modificar un hábito a un adulto, ¿o no? A partir del documental, se creó “una red salvaje” con consejos prácticos para VOLVER al contacto con lo natural. Aquí mi selección de destacados. (Algo me dice que no serán aplicados sólo por niños).

  • Volver a disfrutar del exterior. Volver a la naturaleza no implica necesariamente ir de camping a un bosque, puede ser una tarde en el parque o la plaza, o un fin de semana en las afueras de la ciudad.
  • Volver a utilizar todos los sentidos. Tocar el pasto húmedo, sentir el agua en los pies, oler las distintas fragancias de las flores, escuchar el canto de los pájaros, conversar con otros rodeados de verde. Sentir la naturaleza.   
  • Volver a jugar frente a la mejor pantalla: la naturaleza. Pensar ideas creativas para llevar a cabo en el exterior. En el sitio Wild Time Learning podrán encontrar algunas (en inglés) según el tiempo disponible para jugar y la locación (pasto, árboles, playa). Spoiler alert: son sencillas de implementar 🙂  
  • Volver a enseñar naturaleza en la naturaleza. La tecnología nos ofrece múltiples posibilidades, pero a veces nos aleja de la mejor realidad en 4D. Los aprendizajes sobre el ámbito natural se encierran en las aulas en lugar de salir a descubrirlos en el patio, el parque o la plaza.

Siempre que tengo la oportunidad de visitar esta ciudad, paso por una calle en Brooklyn donde se encuentra uno de los mejores graffities que vi. “Climate change is real”. “El cambio climático es real”. Un mensaje que debería estar impreso en las calles alrededor del mundo. Una reflexión que debería convocar a la acción constante. Una realidad tan incómoda que nos debería interpelar sobre el modo en que estamos educando, criando, formando a los niños de hoy y futuros líderes del mañana.

Porque como dice David Bond, “el planeta se está destruyendo, a menos que tengamos una generación de chicos que lo cuide”. Si hoy vos estás interesado en esta newsletter y yo la estoy escribiendo, es porque seguramente hubo algo en nuestra infancia que nos permitió conectar con lo natural, es porque entendimos que debíamos cuidarlo por el resto de nuestras vidas. Como reflexioné hace dos semanas, la pregunta “¿Qué planeta le vamos a dejar a nuestros niños?” siempre debe ir acompañada de otra: ¿Qué niños le estamos dejando al planeta?

Un saludo desde la siempre vibrante Nueva York,

Tais.

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