Transporte, refrigeración, capacitación, logística: por qué la vacunación masiva contra el coronavirus es un desafío enorme- RED/ACCIÓN

Transporte, refrigeración, capacitación, logística: por qué la vacunación masiva contra el coronavirus es un desafío enorme

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

El mundo se organiza como nunca antes para alcanzar inmunidad y defenderse del SARS-CoV-2. Aviones, freezers y depósitos especiales se vuelven imprescindibles. Y aunque el gobierno argentino anunció que contará con 10 millones de vacunas para fin de año, todavía quedan muchas preguntas sin responder.

Transporte, refrigeración, capacitación, logística: por qué la vacunación masiva contra el coronavirus es un desafío enorme

Hace una semana, el presidente Alberto Fernández dijo en una conferencia de prensa que espera que a partir de finales de diciembre la Argentina cuente con 10 millones de vacunas Sputnik V, desarrolladas por Rusia (se aplica en dos inyecciones, por eso serían 20 millones de dosis). También dijo que el gobierno firmó acuerdos con otros laboratorios: podría vacunarse a 750.000 personas con la vacuna de Pfizer y BioNTech (que en diciembre podría llegar a la Argentina); y a partir de marzo, tal vez con la vacuna de AstraZeneca y Oxford, o alguna vacuna china.

Fernández dijo que vacunar a quienes lo necesiten “exige un enorme esfuerzo, porque la tarea de vacunar exige organizar toda una logística que permita llegar rápidamente a cada rincón de la Argentina, y en ese punto se está trabajando hoy en día”.

Se creará “una suerte de gran comando” que él encabezará y del que participarán los ministerios de Salud, de Defensa, de Seguridad y del Interior, en contacto con las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No sabemos todavía qué pinchazo nos daremos (o si nos daremos alguno) pero lo que está claro es que esta campaña de vacunación será, como dijo la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, en otra conferencia de prensa, “la más importante de la historia argentina”. Y del mundo: un desafío para todos los gobiernos.

Pero desde el Ministerio de Salud nos dijeron que todavía no pueden adelantar qué se prepara exactamente. “Están en plenas reuniones”, dijo un funcionario. “Es muy prematuro para hablar. Son cuestiones en la que se está trabajando. Se comunicará oportunamente”. Se sabe que en coordinación con el Ministerio de Salud, el de Defensa hará un operativo de distribución con las Fuerzas Armadas: desde el inicio de la pandemia, se puso en marcha la Operación General Manuel Belgrano de protección civil, y ahora se utilizará para esta misión.

El gobierno está negociando con el Russian Direct Investment Fund —un fondo de inversión estatal de Rusia— para llevar adelante un acuerdo entre países, directamente de Estado a Estado, por la provisión de vacunas. “Estamos trabajando prácticamente online con los estudios de la fase 3 que se están haciendo, con la idea de que la ANMAT cuente con la información necesaria para aprobar la vacuna”, dijo el presidente Fernández.

Kirill Dmitriev, director general del Fund, y Denis Logunov, vicedirector del Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología Gamaleya (a cargo del equipo de desarrollo de la vacuna), dieron una conferencia de prensa para periodistas argentinos. Fue el lunes pasado, vía Zoom, con una esforzada traducción en simultáneo. Contaron que la vacuna Sputnik V se fabricará en plantas en Rusia, India y Corea del Sur; y admitieron que aún no saben cuánto tiempo dura la inmunidad que da su pinchazo, aunque están seguros de que sí más de un año.

“El ente regulador argentino [la ANMAT] es uno de los más estimados en América Latina”, dijeron. “Cuando se apruebe la vacuna internacionalmente le entregaremos todos los datos y esperemos que la apruebe lo más rápido posible”.

Cómo se hace una vacuna cuando el tiempo apremia…

Lo que se necesita para vacunar un país

Cualquier campaña de vacunación demanda una enorme organización previa: hay que definir los lineamientos técnicos a nivel nacional entre el Ministerio de Salud, los organismos y las organizaciones; relevar recursos humanos, movilidad y cadena de frío; planificar cuántas dosis se necesitarán para una población objetiva, con cuánto dinero se pagará el traslado del personal y de las vacunas, las horas extras y la formación de vacunadores; y disponer de capacidad de almacenamiento a nivel central y en cada hospital. La campaña de pinchazos comienza después de resolver todo eso. 

La Organización Mundial de la Salud espera una vacunación masiva para mediados del año que viene, con 10.000 millones de dosis en todo el mundo. Según publicó Perfil, un estudio del operador de correo DHL señala que se necesitarán 15.000 vuelos, 200.000 contenedores y 15.000.000 de entregas en cajas refrigeradas. Para IATA, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, el desafío logístico será “la misión del siglo”: evalúa unos 8.000 aviones de carga Boeing 747.

UPS, FedEx y DHL ya invirtieron millones de dólares en la construcción de nuevas instalaciones para almacenar miles de dosis cuando se aprueben. Según la BBC, Pfizer creó una bolsa de transporte especial del tamaño de un maletín, empaquetada con hielo seco y sensores GPS: podría mantener la temperatura correcta de las vacunas durante diez días, siempre que permanezca cerrada.

El asunto preocupa y ocupa en todo el mundo. La presidenta de la Comisión Europea (órgano de poder ejecutivo e iniciativa legislativa de la Unión Europea), Ursula von der Leyen, dijo a fines de octubre que la UE ya firmó contratos de compra con tres empresas diferentes y que continúan las negociaciones con otras cuatro. “Los estados miembros recibirán las vacunas de manera simultánea, en las mismas condiciones y de acuerdo con sus poblaciones”, dijo. “Los trabajadores de la salud, aquellos que padecen enfermedades crónicas y las personas mayores tendrán prioridad para la vacunación”.

Investigadores del Instituto de Biología Molecular y Genética (IBGM) de la Universidad de Valladolid (UVa) trabajan en la búsqueda de una vacuna. Foto: AFP

Las vacunas contra el coronavirus necesitan una temperatura más fría (-70ºC la de Pfizer y BioNTech; y -18ºC las de Oxford y AstraZeneca, y de Rusia) que las vacunas normales (entre 2 y 8ºC), lo que hace que América Latina, Asia y África no tengan tan fácil el escenario.

“Ampliar la cadena de frío será uno de los desafíos principales”, dice Marcela González, coordinadora de Inmunizaciones del Ministerio de Salud de Río Negro y  miembro de la dirección de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE). “Hicimos un relevamiento de lo que tenemos en la provincia y estamos iniciando los trámites de compra de equipos para poder sostener la cadena de frío”. Se refiere a 40 freezers para 36 hospitales distribuidos en el territorio, un vacunatorio central y un depósito. 

En Río Negro, por ejemplo, esperan vacunar a 150.000 personas: primero al personal de salud y de seguridad, transportistas, personas con factores de riesgo y mayores de 60 años. Todavía no hay fecha de inicio, ni una definición de la vacuna que se utilizará. Para dar un caso de comparación, la coordinadora de Inmunizaciones (que está en su puesto desde hace 27 años) dice que en 2018 hubo una gran campaña provincial de vacunación contra el sarampión para 45.000 niños de entre 1 y 4 años. Pero lo de ahora es muy diferente.

El sistema de traslado de las vacunas contra el coronavirus a cada hospital, a las temperaturas adecuadas, también genera más problemas a resolver. “Eso hace que nosotros tengamos que hacer estrategias de vacunación diferentes”, sigue González. “No podremos salir a vacunar a la gente con nuestros termos de vacunas, como hacemos usualmente. Tendremos que vacunar de forma centralizada y programada, sumándole distancia social y protección personal”.

En otra provincia, Tucumán, el jefe de Inmunizaciones del Sistema Provincial de Salud, Ricardo Cortez, dijo que “en comparación con una campaña de vacunación antigripal, esto será una labor multiplicada hasta por cuatro, debido a la envergadura del virus, al número de dosis que se calculan y por el desafío que plantea la mantención de la cadena de frío”.

Pero mientras el gran operativo global se organiza, todavía quedan muchos interrogantes previos respecto a las vacunas y algunos prefieren ser cautos. Dos investigadores de enfermedades infecciosas del King’s College de Londres (José M. Jiménez Guardeño y Ana María Ortega-Prieto), postulan en este artículo de octubre que su desarrollo presenta muchos desafíos para lograr que sean seguras y efectivas, y que este caso no es una excepción.

“Es importante conocer las limitaciones y problemas que se pueden encontrar para no caer en un exceso de confianza en su efectividad y plazos de entrega”, postulan. “Hay que ser realistas y no esperar que aparezca una vacuna milagrosa que nos libre de esta pandemia de forma inmediata”. Es, en definitiva, una carrera contra el tiempo, y mañana será otro día con más novedades.

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