Trata de personas en los aviones: la tripulación agudiza su olfato para detectar casos- RED/ACCIÓN

Trata de personas en los aviones: la tripulación agudiza su olfato para detectar casos

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

En un vuelo de Austral con rumbo a Paraguay, una tripulante frustró un posible secuestro. El gremio recibe entrenamiento para advertir situaciones sospechosas, pero reclama un protocolo oficial. Entre 2016 y 2018, en todo el país fueron rescatadas 2.797 personas que estaban sometidas a delitos laborales, sexuales o reducidas a la servidumbre.

Trata de personas en los aviones: la tripulación agudiza su olfato para detectar casos

El vuelo 2260 de Austral, que iba de Ezeiza a Asunción, estaba por despegar a las 5:55 de la mañana del último 23 de diciembre. Pero, con la gente sentada, las puertas aún abiertas y algo de demora, un hombre llamó a una azafata para decirle que una pasajera no se veía bien. Era una mujer de 24 años, delgada, de aspecto simple.

El pasajero la había visto con una expresión perdida en su rostro durante el check-in. La acompañaba un sujeto mayor que ella. Era él quien le llevaba los documentos.

Tres tripulantes se acercaron a ver a la mujer y todas tuvieron la misma impresión de que algo raro estaba pasando, e informaron al comandante. “No contestaba a mis preguntas”, dice una de las tripulantes (cuyo nombre, por motivos de seguridad, mantenemos en reserva). “Estaba como perdida, balbuceaba, se comunicaba más con la mirada que con la palabra”.

Cuando esta tripulante preguntó quién estaba con la mujer, el hombre –alto, con algunas canas y una edad aparente de más de 50 años– respondió desde la fila de atrás y no desde el asiento de al lado, algo que también llamó la atención de las tripulantes.

“Dijo que ella estaba atravesando una depresión y que por eso él la acompañaba hasta Paraguay”, dice la tripulante. Pero, en verdad, los dos habían llegado a Aeroparque desde Córdoba esa misma madrugada, y él había comprado los pasajes a Paraguay, desde Ezeiza, pagándolos en efectivo en ese momento. De ida y vuelta para él; sólo de ida para ella.  

En la Argentina, para lo que puede ser un caso de trata de personas en un avión, no hay un protocolo que los tripulantes conozcan. Así que, un poco intuitivamente, la tripulante le pidió a la mujer que pasara a la zona de la clase ejecutiva.

“Le costó ir por sus propios medios y la tuve que llevar”, dice. Allí, lejos del hombre extraño que la acompañaba y con el avión aún en tierra, la mujer fue revisada por los médicos de la aerolínea. “No respondía, apenas balbuceaba”, dice la tripulante. Parecía narcotizada.

Ante dos pasajeros, la comisario de abordo le pidió su documento, pero ella no lo tenía. Sólo tenía un papel donde se leían algunos de sus datos, y otro que certificaba un bautismo de agua de una iglesia evangélica. El hombre entregó luego el documento. En ese momento, una de las tripulantes, junto a dos policías recién llegados, acompañó a la mujer a descender del avión. Una ambulancia la esperaba abajo. Mientras tanto, el hombre era detenido.

Había ocurrido algo infrecuente, pero no nuevo: la frustración de un caso de trata en un vuelo comercial.

En abril de 2014, Aerolíneas Argentinas firmó un convenio de cooperación y asistencia con el Ministerio de Justicia, con Aeropuertos Argentinas 2000 y con los gremios aeronáuticos para posibles situaciones como ésta.

El acuerdo incluye la prevención y la detección de la trata. Unos meses antes de su firma, en septiembre de 2013, tripulantes de un vuelo de Aerolíneas Argentinas en Río Grande y de otro con destino a Usuhaia habían evitado que tres pasajeras cayeran en una red de prostitución en Tierra del Fuego y en Santa Cruz.

Ahora, un comandante de Aerolíneas Argentinas que pidió no dar su nombre dice que “las tripulantes reconocen este tipo de casos cuando ven parejas que no se conocen tanto, y mujeres que vuelan por primera vez y están muy asustadas”. Según este piloto, los casos de trata abordo no son frecuentes y se han dado en vuelos con destino a Ushuaia, Río Grande o Comodoro Rivadavia.

La Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), el sindicato de los tripulantes de cabinas de avión, ha dado una charla con recomendaciones para actuar en estos casos en 2013. La empresa Aerolíneas Argentinas, en sus capacitaciones anuales, también toca el tema.

“Muchos pasajeros piensan que sólo estamos para servir la comida”, dice Natalia Fontana, secretaria de Género del gremio, “pero estamos principalmente para resguardar la seguridad aérea. Tenemos que actuar en casos que van desde la necesidad de primeros auxilios hasta el secuestro de un avión: estamos observando todo el tiempo lo que pasa”.

Según la instrucción que reciben, ante una sospecha los tripulantes deben mantener contacto con la supuesta víctima de trata, hablar con el resto de la tripulación para observar entre todos la situación, y contactar a la policía. La víctima puede estar confundida o drogada, se ve temerosa y nunca está sola aunque su captor suele no sentarse a su lado.

Sin embargo, dice Fontana, “no tenemos un protocolo y se lo hemos pedido a la Administracion Nacional de Aviación Civil Argentina (ANAC) porque, si no, actuamos sin protección”.

Aerolíneas Argentinas estaría preparando un protocolo para lanzar pronto. Y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) presentó en 2018 un documento titulado Directrices para la instrucción de la tripulación de cabina sobre reconocimiento y respuesta a la trata de personas. Fue elaborada junto al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). Porque, según la OACI, más de 10 millones de personas viajan cada día a bordo de unos 100.000 aviones y en cada vuelo podría encontrarse un traficante junto a su víctima.

“Pero transportar a una víctima de trata en avión no es lo más usual”, dice Mercedes Assorati, la coordinadora general de la ONG Esclavitud Cero, que desde 2007 ha capacitado a unas 10.000 personas. “Es más común que se dé por tierra, en ómnibus de larga distancia”.

55.000 víctimas de trata en Argentina

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que hay casi 25 millones de víctimas de trata a lo largo del mundo, tanta como la población entera de Australia (aunque la ONG Freedom United estima más de 40 millones), y que el negocio mueve 150.000 millones de dólares.

En Argentina, según el Índice Global de Esclavitud (Global Slavery Index) de 2018, hay 55.000 víctimas de trata. Con un poco más de 1 por cada 1.000 personas, el país ocupa el puesto 157 de un total de 161 países medidos (es uno de los menos afectados).

Un informe del Ministerio de Seguridad de la Nación dice que entre 2016 y 2018 creció en un 95% la cantidad de personas rescatadas de la trata. Hubo 1.117 allanamientos, fueron detenidas 632 personas y otras 2.797 fueron rescatadas (1.436 estaban sometidas a delitos laborales; 586, a delitos sexuales; y 13, reducidas a la servidumbre). Las rescatadas fueron, principalmente, mujeres de entre 18 y 35 años.

"La trata de personas se encuentra entre los tres delitos más lucrativos de la criminalidad, junto con el trafico de armas y de drogas", dijo en ese momento la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.

La Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) tuvo 1065 causas en 2018. En su último informe consignó que ese año atendió casos de pornografía infantil, de prostíbulos en el barrio de Flores, de traslado y explotación sexual en Italia, de reducción a la servidumbre en la comunidad gitana y hasta la explotación de una persona argentina en Bolivia durante 32 años.

Mientras tanto, el año pasado el Congreso aprobó el proyecto de ley que crea un fondo de asistencia directa a víctimas. Se trata de un fideicomiso público para la administración de los bienes provenientes de este delito, muchos de los cuales son destinados a la asistencia de las víctimas. También contempla que, al momento de la sentencia, se ordenen las reparaciones económicas para la víctima.

Para denunciar un caso de trata, llamá al 145.

El 23 de diciembre, los pasajeros del vuelo 2260 fueron desembarcados y el despegue fue reprogramado para las 12:55 del mediodía. La comisario de vuelo hizo la denuncia en la dependencia de la Policía de Seguridad Aeroportuaria del aeropuerto de Ezeiza y la investigación quedó a cargo de la Justicia Federal. Según voceros policiales, unos días más tarde el hombre seguía detenido y la mujer continuaba internada en el hospital de Ezeiza.