1. Si viajás diario a una ciudad para ir al trabajo, es probable que tengas varias opciones para llegar ahí, así que probálas todas antes de establecer una rutina. Considerá lo que hace tu viaje ideal. ¿Preferís un viaje más largo con menos transferencias? ¿El viaje más corto no importa qué? ¿Un viaje que te permita sentarte y descansar?
Si tomas un colectivo, probá un tren por una semana. Si manejas, probá diferentes rutas. Te va a ayudar a comprender cuál es el mejor medio de viaje para vos, y se te va a hacer menos desalentador recorrer una ruta diferente si un tren se descarrila o se interrumpe el tráfico en tu viaje regular en un día determinado. Como mínimo, te dará confianza de que tu mejor elección de viaje es la mejor para vos.
2. Si pensás que no es posible ir en bicicleta o caminando al trabajo, considerá plenamente las posibilidades de un llamado viaje activo antes de decir que no.
Los estudios han demostrado que las personas sobreestiman el tiempo que les tomaría viajar activamente al trabajo. Los investigadores de Penn State encuestaron a 505 estudiantes y miembros de la facultad sobre el tiempo que creían que les tomaba ir en bicicleta o caminando desde sus casas hasta donde necesitaban estar en el campus. Luego verificaron esas estimaciones en comparación con los tiempos predichos por los mapas de Google, e incluso caminaron o anduvieron en bicicleta algunas rutas por sí mismos. Alrededor del 90 por ciento de las estimaciones eran demasiado largas en al menos 10 minutos, y los participantes con permisos de estacionamiento tendían a sobreestimar sus tiempos de viaje activo más que los demás.
3. Uno de los temas más desalentadores de tu viaje puede ser el costo. Las tarifas de transporte público, los peajes, la gasolina e incluso los precios del tráfico pueden acumularse rápidamente cuando viajas todos los días. Asegurate de beneficiarte de todas las posibles deducciones para reducir el costo de tu viaje.
© 2019 The New York Times
