Los Juegos Olímpicos de París 2024 prometen ser un modelo de autogestión financiera, buscando minimizar el gasto público y maximizar los ingresos a través de patrocinios y derechos de transmisión. Con infraestructuras existentes y un enfoque en legados duraderos como la limpieza del Sena, estos juegos podrían marcar un precedente de sostenibilidad económica en la era moderna del olimpismo.
Países como Haití, Mongolia y Canadá han personalizado sus vestimentas con detalles culturales y materiales sostenibles, reflejando no solo competitividad deportiva sino también orgullo y tradición nacional.
Desde la URSS hasta la Rusia moderna, la preparación olímpica ha sido marcada por un sistema estatal riguroso y escándalos de dopaje que culminaron con sanciones internacionales. Tras la caída de la Unión Soviética, el enfoque deportivo cambió radicalmente, enfrentando desafíos de adaptación y credibilidad. En la actualidad, Rusia busca reformar su sistema deportivo y restaurar su reputación en el escenario mundial, mientras lidia con las complicaciones políticas y las exigencias de mayor transparencia.