Estos problemas han forzado un cambio de paradigma en la gestión del agua en las ciudades. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU en 2015 proponen modelos de ciudades sostenibles y resilientes que sean capaces de, en la medida de lo posible, restaurar el ciclo natural del agua en los entornos urbanos.
Debido a su impacto en la salud humana, es de gran importancia desarrollar protocolos de monitoreo rápidos y económicos que permitan detectar la presencia y concentración de los diversos contaminantes atmosféricos en áreas urbanas.
Las medidas incluirían limitar el uso del vehículo particular y favorecer el transporte colectivo. También contemplaría impulsar proyectos para mejorar las viviendas y conseguir casas más eficientes: con menor uso de energía sin perder el confort y actualizando los sistemas de climatización.
