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Hace unas semanas fuimos a conocer un proyecto de inclusión social: el primer restaurante dentro de un penal atendido por personas privadas de su libertad. Funciona en el Complejo penitenciario N° 54 de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires.
¿Su principal objetivo? Colaborar con la inserción laboral de esas personas una vez terminada la condena.
Hoy, 18 de enero, empieza a funcionar la escuela de cocina, que capacitará y enseñará habilidades a las personas privadas de su libertad. El restaurante abrirá en junio o julio.
Según datos de 2019 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el 45% de las personas estaba desocupada cuando ingresó a la cárcel, el 52% no tenía ni oficio ni profesión y el 81% no participó de ningún programa de capacitación laboral en el último año de cárcel.
Hablamos con las personas que llevan a cabo este proyecto y con quienes trabajan dentro del complejo penitenciario y ayudan a los internos a aprender nuevas habilidades para que nos contaran por qué es importante que exista un restaurante escuela dentro de un penal en Argentina y cómo impacta este tipo de capacitación en los internos.
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