Carmen Mola: "Dos cosas ayudan a sobrellevar las dificultades de la vida: el amor y la ficción" - RED/ACCIÓN

Carmen Mola: "Dos cosas ayudan a sobrellevar las dificultades de la vida: el amor y la ficción"

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"El Infierno", la nueva novela de los autores bajo el seudónimo Carmen Mola, aborda desde la crueldad de la esclavitud en Cuba hasta el desafío del amor no correspondido, manteniendo a los lectores en vilo sobre la identidad del villano.

Carmen Mola: "Dos cosas ayudan a sobrellevar las dificultades de la vida: el amor y la ficción"

Crédito: Télam.

Bajo el seudónimo Carmen Mola, los autores españoles Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero se convirtieron en un fenómeno de ventas después de haber ganado el premio Planeta 2011 con "La Bestia" y ahora presentan "El Infierno", una novela decimonónica que transcurre entre España y Cuba y relata el oprobio de la esclavitud en la isla, el levantamiento del ejército contra la reina Isabel II en España y el caso de los españoles que viajaron engañados a Cuba y fueron sometidos a la esclavitud, un tema poco explorado en literatura.

"El Infierno" es también una novela negra que relata la historia de Amor de Mauro y Leonor, los "héroes" de la novela y plantea hasta el final del libro un desafío al lector: descubrir quién es "el Demonio".

El libro habla del infierno de la esclavitud, pero también del infierno del amor no correspondido o que a pesar de ser correspondido no se puede vivir.

"El amor es una de las cuestiones que más ayuda en la vida, te hace olvidar las pequeñas o grandes dificultades. En la novela hablamos de las dos cosas que te ayudan a sobrellevar las dificultades de la vida: el amor y la ficción, la fantasía. A lo largo de toda la novela hay personajes que acuden a la ficción para sobrellevar la vida", coinciden sus autores.

Díaz, Martínez y Mercero tienen sus proyectos personales, pero en 2017 decidieron lanzarse a la aventura de creación colectiva que cristalizó en una primera novela, "La Novia Gitana", a la que seguirían "La red púrpura", "La nena" y "Las Madres".

En 2021, Carmen Mola obtuvo el premio Planeta con "La Bestia", un thriller histórico que se convirtió en la novela más vendida de toda su obra. Desde entonces, decidieron revelar sus identidades y vinieron por primera vez a la Feria del Libro en 2022 para presentar su obra, reencontrarse con la literatura latinoamericana con la que se formaron y repensar el uso que a lo largo de la historia se le ha dado al seudónimo.

Claro que con la notoriedad de "los Mola" -como se los conoce ahora que se sabe que son tres hombres- vino la polémica: a algunos lectores y libreros no les gustó que se escondieran detrás de una firma de mujer porque vieron en eso una especulación para acomodarse a un mercado editorial que actualmente pareciera valorar la autoría femenina.

En diálogo con Télam, los autores hablaron de "El Infierno", que aborda temas que van desde el horror de la esclavitud hasta la salvación del amor, pasando por la importancia de la fantasía para sobrellevar las dificultades.

-Télam: Eligieron retratar con lujo de detalles la crueldad de la esclavitud en La Cuba de 1860, donde llegaban africanos, chinos y también españoles. ¿Por qué decidieron ser tan crudos sobre una realidad tan poco abordada?

Agustín Martínez: No estaba en nuestros planes iniciales, nosotros queríamos escribir una historia de amor, un folletín decimonónico y tal. Pero cuando entramos en esa España de 1866 al 1868 y empezamos a ver cómo era la sociedad española en ese momento, nos encontramos con un espejo de lo que era la sociedad cubana, pero multiplicado por 100. Porque si en España había diferencias sociales, en Cuba estábamos en el otro extremo: esclavos versus personas libres. Eso por un lado. Por otro, en España el tema de la esclavitud es un tema que tenemos un poco olvidado. No se enseña en el Instituto, hemos visto tanto la esclavitud en los campos de algodón en Estados Unidos que pensamos que ha sido una cuestión estadounidense y que España no ha tenido nunca nada que ver con la esclavitud cuando en realidad fue el último país europeo en abolirla. Y el penúltimo a nivel de países occidentales. Es verdad que España vivía en un clima de mucha hipocresía: no existía la esclavitud, pero sí existía en los territorios de Ultramar de Cuba. Nos pareció muy interesante contar esa historia y también otra parte menos conocida y que acerca mucho al lector al problema. Había esclavitud africana y china, pero también en un momento comenzaron a llevarse españoles bajo el término de colono asalariado, pero para llevarlos engañados a la isla y convertirlos en esclavos.

T: Hoy hay muchas críticas a Cuba, pero este libro también es un recordatorio de cómo se vivía en la isla antes de la Revolución…

Jorge Díaz: La Revolución fue en 1959 y España sale de Cuba en 1868. Pasaron muchos años en los que Cuba dependió de sí misma, nosotros estamos reflejando lo que ocurría 100 años antes de la revolución. Cuando estalló la revolución cubana quedaban con vida cubanos que habían sido esclavos o que habían nacido como esclavos. Porque la esclavitud en Cuba acaba en 1886, en Brasil acaba dos años después. Hemos estado en Cuba en septiembre un par de veces. Sigue siendo tan fascinante como siempre, pero las condiciones de vida son muy duras. En el tiempo en el que sucede la novela, Cuba es lo mejor de España, porque ni siquiera es una colonia: es una provincia española. Cuando nosotros estudiamos en el colegio, por ejemplo, cuál fue el primer ferrocarril de España, fue de La Habana a Matanzas. La relación entre Cuba y España es muy estrecha. Con todas las diferencias políticas que hay entre la isla y España, es el lugar de América más cercano a nosotros. La Habana es Cádiz, cuando paseas por La Habana estás viendo Cádiz y cuando paseas por Cádiz estás viendo La Habana.

T: En "El Infierno" hay personajes luminosos, pero los malos son muy malos y la violencia que ejercen está narrada de un modo muy explícito, que angustia al lector. ¿Por qué tomaron esa decisión?

JD: Bueno, a nosotros nos gusta el personaje del malo sin más, maniqueo. Tenemos el personaje del demonio, que hasta las últimas páginas no se sabe quién es, está compuesto por un psicópata incapaz de empatizar, que las únicas emociones que experimenta en la vida las experimenta en un contexto muy específico en un mundo que le es vedado. Luego están los esclavistas, que en sí no son psicópatas, pero que en la época tenían un ingenio que sustentaba su fortuna y la eficacia de su empresa. Visto hoy es un horror, por supuesto. Pero esos personajes en esa novela no conocían otra cosa. Y hay una conversación en la novela en la que los esclavistas debaten si no es hora de liberar a los esclavos porque ya han ganado mucho dinero y concluyen que no, que todo se iría a pique. No diría que son personajes negativos, aunque si lo pensamos desde nuestra poltrona del siglo XXI, sí lo son.

T: Hay un debate universal que está plantado por Mauro, el héroe de la novela, que es el revolucionario romántico y afirma con otras palabras que la violencia es la partera de la historia. ¿Ustedes qué creen?

AM: No vamos a llamar a la revuelta popular. Estamos en una época muy concreta, el siglo XIX, con un cambio de régimen total. Tanto en España, donde hay una monarquía, como en Cuba, donde rige un régimen de esclavitud. Donde existen esos regímenes parece que no hay maneras de derrocarlos, sino a través de la violencia. El poderoso nunca va a compartir sus prebendas por las buenas. También lo estamos hablando desde un punto de vista súper occidental, es decir ahora para conseguir avances en el feminismo por ejemplo, te puedes manifestar en la calle y tal. Pero no le cuentes eso a una mujer en Arabia Saudita. Esa mujer para conseguir algunos derechos se va a tener que jugar la vida.

T: "El Brujo" decidió no volver a querer a nadie porque ha visto morir a demasiada gente, que antagoniza con la pareja de enamorados de "El Infierno", Carmen y Mauricio. ¿Ustedes con qué personaje se identifican?

JD: Creo estar más cerca de Leonor y Mauro. "El Infierno", que es el título de la novela, es muy polisémico. Habla del infierno de la esclavitud, pero también del infierno del amor no correspondido o que a pesar de ser correspondido no se puede vivir. El amor es una de las cuestiones que más ayuda en la vida, te hace olvidar las pequeñas o grandes dificultades. En la novela hablamos de las dos cosas que te ayudan a sobrellevar las dificultades de la vida: el amor y la ficción, la fantasía. A lo largo de toda la novela hay personajes que acuden a la ficción para sobrellevar la vida. Lo hemos hablado mucho y estamos convencidos de eso. Queremos estar más cerca de Mauro y de Carmen.

T: "El Infierno" es también una alusión a la Divina de Dante Alighieri y el libro va adentrándose en los círculos…

JD: Pero nuestro infierno tiene siete y no nueve. ¿Por qué? Porque el séptimo es el círculo de la violencia y es lo que caracteriza a Carmen Mola.

AM: Además, el octavo y el noveno son un bajonazo, uno creo que es el de los defraudadores de hacienda y el otro no me acuerdo. Iba a ser demasiado prosaico que fueran nueve.

T: Hay personajes que son claramente buenas personas, pero ustedes los ponen entre la espada y la pared en circunstancias muy dilemáticas. ¿Cuánto heroísmo se le puede pedir a un ser humano?

AM: Les exigimos a las personas ser héroes o heroínas y se repite muchas veces por ejemplo en las historias de abusos sexuales con preguntas del tipo: ¿por qué no denunciaste antes a tu agresor? Y esa gente no está obligada a ser héroe. Mauro sí es un héroe, pero eso no creo que lo convierta en mejor persona que el protagonista del manuscrito que va contando su propia historia. El personaje que cuenta la historia está atrapado en un conflicto moral terrorífico y no tiene el valor para quitarse la vida.

"El Infierno", es cierto, exuda violencia, pero los autores no dejan de tener una mirada profundamente romántica. Uno de los personajes se juega la vida por un amor y cuando un amigo le recomienda "tratar de olvidarla", él responde: "No sé hacerlo. Podemos decidir sobre algunas cosas, pero sobre otras es imposible. Son demasiado grandes, no se dejan manejar".

Fuente: Télam.