“¿Cómo estudian los estudiantes ciegos?”: la pregunta de un grupo de amigos que los llevó a crear una solución de lectura para personas con discapacidad visual - RED/ACCIÓN

“¿Cómo estudian los estudiantes ciegos?”: la pregunta de un grupo de amigos que los llevó a crear una solución de lectura para personas con discapacidad visual

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Luego de interiorizarse sobre las dificultades que tienen las personas ciegas o de baja visión para leer y de preguntarles por las limitaciones de los recursos de lectura disponible, diseñaron un dispositivo portátil que ya lograron comercializar en 11 países y que en la Argentina está cubierto por obras sociales.

“¿Cómo estudian los estudiantes ciegos?”: la pregunta de un grupo de amigos que los llevó a crear una solución de lectura para personas con discapacidad visual

Intervención: Marisol Echarri.

Prócer es una empresa fundada en el 2015 en la provincia de Córdoba que se dedica al desarrollo de soluciones tecnológicas para personas en situación de discapacidad visual, que están orientadas a promover su inclusión laboral y educativa, brindándoles una mayor autonomía.

La clave de su trabajo es escuchar las necesidades más urgentes de esta población, la cual se enfrenta en la vida cotidiana a distintos obstáculos a la hora de acceder a la información. Por ejemplo,  cuando tienen que  leer  textos académicos, carteles, direcciones, billetes o prospectos de medicamentos, entre otros. Este tipo de barreras surge porque el contexto no presenta la suficiente accesibilidad, es decir,  casi nunca ofrece la transcripción en braille o en formato audio de lo que dicen los letreros en los espacios públicos.

“La idea de Prócer surgió cuando aún éramos estudiantes en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Córdoba. Lo que pensamos en ese momento fue cómo hacían las personas ciegas para estudiar. Entonces se nos ocurrió hacer un dispositivo que fuera portátil, una suerte de escáner de mano, que es como una planchita de pelo que les permitiera a los estudiantes con discapacidad visual poder estudiar de manera más independiente”, dice Manuel Díaz Ferreiro (37), director de Prócer.

La empresa lleva vendidos más de 1.500 dispositivos en 11 países: aunque la mayoría de sus clientes son de la Argentina y Chile, también comercializan a México, Italia, España, Perú, Ecuador, Costa Rica, República Dominicana, Paraguay y Uruguay.

“El camino fue bastante largo. Cuando surge la idea, empezamos a vincularnos con organizaciones de personas con discapacidad visual, con profesionales y con usuarios para que ellos nos fueran dando sugerencias sobre cómo debía ser el producto. Entre las problemáticas más recurrentes que más nos mencionaron era que a veces tenían que depender y pedirle a algún compañero o familiar que les leyeran las cosas reiteradas veces, para que ellos luego pudieran hacer un resumen, o que necesitaban escanear con una impresora muchas páginas y transformarlas a un formato de texto digital (PDF) para que pudieran ‘leerlas’ (como si fueran audiolibros) en sus computadoras con un lector de pantalla”, ejemplifica. 

En el 2016, la empresa creó el primer prototipo y en 2017 comenzó a comercializarlo. “Nosotros diseñamos el software y el hardware acá en la Argentina y los mandamos a fabricar a China. Y una vez que recibimos las partes, lo ensamblamos en Córdoba y lo distribuimos”, explica Díaz Ferreiro.


El dispositivo Prócer 3 tiene una cámara incorporada que puede, entre otras cosas, leer la denominación de los billetes con gran precisión. (Imagen: gentileza Prócer)

Cómo utilizan los dispositivos tecnológicos las personas ciegas o con baja visión

Según explica Díaz Ferreiro, las personas con discapacidad visual “en general, utilizan una computadora con algún lector de pantalla (es un software que reproduce en audio el texto escrito); en el caso de que el material no esté digitalizado, la persona ciega o con baja visión usa algún motor de OCR para que eso quede en formato accesible (lo escanea), luego eso lo pasa a un documento de Word y a partir de ahí configura un lector de pantalla para poder escuchar desde una computadora. 

Así, los usuarios con discapacidad visual que quieran acceder a la lectura tienen que recurrir a las funciones en conjunto de una computadora más una impresora multifunción que cuente con escáner, lo que no es para nada económico ni portable. 

También usan algunas aplicaciones de los celulares que leen a partir de una foto que le sacan a una hoja, lo que para una persona ciega es bastante difícil porque hay que enfocar para capturar la hoja”.

Por otra parte, para leer libros o textos universitarios extensos, las personas con discapacidad visual en su mayoría utilizan un software llamado Balabolka (de descarga gratuita), que permite transformar documentos o apuntes de texto a distintos formatos de audio (mp3 o wav).

Los dispositivos de Prócer buscan ser más ágiles y sumar otras funciones. “Prócer ofrece herramientas para estudiar y para trabajar, marcar las páginas con señaladores para saber hasta dónde leíste y luego retomar la lectura, te permite vincular tu cuenta de Drive o de Dropbox, poder conectar un teclado para escribir documentos, poder dictarle y sobre todo poder guardar el texto que leíste”, Detalla Díaz Ferreiro.


Un video explicativo sobre el uso del dispositivo Prócer 3.

Dispositivos

La empresa cordobesa hoy en día ofrece una solución a los usuarios ciegos o con baja visión mediante cuatro dispositivos de lectura, todos portátiles y que permiten leer libros electrónicos, archivos PDF digitalizados o accesibles, archivos de Word y archivos de texto en general. Los dispositivos más modernos permiten importar archivos desde memorias externas o pendrive y traducir a audio las fotografías tomadas con una cámara incorporada. También detectan la denominación de los billetes o datos relevantes de facturas de servicios.

Prócer 3, el dispositivo más reciente, tiene aproximadamente 200 gramos y la apariencia similar a la de un celular y escanea imágenes y textos con una cámara incorporada y se  conecta a una computadora o pendrive. Además, viene con una cámara externa que se incorpora a cualquier lente tradicional o en el dedo de la mano (como si fuera un anillo). Esto resulta muy útil para lecturas rápidas (leer prospectos de medicamentos, trámites gubernamentales, carteles, notas en papel, cheques, recibos bancarios, etc.). Otro accesorio con el que cuenta Prócer 3 es un escáner portátil, del tamaño de una planchita de pelo, que se pasa por las lecturas para reproducirlas a un formato accesible.

A principios de septiembre, este dispositivo costaba en la Argentina 620.000 pesos. Sin embargo, más de 30 obras sociales y prepagas lo entregan con una cobertura total.


Uno de los dispositivos externos con los que viene Prócer 3 es un escáner que es útil para leer libros o textos impresos. (Imagen: gentileza Prócer)

Más autonomía

Prócer permite a los usuarios más independencia en sus actividades cotidianas, como las de la escuela o del trabajo, ya que tiene funcionalidades como leer (formato audio) en italiano, inglés, español y también funciona como lupa para personas con baja visión. Además, sirve para leer billetes, libros, fotocopias, el pizarrón de la escuela o universidad, e incluso se le puede insertar un pendrive que contenga archivos de texto para que el usuario pueda desde el mismo dispositivo reproducir su contenido en formato mp3 (audio). Así les sucede a niños con discapacidad visual como Luciano, quien exclama: “¡Ya no voy a necesitar que mis compañeros o la seño me lean lo que no veo!”. O Felipe que está más que agradecido por las funcionalidades que brinda este tipo de dispositivos, ya que a través de su Prócer 1 puede  leer un libro que le obsequió su abuelo. 

Por su parte, María José Quiroga, ciclista paralímpica, empleada de la Cámara de Diputados de San Juan y usuaria de Prócer 2, señala: “Las personas ciegas o con baja visión no disponemos de libros accesibles. La Cámara de Diputados de San Juan es el único organismo que tiene un dispositivo Prócer en su biblioteca Sarmiento y Legislador a disposición de personas con discapacidad visual que lo requieran”. 

María Laura, escritora y periodista de baja visión, agrega: “Este dispositivo hace la diferencia en la calidad de vida. Se abre un mundo que antes era oscuro. Para mi trabajo es esencial”. 


La versión más moderna de Prócer viene con una cámara externa que se puede incorporar en el dedo (como un anillo) o en cualquier lente. (Imagen: gentileza Prócer)

Hay equipo

El equipo de trabajo de Prócer está formado por cinco integrantes. A su vez cuentan con colaboradores, (los cuales en su mayoría son personas en situación de discapacidad visual) ciegos y profesionales, que brindan presentaciones o capacitan a otras personas en el uso del dispositivo.

En su etapa inicial, la empresa se apoyó en subsidios estatales para emprendedores y pequeños emprendimientos. “El proyecto hoy es financiado con las ventas de los dispositivos a usuarios o clientes como universidades, bibliotecas, Gobiernos (municipales y provinciales), empresas y obras sociales”, comenta Díaz Ferreiro.


De arriba hacia abajo e izquierda a derecha: Eduardo Carrizo, uno de los socios, junto con los fundadores: Julián Guerrero, José Ribodino, Manuel Díaz Ferreiro y Mariano Lescano.

Díaz Ferreiro agrega que no tuvieron como modelo a ninguna otra empresa que hubiera fabricado algún producto con estas características: “Simplemente venimos de la universidad pública y creíamos y queríamos devolver parte de lo que la sociedad nos dio a nosotros”, señala.

A comienzos del 2023 Prócer realizó un acuerdo con el Gobierno nacional gracias al cual cada estudiante de nivel secundario que tuviera el  certificado único de discapacidad (CUD) recibiría un dispositivo de manera gratuita para el desarrollo de su formación educativa. “El objetivo de este año es terminar con esa entrega, capacitar a la gente, terminar de consolidar nuestra presencia en la Argentina. Nosotros tenemos la empresa también radicada en Chile y a partir de ahí queremos replicar lo que se hizo en la Argentina a nivel estatal”, finaliza. 

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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.