Con una bebé de cinco meses buscará una medalla en los Panamericanos: “El deporte me enseñó a no bajar los brazos y la maternidad a ejercitar la cabeza” - RED/ACCIÓN

Con una bebé de cinco meses buscará una medalla en los Panamericanos: “El deporte me enseñó a no bajar los brazos y la maternidad a ejercitar la cabeza”

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Belén Casetta compite en los 3.000 metros con obstáculos y se prepara para los Juegos de Santiago 2023 junto con Lina, su hija que nació en mayo. Aunque debió adaptar sus entrenamientos, no dejó de moverse, ni durante el embarazo ni luego del parto. Salir a correr con el cochecito a cuestas se volvió parte de su rutina.

Con una bebé de cinco meses buscará una medalla en los Panamericanos: “El deporte me enseñó a no bajar los brazos y la maternidad a ejercitar la cabeza”

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Belén Casetta cumplirá 29 años en septiembre y lleva más de 13 en el alto rendimiento. La atleta marplatense es poseedora del récord nacional y sudamericano de los 3.000 metros con obstáculos (con 9:25.99), especialidad en la que participó en los últimos dos Juegos Olímpicos, en la que fue finalista del Mundial de Londres 2017 y en la que ganó la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. En Santiago 2023 (arrancan el 20 de octubre) buscará repetir el podio continental. Pero con un condimento especial: viajará a la capital chilena con Lina, su hija que entonces tendrá cinco meses.

Luego de ganar el oro en los Juegos Suramericanos de Asunción en octubre del año pasado, Casetta anunció que comenzaría un descanso de las competencias: llevaba unas pocas semanas de embarazo. 

Aunque debió adaptar su preparación para los Panamericanos, Casetta no dejó de entrenar. Ni en el embarazo ni con Lina fuera de la panza. De hecho, en las últimas semanas se hizo recurrente que la atleta saliera a correr con su bebé en el cochecito o que rodara en un bici fija mientras Lina la miraba al lado.

—¿Cómo fue el regreso a entrenar tras el embarazo y el parto?

—El regreso fue rapidísimo, mi cuerpo se recuperó pronto. A los 25 días ya estaba entrenando. Lo hacía por necesidad, porque me hacía sentir bien, no porque me urgía ponerme en forma o competir. No tuve ansiedad. Todo estuvo bajo control. Es más, ni bien quedé embarazada pensé que iba a descansar totalmente, pero a los cinco días me sentí mal y empecé a hacer actividad. Estuve corriendo hasta los ocho meses de embarazo y luego haciendo bicicleta fija.

—Mostraste que salís a correr con Lina en el cochecito o que hacés bici fija con ella durmiendo a un lado. ¿Cuánto impacta para vos la maternidad en tu rendimiento? 

—Con Lina entreno constantemente, a la mañana o a la tarde. A la mañana, a la tarde… Claramente la maternidad impacta en mi rendimiento. Estoy un poco más cansada. La cabeza la tengo en mi bebé, en que a veces se queda al cuidado de mi marido, mi mamá, mi suegra o mi abuela y se larga a llorar porque me extraña. Los bebés pasan por momentos en los que quieren estar con la mamá constantemente, por lo que seguido se me complica. Y a veces el cansancio me dice: “Hoy no entrenes, no te da el físico”. A veces a la noche tampoco descanso bien.

—Esas situaciones en las que entrenás con Lina cerca, ¿son esporádicas o parte de la rutina, porque realmente no queda otra?

—Entrenar con Lina es parte de mi rutina. Trato de que ella sea rutinaria para descansar. Si ella se levanta la llevo y me acompaña, si ella está descansando, aprovecho para entrenar. Pero entrenar es parte de mi esencia y necesito seguir mi rutina para los Panamericanos.

—¿Cómo te organizás en los momentos en los que necesitás estar libre y sola para abocarte a entrenar?

—En esos momentos en los que tengo que hacer un entrenamiento fuerte, como unas pasadas o un fondo a un determinado ritmo, ahí me dan una mano enorme mi esposo, mi mamá, mi suegra o mi abuela, que se quedan al cuidado de ellas. Cada dos por tres entra en crisis, tengo que cortar el entrenamiento y hago menos km, o lo paso para el otro día. Siempre depende de cómo esté la bebé.

—¿Cómo te sentiste físicamente al regresar a entrenar y competir? 

—El físico me cambió en absoluto. Gasto el doble de energía y me tengo que alimentar bien e intentar descansar bien. Y no pasarme de entrenamiento, porque puedo lesionarme, tengo el cuerpo al límite. Alto rendimiento y maternidad… es difícil.

—¿Qué aspiraciones tenés para los Panamericanos?

—En los Juegos Panamericanos apunto a dar lo mejor y lograr una medalla para la Argentina. 

—¿El deporte te enseñó algo que aplicás en la maternidad?

—El deporte me enseñó a ser constante, rutinaria. Y trato de aplicar esa rutina con Lina. También a ser persistente, mantener la calma, estar tranquila. A veces estoy cansada, es de madrugada y ella llora. Pienso que no puedo con todo, que tengo que abandonar el entrenamiento. Pero ahí mi cabeza trabaja y no bajo los brazos. 

—La maternidad, ¿te está enseñando algo para aplicar al deporte?

—Me enseña que por más agotada que esté, se puede continuar y esforzarse en los momentos de cansancio. Que hay que entrenar la cabeza para ir en busca de lo que una quiere.