De la cárcel al cine: una ONG de Estados Unidos capacita a exreclusos y otros grupos vulnerables para trabajar en la pantalla grande - RED/ACCIÓN

De la cárcel al cine: una ONG de Estados Unidos capacita a exreclusos y otros grupos vulnerables para trabajar en la pantalla grande

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

La organización Manifest Works, de Los Ángeles, California, nació con el objetivo de dar una alternativa a jóvenes que estuvieron en familias de acogida y/o pasaron tiempo en un penal de menores. Más tarde, también se admitieron personas en situación de calle y exreclusos mayores de edad. Junto con voluntarios especialistas en el rubro, se busca capacitar a personas de aquellos grupos para que accedan no solo a un primer trabajo como asistentes de producción, sino también que puedan escalar a puestos de mayor envergadura.

De la cárcel al cine: una ONG de Estados Unidos capacita a exreclusos y otros grupos vulnerables para trabajar en la pantalla grande

Intervenido por Marisol Echarri.

"Esta no es mi segunda oportunidad. Perdí a mis padres cuando tenía 11 años, a los 12 estaba en una pandilla y dos años después me arrestaron. Fui condenado a cadena perpetua cuando tenía 15 años y nunca pensé que nunca iba a salir de la cárcel. Esta es mi primera oportunidad, la primera en que verdaderamente puedo presentarme como un profesional y que me tomen en serio", contó un alumno del programa educativo impartido por Manifest Works.

La organización capacita a través de un programa intensivo de 10 semanas a personas que estuvieron dentro del sistema de acogimiento familiar, en la cárcel o en situación de pobreza para que puedan ejercer como asistentes de producción. En 2022, hubo 54 graduados y un total de 1.385 exalumnos en general obtuvieron trabajo en el rubro.

Durante la primera edición de Manifest Works, hubo diez alumnos de los cuales solo tres se graduaron. Hoy se realizan tres cursos anuales con hasta 40 ingresantes cada uno, de los cuales se gradúan hasta 20 aproximadamente. (Imagen: gentileza Manifest Works)

Del periodismo a la pantalla grande

Sin tener mucho conocimiento sobre jóvenes detenidos o en familias de acogida, Dan Seaver, cofundador de la organización, aceptó un puesto como profesor de periodismo en un penal de menores en California, a principios de los 2000. “Quedé impactado por la cantidad de chicos que había ahí”, comenta. Actualmente, se estima que a los 17 años, más del 50 % de los niños que están en una familia de acogida en Estados Unidos tendrán un encuentro con el sistema legal juvenil a través de arresto, condena o detención, y el 70 % de los jóvenes que fueron parte del sistema de acogida fue arrestado al menos una vez antes de los 26 años. Cambiar de colegio, mudarse y ser colocados en casas con familias no capacitadas son algunas de las situaciones que enfrentan los menores.

Seaver pasó años enseñándoles sobre periodismo y buscando alternativas de ciertos temas que pudieran hacer una diferencia. “No había recursos y en algunos casos faltaba imaginación”, dice. “No entendían lo que el mundo podía ser para ellos y se concentraban en su metro cuadrado”. Tiempo después, tuvo un hijo y renunció a aquel trabajo, pero mantuvo visitas con algunos reclusos durante los fines de semana. 

Y siempre pensó que podía hacer más. Por eso, le preguntó a su marido de aquel entonces, quien era director de cine, si había algún puesto de trabajo en esa industria donde pudieran trabajar personas que habían salido de la cárcel. “Pensé que tendrían competencias que valdrían la pena, sobre todo en una industria donde hay que ser habilidoso, útil y saber resolver problemas”, cuenta Seaver. De esta manera, consiguieron trabajo para un chico que había estado preso en la oficina de una compañía de producción. No obstante, empezaron a haber problemas y lo culpaban a él. “Sentí que le había tendido una trampa ofreciéndole un trabajo para el cual no tenía los recursos necesarios para triunfar y empecé a preguntarme qué era lo que necesitaba para tener éxito en trabajos así”, recuerda Seaver.

Al mismo tiempo, su hijo comenzó el jardín de infantes, donde entre los padres de sus compañeros se encontraban diferentes profesionales de la industria, como, por ejemplo, un diseñador de producción, un socio de una agencia de publicidad, un director de cine y el actor de Hollywood Matt Damon. “Junté a todos estos padres con increíbles habilidades y recursos y les propuse la idea de Manifest Works. Al principio fue medio desordenado, pero nos acomodamos sobre la marcha. Muy rápidamente hice conexiones y comencé a hablar sobre el programa para poder hacer una buena currícula”, cuenta Seaver. En un comienzo, solo iba a ser para jóvenes que salieran de la delincuencia, pero con el tiempo se optó por incluir a personas mayores de edad, jóvenes que estuvieron en familias de acogida y personas en situación de calle.

En 2022, el programa entregó 38 becas para que fueran utilizadas por los alumnos para el transporte al set, cuidados de niños, alimentos, nafta y asistencia en el alquiler de una vivienda. (Imagen: gentileza Manifest Works)

En su reporte anual de 2022, se registró que el 84 % de los participantes había estado en la cárcel, el 52 % había estado en situación de calle y el 16 % había estado en una familia de acogida. El 31 % afirmó haber atravesado dos estas situaciones en algún momento de su vida y el 6 % dijo haber sido afectado por las tres condiciones.

Eliminar barreras

Durante los últimos nueve años, el programa se enfocó en los retos a los que se ven expuestos sus estudiantes, como traumas, soledad o falta de recursos. Por ello hace cuatro años el curso incluye trabajadores sociales, terapeutas, recursos para que puedan moverse en el sistema judicial y la asignación de becas que se usan entre otras cosas para el cuidado de niños, transporte, comida o asistencia en alquileres. “No queríamos que ninguna situación, excepto alguna vinculada propiamente a la dinámica de trabajo, interfiriera con la habilidad que tenían para trabajar. Construir una vida sin recursos es muy difícil y muy costoso para una persona en situación de pobreza”, afirma Seaver.

El foco de Manifest Works es revertir la pobreza generacional. “Queríamos crear carreras. No dar un trabajo que pudiera cambiar una vida, sino que pudieran escalar y conseguir su segundo trabajo con aumento de salario, luego el tercero y así sucesivamente”, dice el impulsor de la iniciativa. “En la organización siempre hacen énfasis en que no quieren que esto sea tu meta, sino que deberías aspirar a un puesto más alto. Por eso también te enseñan sobre otros roles de más jerarquía, como el del director”, afirma Maximiliano Aguilar. Él tiene 32 años, conoció el programa a través de un amigo y tuvo su experiencia en 2023. Hoy trabaja como asistente de producción en publicidades en Los Ángeles. 

Los participantes que llegan a Manifest Works vienen de distintos lugares. “Hay mucha diversidad. Yo estuve en una vivienda de acogida, pero al lado mío había una persona que había estado en la cárcel. No podía comparar mi historia con la suya, pero al final del día estábamos en el mismo lugar con la misma idea”, cuenta Edward Castro. (Imagen: gentileza Manifest Works)

Uno de los desafíos del curso es que es intenso y requiere mucho esfuerzo porque refleja el trabajo que conlleva ser productor en Los Ángeles. En general, se tratan de largas jornadas de trabajo en diferentes lugares y a veces con diferentes equipos de personas cada vez. No se trata de un trabajo fijo, sino del estilo freelance por lo que cada persona es responsable de conseguir sus propios empleos en el futuro con las herramientas aprendidas en la capacitación.

“Siempre requerimos que a todas las clases lleguen treinta minutos antes y si no lo hacen, deben volver a aplicar al programa. Creemos que es una forma de comunicar cuán en serio te tomás el trabajo y cuán profesional sos”, comenta Seaver. En esos treinta minutos, pueden conocer a otras personas hasta que comienza la jornada y hacer conexiones. Además, todo el mudo los recuerda por llegar temprano. Aguilar cuenta que en una ocasión se le pinchó la rueda del auto y al haber salido tan temprano pudo notificar a sus jefes el incidente y que no iba llegar a tiempo.

Raúl Martínez tiene 38 años y es exrecluso. Uno de los miembros de la dirección fue a dar una charla sobre Manifest Works a la cárcel donde él estaba. Cuando salió de prisión se unió al programa y ahora trabajaba en la industria del cine. “No lo podía creer y tampoco pensé que sería posible, ya que sentía que la industria del cine era para otro tipo de personas”, afirma. Él pudo hacer el programa en 2019 y luego fue seleccionado entre 50 participantes para hacer una pasantía en Warner Brothers. “Ahora trabajo como grip (la persona encargada de configurar y mantener el equipo empleado en la producción). Amo lo que hago. Manifest Works me abrió muchas puertas y me hicieron sentir que alguien se preocupaba por mí”, relata Martínez.

El contenido del curso incluye no solamente el trabajo en el set sino otras cuestiones como formalidades a la hora de presentarse de manera profesional y el manejo de finanzas. (Imagen: gentileza Manifest Works)

El 40 % de los ingresantes al programa no se gradúa. Muchas veces eso sucede porque no entendieron de qué se trataba o se dan cuenta de que no es para ellos. Por ello, al inicio se hace una sesión de orientación. También, puede ocurrir que las personas dejen el programa y vuelvan a aplicar más adelante. Como fue el caso de Edward Castro, quien hoy tiene 25 años, estuvo en una familia de acogida e intentó aplicar al programa en 2017. Luego de dejarlo, en 2022 ingresó de nuevo.

Los alumnos afirman que se destacan entre otros profesionales con educación de universidad prestigiosas por las herramientas que les da el curso. “Conocemos ciertos términos que otras personas no, sabemos leer bien los guiones y la agenda”, cuenta Aguilar. “Te preparan hasta el punto de entender códigos para recreos o elementos que piden por radio. Cuando los solicitan, sé en qué departamentos buscarlos y recuerdo quien me lo dio, así puedo devolvérselo”, afirma Castro. Por su parte, Martínez destaca la disciplina que les inculca el programa. “Somos las personas más trabajadoras del lugar. Además, siempre supe cómo ser educado, pero Manifest Works me enseñó cómo usar las palabras correctas, distintas jergas y actitudes”, cuenta.

Las personas que ingresan al programa tienen un salario de alrededor de 10.000 dólares anuales, lo que se considera por debajo de la línea de pobreza en el estado de California. Sin embargo, luego de completar sus estudios su ganancia promedio sube entre 46.000 y 65.000 dólares anuales. Además, los alumnos aprenden a invertir en la bolsa de valores para generar un ingreso pasivo.

Dentro del programa

Manifest Works tiene un equipo de alrededor de 15 personas, quienes abordan la inserción laboral, el trabajo social, la salud mental y el programa de la carrera y la relación con los exalumnos. Asimismo, los alumnos cuentan con mentores que se quedan en contacto con ellos para saber no solo sobre su avance en la industria, sino también cómo se encuentran anímicamente. 

Una gran parte del trabajo es realizada por distintos voluntarios, como productores, managers de producción, supervisores y coordinadores de producción, quienes son los encargados de dar las clases. “Uno piensa que a esas personas no les importan las minorías, pero semana tras semanas fui intercambiando con ellos y me di cuenta de que son igual que nosotros y que querían ayudarnos”, afirma Castro.

Asimismo, si bien el programa comenzó con financiamiento de amigos y conocidos, hoy parte de ese ingreso proviene del Estado. Principalmente a través de departamentos penitenciarios y fundaciones que trabajan con niños que estuvieron en familias de acogida.

Quinn Moran, integrante del Comité Asesor, les explica a los estudiantes cómo cargar el equipo cinematográfico en un camión. (Imagen: gentileza Manifest Works)

Una de las ventajas para el desarrollo de esta profesión en Estados Unidos es que Hollywood tiene mucho poder y eso habilita a que los sueldos puedan ser buenos y justos, lo cual no es el caso de otros mercados. Por eso, es más difícil pensar en una expansión de la organización en otros países. No obstante, también existe mucha competencia de personas que quieren ingresar a la industria, por lo cual no siempre todos los graduados consiguen trabajo. Castro, por ejemplo, decidió desarrollar su lado artístico a través de la fotografía y la creación de su marca de ropa. “Si llego a recibir una oferta laboral y puedo asistir esos días, lo haría, pero no tengo ese hambre de seguir exclusivamente en esta industria”, afirma. 


Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.