Un diagnóstico temprano y una actitud positiva, dos de las claves a la hora de combatir el cáncer que brinda una especialista- RED/ACCIÓN

Un diagnóstico temprano y una actitud positiva, dos de las claves a la hora de combatir el cáncer que brinda una especialista

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Marcela Alonso, encargada del área social de la organización Fundavita, explica por qué son fundamentales los chequeos y de qué manera influye la parte emocional en un tratamiento oncológico.

Marcela Acosta, de Fundavita.

Foto: Fundavita.

Fundavita es una organización de la ciudad de Mendoza que lucha contra el cáncer promoviendo la investigación sobre la enfermedad, desarrollando campañas de concientización, promoviendo el acceso a recursos, impulsando políticas públicas en la materia y apoyando en forma integral al paciente oncológico y su entorno.

—Está claro que el diagnóstico temprano mejora mucho la perspectiva. ¿Por qué cuesta tomar conciencia de hacer los diagnósticos correspondientes?
—Hace 25 años estoy en la fundación y ha mejorado mucho la comunicación sobre el tema y los índices mejoran con la prevención. Hoy, hay muchas campañas y lugares donde se hace prevención. Nosotros hacemos prevención del cáncer de piel, próstata, mama. Se involucran el Gobierno provincial, hospitales, pacientes. Estas campañas favorecen la detección temprana. Pero es cierto que en muchos casos aún no se hacen los controles. Muchas personas piensan “a mí no me va a tocar”. O se sienten bien entonces creen que no hace falta. Y lo posponen. A esto se suma el contexto actual: por la pandemia, mucha gente no se hizo controles en los últimos dos años, recién ahora se están haciendo nuevos estudios.

—¿Qué es lo primero que dicen a pacientes diagnosticados con cáncer?
—Cuando las personas se acercan a la fundación, derivadas de hospitales o psicólogos, tienen distintas necesidades porque ante un diagnostico uno tiene diferentes reacciones. Nuestra experiencia es que no hay que dejar el tratamiento mientras se vive con la familia. Y sumar si se necesita terapia individual o grupal, donde el paciente ve que no es el único, que hay otros con lo mismo. Cuando viene un paciente buscamos ponernos en su lugar, tener empatía. Algunas personas son más sensibles. Lo más importante es acompañar, escuchar, poner la oreja. Ver cómo ayudar, por ejemplo, con el préstamo de pelucas, entregando prótesis de mama o con cualquier cosa que lo ayude a sentirse mejor.

—Hoy el cáncer no es esa enfermedad innombrable y necesariamente trágica que era hace años. ¿Cuánto ayuda al paciente verlo desde esa perspectiva?
—Afecta mucho tomarlo como algo trágico. Si tu estado de ánimo es bajo, tus defensas bajan. Si pensás “por qué me pasó a mí”, eso no ayuda al tratamiento. A las personas que son positivas (tenemos varias voluntarias que han pasado por esto) los tratamientos les caen otra manera. Pero por supuesto que quien no lo puede manejar, debe saber que hay equipos de soporte emocional que lo pueden ayudar. Pero, volviendo a la esperanza, es importante saber que hay nuevos tratamientos, que hay muchas herramientas para decir “esto no me va a ganar”. Y que no se está solo, sino que hay personas que apoyan. Y distintas organizaciones (municipios, hospitales, terapeutas y organizaciones de la sociedad civil como nosotras) que trabajando en red dan una gran ayuda.