Educar para un mundo cambiante, comentado por Melina Furman- RED/ACCIÓN

Educar para un mundo cambiante, comentado por Melina Furman

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Educar para un mundo cambiante, comentado por Melina Furman

Educar para un mundo cambiante
David Perkins
SM

Selección y comentario por Melina Furman, bióloga y educadora. Es Investigadora del CONICET y Profesora de la Universidad de San Andrés. Investiga sobre cómo generar entornos que fomenten el pensamiento crítico, curioso y creativo desde el jardín de infantes hasta la vida adulta. Coordina programas de formación docente e innovación educativa en Argentina y otros países de Latinoamérica.  Su último libro se llama "Guía para criar hijos curiosos" (Siglo XXI Editores).

Uno (mi comentario)

"Future Wise. Educating our children for a changing world" (Sabios para el Futuro. Educando a nuestros chicos para un mundo cambiante), del gran pedagogo de la Universidad de Harvard David Perkins, es un llamado a preguntarnos en profundidad cuán relevante es aquello que estamos enseñando hoy en nuestras escuelas.  Nos invita a pensar en qué vale la pena que los chicos y jóvenes aprendan hoy, cómo lograr una educación que tenga sentido y genere el deseo de seguir aprendiendo toda la vida. (...)

(sigue mi comentario)

Nos provoca cuestionando buena parte de lo que estudiamos nosotros mismos en nuestro paso por la escuela, aquello a lo que dedicamos muchas horas de nuestra vida y hoy está guardado (con suerte) en el arcón de la memoria, como saber inerte, sin que forme parte de nuestros modos de pensar y actuar en el mundo. Pero Perkins va más allá del diagnóstico. Con su mirada lúcida y su pluma inspiradora, nos propone estrategias concretas para iniciar el camino de la transformación educativa. Por eso elegí este libro.

Dos (la selección)

Cuando los niños de cuarto grado, estudiantes de escuela secundaria o alumnos de los primeros años  de la universidad preguntan: "¿Por qué necesito saber esto?", todos sabemos por qué están preocupados. No ven el sentido del tema que están estudiando, o al menos no ven el sentido para ellos. Les gustaría sentir que lo que aprenden hoy es conocimiento para su futuro. Les gustaría sentir que eso que aprenden va a contribuir significativamente a las vidas que tienen chances de vivir. Están buscando lo que en el mundo de los negocios se llama "retorno de la inversión" -no solo en términos monetarios sino en un sentido amplio- en lo profesional, lo cívico, la familia, en la posibilidad de involucrarse con las artes, o simplemente de comprender mejor el mundo con el que nos encontramos cotidianamente.

Tres

Tal vez todo eso [que estudiamos en la escuela hoy] vale la pena de ser aprendido, es decir, en principio es bueno conocerlo. Pero eso solo funciona si lo seguimos sabiendo. El hecho es que nuestras mentes solo mantienen el conocimiento que tenemos ocasión de usar en alguna esquina de nuestras vidas: personales, artísticas, ciudadanas, o de algún tipo. De manera abrumadora, el conocimiento que no se usa se olvida. Se va. No importa cuán valioso pueda llegar a ser, deja de valer la pena para la vida a menos que siga estando ahí. Tal vez tengamos que ir entonces más allá de que hay que estudiar algo porque "es bueno saberlo". El conocimiento es bueno solo si hay ocasiones en las que podamos mantenerlo vivo y disponible. Para que valga la pena estudiarlo, el conocimiento tiene que llevarnos a alguna parte.

Cuatro

Prueben esto: ¿Qué aprendieron durante sus doce años de escolaridad obligatoria que importa en su vida actual? [Nota: dejando afuera a los aprendizajes básicos como leer y escribir y hacer cálculos sencillos]

Cinco

Con todo esto en mente, la sola idea de educar solo para un conjunto de conocimiento canónico, no importa cuán cuidadosamente seleccionado esté, parece sumamente limitada. Y también encoge el principal rasgo de Pandora, la curiosidad. La agenda de la educación no debería entonces basarse solo en pasar los contenidos de cajas ya abiertas, sino en fomentar la curiosidad por aquellas cajas que aún están cerradas o apenas abiertas. Necesitamos una agenda más audaz. Vamos a llamarla "educar para lo desconocido".

Seis

Sin embargo, la sola frase es paradójica. ¿Cómo podemos conocer suficientemente bien lo desconocido para educar para eso? Pero esperen: si tomamos distancia, no parece un desafío tan inabordable. Aunque no sabemos exactamente cómo va a ser el mundo en diez o cuarenta años, sí podemos hacer buenas suposiciones.

Siete

Sería sorprendente que los temas de pobreza e impuestos que aparecen al estudiar la Revolución Francesa desaparecieran del mundo en los próximos veinte años. Sería sorprendente que los temas de sustentabilidad ambiental, provisión de agua y el tratamiento de epidemias que van a seguir creciendo en la medida que aumentan los viajes internacionales no sigan siendo relevantes. Más allá de las predicciones específicas, en un tiempo de cambio e incertidumbre, las capacidades más generales -como por ejemplo la de comunicación, colaboración, resolución de problemas, y la de aprender a aprender - juegan un rol cada vez más poderoso.


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