La gestión educativa privada con subvención estatal toma protagonismo (pero no opaca a la pública) - RED/ACCIÓN

La gestión educativa privada con subvención estatal toma protagonismo (pero no opaca a la pública)

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Entre 2018 y 2021, el presupuesto de 12 provincias destinado a la gestión privada aumentó. Sin embargo, el Estado financia el 98 % de la educación de los alumnos que asisten a una escuela pública mientras que la cifra es de un 48 % para aquellos que van a una escuela de gestión privada con subvención estatal.

La gestión educativa privada con subvención estatal toma protagonismo (pero no opaca a la pública)

Crédito: Télam.

En Argentina, hay tres sectores dentro del financiamiento en los sistemas educativos: los de gestión pública subsidiados por el Estado, los de gestión privada con subvención estatal parcial y los de gestión privada sin apoyo alguno. Si bien a grandes rasgos puede ser una estructura que parece funcionar, en los últimos años surgieron cuestionamientos directos acerca de la distribución del presupuesto y sus objetivos.

Hoy, de acuerdo con un nuevo informe de Argentinos por la Educación elaborado por Mauro Moschetti (Universitat Autónoma de Barcelona), Martín Nistal y Leyre Sáenz Guillén (Observatorio de Argentinos por la Educación) el 22 % de los estudiantes del país asiste a escuelas privadas con subvención, mientras que el 73 % asiste a escuelas públicas y el 5 % a escuelas completamente privadas. 

La investigación, que analiza la cantidad de alumnos que asisten a escuelas de gestión privada con subvención estatal, la distribución por nivel socioeconómico de los alumnos de cada sector de gestión y el presupuesto que se destina a cada uno, concluyó que las escuelas públicas son aquellas que reciben a los alumnos de menores recursos y, en consecuencia, el Estado financia el 98 % del costo de su educación por persona en la etapa secundaria.

Del otro lado, en las escuelas privadas con subvención se reciben a las personas con mayor nivel económico y el apoyo estatal logra financiar el 48 % de la educación de cada alumno en su etapa secundaria. Es decir, representa cerca de la mitad de lo invertido que un alumno que asiste a la escuela pública. 

En relación a las diferencias socioeconómicas que presentan las escuelas, Jason Beech (profesor de la Universidad de Melbourne y de la Universidad de San Andrés) afirma que este sistema de tres sectores contribuye a la segregación social de las escuelas en base al nivel socioeconómico de las familias. Para él, las escuelas deberían ser un espacio de encuentro para contribuir a la cohesión social. 

Distribución de la matrícula de sala de 3 hasta el último año de la secundaria en cada sector de gestión, por provincia. Año 2021. Crédito: Argentinos por la Educación. 

Aunque el presupuesto público siempre prevalece sobre aquel destinado a la gestión privada, entre 2018 y 2021 se observaron aumentos en 12 provincias  para este último, con San Luis y Santa Cruz a la cabecera. En consecuencia, a nivel nacional se ha aumentado el gasto por alumno en el sector privado subvencionado. 

Mariano Narodowski, profesor de la Universidad de Torcuato Ditella, explicó que los datos reafirman que el Estado argentino necesita a la educación privada para garantizar el derecho a la educación por medio del gasto privado de las familias. Si todas las familias optaran por la educación estatal, el sistema colapsaría.

En esta línea, Verónica Gottau, investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella, argumenta que aumentar la proporción del presupuesto provincial que se destina al sector privado reduce el gasto estatal en educación porque implica que una parte de los gastos en educación la asumen las familias. Es decir que el Estado, con menos plata, educa a más alumnos. “Si con menos hacés más, entonces el sistema es eficiente”, reflexiona la especialista. 

Pero, por otro lado, hay profesionales como Moschetti (autor del informe) que no están tan seguros de la eficiencia del sistema privado subvencionado que se está implementando, debido a dos razones principales. En primer lugar, los objetivos son difusos y, sin estos, es difícil analizar sus efectos y juzgar su eficacia y, en segundo lugar, la asignación de subvenciones se decide sobre la base de criterios poco precisos.