La otra cara de las favelas de Río de Janeiro- RED/ACCIÓN

La otra cara de las favelas de Río de Janeiro

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

Son periodistas comunitarios o “favelados”, como se llaman ellos mismos. A seis meses de la intervención militar en la ciudad buscan contar desde adentro el impacto que las fuerzas armadas tiene sobre los habitantes de las favelas.

La otra cara de las favelas de Río de Janeiro

La Rocinha se encuentra intervenida por los militares desde el mes de febrero. A diario, conviven vecinos con fuerzas de seguridad. Foto: Nino Mason.

Son periodistas comunitarios o “favelados”, como se llaman ellos mismos. A seis meses de la intervención militar en la ciudad buscan contar desde adentro el impacto que las fuerzas armadas tiene sobre los habitantes de las favelas.

RIO DE JANEIRO - Son comunicadores “favelados”, en su mayoría jóvenes, que descubrieron una herramienta de supervivencia, denuncia y expresión de identidad. Alcanzaron su máxima difusión durante los últimos Juegos Olímpicos (2016) porque mostraron una perspectiva diferente sobre la vida en las favelas. Ahora insisten en visibilizar lo que no se ve en las coberturas de los grandes medios sobre la intervención militar.

La Rocinha se encuentra intervenida por los militares desde el mes de febrero. A diario, conviven vecinos con fuerzas de seguridad. Foto: Nino Mason.


La Rocinha se encuentra intervenida por los militares desde el mes de febrero. A diario, conviven vecinos con fuerzas de seguridad. Foto: Nino Mason.

Hace seis meses que la seguridad del Estado de Río de Janeiro se encuentra bajo la responsabilidad del Gabinete de Intervención, que responde directamente al presidente Michel Temer. En los noticieros de la televisión abierta es habitual ver coberturas sobre las operaciones policiales con cronistas protegidos por chalecos antibala e incluso a veces con casco; digna postal de una zona en guerra.

La realidad parece diferente si uno se informa a través de un “medio comunitario”. En estos aparecen las operaciones militares, que ya fueron 370 en lo que va del año, pero también se encuentran coberturas de otro tipo: bailes funk, poesía, candomblé, arte callejero, iniciativas ecológicas, e incluso eventos deportivos, solidarios, o pedagógicos. Estos medios no tienen autos blindados ni protecciones contra armas de fuego. Usan el celular y su principal aliado son las redes sociales.

Es domingo 26 de agosto y, según cifras del Instituto de Segurança Pública (ISP), el ejército no logró frenar la violencia en las favelas: hubo 2617 homicidios intencionales y 736 personas muertas por la policía desde que las fuerzas de seguridad entraron con el fin de pacificar. El cielo carioca comienza a oscurecer, y Raúl Santiago parece un verdadero rockstar entre los vecinos del Complexo Alemão, un conglomerado de favelas del norte de la ciudad. A metros de él se lleva a cabo la batalla de poesía Slam Laje, y Raúl lo transmite en vivo por Facebook, con su iPhone 6s. Mientras dos mujeres “combaten” con rimas, él las filma y de fondo se dirige con ímpetu a su fiel audiencia online: “Las favelas están pasando un mensaje, abran su corazón”.

Raúl Santiago transmite en vivo un evento cultural desde las calles de una favela del norte de Río de Janeiro. Foto: Diego Granda


Raúl Santiago transmite en vivo un evento cultural desde las calles de una favela del norte de Río de Janeiro. Foto: Diego Granda

Él es uno de los integrantes de Papo Reto, un colectivo fundado en 2013 “para documentar los abusos cometidos por las fuerzas -cuenta-, y para contrarrestar los estereotipos”. Crearon una suerte de redacción simple, pero innovadora: es un grupo de WhatsApp con unos 300 “favelados” -que en el lunfardo carioca son lo opuesto a “los del asfalto”-, que reportan desde cada zona, y luego eso se publica en las plataformas del colectivo. Para Raúl, todavía falta que esa información salga hacia las audiencias de afuera.

Michel Silva es otro comunicador comunitario, vive y trabaja en la Rocinha, una de las favelas más pobladas, por estar cerca de los barrios más pudientes de la zona sur de la ciudad, que son Ipanema y Leblon. Silva escribe en Fala Roça, y durante los Juegos Olímpicos también participó en un proyecto del diario inglés The Guardian, y relata la diferencia entre ambas experiencias: “Cuando me identifico como periodista comunitario, el Gobierno no me hace caso. Pero si digo que soy corresponsal para The Guardian, las respuestas llegan enseguida”.

Silva cree que los favelados todavía no están representados en los medios locales: "Los extranjeros están dando a los periodistas comunitarios más espacio que los mismos brasileños. Estos son más limitados tal vez porque defienden intereses políticos. Destinar espacio para los corresponsales comunitarios es esencial para la transparencia en el periodismo”.

A metros de Raúl se preparan Anna Carolina, Renato, y Juliana. Van a transmitir el mismo evento de poesía por internet. Son estudiantes de periodismo y trabajan en el diario A Voz das Comunidades, el más leído entre los vecinos de Alemão. La mayoría de estos comunicadores comenzaron a trabajar para mostrar la realidad de sus barrios. Algunos después fueron a la universidad para formarse, y otros lo hacen de oficio, sin título profesional.

Periodistas de A voz da Comunidade en la favela Maré, en Complexo Alemao. Foto: Diego Granda


Periodistas de A voz da Comunidade en la favela Maré, en Complexo Alemao. Foto: Diego Granda

Anna Carolina cuenta con orgullo que ellos relatan “el día a día de la gente”, Renato agrega que su cobertura logra que se sepa “qué está pasando en Alemão”, y Juliana, que es la que sale en cámara, tras enseñar su ropa diseñada por una vecina del lugar, y mientras la luce frente al celular que oficia circunstancialmente de cámara LiveU, insiste en que es importante cubrir estos eventos “porque los medios tradicionales ni se acercan”.

Raúl Santiago, además, denuncia que el Estado no llega a las favelas. "La única política pública que viene es a través de la secretaría de Seguridad. El Estado solo nos manda la militarización. Esto crea una perspectiva errada de nuestro lugar. La intervención profundizó el prejuicio sobre nuestros morros", cuenta con indignación, pero con seguridad; él se convirtió en uno de los líderes de este movimiento, y suele oficiar también de activista en varios programas de TV, siempre con el mismo discurso. “En las favelas también hay espíritu emprendedor”, insiste.

De fondo continúa Slam Laje, y una de las autoras invita a un fanki -el baile típico de las favelas- que se realizará a pocas cuadras de aquí el próximo sábado. Quizás este espacio sea la única plataforma de difusión con la que cuenta el prometedor evento. Gracias a estos periodistas se conocen hechos que de otra forma no llegarían a audiencias masivas, “porque hay realidades que los medios tradicionales a menudo callan”, agrega Juliana.

André Fernandes creó la Agencia de Noticias de Favelas, y cuenta que tiene 500 colaboradores a lo largo y ancho de Brasil. “Es difícil financiarnos, pero también tenemos ese derecho, ¿quién dice que la comunicación comunitaria no puede tener fines lucrativos? Si bien está pensado como un modelo contra hegemónico, también puede apuntar a crecer, sin que sus auspiciantes interfieran en la línea editorial. La contra hegemonía no puede ser para siempre un campo ideológico, precisamos de un público cada vez mayor”, plantea André. Su medio compromete a los periodistas a seguir un manual de estilo y enfoque a favor de cambiar la imagen de las favelas.

Un grupo de legisladores presentó recientemente un proyecto en el parlamento, que discute en estos momentos si los medios comunitarios están habilitados a facturar anuncios. En junio, una comisión del Senado avanzó con un proyecto que autoriza la publicación de pauta en televisión y radios comunitarias. En la cámara de Diputados se tramita un proyecto similar. Pero aún necesitan consenso para que se convierta en ley. La diputada federal Jandira Feghali considera que es urgente regular este asunto. “Hay que permitir el financiamiento privado de medios comunitarios, para conseguir que otras voces puedan llegar a grandes  públicos”, asegura.

“Las favelas son comunidades informales en donde hay bandas criminales, pero también son lugares donde habitan las personas más pacíficas, creativas y alegres de Río”. Eso piensa Gizele Martins, quien se apura en aclarar que ella no es periodista, sino que es una comunicadora favelada, “que es distinto”.

Gizele es otra rockstar entre los vecinos, porque hace poco fue condecorada con la medalla Pedro Ernesto Pela, de la municipalidad de Río, por su “coraje y determinación”. Escribe para el diario O Cidadão, cuya versión impresa se distribuye por la favela Maré, y tiene un blog llamado Amareense. “Por lo general, los medios internacionales hacen foco en las batallas entre las bandas y la policía, incluso hay video juegos sobre esto, y películas que llegaron a verse en todo el mundo. El problema de las pandillas y las milicias es muy grave, sí, pero representa solo una parte”.

Maré de Notícias, Jornal O Cidadão, Rádio Japeri, Rádio Comunidade FM, TV Degase, y la lista sigue. Según Data Lave, un laboratorio de datos de las favelas, existen en la actualidad 37 medios comunitarios en Río de Janeiro, sin contar blogs personales, ni portales que se dedican a replicar investigaciones o reportes de otros medios. La explosión de plataformas de redes sociales gratuitas permitió a los residentes de estas comunidades, donde a menudo las personas carecen de derechos primarios, que puedan contar sus propias historias.

Según datos oficiales, casi el 25 por ciento de la población de Río vive en alguna favela. Estas comunidades -cuyo origen se remonta a fines del siglo XIX cuando se abolió la esclavitud, y los esclavos comenzaron a asentarse en los morros-, albergan tanto la terrorífica violencia de las milicias y pandillas de narcotraficantes como también algunas de las personas más creativas e ingeniosas de la ciudad. Y hay un grupo de periodistas decididos a mostrar esta segunda parte; quizás, la mejor forma de apoyarlos, sea empezar a leerlos más, y cambiar de perspectiva.

Artículo realizado gracias a una residencia en la Casa Pública, de la Agencia Pública, Rio de Janeiro, Brasil.