Mariela Fumarola: "Esta crisis evidenció la desigualdad y sensibilizó a muchas personas"- RED/ACCIÓN

Mariela Fumarola: "Esta crisis evidenció la desigualdad y sensibilizó a muchas personas"

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

La fundadora de Caminos Solidarios resalta que la pandemia modificó hasta las maneras de ayudar y llevó a los voluntarios y voluntarias a reinventarse. Aunque la solidaridad no decayó, señala que la difícil situación económica hace que cada vez sea necesaria más ayuda.

Mariela Fumarola: "Esta crisis evidenció la desigualdad y sensibilizó a muchas personas"

Intervención: Pablo Domrose.

La cuarentena obligó a modificar la forma de realizar distintos tipos de trabajo, incluso el trabajo solidario. Caminos Solidarios puede dar cuenta de ello: la ONG, acostumbrada a recorrer las calles para llevar comida a quienes menos tienen, tuvo que reorganizarse para cuidar a sus voluntarios y voluntarias, cumplir con las medidas preventivas y, a la vez, atender necesidades (como el alimento) cada vez más urgentes para más personas.

Hoy, sus voluntarios y voluntarias asisten con comida a 250 personas de CABA en situación de calle y también llevan viandas a domicilio a otras 24 personas que, aunque tienen techo, no les alcanza para el alimento. Pero reorganizarse y ayudar en la pandemia fue todo un proceso. Una experiencia sobre la cual habla Mariela Fumarola, fundadora de la organización.

—¿Cómo se organizaron cuando comenzó la cuarentena?
—Continuamos con las recorridas nocturnas pero tuvimos que rearmar los circuitos según los voluntarios y voluntarias disponibles y los permisos que conseguíamos. Comenzamos una vez por semana en una zona. Dejamos de ir a algunos lugares, pero con el transcurso de los días sumamos otras zonas y algunas las visitamos tres veces por semana. También sumamos recorridas al mediodía. Y comenzamos con un sistema de viandas: voluntarios y voluntarias cocinan en sus casas y las mandamos en motos o autos particulares. También extendimos nuestra ayuda no solo a quienes están en situación de calle sino a quienes, a raíz de la crisis económica, hoy no les alcanza para la comida.

—¿Qué lecciones aprendieron con la pandemia?
—Aprendimos que las maneras de ayudar son muy variadas. Se encontraron recursos alternativos para cumplir el aislamiento y seguir ayudando. Algunos voluntarios y voluntarias que deben mantener distancia están coordinando desde su casa las entregas de viandas. Otros consiguen contactos, llevan las viandas… Otros cocinan. Para quien está acostumbrado a ayudar es angustiante no poder hacerlo y eso lleva a que muchos se reinventen. Siempre vamos sumando nuevas formas. Por ejemplo, el lunes pasado empezamos con la campaña “Una leche para amigos”. Cada lunes pasamos por las casas para que quien quiera colaborar nos deje una leche larga vida o en polvo en la puerta. Muchos se coparon, se sumaron. La gente se engancha.

—¿Cómo notás que viven las personas en situación de calle la pandemia? ¿Les preocupa el COVID-19 o tienen más urgencias por no saber si van a comer?
—Si alguien sabe de preocupación son ellas. En pandemia su situación empeora porque es más difícil conseguir comida o techo: los alojamientos están llenos, comedores cierran. Son grandes maestros de estar preocupados, luchando. El COVID-19 ha hecho que tengan que rebuscárselas más aún, teniendo en cuenta la enfermedad, tratando de cuidarse lo más posible.

—¿Cómo ves la solidaridad de los argentinos en estos días?
— La solidaridad no decayó, pero tenemos que redoblar esfuerzos porque cada vez más gente necesita de nuestra ayuda. Esto evidenció toda la desigualdad que hay en la sociedad y sensibilizó a muchas personas. Quienes se acercan, se suman como voluntarios o voluntarias, preguntan y se angustian. Hay mucha preocupación y empatía. Hoy la pandemia nos dejó claro que lo importante es tener tu familia, salud, un techo y comida. Algunos tienen familia y salud, pero no techo y comida.

¿Cuál fue el gesto solidario que más te conmovió o que más te enseñó en estos meses?
—Hubo muchos. Todos los gestos de la gente me conmovieron. Por ejemplo lo que hizo una voluntaria nueva que se sumó desde su casa para hacer delivery de viandas solidarias. Ella iba a hacer 15 viandas. Y conocía los niños que iban a recibirlas. Por eso, para el Día de las Infancias, les compró un juguete especial para cada uno e hizo unas cajas de amor preciosas… fue muy emocionante: nuestros chiquitos que estaban en una pensión sin poder moverse recibían unos mimos muy lindos. Otro ejemplo es el de Mónica, una voluntaria de Caballito: cuando le dije que una mujer no podía comer con sal, se comunicó con ella, le preguntó qué le gustaba y le cocinó los platos favoritos para que comiera con gusto y no por necesidad nada más. Me conmueve el amor, la empatía: aquel que hace ese primer paso que antes no hacía y, en el sacudón de la pandemia, dijo: "Algo tengo que hacer".

Esta entrevista fue publicada originalmente en Oxígeno, la newsletter que edita Juan Carr. Podés suscribirte en este link.


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