Más allá de la estigmatización: las personas trans buscan conseguir todo tipo de trabajos- RED/ACCIÓN

Más allá de la estigmatización: las personas trans buscan conseguir todo tipo de trabajos

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

El presidente Alberto Fernández lanzó recientemente un decreto para crear el cupo laboral trans. Mientras tanto, un programa de ayuda a personas trans para conseguir empleo en el sector privado, Contratá Trans, consigue visibilizar ante compañías multinacionales el problema y las capacidades de una comunidad casi completamente forzada a prostituirse desde hace años.

Más allá de la estigmatización: las personas trans buscan conseguir todo tipo de trabajos

Intervención: Pablo Domrose

“Hay CVs donde se ve cómo algunas herramientas de la prostitución han sido transformadas en herramientas de oficio”, dice Maryanne Lettieri, líder de Contratá Trans, un programa de ayuda a personas trans para conseguir trabajo y que rescata todo lo que cada cual puede dar. “Por ejemplo, la negociación con el cliente y la capacidad de subsistencia. Esas son herramientas de comunicación, negociación y poder de convencimiento que sirven para un perfil de ventas y se pueden llevar a un CV”.

Contratá Trans nació en 2018, cuando la ONG Impacto Digital –que busca llevar soluciones tecnológicas a problemas sociales– detectó que las personas trans no lograban entrar en el mercado laboral privado. En alianza con el bachillerato trans Mocha Celis —el primero con perspectiva de ese género en América Latina— y con el apoyo de las representaciones argentinas de UNFPA, ONUSIDA y PNUD, las agencias de la ONU, Contratá Trans hizo un diagnóstico sobre las barreras que les impedían conseguir un empleo, y también sobre las que hacían que las empresas no estuvieran contratando lo que Lettieri (que también es profesora de inglés en el Mocha Celis) llama “talento trans”.

“Las empresas nos decían que lanzaban una convocatoria pero las personas trans no se acercaban y las personas trans nos decían que no iban a entrevistas porque se sentían expulsadas o alguien les había roto el CV en la cara”, dice Lettieri. “Eran dos realidades que no se cruzaban”.

Después de ese diagnóstico y de tomar contacto con más de 50 empresas, en 2020 Contratá Trans inició su tarea de contrataciones (que luego la cuarentena desaceleró) y hoy hay 16 mujeres trans empleadas, de las cuales tres están en el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Son enfermeras.

En www.contratatrans.org hay un registro de perfiles de personas trans que buscan trabajo, y los reclutadores de las empresas pueden entrar y buscar. Es el procedimiento inverso al típico, en el que una compañía anuncia qué necesita y los candidatos se postulan para un puesto. Además, hay capacitaciones y cursos virtuales de género para empresas. Por lo general, son compañías que ya vienen trabajando sobre la diversidad: supermercados, farmacias, firmas de tecnología. Algunas PyMEs, muchas multinacionales.

La comunidad trans ha hecho muchos esfuerzos por ser reconocida en el mundo laboral y por tener trabajos normales, en un contexto feroz: las estadísticas de Red Lactrans y UNESCO dicen que en Latinoamérica y el Caribe la expectativa de vida de una mujer trans oscila entre los 35 y 41 años, y que el 77% de las personas trans son expulsadas de sus hogares durante la infancia. Un estudio de la UNESCO señala la existencia de violencia escolar transfóbica y homofóbica y dice que, en estas condiciones, muchas personas trans no logran completar sus estudios ni una formación laboral y el 90% ejerce el trabajo sexual como único medio de subsistencia. “A su vez, el 70% de ese porcentaje total quiere dejar la prostitución”, dice Lettieri.

Pero luego de muchas batallas (en las que sobresalieron Lohana Berkins y Diana Sacayán, dos íconos del movimiento trans argentino) el activismo comienza a mostrar resultados. Además de Contratá Trans, la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación lleva adelante el Programa Potenciar Trabajo para la inclusión social de gente en situación de alta vulnerabilidad, y hasta mayo había incorporado 3.536 personas trans. Y el gran acto de todo esto llegó el último 3 de septiembre cuando el presidente Alberto Fernández estableció, con un decreto, un cupo laboral del 1% en los empleos estatales para personas travestis, transexuales y transgénero que reúnan las condiciones de idoneidad para los cargos.

Decreto de cupo laboral trans.

“Hace muchos años venimos exigiendo trabajo y no prostitución”, dice Florencia Guimaraes, activista de la organización Furia Trava y coordinadora de la Casa de Lohana y Diana, un centro de día para la comunidad trans. “Somos exterminadas por ser travas: ningún otro sector de la población tiene una expectativa de vida de 35 años. Y este decreto tiene que ver con concretar esa lucha histórica por el acceso al trabajo, que viene junto con otros derechos, como por ejemplo el acceso a una vivienda digna. No esperábamos el decreto y nos trajo muchísima esperanza. El Estado puso el foco en nuestras demandas y la transformación que va a venir va a ser social porque, por más que nos nieguen, somos parte de esta sociedad: estamos, existimos y resistimos”.

Guimaraes no cree que la prostitución sea un trabajo. “Estuve muchos años en situación de prostitución y soy una sobreviviente”, dice. “Terminamos ahí porque somos expulsadas de nuestros hogares y de todas las instituciones. Subsistimos ahí no por elección, sino por imposición”.

Ahora tiene 40 años. Y en febrero de 2020 pudo conseguir su primer trabajo. Es en el Consejo de la Magistratura. “Fue una experiencia atravesada por mucho miedo y desconfianza”, dice, “por una inseguridad total, que nos mete en la cabeza la sociedad que nos desvaloriza, y que cala muy profundamente en nuestra subjetividad”. En la entrevista se puso nerviosa y transpiró, y se fue sin ninguna esperanza. Pero la llamaron. “Poder empezar a mover lentamente algunos cimientos de esta justicia machista y patriarcal, solo con mi presencia, es de vital importancia”, dice. “Y esto debe expandirse a muches otres”.

Dos casos de Contratá Trans

  • Enfocarte, una agencia creativa que trabaja con marcas que buscan darle una vuelta a algo que estén haciendo, es una de las empresas que se nutren del “talento trans” de Contratá Trans. “Quisimos aportar un grano de arena y decirles a las personas trans que en esta agencia tienen una oportunidad para que la gente acepte y normalice su trabajo”, dice Facundo Santana, el director.

    “En las entrevistas descubrimos talentos que no imaginábamos por falta de información o por prejuicios que hay que derribar”, sigue. “Encontramos gente [trans] capacitada y con muchas ganas de trabajar. Y hasta sólo con el hecho de hacer una entrevista uno puede sembrar en el corazón de una persona que está siendo discriminada, así que la experiencia ya es positiva desde que la búsqueda empieza”. En el trabajo, no hay ninguna otra diferencia entre los miembros del equipo. “Las personas trans nos aportaron su talento y su experiencia de vida. La experiencia para nosotros es muy positiva”.
Maryanne Lettieri en una capacitación de Contratá Trans.
  • ALT (Alternativa Laboral Trans) es una cooperativa de tecnología compuesta por cuatro personas trans (una desarrolladora web full stack, dos maquetadores y una diseñadora UI) y cuatro mentoras cis (en comunicación, desarrollo web y diseño UX). “Estuve en entornos de trabajo donde se decían cosas como ésta: ‘Por más que te vistas de mujer, sos un hombre’”, dice Josefina Lucía, la desarrolladora web. “La no aceptación de nuestra identidad es la madre de todos los prejuicios”. Empezaron hace poco y quieren generar puestos de trabajo para personas trans, por eso toman todo el trabajo que pueden. ALT hizo el sitio web de Contratá Trans. “Es una organización necesaria”, dice.

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