Nace una editorial que propone apreciar otras ramas del arte desde la escritura - RED/ACCIÓN

Nace una editorial que propone apreciar otras ramas del arte desde la escritura

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

La firma Como atacar un fuego busca publicar libros de actores, guinistas, pintores u otros referentes del mundo artístico que no se dedican, al menos prioritariamene, a escribir. "No hay banda", de Martín Flores Cárdenas, es su primer libro.

Nace una editorial que propone apreciar otras ramas del arte desde la escritura

La tapa y contratapa de No hay banda, el primer libro de la editorial Como atacar un fuego.

Escribir libros no es una actividad exclusiva de las personas que dedican su vida a escribir. De hecho, las páginas que hay entre dos tapas pueden ser un espacio que ayude a potenciar otras ramas del arte. Así lo entiende Como atacar un fuego, una naciente editorial que se dedica a publicar libros de artistas.

“Desde una pieza de teatro, un guión, una novela escrita por un pintor hasta una serie de publicaciones de Instagram que todas juntas hacen una historia. Pensamos el objeto libro como una obra de arte en sí misma, en su diseño, su papel, su tamaño propio en función de cada obra. Hacemos dialogar esos dos mundos para potenciarlos y transformar cada libro en un objeto único”, cuentan desde el emprendimiento nacido en la Ciudad de Buenos Aires. 

Desde esta perspectiva, hablan de un doble valor para los libros: tanto su estética como su contenido. “Los libros son formas particulares de atacar un fuego: la lectura, la creación, el tiempo, la historia y el objeto. Formas únicas de encontrarse con el fuego propio”, señalan.

Recientemente lanzaron su primer libro: No hay banda. El autor del texto fue Martín Flores Cárdenas, las fotos del interior son de de Nora Lezano, el diseño estuvo a cargo de Diego Ontivero y el prólogo lo escribió Carla Maliandi. Se trata de una obra de teatro en formato libro, relatada como un cuento.

Flores Cárdenas escribe sobre una obra mítica que sucedió por única vez y cuenta la pérdida de su abuelo Arístides. A lo largo del texto, el autor da testimonio de su propia relación con la muerte y con los otros. “Potente y simple, un actor y un texto leído representan un mundo que hoy hace síntesis en este libro”, describen desde la editorial.

El texto comienza así: “No hay banda fue primero una obra (o más bien una obra dentro de una obra), ideada para su puesta en escena. Encontrarnos con el texto publicado nos invita a pensarla ahora como parte de un lenguaje literario que no depende necesariamente de esa puesta; aunque contenga por supuesto una hipótesis de representación, todo ese imaginario sobre cómo se haría esto que estoy leyendo para quien no vio la puesta, y el recuerdo de cómo se hizo para los que la vimos“.