Que Sepa Abrir la Puerta para Ir a Jugar: cómo es la primera bebeteca para infancias con discapacidad - RED/ACCIÓN

Que Sepa Abrir la Puerta para Ir a Jugar: cómo es la primera bebeteca para infancias con discapacidad

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

La Fundación Suzuki de San Miguel (Buenos Aires) cuenta con una biblioteca gratuita de dos salas para niños y niñas entre 45 días y hasta cinco años con alguna discapacidad. La usan quienes asisten a su servicio de atención temprana y también está abierta a la comunidad. Gracias a los libros y al trabajo de profesionales, los y las bebés logran avances en su desarrollo. Y sus familias se sorprenden.

Que Sepa Abrir la Puerta para Ir a Jugar: cómo es la primera bebeteca para infancias con discapacidad

Intervención: Marisol Echarri.

Abril y Valentina nacieron hace seis años con retraso madurativo. En ese momento, su madre Viviana Cabrera temió que no pudieran hablar ni expresarse.. Un miedo que fue creciendo conforme visitaba más especialistas, les realizaban múltiples estudios y no veía una evolución  en ellas. El cuadro, sin embargo, comenzó a revertirse en abril del 2019, cuando ambas tenían algo más de un año y medio y llegaron a la Fundación Suzuki, que se encarga de brindar servicios de desarrollo infantil y educación especial a través de un equipo interdisciplinario a niños y niñas con alguna discapacidad. Y lo hace, entre otros recursos, con uno inédito en el país: una bebeteca especializada para la primera infancia con discapacidad.

Una bebeteca es una biblioteca adaptada para bebés que busca fortalecer su crecimiento y desarrollo mediante actividades literarias, artísticas y lúdicas, que se comparten en la sala y luego siguen en el hogar con las familias. Para ello se emplean libros con muchos dibujos y temáticas infantiles, además de materiales seguros en caso de que los pequeños se los lleven a la boca. La bebeteca de la Fundación Suzuki se llama Que Sepa Abrir la Puerta para Ir a Jugar y cuenta, además, con la particularidad de que profesionales que atienden a las infancias con discapacidad son quienes acompañan a los bebés y a sus familias.

Aunque no existe un registro oficial de bebetecas en la Argentina, según un relevamiento de María Elena Arteman, coordinadora de Atención Temprana del Desarrollo Infantil de la Fundación Suzuki, en el país hay unas 13 bebetecas independientes (lo que significa que no funcionan en el espacio de una biblioteca convencional).

Esta bebeteca, que es gratuita, nació en 2018 como respuesta a una necesidad. Si bien la escuela especial de la fundación contaba desde hacía 35 años con una biblioteca donde asistían niños y niñas de distintas edades, sus características edilicias hacían difícil que los bebés y sus familias pudieran desenvolverse en forma segura. Se decidió entonces abrir una bebeteca en el mismo lugar donde la fundación brinda el servicio de atención (estimulación) temprana.

Abril y Valentina, junto a su papá y su mamá. Ambas llegaron a la Fundación Suzuki con un año y ocho meses y allí experimentaron una notable evolución. (Imagen: gentileza Fundación Suzuki. Intervenido por Marisol Echarri).

El impacto de la bebeteca

Abril y Valentina nacieron prematuras y durante los primeros meses de vida sufrieron distintos problemas de salud. “Era ir y venir del hospital”, recuerda Viviana sobre los días llenos de internaciones y de diagnósticos desalentadores. Las nenas no podían seguir las pautas de crecimiento estipuladas y los doctores y las doctoras que las atendían creían que tenían que realizar un tratamiento de neurodesarrollo. Su arribo a la Fundación Suzuki fue una última instancia para evitarlo.

Cuando llegaron, con 1 año y 8 meses, el desarrollo de las gemelas estaba muy retrasado en relación de lo esperado para su edad. No solo no podían pararse ni decir algo más que “papá” o “mamá”, tampoco toleraban el contacto con la gente. Si alguien las tocaba, ellas empezaban a llorar desconsoladamente.

Hoy, Viviana se sorprende de la manera en la que ambas se expresan y se adentran en el mundo de la lectura. Hasta el aislamiento obligatorio producto de la pandemia, asistieron a la fundación cada lunes para una sesión de atención temprana. Las sesiones duraban una hora y los últimos 20 minutos eran en la bebeteca. Ahí, ellas mismas buscaban el libro que les gustaba. La maestra se los leía un poco y ellas lo llevaban a casa. Lo mismo con los juguetes, peluches y títeres. La misma metodología sigue la fundación con todas las familias, explica Arteman.

La bebeteca cuenta con dos salas y una colección de aproximadamente 300 libros, además de otros materiales didácticos. (Imagen: gentileza Fundación Suzuki. Intervenido por Marisol Echarri).

“La bebeteca las ayudó muchísimo. En mi familia no traíamos la costumbre de leer cuentos. Ahora antes de dormir las nenas ya me piden ‘libro, libro’, y yo les leo. Y cuando eran más chicas y lloraban les leía un cuento y se calmaban”, recordaba Viviana a fines de 2019. Ella se sorprendió de cómo sus hijas comenzaron, por ellas mismas, a hojear los libros y a decir los nombres de los animales y a copiar sus sonidos. La costumbre se sostiene hasta ahora. “Hoy trajeron un libro del jardín para leer a la noche”, cuenta Viviana.

La bebeteca resultó un elemento clave del proceso de crecimiento de Valentina y Abril porque despertó sus intereses y gustos. La madre de las gemelas asegura que tener materiales como libros y peluches como parte de su tratamiento de estimulación “las ayudó un montón a pensar y a preguntar”.

Según cuenta Arteman, una de las personas que ideó la bebeteca, el hecho de que los y las bebés puedan elegir un elemento que llame su atención, señalarlo, manipularlo, ir en busca de él (incluso arrastrándose) juega un rol clave en el proceso de desarrollo (estimulación) y crecimiento. Y esto es algo que sorprende a los padres y a madres.

Una de las premisas de la bebeteca es acompañar a los y las bebés en la exploración libre de libros y materiales. (Imagen: gentileza Fundación Suzuki. Intervenido por Marisol Echarri).

Lectura mediada para derribar prejuicios

La bebeteca cuenta con dos salas de 3x4: una destinada a bebés de 45 días hasta los dos años y otra para quienes tienen entre tres y cinco años. En total, gracias a distintas donaciones y a un fondo estímulo de la Fundación Williams, cuentan con aproximadamente 300 libros y una colección de 40 instrumentos musicales, 100 títeres de distintos formatos, 10 susurradores, letras de 250 canciones infantiles y poesías ilustradas y 40 juguetes destinados a la primera infancia.

Los libros están distribuidos en estanterías que se encuentran a la altura de los y las bebés, además de cajas plásticas llenas de distintos juguetes, títeres, poesías e instrumentos musicales que los niños y niñas exploran.

La bebeteca de la fundación Suzuki es igual a cualquier otra en cuanto al mobiliario, pero se diferencia en el acompañamiento que se hace a las familias de chicos y chicas con discapacidad. Mediante este acompañamiento, los y las profesionales de la fundación buscan desmentir prejuicios. “La sociedad te da el mensaje de que tu hijo no va a poder, de que nunca va a usar un libro o disfrutar de un juguete. Muchos padres hacen un duelo por el hijo que esperaban, pero después de trabajar en la fundación redescubren que su hijo sí puede”, señala Arteman. Ella dice que gracias al trabajo realizado en la fundación se regenera un “vínculo de amor y confianza” entre el padre y/o la madre y sus hijos e hijas.

Lo que se hace desde la bebeteca es hacer un seguimiento de la exploración libre de los y las bebés. Luego, se los y las ayuda a interactuar con los objetos o, particularmente, con los libros. Es lo que llaman una “lectura mediada”.

En la bebeteca no solo cuentan libros infantiles, sino también con títeres, juguetes y cancioneros con dibujos. (Imagen: gentileza Fundación Suzuki. Intervenido por Marisol Echarri).

Viviana y su marido no solo se sorprendieron al apreciar los avances de sus hijas, quienes continuaron con el servicio de atención temprana hasta recibir el alta en el 2021, también se emocionaron. “Cada pequeña cosa que hacen es un logro. Mi miedo más grande no era que no pudieran caminar, sino que su cerebro no funcionara bien”, confiesa Viviana.

Arteman señala que son varios los casos similares a los de Abril y Valentina: de chicos y chicas que llegaron a la fundación con alrededor de un año y medio y sin poder caminar, pero que en menos de seis meses aprendieron a hacerlo.

A través del servicio de atención temprana de la fundación, unas 80 familias de la zona de San Miguel, Moreno, José C. Paz y Malvinas Argentinas visitaron la bebeteca. Pero, además, el espacio está abierto a la comunidad de lunes a viernes, de 10 a 12 h, con reserva previa del turno.

Tanto el servicio de atención temprana como la bebeteca son parte del Espacio para la Primera Infancia de la Fundación Suzuki, que en septiembre de 2022 cumplió 80 años. Este espacio ofrece servicios gratuitos a niños y niñas de 45 días hasta cinco años con alguna discapacidad. Para ello, trabajan en red con el Consejo y la Dirección de Discapacidad del municipio y con la Coordinación de Primera Infancia y Familia y el Área de Pediatría del hospital zonal para detectar a las familias más vulnerables de la zona.

Además de funcionar en su sede de San Miguel, la bebeteca hace visitas a instituciones de salud de la zona, donde comparten actividades que involucran a los y las bebés y sus familias. (Imagen: gentileza Fundación Suzuki. Intervenido por Marisol Echarri).

La bebeteca móvil y la digital

Desde 2019, la bebeteca tiene una versión itinerante: la bebeteca móvil. Se trata de un servicio gratuito por el cual el personal de la bebeteca se traslada a distintas instituciones de salud para realizar un encuentro de una hora y media.

“A partir de una visita al hospital de San Miguel, que nos pidió que fuéramos en el día de las personas con síndrome de Down, nos dimos cuenta de que había personas que no podían acercarse pero que podían beneficiarse de la bebeteca”, recuerda Arteman.

En cada visita a pedido se comparte un cuento, se cantan canciones y se invita a los padres y a las madres a realizar un “pajarito susurrador”, un tubo a través del cual se les lee al oído poesía a los hijos e hijas. Un contacto poético que, además, resulta transformador.

Arteman lo explica así: “Estamos acostumbrados al grito o ruido, pero a la palabra susurrada uno presta mucha atención. Es una experiencia de mucha conexión que fortalece el vínculo con la familia”.

Mediante las visitas a instituciones de salud, la bebeteca móvil llegó a unas 40 familias.Por otra parte, a partir del aislamiento social del 2020, la fundación inició el Proyecto La Bebeteca Llega a Casa. Esta iniciativa consistió en adaptar las propuestas de la bebeteca física a un formato digital y compartirlas por WhatsApp con las familias durante el confinamiento. Estos recursos están disponibles gratuitamente en su canal de YouTube.

Este año sumaron una propuesta más: la Bebeteca al Paso, que replica el tradicional sistema de canje en lugares públicos (“traé un libro, llevate otro” con materiales específicos para la primera infancia.

Desde su nacimiento en el 2018, la bebeteca obtuvo reconocimientos de la Red Bibliotecas en Acción (la consideró una “práctica transformadora”), la Fundación Williams, la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias y del IV Congreso Internacional de Buenas Prácticas en Discapacidad.


Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.