Qué significa ser "woke": del símbolo contra la injusticia racial a ser considerado un insulto - RED/ACCIÓN

Qué significa ser "woke": del símbolo contra la injusticia racial a ser considerado un insulto

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Su origen se remonta en el siglo XX, cuando la comunidad afrodescendiente en Estados Unidos luchaba por la igualdad y la justicia. Hoy, sin embargo, es consdierada en forma peyorativa por el ala más conservadora: se la usa para caracterizar a personas con tendencias extremistas sobre temas sociales.

Qué significa ser "woke": del símbolo contra la injusticia racial a ser considerado un insulto

Crédito: Enciclopedia Britannica.

Woke. En su traducción literal del inglés es el participio pasado del verbo wake, que significa despertar. Pero su definición es más compleja y profunda de lo que parece. 

Según el diccionario Merriam-Webster, este concepto se trata de un adjetivo que denota a una persona que está consciente y activamente atenta a hechos y cuestiones sociales importantes, especialmente problemas vinculados a la injusticia racial y social.  

Evan Smith, profesor visitante de la Universidad Flinders de Australia y autor de No Platform: una historia del antifascismo y los límites de la libertad de expresión dijo para CNN que el término se utiliza para describir una amplia gama de ideas y movimientos relacionados con la justicia social, como el antirracismo, el feminismo interseccional, los derechos de los transexuales y las historias críticas del imperio británico, dijo.

Pero ¿de dónde surge esta connotación? Hay muchos mitos sobre su origen pero, de acuerdo con un artículo de la BBC, se considera que William Melvin fue el que insertó este concepto en la sociedad. En 1962, el autor publicó un ensayo en The New York Times titulado If You're Woke, You Dig It (en español, Si estás despierto, lo entiendes) en donde trataba las injusticias de los afroamericanos. 

Sin embargo, ha tomado especial relevancia en la última década con Black Lives Matter,  el movimiento que nació en 2013 y lucha contra el racismo en Estados Unidos. Sobre todo, el concepto “woke” pisó con fuerza en 2014 en las protestas por el asesinato de Michael Brown, un afrodescendiente que fue inocentemente baleado por un policía bajo la acusación de robar unos cigarrillos.  

En síntesis, se trata de una palabra originalmente utilizada por activistas negros, en un contexto donde la libertad era limitada y lejana y los prejuicios eran infinitos y constantes. Una palabra que nació en las sombras de un pedido por justicia e igualdad. Una palabra que es símbolo de una lucha interminable y que, a veces, parece infinita, hoy ha tomado otra dirección: el camino del fanatismo.

Extremismo

De acuerdo con el diccionario de Oxford, esta palabra suele ser utilizada en forma de desaprobación y rechazo por quienes piensan que otras personas se alteran con demasiada facilidad por estos temas o hablan demasiado de ellos de una forma que no cambia nada. Merriam-Webster se suma a esta definición explicando que generalmente también se trata de alguien políticamente liberal o progresista de una forma que se considera poco razonable o extrema. 

Ronald E. Hall, profesor de Trabajo Social en la Universidad de Michigan, señaló en The Conversation que para las personas negras el término woke “se remonta a los tiempos de la segregación racial legal, a menudo violenta”.

De acuerdo con un artículo de The Economist, la palabra llegó a ser considerada un insulto por el partido republicano o el ala más conservadora de la sociedad: son aquellas personas que imponen una ideología bajo un extremismo intolerante, los famosos “policía del lenguaje” que están alerta de la constante “corrección política” y que  ejercen la “cultura de la cancelación”.

David Brooks, periodista y escritor especializado en política, explica que el problema del wokeness (tanto de izquierda como de derecha) es que no inspira la acción, sino que la congela. “Ser woke es, ante todo, exhibirse. Hacer que un problema parezca irresoluble es inspirar separación, construir un muro entre el problema y vos, no una solución”, profundiza en una columna  para The New York Times