SUSTENTABLES | Colectivos eléctricos; Brasil y el ejemplo del peligro de la minería; Una reflexión sobre cómo nos movilizamos- RED/ACCIÓN

SUSTENTABLES | Colectivos eléctricos; Brasil y el ejemplo del peligro de la minería; Una reflexión sobre cómo nos movilizamos

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION
SUSTENTABLES | Colectivos eléctricos; Brasil y el ejemplo del peligro de la minería; Una reflexión sobre cómo nos movilizamos

Intervención: Pablo Domrose

Sí, lo sé. Con las elevadas temperaturas a lo largo y ancho del territorio argentino, seguramente te acordaste de mí y de ese tema sobre el cual tanto reflexionamos en este espacio: el cambio climático. Durante las últimas semanas, el clima se convirtió en parte fundamental de mi rutina: viví por primera vez una tormenta de invierno en Estados Unidos que con sus -21°C de sensación nos prohibió estar en el exterior y luego pasé a los 42°C de sensación local que no dan respiro. 

En uno y otro caso, estamos ante las estaciones del año donde uno espera este tipo de escenarios (frío en el invierno estadounidense y calor en el verano argentino), pero hay una realidad que es evidente: el cambio climático hace sentir sus efectos. Ante ello, debemos adaptarnos y reducir las emisiones contaminantes. Por eso, el tema de esta nueva edición de SUSTENTABLES. 

1. Colectivos eléctricos: un aporte hacia el nuevo paradigma de la movilidad sustentable

¡Me gusta arrancar con buenas noticias! Finalmente se vienen los primeros colectivos eléctricos en la ciudad de Buenos Aires o, al menos, la primera prueba piloto. Serán ocho buses de origen chino de cuatro líneas (12, 34, 39 y 59) que circularán a partir de mayo, según se anunció la semana pasada. Los detalles más técnicos se desarrollan en esta nota de Infobae. Ahora bien, ¿por qué es importante esta medida?

Durante años, la configuración de las ciudades se hizo alrededor del auto. Carreteras, autopistas, ensanchamiento de avenidas. Todos símbolos que buscaban darle protagonismo a ese invento de cuatro ruedas y que parecían haberse olvidado de lo importante: las personas.

El nuevo paradigma de la movilidad sustentable cambia al protagonista y busca facilitar la movilización de los individuos a través de la peatonalización de calles, el diseño de sendas especiales para andar en bicicleta y la implementación de acciones para hacer más eficiente el transporte público.

El propósito final: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero -contribuyentes al cambio climático- y mejorar la calidad del aire en las urbes. Los nuevos colectivos eléctricos en calles porteñas formarán parte del Plan de Movilidad Limpia 2035 que busca reducir esas emisiones generadas por el transporte. ¿Fin del problema? Aún no…

Hay dos desafíos que se plantean con la movilidad eléctrica. Por un lado, el tipo de fuente de la que procede la electricidad. Es decir, ¿la energía es generada por fuentes renovables como el sol o el viento, o a partir de la explotación de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón?

El escenario ideal es que todo vehículo eléctrico se “cargue” gracias a energías renovables para que la reducción de emisiones contaminantes sea aún mayor.

Por otro lado, si de vehículos particulares se trata, surge el interrogante: ¿nos permiten los autos eléctricos resolver el problema del tráfico? Las alternativas eléctricas son una opción más eficiente para movilizarse, pero toda planificación urbana debe basarse en reducir la cantidad de autos particulares y facilitar la movilización de las personas a través del transporte público que, si es eléctrico, es un plus que celebramos 🙂

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2. Brasil y el ejemplo del peligro de la minería

Y de una buena noticia paso a otra que no lo es tanto, pero que nos invita a reflexionar de igual manera. Las imágenes procedentes de Brasil hablaron por sí solas durante estos últimos días. ¿Qué ocurrió? Una presa de desechos mineros colapsó en el estado brasileño de Minas Gerais. El dato a subrayar: no se trataba de una represa común, sino de una presa donde la compañía Vale depositaba los residuos de la mina Córrego do Feijao.

¿Las consecuencias? 84 muertos y más de 270 desaparecidos; el pueblo de Brumandinho bajo lodo y escombros; daños en el ambiente que se reflejarán en los próximos días. ¿Podemos hablar de “incidente” o “desastre”? No. Aquí hay responsabilidad de una empresa y de las autoridades de control. Sergio Federovisky reflexiona al respecto: “El desastre ambiental de Brasil deja expuestos los costos de la minería a cielo abierto”.

Según la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), en los últimos 30 años se han registrado 73 incidentes en presas de desechos mineros en todo el mundo, siendo Estados Unidos el país que lidera el ranking.

Si te interesa saber más acerca de cómo funcionan estas presas de desechos mineros y su verdadero costo ambiental, aquí un seminario virtual en Español que te será útil.

3. Volar sin plástico, ¿es posible?

A Brasil llegó un vuelo histórico desde Portugal en diciembre pasado. Cuando viajo, son dos las luchas que tengo en lo que a comida en el avión refiere: las pésimas (y aburridas) opciones de alimentación para vegetarianos, y el uso de utensilios de plástico descartable.

Aunque respecto al segundo punto, son varias las aerolíneas que, en los últimos años, comenzaron a mejorar. Si antes, todo era de un sólo uso; ahora podemos ver algunas alternativas que se lavan y vuelven a utilizar.

Tal como me compartió Rocío de esta comunidad de SUSTENTABLES, se realizó el primer vuelo libre de plástico. ¡Sí, como leen! La compañía europea Hi-Fly emprendió la aventura de convertirse en la primera aerolínea “plastic-free” del mundo. ¿Cómo? Ofreciendo cubiertos de bambú, packaging de papel y recipientes biodegradables; todos materiales reciclables o compostables. En 16 vuelos, ahorraría 1.500 kilogramos de plástico.

Consejo: si están por volar, eviten generar residuos descartables llevando su botella reutilizable para cargarla con bebida en el avión y su vaso reutilizable para tomar té o café 😉

Y ya que hablamos de alimentación en un medio de transporte que genera (muchas) emisiones contaminantes, les recomiendo este texto sobre la “sindemia global”, el término para referirse a los tres grandes desafíos del siglo XXI: la pandemia de la obesidad, la desnutrición y el cambio climático.

Hablando de plásticos, este sábado se celebra el Día Internacional Sin Sorbetes y Buenos Aires tendrá su evento: proyección del documental “Straws” y charla para concientizar. ¿Cuándo? Sábado 2 de febrero a partir de las 20. ¿Dónde? Centro Cultural Matienzo (Villa Crespo). Más info aquí.

4. S.O.S. fauna marina! Podemos (y debemos) hacer algo

¿Por qué es necesario que dejemos de usar plásticos descartables, incluso en un vuelo? Porque no sólo contamina suelos y aguas, sino también afecta a los animales que habitan en lo profundo y superficial de los océanos.

Según el último reporte de la Fundación Mundo Marino, los plásticos fueron la tercera causa que afectó a los 363 animales que encontraron y asistieron en la costa de la provincia de Buenos Aires. Javier Drovetto analizó el informe y detalla sus características en esta nota en RED/ACCIÓN.

En líneas generales, en 2018 más del 90% de la fauna marina asistida presentó afecciones causadas por el hombre (desde desnutrición por sobrepesca o cambio climático, hasta quedar atrapados en redes de pesca desechadas a las aguas).

Es decir, “la culpa” se encuentra en nuestras manos, pero también el cambio de acción está en nuestro poder. ¿Nos vamos a quedar de brazos cruzados?

5.  Más allá de la “moda Marie Kondo”, ¿vivimos con lo necesario o con lo que nos venden como tal?

En este nuevo estilo de vida de ir con botella, vaso y cubiertos reutilizables en la mochila, resulta inevitable preguntarse por aquello que es necesario. Al viajar tanto, aprendí incluso con lo poco que uno puede vivir… y ¡bien!

¿Necesitamos lo que compramos o lo compramos porque nos dicen que lo necesitamos? Lejos de las modas de una serie o influencer, aprovecho el espacio para reflexionar sobre cómo podemos reducir nuestra huella ambiental a través de un menor consumo o un consumo más consciente. Tres breves ejemplos de mi último viaje. 

  1. En los alrededores de la Universidad de Harvard, en Boston, me sorprendí con una librería donde todo el subsuelo eran libros usados que se vendían a mitad de precio. Encontré allí algunas de las primeras obras de la conservacionista Jane Goodall que tanto quería leer y hasta un libro sobre refugiados y ambiente firmado por su autor. 
  2. Leemos y… ¿si luego compartimos el libro? Suelo hacerlo con mis amigos y familiares, pero hay iniciativas más aventureras. En la entrada de una escuela de New Haven, la ciudad de la Universidad de Yale, una “casita” invitaba a tomar un libro (como se muestra en la imagen). 0 costo, 100% gratis, 100% pasión por la lectura. ¿Impulsarías una iniciativa así en tu ciudad?
  3. No compro ropa, salvo cuando necesito y, en ese caso, voy a tiendas de ropa usada o reciclada. Y este viaje fue la ocasión. A veces, me gustaría saber qué historia se encuentra detrás de ese vestido o remera y qué aporte podría darle yo. Porque sólo así las prendas pasarán a ser útiles y no meras modas que compramos, tiramos y volvemos a comprar.

6. Para leer: AgroTóxico

Y si de libros se trata, un reciente lanzamiento para tener en cuenta. Patricio Eleisegui vuelve a indagar en el uso de agrotóxicos y sus consecuencias para la salud del ambiente y del ser humano en suelo argentino.
“AgroTóxico” es el nombre que titula su más reciente investigación y que acompaña con la frase: “Argentina como laboratorio a cielo abierto para el control de la alimentación mundial”.

Tras “Envenenados” donde denunciaba las consecuencias sanitarias derivadas del uso de pesticidas y transgénicos en el país, el nuevo libro del escritor y periodista ya se puede encontrar en la librería de Revista Sudestada (Tucumán 1533, ciudad de Buenos Aires).

7. Ser sustentables: y reflexionar sobre cómo nos movilizamos

Cada semana les planteo tips como desafíos para una vida en armonía con el planeta, y Camila -miembro de esta comunidad- me propuso no darte una lista de varios consejos, sino una suerte de “desafío sustentable” para cada semana. Así que hoy lo aplico y los invito con esta propuesta.

Termina enero y se viene un nuevo mes. Pensá en cómo te movilizás por tu ciudad. ¿Qué crees que podrías modificar para que sea más eficiente? ¿Caminar más? ¿Usar la bicicleta en recorridos más cortos? ¿Dejar el auto en casa y usar el transporte público? ¿Compartir el viaje en auto al trabajo con otros compañeros? Te leo.

Yo reflexiono al respecto en cada viaje, sea por trabajo o vacaciones. Busco siempre la alternativa más sustentable para movilizarme. En la última aventura opté por el tren en lugar del avión para trasladarme de ciudad en ciudad en suelo norteamericano. Si bien puede resultar un poco más caro, tengan en cuenta que las estaciones de tren están en el centro de las ciudades, por lo que no tienen el costo adicional de traslado que sí tendría un aeropuerto. El otro plus: paisajes como éste que les comparto, un atardecer perfecto llegando a Nueva York que excede cualquier valor económico y que nos recuerda que los protagonistas de las ciudades somos (y debemos ser) nosotros, como consumidores conscientes, como transeúntes responsables, como aventureros en armonía perfecta con lo que nos rodea y construimos.

Un saludo desde una más fresca Buenos Aires,

Tais.

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