Uno de los principales desafíos del feminismo es hacer visible la desigualdad y las injusticias que todavía existen en sociedades que pusieron fin a la mayoría de las desigualdades a nivel formal entre hombres y mujeres.
Para avanzar en igualdad es necesario educar en feminismo: conocer la historia de la lucha de las mujeres contra la discriminación por razón de sexo, entender la construcción social del género e identificar cómo los mandatos de género intensifican la desigualdad.
Hasta hace no muchos años, las universidades y la ciencia eran ámbitos reservados para hombres. A pesar de que las mujeres lograron conquistar estos espacios, todavía hay una cuenta pendiente respecto a la igualdad de género.
Un estudio reciente, publicado en Scientific Reports, revela cómo el uso de propulsores tecnológicos niveló el campo de juego entre hombres y mujeres prehistóricos en la caza, desafiando la noción de que la fuerza física era el único factor determinante en la organización social.
“Me irrita tener que tapar mis estrías”, “Me irrita que hablen sobre mi cuerpo” son algunos de los mensajes que aparecieron misteriosamente en la Ciudad de Buenos Aires bajo una campaña de concientización anónima que busca cuestionar los parámetros de belleza impuestos sobre las mujeres y diversidades.
