Un nuevo experimento registró cómo funciona la dopamina en las relaciones monógamas - RED/ACCIÓN

Un nuevo experimento registró cómo funciona la dopamina en las relaciones monógamas

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

La liberación de la hormona está relacionada con sensaciones de felicidad y placer. En una nueva investigación realizada con roedores, vieron que el subidón solo sucede entre parejas y que hace falta un largo tiempo de distancia para superar esa conexión.

Un nuevo experimento registró cómo funciona la dopamina en las relaciones monógamas

Foto de Cassie Lopez en Unsplash.

Un grupo de neurocientíficos publicó una investigación sobre cómo funcionan las hormonas del amor y los resultados fueron sorprendentes. El estudio se llevó a cabo con topillos de pradera, una especie de roedor que forma relaciones monógamas y presenta cuidados biparentales hacia las crías. Las conclusiones fueron publicadas en la revista Current Biology

La primera demostración que lograron los científicos es que los roedores, cuando se reunían con su pareja, experimentaban una explosión de la hormona dopamina en su cerebro. Esta hormona es una de las conocidas como “hormonas de la felicidad”, ya que activa los circuitos de recompensa y está relacionada con la motivación y el placer. En los seres humanos, podría funcionar de igual manera. 

Para el experimento, los topillos eran expuestos a sus parejas y a ratones desconocidos detrás de una puerta transparente. Para encontrarse con ellos, tenían que presionar una palanca. Lo que se demostró es que cuando buscaban a sus parejas tenían una liberación de dopamina mucho mayor que cuando se encontraban con un ratón desconocido. 

Sin embargo, cuando los científicos separaron a las parejas de roedores por un largo período y volvieron a juntarlos, ese subidón de dopamina dejó de suceder. En las conclusiones, los investigadores relacionaron esto con lo que significa “superar una ruptura” porque los ratones solo podían volver a formar un nuevo vínculo después de pasada esta etapa.

Recién después de una separación de cuatro semanas ―un período considerable en la vida de los roedores― la dopamina no subía de tal manera al reencontrarse con su expareja. Los autores sugieren que no es que los topillos se habían olvidado el uno del otro, sino que el vínculo se devaluaba

La investigadora Zoe Donaldson explicó en su publicación que, si se demuestra que estos hallazgos también pueden aplicarse a humanos, la información podría ser muy útil. Por ejemplo, se podría pensar en acciones para que esa señal de dopamina se mantenga fuerte en una pareja que quiere continuar unida, y también se podría pensar en cómo ayudar a superar el duelo de una ruptura cuando todavía esos niveles de dopamina solo aumentan con un ex.