Una colonia de vacaciones le cambia el verano a 800 chicos de barrios vulnerables de Pilar y sus familias - RED/ACCIÓN

Una colonia de vacaciones le cambia el verano a 800 chicos de barrios vulnerables de Pilar y sus familias

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

Durante enero y febrero la Asociación Manos en Acción organiza actividades recreativas en la localidad de Manzanares, en el partido bonaerense de Pilar. Los chicos hacen deportes, actividades manuales, yoga y utilizan las piletas de un hotel y una cadena de gimnasios. Además, les dan las cuatro comidas diarias y resuelven para los padres que trabajan fuera de casa la cuestión de quién los cuida durante el receso escolar.

Una colonia de vacaciones le cambia el verano a 800 chicos de barrios vulnerables de Pilar y sus familias

Intervención: Marisol Echarri.

Con el fin del ciclo lectivo, las escuelas cierran sus puertas y para muchas familias llega la preocupación del cuidado y  entretenimiento de los más chicos. Una preocupación que resulta mayor entre personas con menos recursos económicos. Con esto en mente, la Asociación Civil Manos en Acción organiza cada año una colonia de vacaciones. Los participantes son chicos de todas las edades que asisten durante todo el año al apoyo escolar y que reciben un refuerzo alimentario que brindan en sus dos casas de la localidad de Manzanares, en el partido bonaerense de Pilar, y también los hijos de los adolescentes y adultos que participan de los emprendimientos productivos que la ONG tiene en su tercera casa de la misma zona. 

En total, son 800 los chicos que asisten de lunes a sábado durante enero y febrero, entre las de 9 a 18 h a la colonia. “Todos los años hacemos la colonia de vacaciones para que los chicos que vienen durante el año tengan actividades recreativas y para que sus padres puedan seguir trabajando”, cuenta Jimena Blasco, coordinadora de la ONG que surgió en Pilar hace 13 años. “En los últimos años subió el volumen de chicos que llegan entre marzo y diciembre para comer, asistir a las capacitaciones y recibir apoyo escolar y tener actividades recreativas”, agrega y precisa que por primera vez en 2024 la colonia funciona también los sábados para lograr que los participantes tengan también las cuatro comidas un día del fin de semana.  

La Asociación Civil Manos en Acción para el Desarrollo Social (tal es su nombre completo) está integrada por un equipo de profesionales y vecinos voluntarios que buscan colaborar en el crecimiento de los niños y el progreso de las familias de la localidad de Manzanares, una zona humilde enclavada en medio de barrios cerrados y countries. Comenzó como un espacio para brindar un refuerzo alimentario para los chicos. “Después decidieron proponerles a los padres y a los adolescentes que terminaban la escuela o se capacitaban que se sumaran a un proyecto productivo. “Hoy el 50 % de los ingresos de la asociación provienen de los servicios que se prestan: elaboramos todas las empanadas que se consumen en el Hilton Pilar, el almuerzo para los empleados de la sede de Pilar de Western Union y viandas para otras firmas”, precisa la coordinadora y aclara que también venden budines y pandulces y otros productos de panadería. La otra porción de los ingresos para sostener las actividades vienen de donaciones de particulares y de empresas. Muchas de ellas se sumaron gracias a los padrinos famosos que tiene la entidad: Maru Botana, Catherine Fulop y Verónica Varano.

“La colonia surgió para fomentar el trabajo. Los papás no pueden trabajar si no tienen dónde dejar a sus hijos durante el verano”, resalta Blasco.


Algunos de los chicos que participan de la colonia. En el centro Fifi Palau, la fundadora de Manos en Acción. (Imagen: gentileza Manos en Acción)

Deportes, recreación y alimentos

Por la mañana, los chicos hacen deportes: fútbol, hockey y pickleball, un deporte parecido al tenis que es furor en Estados Unidos. “El grupo de jóvenes que lo está impulsando en la Argentina vino como voluntario todos los viernes del año para enseñarles a jugar a los chicos. Tiene la ventaja de que se puede jugar incluso en espacios chicos y que solo hace falta una red, así que lo adoptamos”, cuenta Blasco, quien aclara que las actividades están coordinadas por profesores de educación física contratados por la asociación (si bien cuentan con voluntarios que se suman para todas las tareas, es difícil lograr el compromiso semanal, y más aún en época estival).

En cuanto a las cuatro comidas que reciben de lunes a sábado (la cena es temprana), todas están supervisadas por nutricionistas. 

Después del almuerzo, varios días a la semana, los chicos acostumbran tener algún paseo. “Ninguna de las dos casas tiene pileta propia así que los chicos suelen ir invitados por empresas que colaboran con nosotros al Hilton Pilar, donde usan la pileta y el Kids Club, o las piletas de la cadena de gimnasios Open Park, con guardavidas que los cuidan especialmente. También McDonalds los invita a almorzar al local del shopping Palmas de Pilar”, detalla la coordinadora. Si no hay paseos, los participantes hacen actividades recreativas como manualidades, dibujos, cocinar galletitas, pintar mandalas, coordinadas por los profesores que les dan apoyo escolar durante todo el año. La idea siempre es evitar el sol en las horas en las que está más fuerte.

Los chicos usan las piletas de un hotel y una cadena de gimnasios que los invitan algunos días a la semana. (Imagen: gentileza Manos en Acción).

Luego de la merienda, siguen las actividades de deportes o manualidades hasta que llega la cena y los chicos vuelven a casa. Es el final de una larga jornada: aunque el desayuno se sirve 9.30 h, las puertas de las casas de Manos están abiertas desde las 8 h, para que los chicos lleguen cuando se despierten o cuando sus papás tengan que salir a trabajar. 

“Mi esposa y yo trabajamos los dos, así que la colonia nos soluciona dónde dejar a nuestros hijos Emma y Benicio (de 9 y 11 años respectivamente), que si no tenían que quedarse con la hermana mayor”, cuenta Javier Chazarreta. Ambos hermanos son dos de ocho primos que viven en el mismo barrio de Manzanares y se pasan a buscar para ir juntos. “Esta zona de Manzanares está muy carenciada y está bueno que los chicos tengan un lugar donde jugar y aprender y actividades que por cuestiones laborales los papás no les podemos dar”, resume Chazarreta. Y destaca algunos detalles: “Tienen yoga y deportes. También hay una ludoteca con juegos para que se diviertan pero también para que aprendan, y les dan las comidas. Pero además siempre les mandan un postrecito o algo dulce para que traigan a casa para compartir con nosotros”.


Después del almuerzo, toca pintar y dibujar o hacer manualidades para escapar del calor fuerte. (Imagen: gentileza Manos en Acción)

Una asociación que se propuso transformar los barrios

Perla Eiras suma su experiencia como voluntaria y como mamá de chicos que participaron de las actividades de Manos en Acción durante el año y también de la colonia. Ella vivía en el terreno del Barrio Luchetti de Manzanares que una vecina le donó a la asociación civil para construir una casa que fuera merendero y apoyo escolar. Le pidieron que se quedara y le ofrecieron colaborar en la preparación de las meriendas, que se transformaron, con el correr de los años, en desayunos, almuerzos y cenas. “Cuando empecé a colaborar tenía 16 años y estaba embarazada así que mis dos hijos y yo crecimos en Manos”, recuerda. Y agrega: “Mi hija Ariana, que tiene 18 años, disfrutó muchísimo de todas las actividades y participó en ellas en invierno y en verano. Cuando terminó el secundario quiso estudiar Psicopedagogía así que acá la contrataron para dar apoyo escolar. Ahora en el verano organiza actividades recreativas en la colonia, por lo que seguimos ligadas a este lugar”. 

“Cuando empezamos a dar meriendas hace 13 años acá solo había un quincho que, a veces, se inundaba porque era un terreno muy bajo. No había baño y los chicos venían a usar el de mi casa. Ahora hay una casa hermosa, donde hay espacio para todas las actividades. No se inunda más y el piso tiene losa radiante así que en invierno algunos chicos entran corriendo a acostarse para disfrutar del calor”, se enorgullece la vecina de Manzanares, que se siente parte de una organización que se propuso transformar la localidad. 

“Además de la ayuda alimentaria y de capacitación, nos parece importante sumar lo laboral, por eso seguimos generando proyectos productivos a los que se pueden sumar los chicos que egresan de la escuela y de los cursos y también los papás de los que vienen a comer”, señala Blasco. Y precisa que el límite para multiplicar la ayuda está en la financiación: aunque hay gente que les dona su tiempo, útiles y alimentos, se hace cargo de una beca educativa o aporta un monto fijo con tarjeta todos los meses, la inflación hace que esa colaboración represente cada vez un valor menor y la asociación deba recurrir cada vez más a la difusión de sus servicios y productos para lograr autofinanciarse. Mientras tanto, ofrecen a quienes colaboran unirse a un club solidario que les otorga descuentos y beneficios en locales comerciales (desde gastronómicos a cines) a cambio de su ayuda a la organización que se propuso cambiar los barrios vulnerables de la localidad.