Una red de mujeres y disidencias de género gamers buscan desterrar los estereotipos de la industria - RED/ACCIÓN

Una red de mujeres y disidencias de género gamers buscan desterrar los estereotipos de la industria

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Está integrada por 650 mujeres y personas de la comunidad LGBTQIA+ que juegan y desarrollan videojuegos. Así promueven mayor diversidad en un entorno históricamente machista.

Una red de mujeres y disidencias de género gamers buscan desterrar los estereotipos de la industria

Intervenido por Marisol Echarri.

Salió en el año 2016 y, aunque yo nunca había tenido demasiado interés por los videojuegos, también fui a cazar pokémones con mi celular en esos primeros meses, con mis amigas, con mis compañeros de la facultad. A mi mamá siempre le gustaron esos juegos, así que le descargué Pokémon Go en el celular y también empezó a atrapar personajes como rattatas y pidgeots cuando iba al trabajo o en las salas de espera. Mientras que yo abandoné a estos monstruos japoneses al poco tiempo, ella sigue jugando hasta hoy, ocho años después. Su personaje se llama Euralgia y la ha ayudado a desestresarse en las circunstancias más complicadas de su vida durante casi una década. 

Sin embargo, que una mujer adulta juegue a Pokémon Go, un videojuego que, en el imaginario construido, podría asociarse más a niños y adolescentes varones, suele generar una sorpresa. Por eso, ella no suele hablar de eso, parece darle vergüenza, como si estuviera haciendo algo que no corresponde. ¿Qué pasaría si mi mamá invirtiera todo su tiempo libre jugando al FIFA o al League of Legends? ¿Acaso el único juego que ella debería jugar es el Candy Crush? Como con muchas construcciones estereotipadas, la imagen del jugador de videojuegos como un adolescente o jóven varón ha dejado afuera a la mitad, o más, de las personas involucradas en la industria. Por eso, en el año 2018, un grupo de mujeres creó la primera red de escala nacional para combatir esos estereotipos: Women in Games Argentina (WIGAR). 

Era la Exposición de Videojuegos Argentina (EVA) del año 2018 y uno de los pocos lugares en los que el baño de varones tenía fila, pero el de mujeres, no. Ahí se encontraba el pequeño grupo de chicas que solía frecuentar estos eventos. “En ese lugar, al que vamos todos los años, veíamos cómo crecía la comunidad de varones hétero cis en la industria y cómo las mujeres eramos poquitas”, cuenta Valeria Colombo (36), quien integró el grupo desde sus comienzos. De ese encuentro en el baño, nacieron un grupo de Discord y otro de Whatsapp con la intención de encontrarse, generar una comunidad y saber, realmente, cuántas mujeres había en la industria. ¿Eran verdaderamente tan pocas las mujeres jugando y desarrollando videojuegos?

“Fue una red de contactos la que hizo que los grupos de redes sociales fueran creciendo. Al año siguiente éramos unas 40 y decidimos presentar un panel en la EVA 2019, así nos presentamos como una comunidad oficial: WIGAR”, agrega Colombo. Después de la charla, se sumó más gente nueva y, desde entonces, la comunidad no ha parado de crecer: hoy la integran unas 650 mujeres. “Nos dimos cuenta de que era un espacio colectivo y muy necesario, las chicas venían con dudas, ansiedades, miedos y nosotras, que estábamos hacía años en el medio, las podíamos ayudar”, explica.

Presentación de Women in Games Argentina en la Exposición de Videojuegos Argentina 2019 - mujeres en videojuegos (Imagen: gentileza de Women in Games Argentina. Intervenido por Marisol Echarri)

“Por la misma época en la que se formó WIGAR, en Córdoba teníamos un grupo de Whats App de mujeres que estábamos en la carrera de desarrollo de videojuegos para encontrarnos”, cuenta Soph Podestá (28), desarrolladora e integrante de la red. “Cuando se formó el grupo de WIGAR, nos sumamos. Así que, si bien no estuve en la primera reunión que se hizo en Buenos Aires, estuve desde el principio por esa necesidad de reunirnos, de tener ese espacio seguro en el que poder conectar con colegas de la industria”, agrega. 

Desarmar estereotipos 

El primer estereotipo para desarmar es el que establece que solo los varones, sobre todo adolescentes, juegan videojuegos. Distintas estadísticas por país, como España y Estados Unidos, muestran que el porcentaje de personas que los juegan es, prácticamente, el mismo entre quienes se autoperciben mujeres o varones. Los números también muestran que no son solo niños o adolescentes, sino que el mayor porcentaje de jugadores está entre los 18 y 34 años de edad. Colombo coincide con que esta es, también, la tendencia que ellas han observado en Argentina, pese a que, en las representaciones y el imaginario general, ni ellas, ni las personas LGBTQIA+ son pensadas como los gamers por antonomasia. 

Después de la primera presentación oficial del grupo y de ver la falta que hacía una comunidad con sus características, el equipo de WIGAR empezó a trabajar con su primera comisión directiva. “Se vino la pandemia, lo que nos facilitó llegar a todos los rincones del país mediante la virtualidad. Hicimos talleres, charlas, eventos y juntadas online y así alcanzamos el número que somos hoy y que sigue creciendo”, dice Colombo. Actualmente están tramitando convertirse en asociación civil.

Integrantes de Women in Games Argentina en la Exposición de Videojuegos Argentina 2023  (Imagen: gentileza de Women in Games Argentina. Intervenido por Marisol Echarri)

Mientras que a Colombo, sus papás le compraron su primera consola, la historia de Podestá se parece más a la de muchas mujeres que no tenían una propia y solo podían jugar con las de sus hermanos o primos varones. “No me dejaban jugar y para los adultos era una cosa de nenes, pero yo igual la usaba, sentía que también era mi derecho”, cuenta Podestá. Pese a esas dificultades y estereotipos expulsores, se convirtió en uno de sus hobbies. 

Cambiar las voces

Entre gamers, las estadísticas muestran que hay paridad en cuanto al género. Sin embargo, cuando la estructura de una sociedad es machista, las réplicas se experimentan en todos los ámbitos. En el de los videojuegos, la violencia y el hostigamiento hacia las mujeres están presentes, fundamentalmente, en aquellos juegos en los que se usa el micrófono abierto con otros participantes. Cuando la voz que se escucha es femenina, los insultos y la falta de cooperación en partidas que son en equipo no tardan en aparecer. 

“Cuando jugás online y se dan cuenta de que sos mujer, vienen los comentarios misóginos, te intentan invitar a salir o te mandan a lavar los platos”, cuenta Colombo. Como contrapartida, esta violencia y otros prejuicios de género hacen que haya menos mujeres jugando esports (videojuegos de deportes en equipo) que varones. “En un juego colectivo, si no te ayudan o te dejan sola, te va a ir mal, te van a matar. Si no te ayuda tu equipo, no vas a llegar”, explica. 

Al respecto WIGAR lanzó la campaña #SwitchVoices- Cambiando el tono del juego. La violencia verbal constante contra las jugadoras mujeres afecta su desempeño, condicionando la posibilidad de un futuro en la industria o arruinando su entretenimiento. En ese contexto, la campaña visibiliza una violencia generalizada que, muchas veces, queda relegada a la anécdota, invisibilizando sus impactos reales.

“Una historia que se repite mucho es que alguien fue a un evento y cuando vio que todos eran varones, se fue. Lo que hace esta agrupación es que impulsa a participar, se arman grupos y se animan a empezar a ir a los eventos. Se creó una comunidad de apoyo”, dice Colombo, quien es graduada en Ciencias de la Computación.

Apertura de la Women in Games Jam 2023 (Imagen: gentileza de Women in Games Argentina. Intervenido por Marisol Echarri)

Ampliar la representación, ampliar la historia

“Si soy una mujer que está peleando con zombies, ¿por qué voy a ir con ropa chiquita y bien depilada? Lo más probable es que sea de musculosa, tenga la uñas sucias y pelos en las piernas”, dice con ironía Colombo que trabaja desde hace más de diez años como desarrolladora. Hacer un videojuego es un trabajo en equipo que requiere de diseñadores, artistas, programadores, guionistas, es decir, grandes equipos interdisciplinarios. “Es muy importante la diversidad de voces en el desarrollo del videojuego porque así se crean otras historias, otros personajes que no son los hegemónicos estereotipados”, agrega. La idea es, también, no seguir replicando la narrativa del protagonista varón y los frágiles personajes femeninos que hay que rescatar. Para eso, ampliar la representatividad de los equipos de desarrollo, incentivar a las mujeres y disidencias de género a interesarse por estos trabajos, a convertirlos en algo accesible, para ellas también es algo fundamental.

Galería virtual - imagen digital desarrollada por Women in Games Argentina (Imagen: gentileza de Women in Games Argentina. Intervenido por Marisol Echarri)

Aunque en el área del desarrollo la paridad de género aún no se ha alcanzado, desde WIGAR trabajan para incentivar a las mujeres a desarrollar sus carreras profesionales en la industria de la creación de juegos. Según los últimos datos de la Game Developers Conference (GDC) que se hace todos los años en San Francisco, Estados Unidos, el 75 % de desarrolladores son varones, entre los que priman los que son blancos y heterosexuales. Lo positivo es que la tasa de desarrolladoras mujeres, según estos mismos datos, sí ha crecido en los últimos años. Otro de los trabajos en curso de WIGAR es relevar datos a nivel nacional para conocer las composiciones específicas de la realidad de los videojuegos en Argentina.

Con el objetivo de diversificar la participación en el desarrollo para que más mujeres y disidencias de género integren esta parte del proceso, WIGAR ofrece talleres, cursos y tiene convenios con distintos espacios formativos, como universidades, de áreas que le competen al videojuego. Aunque se trata de una agrupación, y no de un estudio de videojuegos, además de promover la profesionalización de mujeres y comunidad LGBTQIA+ en esta industria, promocionan los trabajos hechos por personas que forman parte de la red en su sitio web. En el desarrollo con más diversidad las construcciones narrativas se enriquecen, hay más voces y representaciones posibles, tramas más complejas, en un área que todavía está en expansión, como la del videojuego. 

En distintos países y en la comunidad internacional de gaming han surgido otros grupos con el fin de promover la participación de mujeres y disidencias de género. En los años 2022 y 2023, WIGAR organizó en la Argentina la Women in Games Jam, una maratón de desarrollo de juegos centrada en mujeres cis, trans y no binarias. Su primera edición fue en 2018, sólo en Brasil, en la actualidad ya se lleva a cabo en 14 países diferentes, incluido el nuestro.

“Integrarme a WIGAR, me hizo sentir que es posible para mí también, en el futuro, dedicarme a hacer videojuegos o a analizarlos, que es algo que también me encanta, pese a mis inseguridades”, cuenta Gabriela Casas (33), que se sumó al grupo después de participar de las Women in Games Jam 2022 y 2023. “También disfruto jugando con mis hijos que tienen once y trece años”, añade. 

“Gracias al aporte de WIGAR, el ámbito de desarrollo de videojuegos es un medio más consciente de sus limitaciones en términos de inclusión de género y diversidad cultural”, expresa Laura Palavecino (45), artista visual e investigadora en el área de los games studies,  que hoy forma parte de la comisión directiva. A partir de la conciencia de esas limitaciones, el grupo llevó adelante el trabajo de dar visibilidad a todas las áreas y ramas del conocimiento del mundo de los videojuegos y a cómo las mujeres y disidencias de género pueden integrarse en esos espacios para ampliar las narrativas.

Mientras las voces se amplíen, también lo hacen las posibilidades que una puede imaginarse. Ver que hay otras personas, parecidas a nosotras, haciendo lo que una disfruta, hace que ocupar ese lugar se convierta en algo posible. Es lo mismo que le pasa a mi mamá cada vez que encuentra a una persona adulta que juega Pokémon Go: la veo alegrarse, sentirse menos incómoda. No estereotipar usuarios, diversificar edades y géneros, hacer de los videojuegos espacios plurales son algunos de los objetivos por los que WIGAR trabaja hace cinco años.


Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.