YPF: de la crisis de la pandemia al desafío exportador de Vaca Muerta

YPF: de la crisis de la pandemia al desafío exportador de Vaca Muerta

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Durante la gestión que está llegando a su fin, la petrolera de bandera pasó de tocar fondo a poner en marcha una serie de obras habilitadoras para hacer de Vaca Muerta un polo exportador. En el primer trimestre del 2024 comenzará la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur y se espera licitar el diseño de ingeniería d la planta de GNL.

YPF: de la crisis de la pandemia al desafío exportador de Vaca Muerta

Con las obras de transporte en marcha, desde YPF se sentaron las bases para el salto en la producción.

A la saliente conducción de YPF le tocó enfrentar dos desafíos enormes en los últimos cuatro años: el primero es que la empresa de mayoría estatal estuvo a punto de irse a pique en la pandemia. Y el segundo, en una vuelta de campana, fue el de trazar las obras de base para que todo el sector de los hidrocarburos de Argentina se embarque en el plan de hacer de Vaca Muerta un polo exportador.

El repaso de los últimos años en YPF comienza por la pandemia. La estricta cuarentena impuesta por el gobierno nacional fue una estocada al pecho de la industria del petróleo, al punto que la compañía de bandera cerró el balance del 2020 con una pérdida de nada menos que 1098 millones de dólares.

A mitad de ese año hubo una renovación en la conducción de la firma, con el ingreso de Sergio Affronti como CEO, Pablo González como presidente y Pablo Iuliano como vicepresidente de Upstream No Convencional, quien dos años más tarde reemplazaría como CEO a Affronti.

En ese momento, el cambio de timón no fue casual: el petróleo sobraba por todos lados, las ventas de combustibles eran mínimas a la par del transporte circulante y la petrolera más grande de Argentina tenía caja para funcionar por apenas 15 días.

Ese año iba a definir si YPF sobrevivía o no”, confiesan desde la empresa, con la alegría de saber que ese peor momento pasó, y la firma pudo poner en marcha su segundo y más ambicioso plan: el de hacer de Vaca Muerta un polo exportador.

El mal trago de la pandemia tuvo su lado positivo. En una industria en la que es bastante difícil generar cambios en las costumbres de trabajo, esa crisis de demanda -en la que incluso se llegó a exportar petróleo a 9 dólares el barril- habitó poner en marcha nuevas formas de trabajo que fueron clave ya que permitieron bajar, y mucho, los costos operativo y ganar a la vez eficiencia.


Poner en valor el petróleo


Desde YPF se diseñó un plan a 5 años, cuyo tramo final aún no termina. Este plan parte de un punto claro: el negocio no es hoy el gas, sino el petróleo. Y para eso había que aumentar la capacidad de evacuación para poder aumentar la producción y de esa forma las exportaciones.

“Había que apretar el botón de start de una serie de proyectos”, resumen desde el sector en referencia primero a la ampliación que la firma Oleoductos del Valle (Oldelval), de la cual YPF es socia, tiene en marcha para más que duplicar la capacidad de evacuación desde la Cuenca Neuquina hacia el nodo de Puerto Rosales.

Esta obra está en pleno desarrollo, ya sumó 20.000 barriles de capacidad adicional en octubre y en octubre del año que viene se espera sumar otros 60.000, siendo esa la primera mitad del plan que se completará en 2025.

Pero la salida al Atlántico no era la única vía que buscaba incentivar el plan de YPF y por eso se trabajó en la reactivación del Oleoducto Trasandino (Otasa) que va desde el Norte Neuquino hacia Talcahuano, en el vecino país.

El dato

5%aumentó la producción de YPF de petróleo en el último año, impulsada por el crudo de Vaca Muerta que se disparó un 20%.

La línea, en la que YPF es socia junto a Chevron y la chilena ENAP, se reactivó el 25 de mayo pasado, y ya lleva un promedio de 40.000 barriles diarios al vecino país en donde el desafío es recuperar la confianza del mercado chileno.

A esa reactivación se sumó un tercer plan, esta vez impulsado netamente desde YPF que es la construcción del Oleoducto Vaca Muerta Norte que está pronto a ser inaugurado. La línea vincula el corazón de Vaca Muerta con el sistema de Otasa, sumando 160.000 barriles diarios de capacidad, pero también permite llevar más crudo hacia la refinería mendocina de Luján de Cuyo.

Esto nuevo ducto demandó una inversión de 250 millones de dólares que fueron encarados inicialmente por YPF pero que a medida que la obra avanzó fue sumando el apoyo para el futuro transporte de otras operadoras.


Arranca el proyecto del oleoducto y puerto petrolero


Ese mismo esquema es el que ahora espera replicar YPF con el cuarto y más ambicioso plan para el petróleo de Vaca Muerta: el sistema Vaca Muerta Sur, un oleoducto que va desde Loma Campana hasta la costa rionegrina en donde se planea construir el puerto petrolero más grande del país.

La primera etapa de este sistema ya tiene fecha de arranque y será en el primer trimestre del año que viene. Se trata del tramo del oleoducto que va desde Loma Campana hasta Allen, y que permitirá vincularse con el sistema de Oldelval para así completarlo, dado que la ampliación de esa red que está en marcha parte precisamente de esa planta.

La segunda etapa de este sistema aún no tiene fecha cierta, y es que demandará una inversión de más de 2.000 millones de dólares, pero será clave para catapultar al mundo el petróleo de Vaca Muerta.

Esto se debe a las limitaciones que tiene Puerto Rosales, en donde la concesionaria Oiltanking Ebytem (OTE) no puede cargar buques de más de 600.000 barriles por el reducido calado del ojo de agua.

En Punta Colorada, el lugar elegido de Río Negro para hacer el nuevo puerto petrolero, podrían entrar buques que carguen hasta 1 millón de barriles, un cambio que haría reducir en hasta 5 dólares por barril el costo del flete.

El proyecto de GNL se licitará el año que viene.

Paralelamente al impulso de estos grandes habilitadores del cambio, desde el segmento del upstream de YPF también se siguió incentivando el camino de la reducción de costos y mejora de la eficiencia que comenzó en la pandemia.

El balance final marca que en estos cuatro años se duplicó la velocidad de perforación en la zona caliente de Vaca Muerta, el hub core de áreas de YPF, a la vez que más que se duplicó la velocidad de fractura de esos nuevos pozos.

También se avanzó en dos frentes de oportunidades más que interesantes: el offshore y Palermo Aike. En el primer caso está todo listo para realizar el primer pozo de estudio en el bloque CAN 100 que determinará si allí hay o no un caudal de petróleo similar a de toda Vaca Muerta.

Palermo Aike es la exploración de otra cuenca shale, como Vaca Muerta, donde se sabe que hay hidrocarburos pero el primer pozo vertical que se comenzó a perforar marcará en gran medida la pregunta de fondo del caso: si se será comercialmente viable o no.


Licitan el diseño de la planta de GNL


Y finalmente, desde YPF también se avanza en lo que definen como un plan de mediano plazo y que es la construcción de una planta licuefactora para exportar gas natural licuado (GNL).

En el primer trimestre del año que viene YPF tiene previsto licitar el diseño de esta planta que se busca desarrollar en alianza con la malaya Petronas. Pero desde la operadora confían que la clave de fondo de este plan es hacer primero lo que se hizo con el petróleo: bajar el costo de desarrollo.

Hoy en Vaca Muerta es mucho más el conocimiento que se tiene en la producción de petróleo que de gas, a pesar de ser el segundo recurso de shale gas más grande del mundo. Y es por esto que desde YPF están confiados de que se puede y se debe bajar aún más el breakeven, el costo de desarrollo, del gas de Vaca Muerta.


Hoja de ruta a futuro


Con los desafíos trazados hacia el horizonte, desde YPF se repite que hay tres vectores clave que se deberán incentivar en los meses y años por venir si se quiere que todo el plan diseñado funcione.

El primero es seguir mejorando la eficiencia de las operaciones, incorporando más tecnología que además permita reducir aún más la huella de carbono del petróleo de Vaca Muerta para tener mejor recepción a nivel mundial.

El segundo es la formación de más y mejores profesionales, algo que será una necesidad a medida que Vaca Muerta crezca. Y por último, la modificación de toda una serie de leyes y regulaciones que no solo están añejas, sino que fueron pensadas para un país que no exportaba.

Y claro está, que a la par de estos vectores clave, YPF y Vaca Muerta requieren no solo de una macroeconomía más ordenada, que no trabe importaciones y que permita la llegada de más inversiones, sino también de un freno en el intervencionismo desde el Estado nacional que se vio en especial en el último año y que, con el atraso del precio de los combustibles le hizo en medio del actual torbellino inflacionario una zancadilla más a YPF y con ella, a toda Vaca Muerta.

Este contenido fue originalmente publicado en RÍO NEGRO y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.