24 de marzo: memoria reseteada - RED/ACCIÓN

24 de marzo: memoria reseteada

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Bajo el lema “la verdad completa”, el Gobierno difundió un spot con su versión de lo ocurrido en la Argentina en la década del 70. Un síntoma más de un cambio cultural profundo que se opera en el país, y que los profesionales de la comunicación y los asuntos públicos no deberían ignorar.

24 de marzo: memoria reseteada

Intervención: Marisol Echarri.

¡Buenos días! Bajo el lema “la verdad completa”, el Gobierno difundió un spot con su versión de lo ocurrido en la Argentina en la década del 70. Un síntoma más de un cambio cultural profundo que se opera en el país, y que los profesionales de la comunicación y los asuntos públicos no deberían ignorar.

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Intervención: Marisol Echarri.

Memoria, verdad, justicia. Durante la guerra de Vietnam, el New York Times publicó una serie de documentos secretos —los famosos “Papeles del Pentágono”—, aventura que le valió una demanda legal por parte del Estado. El caso llegó a la Corte, que le dio la razón al diario. El juez Hugo Black, en los fundamentos de su fallo, dijo algo memorable: que la civilización occidental supone un proyecto antropológico en el que se puede pensar y decir todo. Y subió la apuesta: aunque los documentos secretos develaran aspectos estratégicos —explicó Black—, nada podría afectar tanto a la seguridad de los Estados Unidos como una restricción a la libertad de expresión. Y así pasó a la posteridad.

El juez Black daba en la tecla: nada protege más a los ciudadanos de las arbitrariedades colectivas que promover un sistema en el que se puede pensar y decir todo. Se puede preferir a los unitarios o a los federales; celebrar o deplorar a Rosas; admirar o no a la generación del 80; simpatizar con el radicalismo o con el peronismo; o con el Pro o con los libertarios o con la izquierda. Y estar a favor o en contra del aborto legal. O de lo que sea. Y se puede pensar que se dijo ya lo que había que decir sobre los años 70 del siglo pasado o que no, que falta todavía la mitad de la verdad. En democracia no hay tabúes ni verdades absolutas: menos ir en contra de la Constitución, vale todo.

Opiniones aparte, el video que difundió el Gobierno en relación al 24 de marzo, y las reacciones que produjo, ponen de manifiesto algunos de los signos de estos tiempos:

  • Confrontación de relatos. El discurso dominante de las últimas décadas convive ahora con otro que se le contrapone, contestatario. El otrora “Estado presente”, benefactor, es hoy, en palabras del Presidente, una “organización criminal”. Antes, los Gobiernos maquillaban los ajustes como podían. El actual, lo milita sin pudor, blandiendo una motosierra. Y medio país lo apoya. La provocación, de algún modo, garpa.
  • Tolerancia a la verdad. “La madurez de una persona se mide por la cantidad de verdad que es capaz de soportar”, dicen que dijo Nietzsche. Y lo mismo aplica a un pueblo. Hoy se admite que somos un país pobre y que no saldremos adelante sin un sacrificio de proporciones épicas. Y que la democracia no está entregando las prestaciones que prometía. Y que quizá quedaron cosas por decirse sobre los 70, y que no las queremos oír. Se dice en voz alta lo que antes no podía siquiera susurrarse.
  • El medio es el mensaje. El Gobierno posteó su versión de los hechos —un spot de 12 minutos—en las redes sociales, el terreno en el que ganó la batalla electoral: masividad, viralización, ausencia de fronteras. Los movimientos de derechos humanos, ligados sobre todo al peronismo y la izquierda, en cambio, prefirieron la liturgia tradicional de un acto en la Plaza de Mayo. El contraste lo dice todo.

Las democracias podrían fracasar a causa de las libertades que permiten, decía Richard Gingras parafraseando a Platón. Es un riesgo que hay que correr. Es eso, o cancelar las voces que nos incomodan. Y renunciar a la libertad.

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Tres preguntas a Mercè Brey. Es una escritora y conferencista española, especializada en liderazgo y desarrollo profesional de la mujer. Con una experiencia de más de 20 años en el ámbito financiero, es autora de los libros Alfa y Omega. El poder de lo femenino en las organizaciones (2019) y La millonésima mujer (2024).

—¿Cuáles fueron las principales enseñanzas que te dejó tu experiencia como ejecutiva global?
—La primera, entender el valor de la diversidad: viajar por todo el mundo acompañando a clientes te hace ver otra manera de abordar los tópicos, te hace mirar con humildad a las otras personas, con una mirada apreciativa y de aprendizaje, te abre la mente. Cuando estás de vuelta en tu país, eso es una ventaja competitiva respecto de tus colegas. Otro aprendizaje se relaciona con el liderazgo. Yo traía una formación muy mecanicista, pero cuando me tocó dirigir gente, aún siendo muy joven, advertí que la gente no tracciona como nos gustaría. Hay algo más que hace que las personas se sumen a tu reto, a tu objetivo, que estén motivadas. Eso me llevó a estudiar otras cosas: programación neurolingüística, constelaciones organizacionales, coaching… Y lo tercero, el aprendizaje de ser mujer en un mundo de hombres. Al principio no notaba una discriminación clara, pero con los años vi que había una serie de circunstancias que se daban porque era mujer, y que yo naturalizaba. También que me había construido un personaje para sobrevivir y me había adaptado a las reglas del juego de ese entorno masculinizado.

—¿Por qué sucede la brecha de género?
—Para entender esto hay que recordar cómo funciona nuestro cerebro. Me gusta cómo lo cuenta Jill Taylor, una neuroanatomista de la Universidad de Harvard. Dice que nuestro cerebro tiene dos hemisferios, el derecho y el izquierdo. El izquierdo es racional: toma la información, la analiza y la clasifica. Intenta completar todos los casilleros y, si no tiene toda la información, se la inventa. Nos decimos a nosotros mismos entre 20 y 200 mentiras al día. Este hemisferio es también dual: entiende las cosas por oposición (izquierda, derecha; yo, vos) y se enfoca en el hacer. Este hemisferio se vincula a la esencia masculina: la osadía, el pragmatismo. El hemisferio derecho es emocional. Le gustan los olores, los colores, los sabores. No es dual, sino holístico: ve la globalidad de las cosas. No se focaliza en el hacer, sino en el ser y el sentir. Se vincula a la esencia femenina de las personas: creatividad, empatía, tolerancia, intuición, búsqueda de consenso.

—¿Las mujeres desarrollaron más el hemisferio derecho?
—Durante miles de años, las mujeres estuvimos sólo en el ámbito privado, usando sobre todo nuestra capacidad de empatía y colaboración. Durante este mismo período de tiempo, los hombres estaban en la esfera pública. Luchaban, competían, buscaban el pan. Y ahí se necesitaban otro tipo de habilidades: la determinación, la fuerza, la osadía, tomar riesgos. Por eso es lógico que estas cualidades las asociemos más a los hombres. Sucede que, después de miles de años, en las últimas décadas hubo un trasvase masivo de mujeres hacia la esfera pública, y venimos con las cualidades que hemos desarrollado y entrenado durante milenios, y vamos a un ámbito donde las reglas son otras, donde necesitamos otros atributos para lograr el éxito, específicamente en las organizaciones. Ahí nace una brecha fundamental entre hombres y mujeres.

Las tres preguntas a Mercè Brey se tomaron de la entrevista que le hizo Ximena de la Parra en el contexto del ciclo Aprendemos Juntos 2030 de BBVA. Para acceder a la conversación completa podés hacer click acá.

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Relato. No hay texto sin contexto. La decisión del Gobierno de publicar un spot con su versión sobre la tragedia argentina de los 70 se da cuando la economía todavía duele y a la vez que intenta ampliar el rol de las Fuerzas Armadas hacia asuntos de seguridad interior, cuando el enemigo es el narco. Este artículo de Mariano De Vedia enmarca la iniciativa y señala el riesgo de abrir más frentes de conflicto, como si el Gobierno no tuviera suficientes problemas que arreglar. Una mirada posible. La otra: que el Gobierno se alimenta del conflicto y que, a falta de pan, apuesta al circo.

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Academia. Aunque parezca redundante, hay mucho escrito sobre la libertad de expresión en el liberalismo. Este artículo de Xifré Font analiza con detalle los aportes de Milton, Bentham y Mill y argumenta que la “libertad es el resultado del cobijo entregado al ciudadano frente al poder del Estado o frente a otros individuos”, y esta no debe entenderse sólo de manera física —como en el derecho a la vida o a la propiedad—, sino en sentido más amplio, también moral: de ahí la potestad de expresar y publicar libremente las propias opiniones sin coerción de ningún tipo. Buena letra para el debate sobre la relación entre el individuo y el Estado.

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Oportunidades laborales

¡Hasta el próximo miércoles!

Juan

Con apoyo de

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