Cinco objetivos realistas para proponerse en el trabajo terapéutico

Cinco objetivos realistas para proponerse en el trabajo terapéutico

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Distintos psicólogos recomiendan empezar a notar y nombrar los sentimientos, poner limites sanos, dejar atrás relaciones tóxicas, calmar nuestras autocríticas y construir un vínculo más sano con las redes sociales.

Cinco objetivos realistas para proponerse en el trabajo terapéutico

Foto de cottonbro studio: https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-pareja-gente-oficina-4101143/

Buscar un psicólogo es un gran paso para mejorar nuestra salud mental. En la Argentina, además, no tenemos excusas: según un reporte de la Organización Mundial de la salud (OMS), nuestro país es el líder global en psicólogos per cápita, con más de 222 psicólogos por cada 100.000 habitantes. Una vez en el espacio de consulta, tener objetivos específicos y factibles puede enriquecer enormemente nuestro proceso terapéutico, tal como comentaron múltiples profesionales.

Jaclyn Bsales, terapeuta de Nueva Jersey, Estados Unidos, especializada en tratamiento del trauma y EMDR, explica que, al comenzar nuestro tratamiento, puede que tengamos en mente grandes cambios. Si esta perspectiva parece un poco inalcanzable, puede que se vuelva abrumadora. Por eso, en sus palabras "siempre es una buena idea desglosar los objetivos a largo plazo en objetivos más concretos y realistas". Aunque estos varían de situación a situación, hay algunos objetivos que se relacionan con asuntos de salud mental ampliamente arraigados a nivel social (y que nos ayudarían a casi todas las personas).

1. Notar y nombrar nuestros sentimientos

Cassie Ekstrom, una trabajadora social que trabaja principalmente con ansiedad y depresión, destaca la importancia de reconocer los sentimientos tanto a nivel físico como emocional a diario. Este consejo es útil a nivel general, pero particularmente importante si acabamos de empezar terapia.

Después de empezar a notar la tristeza o el enojo, por ejemplo, tras de recibir una mala nota o devolución, es importante no huir de estas sensaciones, sino habitarlas. Para esto, algunas herramientas como escribir tus pensamientos en un diario o hacerte una serie de preguntas pautadas con tu terapeuta pueden ayudar. Ekstrom explica que, a la larga, esta práctica ayuda a entender las causas profundas de los sentimientos y regularlos mejor.

2. Distanciarse de los vínculos que nos resultan tóxicos

Puede que "el toxi" o "la toxi" se hayan convertido en un meme, y ya no simbolicen en el vocabulario común a una persona que realmente nos hace sentir agotados o nos impide crecer. Sin embargo, estos vínculos existen, son un asunto serio y puede que pasen desapercibidos. Después de empezar a prestar atención a nuestros sentimientos, es posible que los asociemos a algunos estímulos y personas.

Tal como la profesional Jaclyn Bsales desarrolla, "si los que te rodean te hacen sentir drenado de energía — física o mentalmente— entonces sos incapaz de convertirte en tu mejor versión. Por eso, puede ser una buena idea prestar atención a cómo te hacen sentir las personas con las que compartís tu vida".

3. Reflexionar sobre los errores y fracasos de forma saludable

Muchas veces nos castigamos por que las cosas no salieron como esperábamos: por no conseguir un trabajo en especial, porque podríamos haber hecho tal o cual cosa de manera distinta en el pasado. Weena Wise, terapeuta familiar y matrimonial, explica que "es improductivo permitir que los remordimientos por objetivos no alcanzados o fracasos percibidos en el pasado opaquen tu futuro. En algunos casos, la obsesión sobre lo que se podría haber (o no) hecho impide que los pacientes apuesten al futuro y crezcan personalmente."

Según Wise, algunos errores son más difíciles de superar que otros, pero reflexionar sobre ellos de forma compasiva y productiva puede ayudar a estar más alineados con nuestros objetivos en el futuro. Además, algunas prácticas como el mindfulness o hábitos para ejercitar la gratitud nos ayudan a estar más en el presente y no obsesionarnos con el pasado. También te dejo mi preferido para no excederse en autoexigencia: no es nada más que el meme de un conejito que (para no irnos de tema pensando en cosas que están por fuera de nuestro control) recuerda una máxima simple: hacer lo que pueda con lo que tenga.

Fuente: Twitter.

4. Trabajar en nuestra relación con las redes sociales

El psicólogo clínico neoyorkino Gavin Shafron explica algo que, en el fondo, todos sospechamos: el uso excesivo de las redes sociales puede empeorar la ansiedad, la depresión y los problemas de imagen corporal, además de las consecuencias físicas de pasar mucho tiempo mirando pantallas.

En este punto, vale la pena detenernos en la situación nacional (sí, estoy hablando de vos, Twitter de Argentina). En el 2023, el Observatorio de Psicología de la UBA realizó una investigación con 2.295 encuestados en el país. A propósito, Martín Etchevers (Secretario de Investigación de la facultad) observó: "Toda crisis económica es un estresor porque implica el desafío de cómo resolver los problemas cotidianos de la vida que escapan de nuestro control".

En este caso, se trata de unir dos puntos: evitar la sobreinformación e hiperconectividad no implica en absoluto aislarte de la realidad política o no estar al tanto de las noticias, sino que, tal como explica Shafron, es bueno establecer (otra vez) objetivos realistas y límites sanos, como fijarnos un máximo de horas para pasar scolleando (en esta nota te dejamos algunos consejos que facilitan abandonar este tipo de hábitos). Si no me creés, fijate la cantidad de argentinos cuyos terapeutas les recomendaron cambiar sus horas de Twitter por un paseo con el perro:

5. Establecer límites sanos

 Adia Gooden, psicóloga clínica de la Universidad de Stanford, destaca que los límites no son solo para las personas tóxicas de las que decidimos distanciarnos, sino también para mantener una buena relación con todas aquellas con las que compartimos nuestras vidas (sin irnos a ningún extremo).

Si, por ejemplo, te genera ansiedad el tipo de salida nocturna de un grupo de amigos, o tu pareja opina constantemente sobre el trato en tu trabajo, no es necesario terminar el vínculo. Juntarnos a compartir un café por la tarde o aclarar que algunos temas están por fuera de discusión ayuda a seguir cultivando nuestras relaciones de manera sana. "Al fin y al cabo, las relaciones sanas prosperan con el equilibrio y cualquiera que se preocupe de verdad por tu bienestar debe entender y respetar tus necesidades" dice Gooden.

Por sobre todo lo demás: paciencia

Sin importar nuestros objetivos, todos los terapeutas aconsejan no esperar una transformación inmediata. Con paciencia, práctica y el consejo profesional, notaremos los cambios a los que apuntamos tarde o temprano.