Algoritmos vs. profesionales - RED/ACCIÓN

Algoritmos vs. profesionales

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

La Inteligencia Artificial desafía a los profesionales de la comunicación, que oscilan entre el optimismo y la preocupación por el futuro de sus trabajos. Además de la obviedad de ser early adopters y mantenerse actualizados, la clave parece estar en desarrollar habilidades que están más cerca de las humanidades que de las ciencias.

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¡Buenos días! La Inteligencia Artificial desafía a los profesionales de la comunicación, que oscilan entre el optimismo y la preocupación por el futuro de sus trabajos. Además de la obviedad de ser early adopters y mantenerse actualizados, la clave parece estar en desarrollar habilidades que están más cerca de las humanidades que de las ciencias.

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Intervención: Marisol Echarri.

Futuro. Desde hace tiempo, académicos, líderes políticos y referentes empresariales hacen explícita su inquietud por el avance de la Inteligencia Artificial. El lanzamiento de ChatGPT, el chatbot especializado en diálogo que lanzó OpenAI en noviembre pasado, aumentó el nivel de alarma en los últimos meses y, el 22 de marzo, Elon Musk y otros más de 18.000 firmantes pidieron en una carta frenar por seis meses los desarrollos de IA hasta que entendamos cómo se pueden auditar esas iniciativas para evitar daños sociales y económicos irreparables. Un intento de tapar el sol con la mano.

Inspirados por la ciencia ficción, que ya lo ha imaginado todo en esta materia, los más apocalípticos temen un escenario en el que los algoritmos, independizados de los humanos, dominen el mundo y nos conviertan en una especie subordinada, miserable, esclava. Otros, menos pesimistas, se enfocan en un problema más concreto y cercano: la sustitución acelerada de puestos de trabajo por parte de la IA, sin tiempo suficiente para capacitar y reconvertir a la fuerza laboral que queda desempleada. Big challenge.

Quizá la salida de este laberinto sea una de las mayores empresas colectivas que deba enfrentar la humanidad en los próximos años. A falta de soluciones mágicas, en el ámbito de profesiones como la de las comunicaciones y los asuntos públicos se vislumbran algunas claves:

  • Educación. Si no invertimos más en el desarrollo de la conciencia humana, la cada vez más sofisticada IA sólo potenciará nuestra estupidez natural. Así lo sintetiza un tweet magistral de Yuval Noah Harari. En otras palabras: más filosofía, literatura, historia, sociología, psicología. Más ética y más estética. Lo que nos hace fuertes frente a la IA no es lo que nos hace parecernos a ella, sino lo que nos distingue. Lo más humano, lo más espiritual. Lo que, además, está al alcance de cualquiera en un viejo libro o en las palabras de un maestro.
  • Aprendizaje constante. En la vida breve de nuestros ancestros más remotos, en pocos años se aprendía todo lo necesario para sobrevivir. A los 15, ya tenían hijos, recolectaban frutos, cazaban y sabían cómo huir de las fieras. Una o dos décadas más tarde, morían de una infección o arrollados por un mamut. Desde hace pocos siglos, vivimos más tiempo y se prolonga nuestro período de aprendizaje. La era digital acelera exponencialmente ese proceso: necesitamos aprender, desaprender y reaprender varias veces en un ciclo vital. Sólo sobrevive el aprendiz crónico e incansable.
  • Relaciones interpersonales. Buena parte del trabajo de los comunicadores y profesionales de los asuntos públicos se juega en la calidad de sus vínculos. En inspirar confianza, en entender las motivaciones profundas de los demás, en interpretar intangibles y expresar mensajes cuya eficacia se juega cuando se domina el arte de combinar el qué, el quién, el cuándo, el cómo y el dónde. Social skills. Nada que puedan proveer Google Assistant ni Siri ni Alexa. Ni GPT-3 ni GPT-4. Al menos por ahora.

No existe el blindaje perfecto: nadie puede asegurar el futuro. Lo que sí parece claro es que el partido contra la IA está perdido si se juega en su terreno. La estrategia debería ser otra. Potenciar lo que ningún algoritmo jamás podría: volvernos más sensibles, más espirituales, más éticos. Más humanos.

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Tres preguntas a Sam Harris es un filósofo, neurocientífico, cofundador y director del Reason Project. Es autor de los libros The End of Faith y Letter to a Christian Nation, ambos de enorme repercusión pública.

—¿Qué te preocupa de la Inteligencia Artificial?
—Existe un escenario que es a la vez aterrante y con posibilidades de que ocurra, lo cual no es una buena combinación. Los progresos que hicimos en inteligencia artificial podrían potencialmente destruirnos, y por alguna razón eso a veces produce risas. Si dijéramos que podría haber una hambruna global, producto del cambio climático y otras catástrofes, y que nuestros nietos o bisnietos podrían morir de hambre, nadie se reiría. Las hambrunas no hacen gracia, pero parece que morir en manos de la ciencia ficción sí lo es. Y una de las cosas que más me preocupa es que no somos capaces de tener una respuesta emocionalmente madura ante los desafíos que enfrentamos. Si nos planteáramos frenar el progreso del software, muy probablemente no lo aceptaríamos ¿Qué nos podría frenar? ¿Una explosión nuclear, una pandemia global, el impacto de un asteroide? Tendría que ser algo que de algún modo modifique nuestra civilización tal como la conocemos, y que lo haga de manera permanente, transgeneracional. Sería, quizá, lo peor que le pasó a la humanidad en su historia.

—¿Qué alternativa tenemos?
—La otra alternativa es la opuesta: que sigamos desarrollando máquinas inteligentes cada año. En cierto momento vamos a crear máquinas más inteligentes que nosotros, y entonces ellas empezarían a mejorarse a sí mismas. Sucedería lo que el matemático I.J. Good llama, una “explosión de inteligencia”, donde el proceso se alejaría de nosotros. Pero el mayor peligro no es que esas máquinas nos ataquen porque espontáneamente se vuelvan malas. Estamos construyendo máquinas que son mucho más competentes que nosotros y si nuestros objetivos y los de ellas fueran diferentes, sería nuestro fin. Pensemos en lo que nos pasa con las hormigas: no las odiamos, no queremos matarlas, pero si en algún momento aparece un conflicto con ellas, las eliminamos sin dudar un segundo. El problema sería que un día las máquinas, sean o no conscientes, nos trataran a nosotros de esa manera. Para muchos todo esto suena lejano o imposible. Quizá deban recordar algunas cosas: primero, que la inteligencia es producto de procesar información, y hoy las máquinas lo hacen de una manera mucho mejor que los humanos, y sabemos que estamos cerca de lo que se llama “inteligencia general”, que es la capacidad de moverte en múltiples ámbitos.

—¿Qué otros factores habría que tener en cuenta?
—Lo segundo que debemos asumir es que vamos a seguir avanzando, mejorando las máquinas que tenemos. Lo haremos porque valoramos mucho lo que sabemos, y queremos preservarlo y potenciarlo. Queremos que nos ayude a resolver problemas graves como la cura del Alzheimer o el cáncer. Queremos entender la economía, mejorar nuestro conocimiento sobre el clima, etc. Vamos a seguir. Lo tercero es que no estamos ni cerca de la cumbre del conocimiento, y esto es crucial. Los circuitos electrónicos, por su velocidad, elevan exponencialmente el conocimiento humano en pocas horas. No tenemos idea sobre cómo hacer esto seguro, aunque sí parece haber un camino: implantar directamente esa tecnología en nuestros cerebros. Aunque tenemos que asegurarnos de que funcione bien, de que interaccione con nuestro sistema neuronal. Necesitamos, quizá, empezar un megaproyecto que nos ayude a entender cómo enfocar a la IA para que esté alineada con nuestros intereses. Tenemos que entender que estamos creando una especie de dios. Y asegurarnos de que se trata de uno con el que vamos a poder convivir.

Las tres preguntas a Sam Harris se tomaron de la presentación “Can We Build AI Without Losing Control Over It?”, dada en el contexto de una charla TED. Para acceder a la charla completa podés hacer click acá.

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Premios. El 11/04, en los estudios de Artear, se celebró “La Noche de las Comunicaciones” en la que el Círculo Dircoms y el Consejo Profesional de Relaciones Públicas entregaron sus premios y reconocimientos.

Los premios del Círculo Dircoms a las mejores campañas de 2022 fueron para los siguientes participantes: en la categoría Comunicación Interna, “Una historia de grandeza. Pensá en grande, pensá en Macro” (Banco Macro); en Digital, “Coverage” (Globant); en Asuntos Públicos, “Sabores con acento argentino” (Danone); en Publicaciones, “Informe de sostenibilidad 2021” (Naturgy BAN); en Gestión de Crisis, “Decretazo” (Flybondi); en Sostenibilidad “Conductoras” (Scania Argentina); y en Comunicación Externa, “Actuá con Velocidad, campaña de concientización sobre el ACV” (Boehringer Ingelheim).

Además se otorgaron reconocimientos a Nelson Castro, por su extensa trayectoria periodística en los medios argentinos; a José Ignacio López, por su rol fundamental como vocero de Raúl Alfonsín, a 40 años del retorno de la democracia en Argentina; a Elisabetta Piqué, por su compromiso y profesionalidad en la cobertura del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y su trayectoria como corresponsal de guerra y en el Vaticano; y a Sofía Martínez, por haber logrado transmitir de manera sincera los sentimientos de todos los argentinos en la cobertura del Mundial de Fútbol Qatar 2022.

Por su parte, los ganadores de los premios a la excelencia en comunicación del año 2022 otorgados por el Consejo de Relaciones Públicas fueron: Ámbito Corporativo: Alejandra Martínez, Directora de Comunicación de Enel Argentina; Ámbito Público: Santiago García Vazquez, Responsable de Comunicación Estratégica del Ministerio de Economía; Ámbito de la Consultoría: Noelia Chessari, CEO & Founder de Ninch; Ámbito Académico: Federico Rey Lennon, Profesor titular e investigador de UNLaM/UCA/US21; Joven Profesional: Andrés Rojas, Director Asociado en Asuntos Públicos de Spe Consultores; Trayectoria: Facundo Etchebehere, VP Global Public Affairs de Danone; Liderazgo en Comunicación: Marcos Galperín, CEO & Founder de Mercado Libre; y ONG en estrategia de comunicación: Fundación Sí.

¡Una gran felicitación para todos ellos!

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Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]

¡Hasta el próximo miércoles!

Juan

Con apoyo de

Media Partner

* El contenido de Comms no necesariamente representa la posición institucional del Círculo DirComs. El Círculo de Directivos de Comunicación (DirComs) es una asociación civil que busca promover el intercambio de conocimiento y experiencias entre los máximos responsables de comunicación corporativa, relaciones institucionales, asuntos públicos y gubernamentales de las principales empresas del país. *