El uso nocivo de alcohol es un factor clave en el desarrollo de más de 200 enfermedades y trastornos. En efecto, cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo relacionadas con la sustancia, lo que representa un 5,3% de todas las defunciones, informa la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por eso, cualquier medida efectiva que motive a los clientes a tomar menos podría llegar a tener un impacto significativo a nivel poblacional.
En esta línea, un estudio dirigido por un equipo de la Universidad de Cambridge encontró que quitar de pubs y bares la porción más grande de vino por copa (en la mayoría de los casos, la opción de 250 mililitros) condujo a una reducción promedio en la cantidad de vino de poco menos del 8 %.
Para llegar a este resultado, los investigadores llevaron a cabo un análisis en 20 locales autorizados de Inglaterra para ver si eliminar su porción más grande de vino durante cuatro semanas tendría un impacto en la cantidad que se consumió (el vino es la bebida alcohólica que más se bebe en el Reino Unido y Europa). Su propuesta condujo a una disminución promedio de 420 mililitros de vino vendido por día por lugar, lo que equivale a una reducción del 7,6 %.
"La gente tiende a consumir un número específico de 'unidades', en este caso vasos, independientemente del tamaño de la porción. Por lo tanto, alguien podría decidir desde el principio limitarse a un par de copas de vino, y con menos alcohol en cada una”, explicó la autora principal, Eleni Mantzari.
En paralelo, aclara el estudio publicado en PLOS Medicine, no hubo evidencia de que las ventas de cerveza y sidra aumentaran, lo que sugiere que las personas no compensaron la falta de vino con estas bebidas alcohólicas. Además, tampoco encontraron que afectara los ingresos diarios totales de los bares (ya que las porciones de 125 mililitros suelen tener un margen de beneficio mayor que las de 250. De todas formas, el paper señala que este estudio no tiene la fortaleza necesaria para proporcionar datos estadísticamente significativos sobre este aspecto.
Otra de las investigadoras, Dame Theresa Marteau, concluyó: "La reducción en la cantidad de vino vendida en cada local fue relativamente pequeña, pero incluso una pequeña reducción podría hacer una contribución significativa a la salud de la población".