Nuestros lectores opinaron: ¿está bueno que los sueldos sean un tabú? - RED/ACCIÓN

Nuestros lectores opinaron: ¿está bueno que los sueldos sean un tabú?

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Los salarios son más que números, son reflejos de identidad, poder y equidad. ¿Por qué hablar de ellos se siente como cruzar un límite invisible? Charlamos con nuestros lectores sobre si es hora de romper ese tabú financiero o hay razones más profundas que justifican el silencio.

Nuestros lectores opinaron: ¿está bueno que los sueldos sean un tabú?

Foto de Nicola Barts : https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-manos-sentado-sujetando-7927581/

En un mundo donde narramos por las redes sociales hasta los desayunos, ¿por qué la pregunta sobre "cuánto ganamos" se encuentra atrapada en una especie de sombra intocable? Explorar este enigma nos lleva, al mismo tiempo, a explorar los tabúes modernos y sus razones de ser. Muchas veces, el límite entre la buena educación y la mala educación es simplemente "porque sí",  un vacío que desafía la curiosidad.

 Muchos crecimos escuchando que estaba mal preguntarle a la gente cuánto gana, decir cuánto cobro y algunos mantienen su cifra en secreto hasta con sus parejas y amigos. Con un total de 460 votos de usuarios de nuestras redes sociales, el 81 % considera que no es de mala educación hablar de nuestros sueldos.

Cuando le preguntamos por su postura a quienes respondieron que comentar los sueldos es de mala educación y que la economía de cada cual debería ser un asunto privado, sus respuestas fueron:

Con estas respuestas, surgen dos interrogantes importantes. En primer lugar (si se trata de evitar juicios de valor): ¿vivimos en una sociedad en la que el valor monetario de nuestro trabajo nos da nuestra valía como individuos? ¿Es esa la confusión que hay que evitar? A mi parecer, esto se relaciona directamente con lo importante que es el trabajo para definirse a sí mismo. ¿O no contestamos siempre con nuestra ocupación cuando nos preguntan quiénes somos o qué hacemos? 
Otro de los problemas que más fueron señalados es la comparación con el otro. Lo curioso es que esta es también la ventaja señalada por quienes abogan por que sí podamos charlar sobre nuestros ingresos, que comentaron:

En definitiva, vemos que quienes están a favor de que el sueldo sea secreto piensan en términos de autoestima, poniendo el énfasis en la privacidad y el respeto, y tienen preocupaciones por la posibilidad de confusiones y problemas emocionales derivados de compartir información salarial. 

Quienes opinan que vale la pena conversar sobre nuestras economías tienden a pensar en términos sociales. Es decir, tener más información sobre un mismo rubro y entre distintos empleos puede ayudar a fomentar la igualdad. Este grupo tiende a estar enfocado en la cooperación, el cuidado mutuo y la búsqueda de equidad en el entorno laboral, con relaciones basadas en la transparencia. Además, ven en la divulgación de sueldos una forma de empoderamiento, una herramienta para comprender el valor de su trabajo y sus responsabilidades.

Algo en lo que todos parecen estar de acuerdo es que, a nivel social, el salario define el estatus, pero es un parámetro que valdría la pena abandonar. En este punto, surge una de las preguntas que dio origen a la Sociología misma: ¿cuánto nosotros hacemos a la sociedad y cuánto la sociedad nos hace a nosotros?

Así estamos, atrapados entre la valoración personal y el reflejo social. Algunos creen que el salario define nuestra valía, mientras que otros insisten en que, quizás, es hora de liberarnos de esa métrica. En última instancia, todos parecemos coincidir en una cosa: el salario tiene un papel en el juego del estatus, pero tal vez es hora de que cuestionemos las reglas.