¿Por qué el nuevo libro de Jane Goodall es una necesaria guía para la acción climática? - RED/ACCIÓN

¿Por qué el nuevo libro de Jane Goodall es una necesaria guía para la acción climática?

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

Un análisis de El libro de la esperanza, la nueva publicación de la conservacionista.

¿Por qué el nuevo libro de Jane Goodall es una necesaria guía para la acción climática?

Imágenes: Jane Goodall Institute | Intervención: Victoria Guyot

Una edición de la newsletter dedicada a una publicación imprescindible para acompañar la desafiante y urgente acción ante la crisis climática y ecológica. Una lectura que tiene a Jane Goodall como protagonista y a sus motivos para la esperanza como orientación.

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Están recibiendo esta edición de Planeta hoy martes en vez del viernes pasado ya que, por los hechos de público conocimiento en Argentina, decidimos posponer su envío. Gracias por la comprensión.

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Imágenes: Jane Goodall Institute | Intervención: Victoria Guyot

Esta edición de PLANETA fue escrita desde México... donde ser periodista es peligroso, donde investigar el narcotráfico puede costarte la vida, donde en el transporte público hay asientos exclusivos para mujeres debido a los altos índices de acoso, donde los elevados niveles de contaminantes en el aire dificultan respirar. También, donde cada persona —aun cuando no te conozca— te trata con notable amabilidad, donde la comida es una acto de alegría compartida, donde se sigue promoviendo la investigación para que los corruptos no ganen.

Un lugar donde el más reciente libro de Jane Goodall sería de necesaria lectura. Un lugar al que el más reciente libro de Jane Goodall llegó en mi valija y cuyo mensaje, espero, se expanda con esta edición.

Estuve en México, más precisamente en la Ciudad de México, para participar de un taller de periodismo de investigación sobre cambio climático. Fue una de las experiencias más interesantes y valiosas que tuve en el último tiempo. En la previa al taller, preparé el calendario de trabajo de lo que resta del 2022, que es mucho. Ahí tomé conciencia de que todo lo que viene es técnico, es político, es complejo, es desafiante y, muchas veces, es angustiante.

A la par, había terminado de leer fascinada un libro. Ni más ni menos que de Jane Goodall. Y ahí me dije: tengo que compartirle a la comunidad de PLANETA sobre este libro, no como una acotada recomendación semanal, sino con la profundidad de análisis que lo amerita.

Con frecuencia me preguntan qué libro sobre cambio climático sugiero leer para darse una bienvenida al tema. Podría mencionar El cambio climático de Mario Molina, José Sarukhán y Julia Carabias, o El cambio climático global de Vicente Barros, o Todo lo que necesitas saber sobre el cambio climático de Martín De Ambrosio, o El Planeta Inhóspito de David Wallace-Wells. A todos o cualquiera de ellos, le sumaría como necesario complemento el nuevo libro de Jane Goodall.

Leer sobre, involucrarse, actuar ante el cambio climático no es una tarea sencilla. Más de una vez yo misma he querido de comunicar sobre el tema porque siento que es una batalla perdida. De una u otra forma, siempre terminé encontrando en Jane un motivo para continuar. Ahora hizo de esa fortaleza y ese trabajo que inspira un libro o algo más que ello. Y ese es el tema central de esta edición.

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Foto: Instituto Jane Goodall

¿Es posible leer algo nuevo de y sobre Jane Goodall? Confieso que este es el interrogante que me hice cuando vi que había salido una nueva publicación de la máxima conservacionista de la historia. Recordé que incluso ella misma se había hecho un interrogante similar cuando National Geographic le propuso hacer un nuevo documental sobre su vida y ella dijo aburrida: “¿Otro documental sobre mi vida?“. Cuando le mostraron que habían encontrado imágenes inéditas de sus años en Gombe, Jane no lo dudó. Había mucho más por mostrar. El resultado fue el documental Jane.

Eso que pasó con la producción audiovisual es lo que ocurre con este trabajo en papel.

Este no es un libro escrito por Jane, aunque a quien más leemos y sentimos escuchar hablar es a ella. Es el resultado de extensas, profundas y emotivas conversaciones que el escritor Douglas Abrams tuvo con la conservacionista en distintas locaciones, desde Europa a África, y en distintas temporalidades, desde el encuentro físico hasta la virtualidad que impuso la pandemia. Este libro es eso: es una conversación, o muchas conversaciones. Es compartir con Douglas todas esas preguntas que queremos hacerle a Jane. Es compartir con Douglas la escucha atenta ante cada respuesta de la incansable mujer de 88 años.

No es un libro sobre las investigaciones que la etóloga realizó sobre los chimpancés, para profundizar en ello tenemos otras múltiples publicaciones que la tienen como autora. Pero sí es un libro sobre lo que aprendió de esas investigaciones y todo el recorrido que realizó desde entonces.

Jane comenzó adentrándose en la selva para estudiar el comportamiento de nuestros primos más próximos en su hábitat natural. Sus hallazgos marcaron un antes y un después para el conocimiento sobre los chimpancés, pero, sobre todo, para el conocimiento de la propia especie humana. Pero luego se dio cuenta de que múltiples actividades humanas estaban poniendo en peligro el hábitat de los chimpancés y de otras especies animales, incluyendo la propia. Pasó de investigar a comunicar. Pasó a ser una mensajera en pos de la acción.

Lo que me pareció más diferencial de este libro es que nos encontramos con una Jane más íntima que nunca y más humana que nunca. Saber que ella también a veces quiere bajar los brazos, que siente ecoansiedad, que se angustia, nos identifica en este difícil camino de promover la acción ante la crisis climática y ecológica mientras los tomadores de decisión no actúan o actúan de forma ineficiente, insuficiente.

A sus 88 años, con todas las tragedias que vio y vivió, con todas las problemáticas ante las que se impuso, Jane sigue teniendo razones para la esperanza.

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Foto: Instituto Jane Goodall

¿Cuáles son para Jane Goodall los cuatro motivos para la esperanza? Desde ya que no quiero spoilear el libro, me gustaría decirles un simple: “¡Léanlo!“ Pero sí quiero repasar algunos destacados de las cuatro razones para la esperanza que Jane comparte con Douglas o, al menos, eso que a mí me llamó la atención en su lectura.

El sorprendente intelecto humano. Ojo, Jane habla de intelecto, no de inteligencia. ¿Cómo es posible pensar que somos inteligentes si somos la única especie que destruye el único lugar que tiene para vivir? “Un animal inteligente no destruiría su único hogar, que es lo que llevamos mucho tiempo haciendo“, diferencia en el libro.

Para Jane nos creemos inteligentes y, en verdad, no estamos aprovechando sabiamente el intelecto que poseemos. Por el contrario, hemos estado usando el intelecto para meternos en una crisis climática y ecológica sin precedentes que pone en peligro nuestra propia existencia.

Es en la forma en que aún tenemos tiempo de usar nuestro intelecto en que podemos salir adelante. Para Jane, eso incluye hacer frente a cuatro desafíos: aliviar la pobreza, eliminar los estilos de vida insostenibles de las personas más ricas, eliminar la corrupción, y hacer frente a los problemas provocados por el crecimiento de las poblaciones humanas y su ganado. ¡Vaya desafíos!

La resiliencia de la naturaleza. "Nosotros necesitamos a la naturaleza, pero ella no nos necesita a nosotros". Jane es así de honesta. Plantea, con crudeza y crítica, nuestro vínculo con el mundo natural a la par que nos recuerda la potente capacidad de la naturaleza para reconstruirse, para recuperarse.

Sobre este punto, comparte casos sumamente interesantes que demuestran que, cuando dejamos de presionar intensamente a los ecosistemas, estos pueden recuperarse. Ello no lo limita a la cuestión de la flora y la fauna, sino que lo combina con el necesario vínculo con los seres humanos y sus actividades económicas, y cómo unas y otras pueden —o deben— ir de la mano para que todos tengan resultado e impacto positivo.

En palabras de Jane, "al proteger estos ecosistemas, al restaurar el estado natural de más y más regiones del mundo, protegemos nuestro propio bienestar".

El poder de los jóvenes. Recuerdo que en una de las oportunidades que tuve de entrevistarla, le pregunté a Jane qué le daba esperanza de continuar adelante y no titubeó en responderme: las nuevas generaciones. Jane suele estar en conferencias al lado de presidentes, políticos e incluso famosos, pero es cuando está alrededor de niños y jóvenes que se la ve feliz, que se la ve plena. Son esa carga de energía que ella necesita, eso se nota.

Si hay algo que hace Jane es no mirar al corto ni al mediano plazo. Cada acción que realiza y promueve realizar lo hace con una visión en el largo plazo. Jane ve en cada niño o niña un posible líder que promueva mejores políticas ambientales, un futuro profesional involucrado con la temática, un ciudadano que marque una diferencia en su comunidad. Por eso creó el programa Raíces y Brotes, porque en definitiva hoy busca sembrar la semilla de esos impactos positivos que se generarán a futuro, incluso el futuro más próximo.

El indomable espíritu humano. "Es esa cualidad que vive en nosotros y que nos hace enfrentar retos que parecen imposibles, sin rendirnos nunca. A pesar de las adversidades, a pesar del desprecio o las burlas de otras personas, a pesar de las posibilidades de fracaso". Así define Jane al indomable espíritu humano. Leí varias veces esta definición. Mientras pensaba en la acción ante el cambio climático, mientras pensaba en el límite de calentamiento de 1,5°C y de 2°C. ¿Acaso la acción climática no parece un reto imposible?

Aún cuando es consciente del grado crítico en el que nos encontramos, Jane no duda de que podemos actuar. El problema, para ella, es que aún no hay suficientes personas que entiendan el peligro al que nos enfrentamos para que las lleve a la acción. Para Jane, cada uno tiene un papel en la acción y cada acción importa.

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Foto: Instituto Jane Goodall

¿Es un libro o una guía? Desde que hace poco terminé de leer el libro, ya perdí la cuenta de cuántas veces lo he vuelto a abrir en busca de una reflexión, un motivo para la acción, una motivación en los días negros, una compañía en la difícil tarea de comunicar sobre el principal desafío de nuestro siglo.

Una guía de supervivencia para tiempos difíciles dice la bajada del libro en su portada y creo que no podría haber mejor descripción que esa sobre lo que estas páginas significan. Son una guía que debiéramos permitir nos acompañe en la acción climática, para enfocarnos en el propósito, para compartir con otros la ardua tarea que el problema exige, para no perder la esperanza en un mundo en crisis climática y ecológica, entre otras múltiples crisis.

Por eso elegí hablar sobre él en esta edición. Para tenerlo como una guía que también nos acompañe en las ediciones venideras. Para volver a el siempre que lo creamos necesarios. Para que, como dijo alguna vez Jane, aun si no logramos el objetivo, al menos habremos estado del lado de la acción.

A propósito, no he mencionado aún el título del libro. Claro, se llama El libro de la esperanza.

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Biblioteca Vasconcelos, Ciudad de México | Foto: Tais Gadea Lara.

¿Un regalo desde México? En mi único y último día libre en la Ciudad de México conocí la Biblioteca Vasconcelos. Una iniciativa pública que la comunidad supo abrazar en el barrio Buenavista y en la que puede encontrar toda variedad de libros para leer de forma gratuita en el lugar o durante un plazo en sus hogares. Una maravilla arquitectónica que aprovecha la luz natural en los sitios de lectura, que está rodeada de espacios verdes y que nada tiene que envidiarle a los estantes movedizos de la biblioteca de Harry Potter.

Quedé fascinada con la propuesta y con la cantidad de libros que, en diferentes secciones, había sobre cambio climático. ¡Libros en español! Cuán maravilloso sería que cada comunidad tenga un acceso gratuito y rico en contenido a libros sobre el desafío de nuestro tiempo. Cuán maravilloso sería que El libro de la esperanza pueda llegar, así, a más personas.

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Hace tres años compartí en la newsletter uno de los momentos más difíciles para mí: la muerte de Queen, la perra que me acompañó con fidelidad, cariño y extraordinaria sabiduría durante 16 años y medio. En ese momento no tenía palabras y encontré en Jane algo de lo que quería decir sobre lo que un ser de otra especie puede significar para la propia. 

Tres años después, esta comunidad de PLANETA ha crecido, se ha fortalecido y me ha dado las mayores de las alegrías en todo lo generado. Tres años después, hoy se cumplen tres años de la partida de Queen y Jane, ahora con este libro, le sigue poniendo palabras a eso que estuve viviendo en paralelo mientras, desde entonces, escribía las numerosas ediciones de esta newsletter. 

“Nunca te repones por completo. Es una pérdida inmensa. Supongo que la profundidad de nuestra tristeza es un recordatorio de la profundidad de nuestro amor”.

Un saludo hasta este viernes,

Tais

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Información para actuar y cuidar al planeta. Todos los miércoles, por Tais Gadea Lara.

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