Sólo podremos tener un planeta saludable con un océano saludable, ¿cómo lograrlo? - RED/ACCIÓN

Sólo podremos tener un planeta saludable con un océano saludable, ¿cómo lograrlo?

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Un análisis sobre los problemas que amenazan al océano y las acciones que exigen, en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos.

Sólo podremos tener un planeta saludable con un océano saludable, ¿cómo lograrlo?

Intervención: Julieta De la Cal

La mirada internacional se centró esta semana en el océano con motivo de la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos. Para esta edición, ello es la excusa perfecta para profundizar en las principales amenazas que ponen en peligro al océano y en las acciones que hay que impulsar, cuanto antes.

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Intervención: Julieta De la Cal

Bienvenidos a una edición que debiera llamarse... ¿Planeta Océano? Y no sólo una edición. ¿Acaso le hemos dado la categoría incorrecta al planeta al referirnos a él como Planeta Tierra? Este es un interrogante que reaparece cada vez que trabajo sobre el océano y se basa en lo que nos muestran los números o el propio lugar que habitamos.

El 71% de la superficie de nuestro planeta está cubierta por el océano. ¿Dije océano y no océanos? Sí. Aún cuando los oceanógrafos y los gobiernos lo han dividido geográficamente en cuatro regiones (Pacífico, Atlántico, Índico y Ártico), el océano que tiene el planeta es global, es uno. En ese océano se encuentra el 97% del agua del mundo. El clima, la biodiversidad, la alimentación, nuestra vida depende del estado en el que se encuentre el océano. Y aquí estamos... totalmente desconectados de cuánto el océano está sufriendo, de cuánto lo estamos lastimando.

Sobre ello buscó poner el foco la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC, por sus siglas en inglés) que, luego de postergaciones por la pandemia, se celebró esta semana en Lisboa, Portugal. Un evento internacional que buscó elevar las conversaciones sobre las principales problemáticas que hoy amenazan al océano y que pretendió ser el espacio para el anuncio de nuevos compromisos ante ellas. Suena a poco, ¿no?

Si tenemos en cuenta la ambiciosa acción que nos exige la crisis climática y ecológica, no suena a poco, es poco. La UNOC no se trató de un evento sobre negociaciones -como sí lo son las COP climáticas-, sino que fue una oportunidad para realizar anuncios y amplificar compromisos. De nuevo, es poco y sería genial tener una instancia más ambiciosa con avances concretos en acción. Es lo que, al menos al momento, tenemos.

  • Así que la propuesta de esta edición de PLANETA OCÉANO es analizar las tres problemáticas que hoy los expertos coinciden amenazan al océano y las acciones que se deben impulsar. Todo ello partiendo de una de las contundentes frases que el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo en la apertura de la conferencia, en su suelo natal: "No podemos tener un planeta saludable sin un océano saludable".

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El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en su discurso de apertura de la Conferencia sobre los Océanos | Foto: UN

El problema paraguas: el cambio climático. Las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs) -producto de nuestras actividades- están afectando al océano de tres formas. En primer lugar, el océano se está calentando, cada vez más, mucho más. El más reciente reporte del grupo I del IPCC muestra que la temperatura de su superficie ha aumentado en promedio 0,88°C entre los períodos 1850-1990 y 2011-2020. Lo que es más preocupante: el 68% de este calentamiento se produjo desde 1980, es decir, desde ayer. Esto no solo altera la vida marina, también contribuye -por expansión térmica y sumado al derretimiento de hielos- al aumento del nivel del mar. Y eso no es todo: también intensifica los eventos climáticos. Es decir, un océano más caliente da lugar a huracanes más intensos y con impactos más dramáticos.

En segundo lugar, a más emisiones que generamos, más dióxido de carbono (CO2) absorbe el océano; ello cambia el pH del agua, volviéndola más ácida. Un proceso que se conoce como acidificación y que altera la vida dentro y fuera del agua. El aumento de temperatura y la mayor absorción de carbono nos llevan a la tercera afectación: la reducción en el nivel de oxígeno del océano, ese oxígeno que necesitamos para vivir.

En pocas palabras el océano es un sistema perfecto que regula el clima. Cuando cambiamos el clima, alteramos el océano y todo se nos vuelve en contra.

La acción ante esto es obvia: hay que actuar ante el cambio climático. En mitigación, hay que impulsar los cambios drásticos necesarios desde todos los sectores para reducir las emisiones. Y en esto el sector del transporte marítimo tiene que hacer su parte, o al menos así lo considera Guterres. "El sector del transporte marítimo debe comprometerse con cero emisiones netas para 2050 y presentar planes creíbles para implementar estos compromisos", pidió en la Conferencia.

Según la Organización Marítima Internacional (IMO), en 2018 el transporte marítimo fue responsable del 2,89% de las emisiones globales de GEIs. Pero el dato alarmante detrás del pedido de Guterres son las proyecciones: se preve que aumenten entre un 90 y 130% a 2050. Algo que, obviamente, iría en contra de la necesaria acción climática. Si bien el sector se ha comprometido a reducir su huella de carbono en un 50% a 2050 respecto de 2008, lo que Guterres pide es emisiones cero y con la hoja de ruta clara. Sobre esto aún hay mucho por trabajar.

  • En adaptación, Guterres pidió mejorar y ampliar los sistemas de alerta temprana. ¿Por qué? Ya hemos alterado el océano lo suficiente como para estar viviendo huracanes, tormentas, aumento del nivel del mar intensificados. Ante ello, tenemos que prepararnos mejor. El diplomático portugués recordó la iniciativa que impulsó en marzo pasado para que de aquí a cinco años, todas y cada una de las personas del mundo se vean alcanzadas por los beneficios de los sistemas de alerta temprana. Y agregó: "Todas las nuevas inversiones en infraestructura costera, desde ciudades y pueblos hasta instalaciones portuarias, deben ser resilientes al clima".

Ahora bien, la incidencia del cambio climático en el océano no se lleva la mayor atención. Sí lo hace el siguiente problema.

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El problema con más visibilidad: la contaminación plástica. "Si no actuamos, para 2050 habrá más plásticos que peces en el océano". La proyección que la Fundación Ellen McArthur realizó a inicios de 2016 marcó un antes y un después. El mundo centró su mirada en el hecho de que estamos arrojando al océano ocho millones de toneladas de plástico por año. Los ciudadanos empezaron a reemplazar descartables por alternativas reutilizables. Muchos queríamos con (buena) envidia que todos los otros problemas ambientales tuvieran la misma atención.

Fue un despertar sobre el tema. No fue el cierre del problema. En marzo pasado 197 países llegaron a un histórico consenso para poner fin a la contaminación por plásticos. La idea es que para 2024 tengamos un acuerdo internacional jurídicamente vinculante, algo así como "un Acuerdo de París ante la contaminación plástica". Su puesta en práctica, claro, no es nada fácil.

El principal desafío está en actuar ante las causas del problema. El 80% de los plásticos en los océanos proceden de actividades en superficie. Debemos evitar que ello ocurra mejorando la gestión de los plásticos. Recuerden que menos de un 20% de los plásticos a nivel mundial se reciclan, menos de un 20%. Con gestionar y reciclar no se resuelve todo. También hay que repensar nuestro vínculo con los plásticos, evitando los descartables, reduciendo su uso y optando por alternativas reutilizables. No olviden -como vimos- que los plásticos proceden de los fósiles y alimentan el cambio climático.

En palabras de Guterres: "El océano debe convertirse en un modelo sobre cómo podemos administrar los bienes comunes globales para nuestro bien mayor. Eso significa prevenir y reducir la contaminación marina de todo tipo, tanto de fuentes terrestres como marinas".

Los plásticos no son la única fuente de contaminación para el océano. Nuestras actividades en él están generando un desequilibrio en la acústica. Los animales dependen del sonido para sus actividades más básicas y vitales. El creciente e intensivo transporte marítimo no sólo genera emisiones, también impacta negativamente en la acústica bajo el mar. Es una variable que hay que incorporar más en la toma de decisiones o contemplar al momento de, por ejemplo, pensar en hacer minería en las profundidades del océano. Sí, lo que leen.

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El otro problema latente: la sobreexplotación. El océano nos da el ejemplo perfecto de nuestras actividades insostenibles. Si pescamos a una velocidad y una cantidad que imposibilita la propia reproducción de los peces, en algún momento ya no tendremos qué pescar. No solo de una especie sino de todas aquellas que se verán afectadas en la cadena. Recuerden: el océano es un sistema.

La sobrepesca es de los problemas más latentes ante el cual lo que se pide no es dejar de pescar por completo, sino hacerlo de una forma sostenible, que respete los ciclos naturales, que atienda las necesidades de quienes dependen económicamente de la pesca. El tardío pero reciente consenso para que la pesca ilegal deje de recibir subsidios fue un paso en positivo a este propósito. Como explica este artículo en Diálogo Chino, "el acuerdo prohíbe las subvenciones a los buques y operadores dedicados a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, y pone freno a la financiación que apoya la explotación de poblaciones ya sobreexplotadas".

Uno de las polémicas que protagonizó la conferencia en Portugal fueron las discusiones en torno a realizar minería en aguas profundas. Se trata de explotar minerales allí en lo más profundo del océano. Como deben estar pensando, voces a favor y en contra no tardaron en hacerse sentir. El presidente de Francia, Emmanuel Macron -que recibirá en 2024 en su país la siguiente edición de la Conferencia- se refirió al tema: "Tenemos que crear el marco legal para detener la minería en alta mar y no permitir nuevas actividades que pongan en peligro los ecosistemas".

Por último y no menos importante, la mayor protección del océano, a través de la creación de áreas marinas protegidas, es una de las acciones que expertos coinciden como necesarias de impulsar. La iniciativa 30x30 busca que al menos 30% del océano y la tierra esté protegido o conservado para 2030. De nuevo, no es una iniciativa "anti-pesca", es una propuesta de hacer las cosas mejor, para todos. En la Conferencia se dio a conocer que ya son 100 los países adheridos al compromiso, incluyendo Estados Unidos.

"Cuando vemos la Tierra desde el espacio, realmente apreciamos que vivimos en un planeta azul. El océano nos conecta a todos. Lamentablemente, hemos dado por hecho el océano y hoy nos enfrentamos a lo que llamaría una ´Emergencia Oceánica´. Debemos cambiar el rumbo", las palabras de Guterres debieran resonar en nuestra mente al menos en uno de cada dos respiros profundos que hacemos, porque ese oxígeno se lo debemos agradecer al océano y dependerá de que sea un océano saludable.

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Imágenes: Sharkwater Extinction, Time, National Geographic | Intervención: Julieta De la Cal

Para bucear sobre el tema. Les comparto un documental, una entrevista y un podcast que complementan e inspiran en mucho de lo conversado hoy.

🎬 Sharwater Extinction. El activista y director de cine Rob Stewart nos zambulle en cómo estamos poniendo en peligro a esa especie del océano que tanto tememos -los tiburones- como un ejemplo ilustrativo de cómo amenazamos todo lo demás. Una historia de vida dedicada a la protección de todo lo viviente bajo el agua. Un documental que despierta todo tipo de emociones. Está disponible en Amazon.

📰 Our sinking planet. Éste fue el título elegido para la portada que Guterres protagonizó en junio de 2019, pero cuyo contenido se mantiene vigente. Es un profundo aprendizaje sobre quienes ya están con el agua por los tobillos y sobre todo aquello que hay que activar, cuanto antes. Se lee en inglés aquí.

🎙️ Lo que haces cuenta. Océano. El tercer episodio del podcast de National Geographic sobre cambio climático expone las problemáticas hoy enunciadas y las necesarias soluciones que se deben emprender. Son 18 minutos de información, reflexión e invitación a involucrarse. Lo escuchan aquí.

Ona Casal en la fila superior con pañuelo verde en el cuello

Quiero cerrar con una reflexión Ona Casal, argentina, 22 años, responsable de los Desafíos Educativos en Unplastify, y una de las jóvenes elegidas para participar del Foro de Innovación y Juventud que se celebró en Lisboa en paralelo a la Conferencia. Fueron tres días donde jóvenes de distintos países y formándose en distintas disciplinas se reunieron con un objetivo común: buscar soluciones innovadoras a los problemas que hoy afectan al océano.

"La principal conclusión que saqué estos días tan activos de trabajar con otros es que lo que tiene que estar en el centro es la acción. Además de ser joven, yo trabajo con jóvenes accionando sus proyectos y algo que me preocupó siempre es que su frustración muchas veces se toma como un capricho, pero en realidad nos está diciendo algo, denuncia algo. Tenemos mucha información disponible, entendemos la urgencia de la problemática y vemos que no se está accionando ni tan rápido ni tan eficiente como se tiene que hacer. Los jóvenes sentimos que estamos muy alejados de la acción concreta, de poder ver un impacto concreto en nuestra comunidad. Poder acercar a la juventud a ese impacto, dándole los recursos para que puedan accionar sobre estas problemáticas que perciben, ese es el punto clave, ese es el punto de partida".

Quizás habría que tener a estos jóvenes en las conferencias y en las mesas de toma de decisión para escucharlos activamente e incorporar sus miradas, no sólo en eventos paralelos.

Nos encontramos la próxima semana con una entrevista que, creo, les va a interesar mucho.

¡Buen fin de semana!

Tais

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Información para actuar y cuidar al planeta. Todos los miércoles, por Tais Gadea Lara.

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