Tu próximo trabajo: cómo responder a la pregunta “cuáles son tus debilidades” en una entrevista

Tu próximo trabajo: cómo responder a la pregunta “cuáles son tus debilidades” en una entrevista

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Puede que nos quedemos en blanco cuando nos preguntan por nuestras flaquezas en una entrevista: ¿no estaba acá para plantarme como el candidato perfecto? Algunos datos sobre para qué sirve esta pregunta, qué cosas evitar y cuáles enfatizar puede servirnos para sortearla.

Esta es la primera nota de Tu próximo trabajo, una sección donde vamos a surfear por el océano laboral del siglo XXI, donde podemos ir desde tips para tus próximas entrevistas, nuevas profesiones en el mundo tech, hasta notas como qué valoran más las personas de sus trabajos o cómo encaran las distintas generaciones el mundo profesional.

Hoy, vemos cómo podemos salir bien parados de este punto tan raro (pero no poco común) en las entrevistas: la pregunta por nuestra mayor debilidad. En este momento estamos ante una delicada disyuntiva: no queremos parecer deshonestos, pero tampoco ser tan honestos que perdamos el puesto. Algunos detalles, como saber para qué sirve esta pregunta, cuáles son las cosas a evitar y cuáles las que hay que incluir, pueden hacer que nos distingamos de nuestros contrincantes.

¿Por qué aparece esta pregunta en las entrevistas laborales?

La experta en recursos humanos Madeline Mann (más conocida por su blog Self Made Millenial) comenta con un poco de ironía que quien te está entrevistando claramente no piensa que te va a hipnotizar para que admitas que siempre llegás siempre tarde o que te robás los almuerzos de tus colegas.

En cambio, esta pregunta suele ir aparejada con "cuáles son tus fortalezas". A quien está a cargo del equipo le sirve para poder darte un puesto que aproveche tus mejores cualidades y no dependa de las habilidades que tenes menos desarrolladas. En pocas palabras, sirve para hacer un managment eficaz.

Después de todo, ¿no es normal tener alguna que otra debilidad? Esta pregunta también está cumpliendo la función de ver si sos consciente de vos mismo, incluyendo lo bueno y lo malo.

Qué no responder

"Soy un perfeccionista" es probablemente la respuesta más común en este punto. ¿Será posible que seas el único candidato que pensó en decir una debilidad que en realidad es una fortaleza? Dudoso. Incluso lo hizo Michael Scott en The Office:

Tampoco es bueno simplemente enumerar habilidades o tareas que te resultan difíciles. Esto es una respuesta unidimensional, un poco rígida y que incluso puede hacer que el candidato parezca algo incompetente. Podemos ahorrarnos el silencio incómodo.

Cómo responder de forma convincente

Mann recomienda una fórmula de historia de tres partes. En primer lugar, podemos nombrar algo con lo que realmente tenemos dificultades. Pero no se tiene que tratar de cualquier debilidad, sino de una en la que realmente estés trabajando para mejorar o corregir. En segundo lugar, tenemos que explicar cómo estamos trabajando en esta debilidad. Por último, podemos articular los resultados de ese esfuerzo.

Otro detalle a tener en cuenta es que es bueno dejar en claro que nuestra debilidad no es, de ninguna manera, un problema para trabajar en el puesto al que apuntamos. Tomando este abordaje, demostramos que tenemos iniciativa para mejorar nuestras capacidades, e incluso capacidad de storytelling (una competencia muy requerida hoy en día para varios puestos).

Según el término acuñado por la psicóloga Carol Dweck, estas respuestas demuestran que tenemos mentalidad de crecimiento (growth mindset). Esto significa que creemos que nuestras habilidades pueden ser cultivadas a través del esfuerzo y la perseverancia, tenemos una personalidad dinámica y la habilidad para adaptarnos a distintos contextos. Es lo contrario a una mentalidad fijada, que predomina entre quienes creen que sus habilidades son estáticas y no pueden ser alteradas de modos significativo.

Un posible ejemplo de la fórmula de tres partes según Madeline Mann es: "Siempre estuve acostumbrada a trabajar de manera independiente y resolver las cosas por mi cuenta, por lo que no me surge naturalmente la iniciativa de pedir la ayuda de mis colegas. En algunas ocasiones, mi jefe elogió mi habilidad para asegurarme de que se complete una tarea rápidamente, pero también mencionó que no estaba muy presente la colaboración. Estaba tan acostumbrada a trabajar de esa forma que ni siquiera tenía tan en claro las capacidades de mis colegas. Entonces, adquirí el hábito de conectar con nuestros socios para discutir proyectos. Así, trabajé en mejorar mis capacidades para comunicar y colaborar. Aunque no se me diera naturalmente, al incluir esto en mi proceso de trabajo, mi jefe notó una clara mejora en la forma de colaborar con el equipo".

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